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Relicario

Relicario
Bloedprocessie AD2014, Brugge. Original, Carolus, CC BY 3.0 📄

Un relicario es un recipiente o santuario en el que se guardan y exhiben reliquias sagradas para la veneración de los fieles. Estos objetos, que pueden contener desde fragmentos del cuerpo de un santo hasta artículos que estuvieron en contacto con ellos, han sido una parte integral de la piedad católica desde los primeros siglos. La Iglesia Católica ha establecido directrices estrictas para su autenticación, preservación y veneración, buscando honrar a los santos y evitar la superstición o el comercio ilícito.

Tabla de contenido

Orígenes y Evolución Histórica

La veneración de reliquias y, por extensión, de los relicarios, tiene raíces profundas que se remontan a los primeros tiempos del cristianismo. Ya en el siglo II, tras el martirio de San Policarpo en Esmirna (c. 156), sus discípulos recogieron sus huesos, considerándolos «más valiosos que las piedras preciosas y más finos que el oro refinado», y los depositaron en un lugar adecuado para su veneración1. Este acto sentó un precedente para la práctica cristiana de honrar los restos de los mártires y santos.

Los primeros relicarios eran a menudo sencillos, como las cajas de plata descubiertas en Grado en 1871, que datan del siglo V y llevaban inscripciones con nombres de santos2. También se utilizaban frascos de arcilla para contener aceites de los santuarios de los mártires2. Con el tiempo, la complejidad y el arte de los relicarios evolucionaron. En el siglo VII u VIII, comenzaron a aparecer relicarios más grandes o santuarios2.

Durante el período merovingio y carolingio, el culto a las reliquias creció significativamente, con numerosos relatos de milagros atribuidos a ellas3. Sin embargo, esta popularidad también dio lugar a abusos, como la venta de reliquias falsas, lo que llevó a la Iglesia a establecer regulaciones más estrictas3.

El Segundo Concilio de Nicea (787 d.C.) insistió en la importancia de usar reliquias en la consagración de iglesias, amenazando con la deposición a los obispos que abandonaran esta práctica4,3. El Cuarto Concilio de Letrán (1215 d.C.) prohibió la exhibición de reliquias antiguas fuera de su estuche y su venta, además de requerir la aprobación papal para la veneración de reliquias recién descubiertas, con el fin de evitar «ficciones vacías o documentos falsos»4. Estas directrices reflejan el esfuerzo constante de la Iglesia por mantener la autenticidad y la reverencia en el culto a las reliquias.

Tipos de Reliquias y su Contención

La Iglesia Católica clasifica las reliquias en varias categorías, y los relicarios se diseñan para contenerlas adecuadamente5:

Reliquias Significativas (de primera clase)

Estas incluyen el cuerpo, partes notables del cuerpo, o la suma total de las cenizas obtenidas por cremación de los beatos y santos6. Se consideran «el templo vivo del Espíritu Santo y el instrumento de su santidad»6. Los relicarios para estas reliquias suelen ser urnas selladas, resguardadas en lugares que garantizan su seguridad, respeto y culto6.

Reliquias No Significativas (de segunda y tercera clase)

Las reliquias no significativas son pequeños fragmentos del cuerpo de los beatos y santos, así como objetos que han estado en contacto directo con su persona, como ropa, manuscritos o artículos personales6,7,5. Si es posible, deben conservarse en estuches sellados y ser honradas con espíritu religioso, evitando la superstición y el comercio ilícito6.

Doctrina y Veneration

La doctrina católica sobre la veneración de las reliquias se resume en el Concilio de Trento, que afirma que los cuerpos de los mártires y santos, «que fueron miembros vivos de Cristo y templos del Espíritu Santo, y que serán resucitados por Él para la vida eterna», deben ser honrados por los fieles3. La veneración de reliquias es un acto de dulía, un honor relativo que se les da por su conexión con Dios, no por las reliquias en sí mismas8.

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia reitera que los santos han sido tradicionalmente honrados en la Iglesia, y sus auténticas reliquias e imágenes son objeto de veneración7. La veneración no es idolátrica, sino que honra a la persona santa, cuya alma está en el cielo y cuyo cuerpo será glorificado8.

La Iglesia enseña que la materia es susceptible de gracia y puede unirse a una presencia e influencia divina. Esta es la base de la devoción a las reliquias, que se ve como una manifestación de la doctrina de que la materia, al igual que el espíritu, puede ser recuperada y santificada9.

Desde los primeros siglos, se han reportado milagros en las tumbas de los mártires, incluyendo curaciones y expulsión de demonios, lo que se ha interpretado como una confirmación de la intercesión de los santos y el poder de Dios obrando a través de sus reliquias3.

Autenticación y Preservación

La Iglesia Católica ejerce una extrema prudencia en la autenticación y distribución de reliquias para evitar fraudes y supersticiones10,11. El Dicasterio para las Causas de los Santos es el organismo competente para determinar el procedimiento canónico de verificación y declaración de la autenticidad de las reliquias sagradas, y para asegurar su preservación12,13.

Para que las reliquias de los beatos y santos puedan ser expuestas a la veneración de los fieles, deben contar con un certificado adecuado de la autoridad eclesiástica que garantice su autenticidad6.

El proceso de autenticación implica:

En el caso de los Siervos de Dios y Venerables (cuyas causas de beatificación y canonización están en curso), sus restos mortales no pueden recibir culto público ni los privilegios reservados a los beatificados o canonizados hasta que sean elevados a los honores de los altares6.

Prohibiciones y Regulaciones

La Iglesia ha establecido claras prohibiciones y regulaciones para el manejo de las reliquias:

Relicarios Notables

A lo largo de la historia, se han creado numerosos relicarios de gran valor artístico y espiritual. Algunos ejemplos incluyen:

Los relicarios son, por lo tanto, no solo contenedores de objetos sagrados, sino también obras de arte que reflejan la fe y la devoción de las comunidades cristianas a lo largo de los siglos. Su existencia y veneración son un testimonio continuo de la creencia en la comunión de los santos y la intercesión de aquellos que han alcanzado la gloria celestial.

Conclusión

Los relicarios son elementos fundamentales de la piedad católica, que permiten a los fieles honrar a los santos y recordar su ejemplo de vida en Cristo. La Iglesia, a través de sus estrictas regulaciones y procesos de autenticación, busca asegurar que esta veneración sea genuina y esté libre de abusos, manteniendo el enfoque en la santidad de la persona y el poder de Dios. A lo largo de la historia, los relicarios han evolucionado en forma y material, pero su propósito central de salvaguardar y presentar las reliquias para la veneración de los fieles ha permanecido constante, sirviendo como un vínculo tangible con la tradición y la fe de la Iglesia universal.

Citas

  1. John Henry Newman. Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, § 414.

  2. Relicarios, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Relicarios. 2 3 4 5 6

  3. Reliquias, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Reliquias. 2 3 4 5 6

  4. Philip Porter. ¿Para qué sirven los cuerpos muertos? : Una Tanatología Agustiniana, § 16. 2 3

  5. Lección trigésimo primera. El primer mandamiento—sobre el honor y la invocación de los santos, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore No. 3), § 1205 (1954). 2

  6. Introducción, Dicasterio para las Causas de los Santos. Instrucción «Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación», § Introducción (2017). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  7. Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo sexto: La veneración de los santos y beatos - El culto debido a los santos y a los beatos - Las reliquias de los santos, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: Principios y Orientaciones, § 236 (2001). 2

  8. Lección trigésimo primera. El primer mandamiento—sobre el honor y la invocación de los santos, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore No. 3), § 1207 (1954). 2

  9. § 1. Resurrección y reliquias, John Henry Newman. Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, § 410.

  10. Remedios - VI - Comités diocesanos de vigilancia, Papa Pío X. Pascendi Dominici Gregis, § 55 (1907).

  11. Lección trigésimo primera. El primer mandamiento—sobre el honor y la invocación de los santos, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore No. 3), § 1208 (1954).

  12. V. Dicasterios - Dicasterio para las Causas de los Santos - Art. 101, Papa Francisco. Praedicate Evangelium, §Art. 101 (2022).

  13. Apéndice reconocimiento canónico de los restos mortales del siervo de Dios - Título I autenticación, Congregación para las Causas de los Santos. «Sanctorum Mater»: Instrucción para la realización de las encuestas diocesanas o eparquiales en las causas de los Santos, §APÉNDICE - Art. 1 (2007).

  14. Apéndice reconocimiento canónico de los restos mortales del siervo de Dios - Título II conservación, Congregación para las Causas de los Santos. «Sanctorum Mater»: Instrucción para la realización de las encuestas diocesanas o eparquiales en las causas de los Santos, §APÉNDICE - Art. 6 (2007).

  15. Parte II - Fase diocesana o eparquial de los posibles procedimientos específicos a realizar - Título II - Los procedimientos específicos - Capítulo I - Reconocimiento canónico - Artículo 17, Dicasterio para las Causas de los Santos. Instrucción «Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación», §Parte I - Artículo 17 (2017).

  16. Orientaciones para la desafección y gestión eclesial de una antigua iglesia - 2. El ámbito del derecho canónico, Consejo Pontificio de la Cultura. Orientaciones para la Desafección y Gestión Eclesial de una Antigua Iglesia, § 13 (2018). 2

  17. Título IV. La veneración de los santos, de las imágenes sagradas y de las reliquias, Código de Derecho Canónico, § 1190 (1983). 2