Rey David

David, cuyo nombre significa «amado» o «favorito», fue el segundo rey de Israel y una figura central en la historia del pueblo de Dios, venerado como santo por la Iglesia. Su vida, narrada principalmente en los Libros de Samuel y Crónicas, abarca desde su humilde origen como pastor en Belén hasta su ascenso como fundador de la monarquía israelita y antepasado del Mesías. David es recordado por su profunda piedad, su habilidad como poeta y músico, su liderazgo militar y su arrepentimiento sincero tras sus pecados. La tradición católica lo considera un tipo o prefiguración de Jesucristo, el verdadero Mesías, y un modelo de oración y fe para el pueblo.
Tabla de contenido
Vida de David: Pastor, Guerrero y Rey
La historia de David se divide en tres períodos principales: su vida antes de ascender al trono, su reinado en Hebrón y Jerusalén hasta su pecado, y sus últimos años marcados por el arrepentimiento y las consecuencias de sus acciones1.
Orígenes y Unción
David era el menor de los ocho hijos de Jesé, un pequeño propietario de la tribu de Judá, residente en Belén1. Su vida de pastor en los campos de Belén lo formó profundamente, enseñándole a cuidar y defender a sus animales, experiencias que más tarde aplicaría a su pueblo2. El profeta Samuel, siguiendo el mandato de Dios, lo ungió en secreto como rey en lugar de Saúl, a quien Dios había rechazado por su desobediencia1. La Biblia lo describe como «rojizo y hermoso de ver y de rostro agradable»1.
David y Goliat
Uno de los episodios más conocidos de la juventud de David es su enfrentamiento con el gigante Goliat. Confiando en el Señor, David derribó al filisteo con una piedra de su honda, salvando al pueblo de Israel de la deshonra3,1. Este acto de fe y valentía le valió la aclamación popular y el reconocimiento de su pueblo3.
Persecución por Saúl
Tras su victoria sobre Goliat, David se ganó el favor del rey Saúl, pero la creciente popularidad de David despertó la envidia de Saúl, quien intentó matarlo en varias ocasiones1. Durante este período de persecución, David demostró una gran paciencia y generosidad, negándose a dañar a Saúl, a pesar de tener la oportunidad1,4. Estos años de sufrimiento fueron una escuela para David, preparándolo para su futuro liderazgo1.
Reinado en Hebrón y Jerusalén
Después de la muerte de Saúl, David fue ungido rey sobre Judá en Hebrón, y siete años después, se convirtió en rey de todo Israel, estableciendo su capital en Jerusalén1. Como rey, David organizó el ejército, creó una capital y un centro de culto religioso, y designó funcionarios para la administración de su palacio y reino1.
Organización del Culto
David también se dedicó a la organización del culto religioso, llevando el Arca de la Alianza a Jerusalén. Estableció a 24.000 levitas para las funciones sagradas, incluyendo 4.000 cantores, y organizó los diversos aspectos del ritual litúrgico1,3. Su amor por la música y la poesía se manifestó en la belleza que dio a las fiestas y en la alabanza constante al nombre de Dios3,2.
Pecado y Arrepentimiento
A pesar de sus virtudes, David también cometió pecados graves, como su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, su esposo. Sin embargo, la Biblia también registra su sincero arrepentimiento y su aceptación del castigo divino1,5. El profeta Natán lo confrontó por su pecado, y David, reconociendo su falta, se arrepintió profundamente, demostrando ser un «mal pastor» en ese momento, pero siempre manteniendo un diálogo orante con Dios2.
Últimos Años
Los últimos días de David estuvieron marcados por la ambición de su hijo Adonías. David aseguró la sucesión de Salomón, el hijo que tuvo con Betsabé después de su arrepentimiento, exhortándolo a ser fiel a Dios1. David murió a los setenta años, después de reinar treinta y tres años en Jerusalén, y fue sepultado en el Monte Sion1.
David como Salmista y Profeta
David es reconocido no solo como rey, sino también como un poeta, músico y profeta1,2.
El Gran Salmista
La tradición atribuye a David la autoría principal de los Salmos, el libro de oraciones por excelencia de la Biblia2,6,7. Aunque no fue el único autor del Salterio, su conexión con estos himnos es tan fuerte que muchos los atribuyen a él1,8,9. Los Salmos, inspirados por el Espíritu Santo, son la «tierra natal, gimnasio y hogar» de innumerables orantes, enseñándonos el lenguaje de la oración en todas sus formas: alabanza, acción de gracias, súplica, lamento y confesión10. La sensibilidad poética de David, desarrollada en su juventud como pastor, le permitió ver en el mundo un misterio asombroso que inspiraba poesía, música y gratitud2.
Profeta del Mesías
David fue también un profeta, y sus palabras, inspiradas por el Espíritu del Señor, contenían profecías mesiánicas1. San Pedro lo reconoció como profeta, y sus profecías se encuentran en los Salmos que compuso y en sus «últimas palabras»1. Estos Salmos mesiánicos se refieren a los sufrimientos, persecuciones y liberación triunfante de Cristo, así como a las prerrogativas que el Padre le confirió1.
David como Prefiguración de Cristo
La Iglesia siempre ha considerado a David como un tipo o prefiguración del Mesías, Jesucristo1,6,11. Esta interpretación cristológica se extiende no solo a los Salmos considerados explícitamente mesiánicos, sino a gran parte del Salterio12.
El Rey según el Corazón de Dios
David es el rey por excelencia «según el corazón de Dios»5, un pastor que ora por su pueblo y en su nombre5. Su sumisión a la voluntad divina, su alabanza y su arrepentimiento son un modelo para la oración del pueblo5. De manera similar, Jesús, el verdadero Mesías, es el rey perfecto que guía a sus súbditos hacia su fin último13.
El Buen Pastor
La experiencia de David como pastor prefigura a Jesús, el Buen Pastor2. Así como David cuidaba a sus ovejas y las defendía del peligro, Jesús da su vida por sus ovejas, las guía y las conoce por su nombre2.
El Ungido del Señor
El título de «Ungido del Señor» (Mesías) se aplica a David y, de manera más plena, a Jesucristo6,14. La unción de David con aceite santo prefigura a Cristo, quien es verdaderamente el «Ungido» de Dios11.
Paralelismos en la Vida
Los Padres de la Iglesia han señalado varios incidentes en la vida de David que anticipan la vida de Cristo1:
La vida de pastor de David señala a Cristo, el Buen Pastor1.
Las cinco piedras que David eligió para matar a Goliat son típicas de las cinco llagas de Cristo1.
La traición de su consejero Ajitófel y el paso por el Cedrón recuerdan la Pasión de Cristo1.
David fue perseguido, como Jesús15.
David fue ungido a los treinta años, y Jesús recibió la imposición de manos de Juan a una edad similar15.
San Agustín, en sus Exposiciones sobre los Salmos, afirma que todos los eventos del pasado eran figuras de cosas futuras, y que en el Salterio encontramos a Cristo, quien se anunció a sí mismo a través de los profetas16,17. San León Magno también señala que David sufrió verdaderamente en Cristo, porque Jesús fue crucificado en la carne que recibió de David18.
David en la Liturgia y la Tradición Católica
La figura de David es prominente en la liturgia y la tradición de la Iglesia.
Los Salmos en la Oración de la Iglesia
El Salterio, atribuido principalmente a David, es el libro más utilizado en la Iglesia, ya que contiene toda la Escritura en modo de alabanza y oración19. La Iglesia ha adoptado los Salmos, interpretándolos cristológicamente, viendo en ellos a Cristo dirigiéndose a su Padre, o al Padre hablando al Hijo, y también la voz de la Iglesia, los apóstoles y los mártires12. En la Liturgia de las Horas, los Salmos se eligen a menudo por su razón cristológica, especialmente en los días festivos12.
David como Santo
David es honrado por la Iglesia como santo, y su memoria se celebra el 29 de diciembre en el Martirologio Romano1. Su inclusión en el calendario litúrgico y en las letanías de los santos subraya su importancia para la fe católica20,21.
David en la Genealogía de Jesús
La genealogía de Jesús en los Evangelios destaca que Él es el Mesías «hijo de David»21,14. Esto subraya el cumplimiento de la promesa divina hecha a David de que su linaje y su trono serían establecidos para siempre22,14. Cristo, como el «nuevo David», cumple plenamente las promesas hechas al rey de Israel13.
Conclusión
El Rey David es una figura monumental en la historia de la salvación, cuya vida de fe, pecado y arrepentimiento ofrece lecciones profundas para todos los creyentes. Como pastor, guerrero, rey, salmista y profeta, David prefiguró a Jesucristo, el Mesías, en muchos aspectos de su vida y obra. La Iglesia lo venera como santo y lo presenta como un modelo de oración y de confianza en la misericordia divina, recordándonos que, a pesar de nuestras contradicciones y debilidades, la perseverancia en la oración nos acerca al Señor y nos permite compartir su alegría con los demás2.
Citas
Rey David, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Rey David. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26
Papa Francisco. Audiencia General del 24 de junio de 2020, Catequesis sobre la oración - 8. La oración de David (2020). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sirac 47. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 57, § 3 (418). ↩
Sección primera, la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, §párrafo-2579. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
El hombre en oración (7), Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 22 de junio de 2011: El hombre en oración (7) (2011). ↩ ↩2 ↩3
Los autores y el tiempo de composición de los salmos - Respuesta de la comisión bíblica, 1 de mayo de 1910, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3526 (1854). ↩
Salmos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Salmos. ↩
Los autores y el tiempo de composición de los salmos - Respuesta de la comisión bíblica, 1 de mayo de 1910, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3521 (1854). ↩
Catequesis: 10. La oración de los salmos. 1, Papa Francisco. Audiencia General del 14 de octubre de 2020 (2020). ↩
Randall B. Smith. Cómo leer un sermón de Tomás de Aquino, § 26. ↩ ↩2
Capítulo tres. Las diversas partes de la liturgia de las horas - I. Los salmos y su estrecha relación con la oración cristiana, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 109 (1971). ↩ ↩2 ↩3
Nathaniel Mayne, O.P. El Carácter Trinitario de la Realeza de Cristo en Aquino, § 23. ↩ ↩2
A. El dominio de Dios, Pontificio Consejo Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, § 378 (2004). ↩ ↩2 ↩3
Afraates. Demostración 21 (Sobre la Persecución), § 13 (344). ↩ ↩2
Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 143, § 1 (418). ↩
Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 73, § 3 (418). ↩
Sobre la pasión - La contemplación de las profecías del sufrimiento de Cristo es una gran fuente de piadoso deleite, Papa León I (León Magno). Sermón 67 de San León Magno, § I (461). ↩
Randall B. Smith. Cómo leer un sermón de Tomás de Aquino, § 20. ↩
San Félix II (III), Papa (A.D. 492), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 466. ↩
Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia (9 de abril de 2002) (2002). ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Salmo 89. ↩