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Cruz

Rito de la confirmación

El rito de la Confirmación es un sacramento católico que perfecciona la gracia bautismal, infundiendo el Espíritu Santo en el creyente para arraigarlo más profundamente en la filiación divina, incorporarlo más firmemente a Cristo, fortalecer su vínculo con la Iglesia, asociarlo más estrechamente a su misión y capacitarlo para dar testimonio de la fe cristiana con palabras y obras. Este sacramento imprime un carácter o sello espiritual indeleble, por lo que no puede ser repetido. La celebración de la Confirmación se lleva a cabo generalmente dentro de la Misa para enfatizar su conexión con la iniciación cristiana completa, que culmina en la Eucaristía.

Tabla de contenido

Naturaleza y Dignidad del Sacramento

La Confirmación es uno de los siete sacramentos de la Iglesia y forma parte de la iniciación cristiana, junto con el Bautismo y la Eucaristía1,2. Mediante este sacramento, los bautizados reciben una efusión especial del Espíritu Santo, similar a la que experimentaron los Apóstoles en Pentecostés1,3. Esta donación del Espíritu Santo configura a los fieles más perfectamente con Cristo y los fortalece para dar testimonio de Él, contribuyendo a la edificación del Cuerpo de Cristo en la fe y la caridad1,4.

Un aspecto fundamental de la Confirmación es la imposición de un carácter sacramental indeleble. Este «sello» del Señor significa que el sacramento no puede ser reiterado1,5. Este carácter configura al cristiano con Cristo y la Iglesia, siendo una disposición positiva para la gracia, una promesa de protección divina y una vocación al culto y al servicio eclesial5.

Orígenes Bíblicos e Históricos

La imposición de manos para conferir el Espíritu Santo tiene sus raíces en la práctica apostólica. Los Hechos de los Apóstoles narran cómo Pedro y Juan impusieron las manos sobre los bautizados en Samaría para que recibieran el Espíritu Santo6. De manera similar, San Pablo impuso las manos sobre algunos bautizados, y el Espíritu Santo vino sobre ellos, permitiéndoles hablar en lenguas y profetizar7.

Desde los primeros siglos de la Iglesia, se reconocieron ritos post-bautismales que, aunque no siempre se distinguían claramente del Bautismo, incluían la imposición de manos, la unción con el crisma y la señal de la cruz8. En el Oriente, el rito de la crismación para conferir el Espíritu Santo prevaleció desde tiempos antiguos y se mantiene en uso hoy en día en la mayoría de las Iglesias Orientales9,10. En el Occidente, sin embargo, la unción con el crisma se reservó al obispo, y durante siglos se realizaba durante su visita, antes de la Primera Comunión8.

El simbolismo de la unción con aceite, especialmente el crisma, está estrechamente ligado al Espíritu Santo, hasta el punto de ser un sinónimo de Él11,12. La palabra «Cristo» (en hebreo «Mesías») significa «el ungido» por el Espíritu de Dios11,12. Esta unción sacramental en la Confirmación, llamada «crismación» en las Iglesias Orientales, hace que el bautizado reciba el «sello del Señor» junto con el don del Espíritu, configurándolo más perfectamente con Cristo y otorgándole la gracia de difundir el «buen olor» de Cristo entre los hombres13,12.

A lo largo de los siglos, hubo debates sobre qué elementos constituían la esencia del rito de la Confirmación. Sin embargo, la importancia de la crismación y la imposición de manos siempre se mantuvo10. El Papa Inocencio III, por ejemplo, escribió que la crismación en la frente designa la imposición de manos, por la cual se da el Espíritu Santo para el aumento y la fortaleza14. El Concilio de Florencia, en su Decreto para los Armenios, afirmó que la materia del sacramento es el crisma, y que la Confirmación se da en lugar de la imposición de manos apostólica6.

En el siglo IV y V en Oriente, comenzaron a aparecer las palabras «sello del don del Espíritu Santo» en el rito de la crismación, las cuales fueron rápidamente adoptadas por la Iglesia de Constantinopla y aún se usan en las Iglesias de rito bizantino15,10. En Occidente, la fórmula del rito que completa el Bautismo fue menos definida hasta los siglos XII y XIII, cuando apareció la fórmula «Te signo con el signo de la cruz y te confirmo con el crisma de la salvación. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»15,10. Sin embargo, la Iglesia Latina ha adoptado una fórmula más antigua y propia del rito bizantino, que expresa el Don del Espíritu Santo y conmemora su efusión en Pentecostés15.

El Ministro de la Confirmación

El ministro originario de la Confirmación es el obispo4. Este hecho subraya la conexión del sacramento con la primera efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, cuando los Apóstoles, llenos del Espíritu, lo transmitieron a los fieles mediante la imposición de manos4. La recepción del Espíritu Santo a través del ministerio del obispo demuestra un vínculo más estrecho entre los confirmados y la Iglesia, y el mandato de dar testimonio de Cristo entre los hombres4.

No obstante, en ciertas circunstancias, otros presbíteros pueden ser designados para administrar el sacramento3. Esta facultad puede ser otorgada por derecho o por delegación. Por ejemplo, en el caso de adultos que son bautizados, confirmados y reciben la Eucaristía en la misma celebración, el presbítero que bautiza también puede conferir la Confirmación16. Si hay muchos confirmandos, el ministro de la Confirmación puede ser asistido por otros presbíteros3,16.

Los Ritos Esenciales de la Celebración

La celebración del sacramento de la Confirmación se compone de varios elementos significativos:

Preparación de los Candidatos

La preparación de los bautizados para la Confirmación es de suma importancia para el Pueblo de Dios. Los pastores deben asegurar que todos los bautizados alcancen la plena iniciación cristiana y se preparen diligentemente para la Confirmación17.

Para los catecúmenos adultos que recibirán la Confirmación inmediatamente después del Bautismo, la preparación se integra en el tiempo del catecumenado, con la ayuda de la comunidad cristiana, catequistas y padrinos17. Esta preparación se adapta también para aquellos que, habiendo sido bautizados de niños, se acercan a la Confirmación en la edad adulta17.

En cuanto a los niños, la administración de la Confirmación en la Iglesia Latina generalmente se pospone hasta aproximadamente los siete años13. Sin embargo, por razones pastorales, las Conferencias Episcopales pueden determinar una edad más adecuada, como la edad madura, para conferir este sacramento después de una instrucción apropiada13. Se requiere que el candidato esté bautizado. Si posee uso de razón, debe estar en estado de gracia, convenientemente instruido y capaz de renovar las promesas bautismales13.

Los padres cristianos tienen la responsabilidad principal de preocuparse por la iniciación sacramental de sus hijos, fomentando la fe en ellos y preparándolos para la recepción fructífera de la Confirmación y la Eucaristía, a menudo con la ayuda de instituciones de formación catequética17. Su participación activa en la celebración de los sacramentos también es una expresión de este deber17.

La Homilía o Alocución

Después de la lectura de la Palabra de Dios, el obispo pronuncia una breve homilía. En ella, explica el misterio de la Confirmación a los confirmandos, sus padrinos, padres y a toda la asamblea de fieles7. En esta homilía, el obispo recuerda cómo los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo en Pentecostés y cómo ellos y sus sucesores, los obispos, tienen el poder de conferirlo a los que ya han sido regenerados por el Bautismo7.

La Renovación de las Promesas Bautismales

Antes de la unción con el crisma, los confirmandos renuevan sus promesas bautismales13. Este rito subraya la conexión entre el Bautismo y la Confirmación, mostrando que la Confirmación no es un sacramento independiente, sino una profundización de la gracia bautismal.

La Imposición de Manos

Este es un gesto bíblico que expresa la invocación del don del Espíritu Santo. El obispo (y los presbíteros que lo asisten, si los hay) extienden las manos sobre todos los confirmandos. Solo el obispo pronuncia una oración solemne, invocando a Dios Padre todopoderoso para que envíe el Espíritu Santo Paráclito sobre ellos, otorgándoles los siete dones del Espíritu: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios17,18,19,20.

La Unción con el Crisma

Este es el rito esencial del sacramento. El santo Crisma es un aceite perfumado consagrado por el obispo en la Misa Crismal, que usualmente se celebra el Jueves Santo13. Cada confirmando se acerca al obispo (o el obispo se acerca a cada confirmando). El padrino (o la madrina) coloca su mano derecha sobre el hombro del confirmando y dice su nombre al obispo17,21,19,22.

El obispo, mojando la punta de su pulgar derecho en el Crisma, traza el signo de la cruz en la frente del confirmando, diciendo: «N., recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo»17,21,18,19,22. El confirmado responde: «Amén»17,21,19,22. Luego, el obispo añade: «La paz sea contigo,» a lo que el confirmado responde: «Y con tu espíritu»17,22.

La unción con el crisma, junto con las palabras que la acompañan, significa claramente el efecto del don del Espíritu Santo. Al ser sellado con el aceite perfumado por la mano del obispo, el bautizado recibe el carácter indeleble, el sello del Señor, junto con el don del Espíritu que lo configura más perfectamente con Cristo y le confiere la gracia de difundir el «buen olor» de Cristo entre los hombres13.

El Padrino de la Confirmación

Es costumbre que cada confirmando tenga un padrino4. El padrino presenta al confirmando al ministro de la Confirmación para la unción sagrada y, posteriormente, le ayuda a cumplir fielmente las promesas bautismales, de acuerdo con el Espíritu Santo que ha recibido4.

En las circunstancias pastorales actuales, se considera conveniente que el padrino de Bautismo sea también el padrino de Confirmación, para significar más claramente el vínculo entre ambos sacramentos y hacer más eficaz el papel del padrino4. Sin embargo, no se excluye la posibilidad de elegir un padrino propio para la Confirmación4. Incluso los padres pueden presentar a sus hijos4.

Los pastores deben asegurarse de que el padrino elegido sea espiritualmente idóneo para la tarea, lo suficientemente maduro, pertenezca a la Iglesia Católica y haya recibido los tres sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), y no esté prohibido por el derecho de cumplir con este oficio4.

Efectos de la Confirmación

La Confirmación perfecciona la gracia bautismal y otorga el Espíritu Santo para arraigarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, fortalecer nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos más estrechamente con su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana con palabras y obras4.

Los dones del Espíritu Santo —sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad y temor de Dios— pertenecen en plenitud a Cristo y completan y perfeccionan las virtudes de quienes los reciben. Estos dones hacen a los fieles dóciles para obedecer prontamente las inspiraciones divinas20.

Los cristianos tienen el deber de participar en la vida de la Iglesia y dar testimonio del Evangelio. Este testimonio es una transmisión de la fe en palabras y obras. Todos los cristianos, con el ejemplo de sus vidas y el testimonio de su palabra, tienen la obligación de manifestar al hombre nuevo que han revestido en el Bautismo y de revelar el poder del Espíritu Santo por el cual fueron fortalecidos en la Confirmación23.

Conclusión

El rito de la Confirmación es una parte vital de la iniciación cristiana, que sella al creyente con el Don del Espíritu Santo. A través de la imposición de manos y la unción con el santo crisma, los fieles son fortalecidos para vivir su fe de manera más plena, dar testimonio de Cristo en el mundo y participar activamente en la misión de la Iglesia. Es un sacramento que nos equipa para la batalla espiritual y nos impulsa a ser verdaderos embajadores de Cristo, llevando el «buen olor» de su amor y verdad a todos los rincones de la sociedad.

Citas

  1. Ordo confirmationis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 12. 2 3 4

  2. IV. Estructura de este catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 15.

  3. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 92. 2 3

  4. Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1316. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  5. Sección primera la economía sacramental, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1121. 2

  6. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 8. 2

  7. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 28. 2 3

  8. B3. Reciprocidad de la fe y los sacramentos en la iniciación cristiana - 3.2. La reciprocidad entre la fe y la confirmación - A) el fundamento bíblico e histórico, Comisión Teológica Internacional. La Reciprocidad entre la Fe y los Sacramentos en la Economía Sacramental, § 96 (2020). 2

  9. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 6.

  10. Siervo de los siervos de Dios para un recuerdo eterno, Papa Pablo VI. Orden de la Confirmación (1971). 2 3 4

  11. Sección segunda i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 695. 2

  12. Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1289. 2 3

  13. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 15. 2 3 4 5 6 7

  14. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 7.

  15. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 9. 2 3

  16. Celebratio confirmationis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 144. 2

  17. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 31. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  18. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Confirmationis (El Orden de la Confirmación), § 22. 2

  19. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 145. 2 3 4

  20. Sección primera la vocación del hombre la vida en el Espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1831. 2

  21. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 108. 2 3

  22. Celebratio eucharistiæ, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Initiationis Christianae Adultorum (El Orden de la Iniciación Cristiana de Adultos), § 93. 2 3 4

  23. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2472.