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Rito de la unción de los enfermos

La Unción de los Enfermos es uno de los siete sacramentos de la Nueva Ley, instituido por Cristo y atestiguado en la Epístola de Santiago. Este sacramento está destinado a aquellos fieles que se encuentran en peligro de muerte por enfermedad o vejez, ofreciéndoles la gracia del Espíritu Santo para fortalecer el alma, perdonar los pecados y, si conviene a la salvación, restaurar la salud corporal. A lo largo de los siglos, su práctica y comprensión han evolucionado, pasando de ser un rito general para los enfermos a ser conocido como «Extrema Unción» para aquellos al borde de la muerte, antes de ser renovado por el Concilio Vaticano II para enfatizar su propósito más amplio de sanación y fortalecimiento en la enfermedad.

Tabla de contenido

Origen y Fundamento Bíblico

La Iglesia Católica profesa y enseña que la Sagrada Unción de los Enfermos es un sacramento del Nuevo Testamento instituido por Cristo1. Aunque aludido en el Evangelio de Marcos (Mc 6,13), su promulgación a los fieles se encuentra en la Epístola de Santiago: «“¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que oren sobre él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor. La oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados”» (Santiago 5,14-15)1,2,3. Este pasaje bíblico ha sido reconocido por la teología católica como el fundamento escriturístico del sacramento4.

Desde tiempos antiguos, la tradición de la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, ha conservado testimonios de la Unción de los Enfermos. Destaca la carta del Papa Inocencio I al obispo Decencio de Gubbio en el siglo V, así como la venerable oración para la bendición del óleo de los enfermos, que se insertó en la Plegaria Eucarística y aún se conserva en el Pontifical Romano1.

Evolución Histórica y Renovación Litúrgica

A lo largo de los siglos, la tradición litúrgica fue definiendo de diversas maneras las partes del cuerpo del enfermo a ungir con el Santo Óleo, y se añadieron varias fórmulas de oración para acompañar las unciones1. Durante la Edad Media, en la Iglesia Romana se extendió la costumbre de ungir al enfermo en los cinco sentidos, utilizando una fórmula adaptada a cada sentido: «Por esta santa unción y por su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo aquello en que hayas delinquido»1.

Con el tiempo, la Unción de los Enfermos se confirió cada vez más exclusivamente a aquellos que estaban al borde de la muerte, lo que llevó a que se le conociera como «Extrema Unción»5. Sin embargo, la liturgia nunca dejó de implorar al Señor que el enfermo recuperara la salud si esto fuera conveniente para su salvación5.

El Concilio de Trento (1551) declaró la institución divina de la Unción de los Enfermos y explicó sus efectos, basándose en la Epístola de Santiago. Afirmó que este sacramento confiere la gracia del Espíritu Santo, que quita los pecados (si aún quedan por quitar) y sus remanentes, alivia y fortalece el alma del enfermo, infundiendo confianza en la misericordia divina para soportar las pruebas y resistir las tentaciones. También señaló que a veces puede restaurar la salud corporal si es conveniente para la salud del alma1. El Concilio de Trento también clarificó que el sacerdote es el ministro propio del sacramento1.

El Concilio Vaticano II, en el siglo XX, reafirmó que la «Extrema Unción» puede y debe ser llamada «Unción de los Enfermos», y no es un sacramento solo para aquellos que están a punto de morir. Declaró que el momento oportuno para recibir este sacramento llega tan pronto como cualquier fiel comienza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez1. Esta renovación litúrgica buscó adaptar el rito a las condiciones actuales, expresando mejor los efectos del sacramento según las palabras de San Santiago1.

Elementos del Rito

La celebración de la Unción de los Enfermos consiste esencialmente en la unción de la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o de otras partes del cuerpo (en el rito oriental), acompañada de la oración litúrgica del celebrante que pide la gracia especial de este sacramento6.

Materia del Sacramento

Para la administración válida del sacramento, se utiliza óleo de oliva o, si es necesario y difícil de obtener, otro óleo vegetal, siempre que esté debidamente bendecido1. Este óleo es consagrado por el sacerdote, quien invoca sobre él el poder de Dios, pidiendo que aquellos que sean ungidos sean sanados y protegidos de todo sufrimiento, y de la impureza de la carne y el espíritu7.

Forma del Sacramento

En el rito latino, el sacerdote unge al enfermo en la frente y en las manos, diciendo una sola vez la siguiente fórmula: «Per istam sanctam Unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti, ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius alleviet»1. Esto se traduce como: «Por esta santa Unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te salve y te alivie propiciamente»8,9.

En caso de necesidad, basta con una sola unción en la frente o en otra parte del cuerpo más adecuada, pronunciando la fórmula completa1.

Ministro del Sacramento

El ministro propio y exclusivo de la Unción de los Enfermos es el sacerdote1,4. Esta enseñanza ha sido constante en la Iglesia, fundamentada en la interpretación de la Epístola de Santiago, donde se menciona a los «presbíteros de la Iglesia»4. La palabra griega presbyteros en este contexto se refiere a aquellos fieles que, mediante la imposición de manos, han sido ordenados por el Espíritu Santo para cuidar de la Iglesia de Dios, no simplemente a los ancianos de la comunidad en términos de edad4.

A lo largo de la historia, el Magisterio ha reafirmado esta doctrina, como lo hizo el Papa Inocencio I en el siglo V, al aclarar que tanto los obispos como los presbíteros son ministros del sacramento, rechazando cualquier restricción que excluyera a los obispos4.

Celebración del Rito

La celebración del sacramento se inserta en un contexto de oración y cuidado pastoral10. Comienza con una liturgia de la Palabra, que incluye lecturas de las Escrituras para despertar la fe del enfermo y de la comunidad11,12. Se pueden leer textos que resalten la compasión de Dios, la victoria de Cristo sobre el pecado, la enfermedad y la muerte, o la invitación de Jesús a los que sufren7,12.

Posteriormente, se realiza la imposición de manos por parte del sacerdote sobre la cabeza del enfermo, en silencio13,14. Si el óleo aún no ha sido bendecido, se procede a su bendición en este momento13,14. Luego, se lleva a cabo la unción propiamente dicha, con la fórmula sacramental8,9.

El rito puede incluir una letanía de súplicas por el enfermo y por todos los que sufren13,14. La celebración concluye con la Oración del Señor y una bendición final8,15. Si es posible, y especialmente en el rito oriental, la celebración puede ser realizada por varios sacerdotes, lo que subraya la oración de toda la Iglesia7.

Efectos del Sacramento

La Unción de los Enfermos es un sacramento de fe, un sacramento para la persona en su totalidad, cuerpo y alma16. Sus efectos principales son:

¿Quiénes pueden recibirlo y cuándo?

El sacramento de la Unción de los Enfermos no es solo para aquellos que están a punto de morir, sino para cualquier fiel que comience a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez1,16. La Iglesia anima a los enfermos y ancianos a no esperar hasta el punto de la muerte para pedir el sacramento y buscar su gracia16.

El sacramento puede repetirse si el enfermo, habiendo recibido la Unción, se recupera y luego vuelve a enfermar, o si, en el curso de la misma enfermedad, el peligro se vuelve más agudo1.

Significado Teológico

La enfermedad y la muerte, consecuencias del pecado, pueden llevar a la angustia, al aislamiento, a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Sin embargo, también pueden llevar al enfermo o moribundo a una mayor madurez, ayudándolos a distinguir lo no esencial para volverse hacia lo que sí lo es. Frecuentemente, la enfermedad provoca una búsqueda de Dios, un retorno a Él, un camino de conversión18.

La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones fueron un signo claro de que «Dios ha visitado a su pueblo» (Lucas 7,16)18. Jesús siempre requirió fe en los enfermos18. Por encima de todo, con su pasión y muerte, Cristo ha dado un nuevo significado al sufrimiento, que ahora puede conformar al creyente a Él18.

La Iglesia continúa el ministerio de Jesús de cuidar a los enfermos a través de este sacramento, que es el punto culminante de los esfuerzos pastorales por los enfermos en sus hogares, hospitales y otros lugares10. Es el clímax de un programa completo de servicio amoroso en el que todos los miembros de la Iglesia están involucrados10.

Citas

  1. Papa Pablo VI. Sacram Unctionem Infirmorum (1972). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

  2. Sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1526.

  3. Capítulo XII - Unción de los enfermos - 91. La curación de los enfermos, signo de la venida del reino, Congregación para las Iglesias Orientales. Instrucción para la Aplicación de las Prescripciones Litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, § 91 (1996).

  4. Comentario, Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota sobre el Ministro del Sacramento de la Unción de los Enfermos (2005). 2 3 4 5

  5. Sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1512. 2

  6. Sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1531.

  7. Parte dos - La oración de la Iglesia - II. La oración de la comunidad eclesial - C. Los santos misterios de la vida cristiana - 2. Los santos misterios de curación - B. El misterio de la santa unción 2) el rito de la santa unción, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 468 (2016). 2 3

  8. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de Unción y Viático), § 50. 2 3

  9. Sacra unctio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de Unción y Viático), § 32. 2

  10. Papa Juan Pablo II. A los enfermos, ancianos y discapacitados en Wellington (23 de noviembre de 1986) - Discurso, § 4 (1986). 2 3

  11. Sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1518.

  12. Lectio verbi dei, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 110. 2

  13. Litania, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de Unción y Viático), § 30. 2 3

  14. Sacra unctio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de Unción y Viático), § 49. 2 3

  15. Misas rituales - II. Para la administración de la unción de los enfermos - Oración, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. El Misal Romano (Traducción al Inglés según la Tercera Edición Típica), §Misas Rituales (2011).

  16. Papa Juan Pablo II. A los enfermos, ancianos y discapacitados en Wellington (23 de noviembre de 1986) - Discurso, § 5 (1986). 2 3 4 5 6 7

  17. Papa Juan Pablo II. 8 de mayo de 1984, Misa para los enfermos en Port Moresby, § 2 (1984).

  18. Sacramentos de curación: Reconciliación y unción - II. El sacramento de la unción, Penitenciaría Apostólica. Discurso del Card. James Francis Stafford con motivo de la Conferencia General Anual de la 'Sociedad para la Liturgia Católica' (2006). 2 3 4 5