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Cruz

Romano pontífice

Romano pontífice
Emblema de la Santa Sede y el Papado. Original basado en: Llaves: File: Sede vacante.svg Tiara: File: C o a Vatican City.svg Consultar: Exhibición en el sitio web de la Santa Sede Versión en color del sitio web de la Misión de Observación Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas Versión en color de https://x.com/Evange_it, Gambo7 y Echando una mano, CC0

El Romano Pontífice, comúnmente conocido como el Papa, es el Obispo de Roma y el sucesor de San Pedro, a quien Jesucristo confió la misión de pastorear a toda la Iglesia. En virtud de su oficio, el Romano Pontífice es el Vicario de Cristo en la tierra y la cabeza visible de la Iglesia Católica universal. Su autoridad abarca la potestad espiritual y, históricamente, también una potestad temporal necesaria para el ejercicio libre de su ministerio. Este artículo explorará la naturaleza de su primado, su rol en la Iglesia, la elección y los atributos históricos de su oficio.

Tabla de contenido

Naturaleza del Primado del Romano Pontífice

El primado del Romano Pontífice se fundamenta en la institución divina de Cristo, quien estableció a San Pedro como la roca sobre la cual edificaría su Iglesia1. Esta prerrogativa se transmite a sus sucesores en la Sede de Roma.

Sucesor de San Pedro

La Iglesia Católica enseña que el Romano Pontífice es el sucesor del Apóstol Pedro2,3. Cristo confió a Pedro la tarea de confirmar a sus hermanos en la fe y de apacentar a todo el rebaño, tanto a los corderos como a las ovejas1. Este encargo, dado a Pedro, se extiende perpetuamente a sus sucesores, asegurando la unidad y la guía de la Iglesia1. El Papa es, por tanto, el Vicario de Cristo en la tierra, ejerciendo el munus petrino de pastorear y gobernar a la Iglesia universal2,3.

Cabeza Visible de la Iglesia

Como sucesor de Pedro, el Romano Pontífice es la cabeza visible de la Iglesia1. Aunque Cristo es la cabeza principal del Cuerpo Místico, el Papa actúa como su representante en la tierra, garantizando la unidad del cuerpo eclesial1. Su papel es esencial para la cohesión de la Iglesia, que se constituye como «un solo cuerpo» animado por «un solo espíritu»1.

Autoridad Universal

La autoridad del Romano Pontífice se extiende sobre toda la Iglesia universal4,2. Esta autoridad no está sujeta a ningún poder civil y es indispensable para el ejercicio de su ministerio espiritual sin impedimentos4. El Papa tiene el derecho y la potestad de enviar nuncios o legados a naciones extranjeras y a sus gobernantes, especialmente a aquellos de nombre católico5. Esta potestad emana de la autoridad del primado que él obtiene divinamente sobre toda la Iglesia5.

Rol y Funciones del Romano Pontífice

El Romano Pontífice desempeña múltiples roles esenciales para la vida y la misión de la Iglesia.

Pastor y Padre Universal

El Papa es el Pastor y Padre común de todos los fieles6. Sus responsabilidades como tal lo llevan a considerar día a día las necesidades de los fieles en todos los países y entre todos los pueblos6. Su misión es fundamentalmente pastoral y religiosa, buscando confirmar a los obispos y a los hijos de la Iglesia católica en una fe intrépida e irradiante2.

Guardián de la Doctrina y la Disciplina

El Romano Pontífice tiene la responsabilidad de salvaguardar la doctrina y la disciplina de la Iglesia7. A él solo le está confiada la disciplina de los cánones y la definición de las reglas de las «sanciones paternas»7. Su juicio es perentorio y absoluto en cuestiones de fe, y su autoridad es superior a la de cualquier concilio ecuménico8. Por ejemplo, en el caso de Nestorio, el Papa Celestino I, después de un sínodo en Roma, estableció y sancionó solemnemente la doctrina correcta, ordenando al Patriarca de Alejandría ejecutar la sentencia8.

Fuente de Unidad

La unidad de la Iglesia es una de las preocupaciones primordiales del Romano Pontífice. Jesucristo encomendó esta unidad a sus apóstoles y la pidió fervientemente al Padre1. El Papa, como sucesor de Pedro, tiene la misión de asegurar que esta unidad se mantenga y fortalezca1. Los Romanos Pontífices han mostrado un celo particular por la unidad, especialmente con los eslavos orientales, enviando legados y promoviendo la reconciliación1,9.

Elección del Romano Pontífice

La elección del Romano Pontífice es un proceso único y solemne que recae exclusivamente en el Colegio Cardenalicio.

Derecho de Elección

El derecho de elegir al Romano Pontífice pertenece única y exclusivamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, excluyendo completamente la intervención de cualquier otra dignidad eclesiástica o potestad laica de cualquier grado y orden10. Este proceso ha sido regulado por los predecesores del Papa, con especial atención a la elección del sucesor de San Pedro, quien ejerce las funciones de Jesucristo en la tierra y pastorea y gobierna a todo el rebaño del Señor3.

Normas y Procedimientos

A lo largo de los siglos, las leyes relativas a la elección del Romano Pontífice han aumentado en número. Para asegurar la claridad y adecuación a las circunstancias, Papas como Pío X y Pío XII han promulgado constituciones apostólicas, como Vacante Sede Apostolica y Vacantis Apostolicae Sedis, para recopilar y actualizar estas normas3. El Pontificale Romanum también contiene ritos y disposiciones para la admisión de candidatos al diaconado y presbiterado, así como para el abrazo del celibato sagrado, lo que subraya la solemnidad de los ministerios dentro de la Iglesia, incluyendo el papado11.

El Principado Civil del Romano Pontífice

Históricamente, el Romano Pontífice ha ejercido no solo una autoridad espiritual sino también un principado civil.

Origen Divino del Principado Civil

La Providencia divina dispuso que, al disolverse el Imperio Romano y dividirse en varios reinos, el Romano Pontífice obtuviera un principado civil4,12. Esto fue considerado una medida de suma sabiduría de Dios, para que el Sumo Pontífice pudiera gozar de la libertad política indispensable para ejercer su poder espiritual, autoridad y jurisdicción sobre el mundo entero sin impedimentos4,12. La Iglesia Católica, instituida por Cristo para la salvación eterna, necesita de esa libertad para el ejercicio de su ministerio sagrado, libre de la sujeción de cualquier poder civil4.

Necesidad de la Independencia Temporal

La independencia temporal del Papa es crucial. Los fieles, pueblos y naciones no prestarían plena confianza y respeto al Romano Pontífice si lo vieran sujeto al dominio de algún príncipe o gobierno12. Existiría el temor de que el Papa conformara sus actos a la voluntad de ese poder, lo que podría llevar a la oposición a sus actos12. Por lo tanto, el principado civil se considera intrínsecamente ligado a la libertad y utilidad de toda la Iglesia12.

El Legado de Constantino y la Donación de Constantino

Aunque la «Donación de Constantino» es un documento apócrifo, históricamente se le atribuyó a Constantino el Grande la cesión del palacio imperial, la diadema y otras insignias regias, así como el dominio sobre Roma y las ciudades de Occidente al Papa Silvestre y sus sucesores13. Esta narrativa, aunque no fidedigna, refleja la creencia de que el traslado del imperio a Oriente por Constantino fue guiado por la Providencia divina para permitir un mejor cumplimiento de los designios de Dios sobre Roma y los Pontífices14. De hecho, los Romanos Pontífices obtuvieron el dominio civil de la ciudad de Roma de manera legítima y espontánea, sin injuria a nadie, y lo mantuvieron hasta tiempos posteriores14.

Conclusión

El Romano Pontífice es una figura central en la fe católica, no solo como líder espiritual sino como un pilar de unidad y doctrina. Su primado, enraizado en la sucesión apostólica de San Pedro, le confiere una autoridad universal que le permite guiar a la Iglesia en el cumplimiento de su misión divina. La historia de su principado civil, aunque compleja, subraya la necesidad de su independencia para el ejercicio libre de su ministerio. La elección del Papa, un proceso exclusivo de los Cardenales, garantiza la continuidad de este oficio sagrado, que busca confirmar a los fieles en la fe y pastorear al rebaño de Cristo en la tierra. En última instancia, la devoción y el honor hacia el Romano Pontífice son un reconocimiento de la obra de Dios, quien «suele sacar y solo puede sacar grandes bienes incluso de los asuntos más insignificantes»15.

Citas

  1. Papa Pío XI. Ecclesiam Dei (1923). 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. Papa Juan Pablo II. Ceremonia de bienvenida en Brasil (30 de junio de 1980) - Discurso (1980). 2 3 4

  3. Papa Pío XII. Vacantis Apostolicae Sedis (8 de diciembre de 1945), §Prefacio (1945). 2 3 4

  4. Papa Pío IX. Cum Catholica Ecclesia (26 de marzo de 1860) (1860). 2 3 4 5

  5. Papa León XIII. Summi Pontificatus (20 de agosto de 1888) - Discurso (1888). 2

  6. Papa Pío XII. Encuentro con el clero de la diócesis de Roma (10 de marzo de 1948), §Prefacio (1948). 2

  7. Papa Gregorio XVI. Encíclica Mirari vos (15 de ago. de 1832) (1832). 2

  8. Papa Pío XI. Lux Veritatis, § I (1931). 2

  9. Papa Pío XI. Rerum Orientalium (1928).

  10. Título II de electione romani pontificis - Capítulo I de electoribus romani pontificis, Papa Pío XII. Vacantis Apostolicae Sedis (8 de diciembre de 1945), § 32 (1945).

  11. Pontificale romanum, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Institutione Lectorum et Acolythorum de Admissione Inter Candidatos ad Diaconatum et Presbyteratum de Sacro Caelibatu Amplectendo (La institución de lectores y acólitos, la admisión de candidatos al diaconado y presbiterado, y el rito de abrazar el celibato sagrado.), § 1.

  12. Papa Pío IX. Quibus, quantisque (20 de abril de 1849) (1849). 2 3 4 5

  13. edicto, Papa Constantino I. Edicto (Papa Constantino I), § 1.

  14. Litterae sanctissimi d. N. Leonis pp. XIII ad eminentissimum Cardinalem marianum rampolla, status secretarium*, Papa León XIII. Quantunque Le siano (15 de junio de 1887) (1887). 2

  15. Papa León XIII. Exeunte Iam Anno, § 4 (1888).