Salomón

Salomón, cuyo nombre significa «pacífico» (en hebreo, Shelomoh), fue el segundo hijo de David y Betsabé, y el tercer rey del Israel unido. Su reinado, que duró aproximadamente cuarenta años (c. 970-931 a.C.), se caracterizó por la paz, la prosperidad, y una sabiduría legendaria concedida por Dios. La tradición católica, basada en las narraciones bíblicas, lo venera principalmente como el constructor del Primer Templo de Jerusalén, la casa de oración que su padre David deseaba edificar, y como el autor ideal de gran parte de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Sin embargo, su vida también sirve como una advertencia solemne, ya que la Escritura registra su posterior caída en la idolatría y la voluptuosidad, lo que condujo a la división de su reino.
Tabla de contenido
Fuentes Bíblicas y Contexto Histórico
Las principales fuentes para el estudio de la vida y el reinado de Salomón en la tradición católica son el Primer Libro de los Reyes (capítulos 1-11) y el Segundo Libro de las Crónicas (capítulos 1-9)1,2.
Ascenso al Trono y la Sucesión de David
Salomón, también llamado Jedidías («amado de Yahvé»), fue el hijo favorito de David y Betsabé1. Aunque no era el heredero lógico, David lo designó como su sucesor, lo cual, según las ideas israelitas de la época, no constituía una injusticia1. El inicio de su reinado estuvo marcado por las disposiciones de David respecto a la sucesión2. Salomón ascendió al trono siendo muy joven, posiblemente alrededor de los dieciocho años1.
El Don de la Sabiduría en Gabaón
El evento más definitorio del comienzo del reinado de Salomón fue su encuentro con Dios en Gabaón. El rey fue a Gabaón, el principal «lugar alto» donde se encontraba la Tienda del Encuentro que Moisés había hecho en el desierto, y ofreció allí mil holocaustos3,4.
«En Gabaón el Señor se apareció a Salomón en sueños por la noche; y Dios le dijo: “Pide lo que debo darte.”»4
En lugar de pedir una larga vida, riquezas, o éxito en la guerra, el joven rey imploró a Dios que le concediera un corazón que entienda (un entendimiento o mente perspicaz) para gobernar a su pueblo y discernir entre el bien y el mal5,3,4,1.
El Señor se complació en esta petición, y no solo le concedió una sabiduría, discernimiento, y amplitud de entendimiento «tan vasta como la arena a la orilla del mar» que superó la de todos los sabios de Oriente y Egipto, sino que también le añadió riquezas y honor, con la promesa de longevidad si guardaba los mandamientos de Dios4,6,1. La sabiduría de Salomón se hizo tan renombrada que personas de todas las naciones, incluida la Reina de Saba, acudieron a él para escucharla y ponerlo a prueba con preguntas difíciles7,6,8.
El Gran Constructor: El Templo de Jerusalén
El principal logro del reinado de Salomón, y el que más influyó profundamente en la historia de Israel, fue la construcción del Templo de Jerusalén1.
La Casa de Oración
David había deseado construir una casa para el nombre del Señor, pero la ejecución del proyecto fue dejada a su hijo9,10. El Templo, la casa de oración, fue la obra de Salomón11.
Salomón comenzó la edificación en el cuarto año de su reinado sobre el Monte Moria9,12. Para la construcción, se dirigió a Hiram, rey de Tiro, quien le proporcionó artesanos expertos y madera de cedro y ciprés del Líbano9,12. Tras siete años y medio de trabajo, el espléndido monumento fue terminado y dedicado solemnemente, con el traslado del Arca de la Alianza desde la Ciudad de David al nuevo santuario9,12.
La Oración de Dedicación
La oración de Salomón en la dedicación del Templo es un acto litúrgico fundamental que se apoya en la promesa y el pacto de Dios, y en la presencia activa de Su Nombre entre Su Pueblo11. El rey alzó sus manos hacia el cielo, suplicando al Señor, en nombre propio, del pueblo, y de las generaciones futuras, el perdón de sus pecados y la provisión de sus necesidades diarias. El objetivo final de esta oración era que las naciones supieran que Él es el único Dios y que el corazón de Su pueblo perteneciera total y enteramente a Él11. Después de la oración, el Señor se apareció nuevamente a Salomón, aceptando la casa como Su lugar de sacrificio y prometiendo que Sus ojos y Su corazón estarían allí para siempre, con la condición de que Salomón y su pueblo caminaran ante Él en obediencia13.
Otras Construcciones
Además del Templo, Salomón dedicó trece años a erigir el palacio real, incluyendo la «casa del Bosque del Líbano», el pórtico del trono (la sala de justicia), y el palacio de su reina, la hija del Faraón9. Todas estas estructuras fueron construidas con costosa piedra labrada y madera de cedro1,9.
El Reinado de Paz y Esplendor
El reinado de Salomón fue un período de paz (Salomón reinó en una época de paz) y logró que Judá e Israel vivieran seguros, cada uno bajo su vid y su higuera14,6. A diferencia del reinado de su padre David, que fue una era de guerra, el de Salomón fue un tiempo de logros comerciales y organización interna15,1.
Salomón dio gran atención a la defensa del país, la administración de justicia, y el desarrollo del comercio1. Sus políticas comerciales, que incluían alianzas con Fenicia (Tiro) y Egipto, ayudaron a generar una gran riqueza y dieron al pueblo judío un impulso hacia el comercio15,1.
La Tradición Sapiencial y la Liturgia
La reputación de Salomón por su sagacidad y conocimiento lo convirtió en el fundador y autor ideal de todo el pensamiento sapiencial posterior5. En la tradición católica, se le atribuye la composición de una vasta obra literaria1:
Proverbios: Salomón compuso tres mil proverbios6. Aunque partes del Libro de los Proverbios se atribuyen a otros autores, la obra es considerada un producto del espíritu y ejemplo de Salomón1.
Cánticos: Sus canciones sumaron mil cinco6. El Cantar de los Cantares es tradicionalmente atribuido a él1.
Otros Escritos: El Libro del Eclesiastés y el Libro de la Sabiduría son obras sapienciales posteriores que fueron popularmente atribuidas a Salomón, quien adoptó su persona (persona Solomónica) para dar autoridad a sus enseñanzas1,16.
Salomón en la Liturgia
La figura de Salomón y su búsqueda de la sabiduría se reflejan en la liturgia católica.
Lecturas de la Misa: El episodio de la petición de sabiduría en Gabaón (1 Re 3:4-15) es frecuentemente objeto de meditación y aparece como lectura en la Misa, a veces interpretado a través del lente del Libro de la Sabiduría17.
Lituratura Sapiencial: El Libro de la Sabiduría, atribuido a la persona de Salomón, subraya que la verdadera sabiduría es una participación en la mente de Dios5. La oración de Salomón por la sabiduría es una invocación solemne para que Dios conceda este don precioso5.
Oración del Templo: El pasaje de la dedicación del Templo es recordado en el Catecismo de la Iglesia Católica como un ejemplo de oración que se apoya en la promesa de Dios y que busca la santificación del pueblo11.
La Caída y el Legado Dual
A pesar de su glorioso comienzo, la vida de Salomón no estuvo exenta de graves faltas, las cuales la Escritura registró para instrucción de los fieles8.
El Pecado de la Idolatría
La Escritura reprueba a Salomón porque, al envejecer, su corazón no fue perfecto con el Señor, como lo fue el corazón de su padre David8.
Matrimonios Extranjeros: Salomón tomó esposas de todas las naciones, incluyendo a la hija del Faraón4,8. Su amor por el lujo y la voluptuosidad lo llevó a tomar mujeres extranjeras, las cuales terminaron por desviar su corazón tras dioses extraños y le permitieron establecer ídolos en Israel8,14,1.
El Castigo: El Libro de Sirácides lamenta que Salomón «manchó su honor» y «defiló su linaje» al traer la ira sobre sus hijos14. Como resultado de su desobediencia y de las onerosas exacciones impuestas a su pueblo para financiar su lujo, Dios le anunció la ruptura de su reino2,1. Tras su muerte, el reino se dividió bajo su hijo, Roboam, un evento que llevó a la destrucción de la nación hebrea por Asiria y Babilonia14,1.
La Redención y el Juicio
Aunque la Escritura lo reprende suficientemente para que «ninguna carne se gloríe en la presencia del Señor»8, la tradición bíblica también recuerda que Dios nunca abandonará su misericordia ni destruirá el linaje de Su elegido, David14.
La figura de Salomón es utilizada por Jesucristo mismo como un punto de contraste. Cristo es el verdadero Hijo de Dios, y el Señor de Salomón8. La Reina del Sur, que vino a escuchar la sabiduría de Salomón, se levantará en el juicio para condenar a aquellos que oyen las palabras del Hijo de Dios y no creen en Él8.
El legado de Salomón en la enseñanza católica es, por lo tanto, dual:
El Modelo de Sabiduría: Es el ejemplo de aquel que, al pedir el don de la sabiduría, recibió la plenitud de la bendición de Dios para gobernar con justicia18.
La Advertencia contra la Falla: Es la advertencia de que incluso el más sabio y bendecido puede caer en el pecado de la idolatría y la sensualidad, perdiendo la perfección de corazón, y trayendo consecuencias desastrosas sobre su pueblo8,19.
Su reinado, aunque marcado por una caída personal, dejó dos legados inmutables: el Templo de Jerusalén, que se convirtió en el principal guardián de la fe y la esperanza hebrea1, y la vasta literatura sapiencial que continúa guiando a la humanidad hacia la sabiduría de Dios.
Conclusión
Salomón es un personaje central en la historia de la salvación, recordado por su sabiduría sin par y por haber cumplido el sueño de su padre al construir el Templo, la casa de Yahvé. Su vida enseña la importancia de la sabiduría como un don divino necesario para el buen gobierno y el discernimiento moral5,4. Sin embargo, la narrativa bíblica no oculta su trágico declive, provocado por la lujuria y la idolatría8,14. Este doble aspecto subraya una enseñanza fundamental de la fe: la bendición de Dios requiere una fidelidad constante a Sus mandamientos, y que la sabiduría sin la perseverancia en la obediencia puede llevar a la ruina13.
Citas
Salomón, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Salomón. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19
Tercer y cuarto libros de los Reyes, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tercer y Cuarto Libros de los Reyes. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 2 Crónicas 1. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Reyes 3. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Libro de la sabiduría (1-6.9-11) la verdadera sabiduría es una participación en la mente de Dios, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 29 de enero de 2003, § 2 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Reyes 4. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Libro III - Capítulo 45, Orígenes de Alejandría. Contra Celso, § 45 (248). ↩
Los pecados de los hombres de la antigüedad, que incurrieron en el desagrado de Dios, fueron, por su providencia, puestos por escrito, para que de ellos sacáramos instrucción y no nos llenáramos de orgullo. No debemos, por tanto, inferir que hubo otro dios distinto de aquel que Cristo predicó; debemos más bien temer que el único y mismo Dios que infligió castigo a los antiguos, nos imponga uno más pesado, Ireneo de Lyon. Contra las Herejías - Libro IV, §Capítulo 27. 1 (189). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Jerusalén (antes del 71 d.C.), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Jerusalén (Antes del 71 d.C.). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Que la buena voluntad no debe atribuirse siempre a la gracia, ni siempre al hombre mismo, Juan Casiano. Conferencia 13. Tercera Conferencia del Abad Queremón. Sobre la Protección de Dios, §Capítulo 12 (429). ↩
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2580. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Templo de Jerusalén, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Templo de Jerusalén. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 2 Crónicas 7. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sirácides 47. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Israelitas, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Israelitas. ↩ ↩2
David Lincicum. Leyendo Sabiduría, Buscando Justicia: En Diálogo con John Rawls y Nicholas Wolterstorff, § 2. ↩
Papa Juan Pablo II. 4 de septiembre de 1983: Misa para la Fiesta de San Sebastián, Patrono de Castel Gandolfo - Homilía, § 1 (1983). ↩
Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 52 - A Nepociano, § 3 (394). ↩
Efrén el Sirio. Los Himnos Nisibenos - Sobre Satanás y la Muerte (LII-LXVIII), §Himno 53. 17 (363). ↩
