Salterio
El Salterio, o Libro de los Salmos, es una colección fundamental de 150 cánticos y oraciones contenida en el Antiguo Testamento de la Biblia. A lo largo de la historia de la Iglesia Católica, ha sido una fuente inagotable de piedad y una parte integral de la liturgia, sirviendo como un espejo de las maravillosas obras de Dios y de las profundas experiencias humanas. Su uso se extiende desde la oración personal hasta las celebraciones litúrgicas más solemnes, incluyendo la Liturgia de las Horas y la Misa, ofreciendo a los fieles una rica expresión de alabanza, lamentación, acción de gracias y meditación.
Tabla de contenido
Origen y Estructura del Salterio
El Salterio se presenta como una Torá, dividido en cinco libros, de manera similar al Pentateuco1. Esta estructura subraya su importancia como guía de vida y oración. La colección de salmos es una expresión divina que ha nutrido la piedad de los fieles desde los inicios de la Iglesia, quienes ofrecen a Dios un «sacrificio de alabanza»2. Los salmos abordan diversos temas, desde la inmensa majestad de Dios, su omnipotencia, justicia, bondad y clemencia, hasta las súplicas humildes y confiadas por los beneficios recibidos, y los clamores de un alma arrepentida por sus pecados2. También narran las obras de la divina benignidad hacia el pueblo de Israel y toda la humanidad, y transmiten dogmas de sabiduría celestial2.
El Salterio contiene una variedad de formas de oración: himnos, lamentaciones, oraciones de acción de gracias, tanto individuales como comunitarias, cánticos reales, cantos de peregrinación y meditaciones sapienciales3. Estas oraciones reflejan los hechos maravillosos de Dios en la historia de su pueblo y las experiencias del salmista3. A pesar de que un salmo pueda referirse a un evento pasado, su sencillez directa permite que sea rezado con verdad por personas de todas las épocas y condiciones3.
El Salterio en la Tradición Litúrgica Católica
Desde los primeros siglos, el Salterio se convirtió en el libro de oración por excelencia de la Iglesia4. San Atanasio, en el siglo IV, dedicó sus energías a enseñar el Salterio para contrarrestar las herejías que seducían a la gente con himnos y oraciones que gratificaban sus sentimientos religiosos4. Así, junto con el Padrenuestro, la práctica de rezar los Salmos se universalizó entre los bautizados4.
La Liturgia de las Horas
El Salterio constituye la base de la oración católica, siendo el fundamento del Oficio Divino5. En la antigüedad, se estableció que los clérigos de ambos sexos recitaran o cantaran el Salterio completo cada semana, una ley que fue santamente observada por Papas como San Pío V, Clemente VIII y Urbano VIII en la revisión del Breviario Romano2. San Benito, en el siglo VI, ya había establecido claramente el principio de que todo el Salterio debía recitarse al menos una vez a la semana6,5.
Con el tiempo, el aumento de las festividades de los santos llevó a que los Oficios dominicales y feriales fueran a menudo omitidos, y muchos salmos, que son «bendición del pueblo, alabanza de Dios, aclamación de la asamblea, palabra de todos, voz de la Iglesia, confesión sonora de la fe, devoción llena de autoridad, alegría de la libertad, grito de júbilo, resonancia de la alegría» según San Ambrosio, quedaran descuidados2. Esta omisión generó quejas por parte de personas piadosas, ya que se privaba a los clérigos de valiosos medios para alabar al Señor y expresar sus sentimientos más íntimos, y se perdía la deseada variedad en la oración2.
El Concilio Vaticano II, buscando una renovación, estableció que el Salterio, eliminando el ciclo semanal, se distribuyera en cuatro semanas para la Liturgia de las Horas7. Para esta nueva distribución, se adoptó una nueva versión latina preparada por la Comisión para la Neo-Vulgata de la Biblia7. Se omitieron algunos salmos y versículos con expresiones que podrían resultar difíciles en una lengua moderna7. Además, para enriquecer las Laudes matutinas, se añadieron cánticos del Antiguo Testamento, y para las Vísperas, cánticos del Nuevo Testamento7.
La Liturgia de las Horas busca que la Sagrada Escritura se convierta en la fuente principal de toda la oración cristiana, y la oración de los salmos, que acompaña y proclama ininterrumpidamente la acción de Dios en la historia de la salvación, debe ser comprendida con renovado amor por el pueblo de Dios8. Es esencial que el clero estudie el significado de los salmos en la liturgia y lo comunique a los fieles mediante una catequesis adecuada8.
El Salterio en la Misa y Otros Ritos
Los salmos también tienen un lugar destacado en la Misa, especialmente como salmo responsorial9. Los discípulos de Jesús identificaron gradualmente ciertos Salmos como particularmente apropiados para momentos específicos del día, la semana o el año, encontrando en ellos un profundo sentido del misterio cristiano10.
Además de la Liturgia de las Horas y la Misa, los salmos se utilizan en diversos ritos sacramentales y devocionales:
Rito de la Penitencia: Se emplean salmos que expresan arrepentimiento y súplica de misericordia, como el Salmo 50 (51), conocido como el Miserere11.
Rito de la Unción de los Enfermos: Salmos de confianza en Dios en medio del sufrimiento y la enfermedad son recitados para consolar a los enfermos12.
Rito de la Profesión Religiosa: Salmos que hablan de la búsqueda de Dios, la entrega total y la alegría de habitar en la casa del Señor son parte de estas celebraciones13.
Rito de los Exorcismos: Se incluyen salmos que expresan la confianza en Dios frente a las adversidades y la liberación del mal14.
Rito de Exequias: Salmos de esperanza en la resurrección y de súplica por los difuntos, como el Salmo 129 (130), De profundis, son fundamentales15.
Interpretación Cristológica del Salterio
Los Padres de la Iglesia interpretaron el Salterio como una profecía sobre Cristo y su Iglesia16. Esta interpretación llevó a la elección de salmos específicos para la liturgia, donde se escuchaba la voz de Cristo dirigiéndose a su Padre, o el Padre hablando al Hijo, e incluso la voz de la Iglesia, los apóstoles y los mártires16. Este método de interpretación floreció también en la Edad Media, donde muchos manuscritos del Salterio explicaban el significado cristológico después del encabezamiento de cada salmo16.
El Salterio como Guía para la Vida Cristiana
El Salterio no solo es un libro de oración, sino también una guía para la vida cristiana. Los salmos frecuentemente invitan al orante a apreciar, alabar y elogiar la Ley de Dios, viéndola siempre como un bien precioso y una riqueza inagotable1. Salmos como el Salmo 1, el Salmo 19 y el Salmo 119 celebran la Torá y expresan la plena adhesión del creyente a la voluntad de Dios1.
El Salmo 1, por ejemplo, anuncia la bienaventuranza y la fecundidad del «justo» que medita día y noche la Ley del Señor, encontrando en ella su complacencia1. Su camino se opone al del «malvado» y «pecador», ya que la fidelidad a la Torá trae consigo vitalidad perenne y éxito, mientras que el que recorre un camino diferente será arrastrado como paja al viento1.
Los Salmos Penitenciales (Salmos 6, 31, 37, 50, 101, 129, 142 en la numeración de la Vulgata) han sido recitados durante mucho tiempo como oraciones de dolor por el pecado, siendo «gritos líricos del alma afligida»17. Su recitación durante la Cuaresma fue ordenada por Inocencio III, y Pío V estableció la costumbre de que estos salmos formaran parte del Oficio ferial del viernes de Cuaresma17.
El Salterio en Diferentes Ritos Católicos
Aunque el rito latino ha tenido sus propias evoluciones en la distribución del Salterio, otros ritos católicos también mantienen su uso constante. Los benedictinos, franciscanos, carmelitas y dominicos, que tienen su propio rito, cantan el Salterio una vez a la semana17. Los jesuitas siguen el ritual romano17. El rito ambrosiano, todavía en uso en la catedral de Milán, distribuye los Salmos en dos semanas17. Los ritos orientales en unión con Roma (melquita, maronita, siríaco, caldeo, copto, etíope, etc.), así como las Iglesias orientales no católicas, mantienen la recitación del Salterio como su Oficio Divino17.
El Psalterium en latín contenía principalmente el texto completo de los Salmos. Durante siglos, la Iglesia Occidental utilizó dos versiones latinas diferentes, ambas obra de San Jerónimo. La primera fue una revisión de una traducción latina preexistente que seguía de cerca la Septuaginta, realizada en 383 a petición del Papa Dámaso y utilizada en Roma durante muchos siglos18. La segunda, casi una nueva versión, fue producida por San Jerónimo en Belén alrededor del 392 con la ayuda de la Hexapla. Esta versión, conocida como Psalterium Gallicanum, se difundió en la Galia y finalmente suplantó por completo a la romana18.
Conclusión
El Salterio es un tesoro inestimable de la fe católica, una colección de oraciones que resuenan con la voz de Dios y la experiencia humana. Su presencia constante en la liturgia y en la oración personal a lo largo de los siglos demuestra su poder para alimentar la piedad, guiar la vida moral y ofrecer consuelo y esperanza. La Iglesia sigue invitando a todos los fieles a una «suave y viva» familiaridad con la Sagrada Escritura, y especialmente con la oración de los salmos, para que la historia de la salvación sea continuamente recordada y anunciada con gran eficacia en la vida de los hombres8.
Citas
Capitolo quarto - L’essere umano nella storia - I comandi del signore, oggetto della preghiera, Comisión Bíblica Pontificia. «¿Qué es el hombre?» (Sal 8:5). Un itinerario de antropología bíblica, § 283 (2019). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Introducción, Papa Pío X. Divino afflatu, § Introducción (1911). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2588. ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 28 de marzo de 2001, § 4 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Breviario, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Breviario. ↩ ↩2
Semana litúrgica, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Semana Litúrgica. ↩
Psalmi responsorii, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 233. ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 4 de abril de 2001, § 3 (2001). ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Penitentiae (El Orden de la Penitencia), § 54. ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de la Unción y Viático), § 64. ↩
Psalmi responsorii, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Professionis Religiosae (El Orden de la Profesión Religiosa), § 80. ↩
B69. Psalmus 12 lamentatio iusti domino fidentis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Exorcismis et Supplicationibus Quibusdam (Exorcismos y Otras Súplicas), § 44. ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Exsequiarum (El Orden de los Funerales Cristianos), § 62. ↩
Capítulo tres. Las diversas partes de la liturgia de las horas - I. Los salmos y su estrecha relación con la oración cristiana, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. La Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 109 (1971). ↩ ↩2 ↩3
Salmos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Salmos. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Psalterium, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Psalterium. ↩ ↩2