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San Amón de Nitria

San Amón de Nitria
San Amonas, fue un ermitaño del siglo IV (Era Común). Original, Amadalvarez, CC BY-SA 4.0 📄

San Amón de Nitria, también conocido como Amún o Amus, fue un monje egipcio del siglo IV, considerado uno de los pioneros del monacato en el desierto de Egipto. Nacido alrededor del año 350, se casó forzosamente a los veintidós años, pero convenció a su esposa de adoptar un voto de castidad perpetua, viviendo juntos en continencia durante dieciocho años antes de retirarse al desierto de Nitria. Allí fundó o impulsó comunidades monásticas que atrajeron a miles de eremitas, contribuyendo al desarrollo del cenobitismo primitivo. Su vida de austeridad, oración y milagros, como el cruce milagroso de un río y la visión de su alma ascendiendo al cielo por San Antonio el Grande, lo convierten en un modelo de santidad ascética. Es venerado en la Iglesia católica el 4 de octubre y representa la transición del eremitismo individual a la vida comunitaria en el monacato oriental.

Tabla de contenido

Biografía

Juventud y matrimonio

Amón nació en una familia acomodada de Egipto hacia el año 350, en un contexto donde el cristianismo ya florecía en la región, aunque aún enfrentaba presiones sociales y familiares tradicionales.1 Quedó huérfano de sus padres en una edad temprana, lo que lo dejó bajo la tutela de un tío y otros parientes que, influenciados por las costumbres de la época, lo obligaron a contraer matrimonio a los veintidós años.2 Este enlace no fue una elección libre de Amón, quien desde joven mostraba inclinaciones hacia la vida espiritual y la renuncia al mundo.

En la noche de bodas, Amón, guiado por su devoción a las enseñanzas apostólicas, leyó a su esposa pasajes de las epístolas de San Pablo, particularmente aquellos que exaltan la virginidad y la continencia como estados superiores para la unión con Dios.3 Persuadida por sus argumentos, que contrastaban las dificultades del matrimonio con las libertades de la castidad, su esposa accedió a un voto mutuo de perpetua continencia. Así, durante dieciocho años, vivieron bajo el mismo techo como hermanos en Cristo, sin consumar el matrimonio.4 Amón dedicaba sus días a labores manuales intensas, como el cultivo de un jardín donde plantaba bálsamo, y sus noches a la oración, preparándose gradualmente para la rigurosa vida del desierto.2 Esta etapa de su vida ilustra su dominio sobre las pasiones y su compromiso con la pureza evangélica, un tema central en la tradición monástica egipcia.

Retiro al desierto

Una vez fallecidos su tío y los familiares que se oponían a su vocación, Amón obtuvo el consentimiento de su esposa para retirarse al desierto.2 Ella, inspirada por su ejemplo, transformó su hogar en una comunidad de mujeres religiosas, a la que Amón visitaba periódicamente para ofrecer dirección espiritual, generalmente cada seis meses.1 Amón se dirigió al desierto de Nitria, una región montañosa y árida situada a unos setenta kilómetros al sur de Alejandría, más allá del lago Mareotis (actual Wadi Natrun). Este lugar, descrito como un marisma venenoso infestado de reptiles y moscas, era ideal para la anacoresis por su hostilidad extrema, superando incluso la dureza del desierto propiamente dicho.2

En Nitria, Amón inició una vida eremítica, construyendo una celda sencilla y dedicándose a la oración, el ayuno y el trabajo manual.3 Su santidad pronto atrajo a otros anacoretas, que erigieron celdas en la montaña y los alrededores, formando un núcleo incipiente de monacato.1 Aunque las fuentes difieren sobre si Amón fue el primer fundador de un monasterio en Nitria, es indiscutible su rol en la organización de estos eremitas dispersos.2 Hacia finales del siglo IV, la zona albergaba unos cincuenta monasterios con cinco mil monjes, apodada por San Jerónimo como la Ciudad de Dios.1

Vida monástica en Nitria

La comunidad de Nitria bajo la influencia de Amón representaba una forma híbrida de monacato: no era un cenobio estricto como los de San Pacomio, sino un agregado de celdas individuales donde cada monje seguía su propio ritmo ascético.5 Los habitantes practicaban diversas modalidades de vida: algunos vivían solos, otros en parejas o grupos pequeños, adaptándose a sus capacidades y deseos espirituales.2 Existía una iglesia central, panaderías que proveían pan no solo para los locales sino para los anacoretas del desierto mayor (seiscientos en total), y hasta médicos y confiteros.2 El vino se vendía y se consumía moderadamente, y todos se sustentaban con el trabajo manual, como la fabricación de lino.2

Amón fomentó una disciplina equilibrada: los monjes se reunían en la iglesia los sábados y domingos para la liturgia, y a la novena hora, el salmodiar desde las celdas creaba una atmósfera paradisíaca.2 Había un guesthouse para visitantes, donde se permitía una semana de descanso antes de asignar labores como jardinería o cocina.2 La corrección fraterna se simbolizaba con tres palmeras de las que colgaban látigos: uno para monjes infractores, otro para ladrones y un tercero para huéspedes indisciplinados.2 Más adentro del desierto, en un lugar llamado Cellia, los monjes más avanzados vivían en celdas aisladas, a distancias que impedían verse u oírse, reuniéndose solo semanalmente.6 Amón, con su ejemplo de austeridad —comía pan seco una vez al día, extendiendo ayunos a dos, tres o cuatro días—, se convirtió en un guía espiritual para esta floreciente red monástica.7

Relación con San Antonio el Grande

La figura de Amón está inextricablemente ligada a San Antonio el Grande, el padre del monacato egipcio. Antonio visitó Nitria y, impresionado por la dispersión de los eremitas, aconsejó a Amón reunir a la mayoría bajo la supervisión de un superior atento, aunque manteniendo la estructura de celdas individuales.7 Antonio seleccionó incluso el sitio para este agrupamiento y erigió una cruz allí, fortaleciendo los lazos entre ambos.7 Amón y Antonio intercambiaban visitas frecuentes, compartiendo enseñanzas sobre la oración y la lucha contra las tentaciones.8

Esta colaboración impulsó la evolución del monacato: de la soledad absoluta de Antonio a la semi-comunitaria de Nitria, preparando el terreno para las reglas cenobíticas posteriores.9 Amón emulaba la pureza de Antonio, y su influencia ayudó a expandir el monacato a regiones como Scitis, llenas de monjes inspirados en su modelo.3

Milagros atribuidos

La hagiografía de Amón resalta varios milagros que subrayan su gracia divina y humildad. Uno de los más célebres ocurrió durante un viaje con su discípulo Teodoro para cruzar el canal Lycus, inundado por las crecidas.8 Para evitar verse desnudos, se separaron, pero Amón, avergonzado incluso de exponerse a sí mismo —pues decía que un monje no debía ver su propio cuerpo desnudo—, oró a Dios.3 De repente, fue transportado al otro lado sin mojarse, por intervención angélica.8 Teodoro, al descubrirlo, insistió en saber el secreto, y Amón le confesó el prodigio bajo juramento de silencio hasta su muerte.8

Otro milagro involucró a padres que llevaron a su hijo mordido por un perro rabioso a Amón.4 El santo les dijo que el niño sanaría si devolvían un buey robado a sus dueños, lo que ocurrió inmediatamente tras la restitución.4 Estos relatos, preservados en tradiciones orales egipcias y escritos eclesiásticos, enfatizan la fe de Amón en la providencia y su rechazo a la vanagloria.4

Muerte y visión de San Antonio

Amón falleció alrededor del año 412, a los sesenta y dos años, tras décadas de ascetismo.1 San Antonio, a trece días de viaje de distancia en su monte, tuvo una visión profética: vio el alma de Amón ascendiendo al cielo, acompañada por ángeles en júbilo.8 Al interrogarse, una voz le confirmó que era el monje de Nitria.8 Los compañeros de Antonio, al notarlo asombrado, supieron del suceso, y treinta días después, monjes de Nitria confirmaron la muerte exacta en esa fecha y hora.8 Este episodio, narrado por San Atanasio, resalta la pureza espiritual de ambos santos y la comunión de los elegidos en Cristo.8

Legado

Amón de Nitria es un pilar en la historia del monacato cristiano oriental, puente entre el eremitismo de San Antonio y el cenobitismo de San Pacomio.9 Su modelo de continencia matrimonial y vida comunitaria dispersa influyó en la expansión monástica por Oriente y Occidente, con monasterios en Nitria y Cellia como prototipos de disciplina equilibrada.5 En el desarrollo de la doctrina cristiana, representa la penitencia y mortificación como vías a la santidad, aunque su énfasis en la caridad y el trabajo manual evitó excesos.9 Fuentes como la Historia Lausiaca de Paladio y la Vida de San Antonio de Atanasio preservan su memoria, destacando cómo Nitria se convirtió en un faro de fe en un mundo pagano.2

Veneración

La Iglesia católica honra a San Amón el 4 de octubre, fecha de su festividad litúrgica.1 Su culto se centra en la tradición oriental, pero se extiende a la latina a través de los hagiógrafos como Alban Butler.2 En iconografía, se le representa como un eremita anciano con hábitos monásticos, a menudo junto a San Antonio o en el desierto.7 Oraciones invocan su intercesión para la pureza y la vida contemplativa, recordando su lema implícito: la renuncia al mundo por la ciudadanía en el cielo.7

Citas

  1. San Amón, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Amón. 2 3 4 5 6

  2. San Amón (c. 350 d. C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 36. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  3. Libro IV - Capítulo 23. Los hechos de algunas personas santas que se dedicaron a una vida solitaria, Socrates Scholasticus. Historia Eclesiástica - Socrates Scholasticus, §Libro IV Capítulo 23 (439). 2 3 4

  4. Capítulo 14. Relato de san Amón y Eutiquio del Olimpo, Salamanes Hermias Sozomenos (Sozomen). Historia Eclesiástica - Rufinus de Aquileia, §Libro I - Capítulo 14 (402). 2 3 4

  5. El monacato oriental antes de Calcedonia (451 d. C.), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §El Monacato Oriental Antes de Calcedonia (451 d. C.). 2

  6. Capítulo 31. Sobre los monjes de Nitria, y los monasterios llamados celdas; sobre el de Rhinocolura; sobre Melas, Dionisio y Solón, Salamanes Hermias Sozomenos (Sozomen). Historia Eclesiástica - Rufinus de Aquileia, §Libro VI - Capítulo 31 (402).

  7. San Petronio, obispo de Bolonia (c. 445 d. C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 37. 2 3 4 5

  8. De la muerte de Amún, y la visión de Antonio de la misma, Athanasius de Alexandria. Vida de San Antonio, § 60 (357). 2 3 4 5 6 7 8

  9. B3, John Henry Newman. Un ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, § 405. 2 3