San Clemente María Hofbauer

San Clemente María Hofbauer (1751-1820) fue un sacerdote redentorista austríaco, reconocido por su incansable labor en la difusión de la fe católica y la renovación de la vida eclesiástica en Europa Central, especialmente en Polonia y Austria. A pesar de las persecuciones y dificultades, su firmeza en la fe y su dedicación a los pobres, los enfermos, y la educación, lo convirtieron en una figura clave de la reacción religiosa romántica frente al anticlericalismo de su época. Es venerado como santo por la Iglesia Católica y es patrono de Viena y de los panaderos.
Tabla de contenido
Biografía
Primeros Años y Vocación Sacerdotal
Johannes Hofbauer nació el 26 de diciembre de 1751 en Tasswitz (hoy Tasovice, República Checa) en una familia humilde1,2. Fue el noveno de doce hijos de Paul Hofbauer y Maria Steer1. Desde temprana edad, manifestó un profundo deseo de ser sacerdote1,2. Sin embargo, la prematura muerte de su padre en 1758 lo obligó a asumir el oficio familiar de panadero para sostener a su madre y hermanos1,2. A pesar de esta dificultad, Johannes mantuvo una vida de piedad, dedicándose a la oración, el ayuno y la caridad, compartiendo sus alimentos con los pobres y prefiriendo los templos a los juegos infantiles2. Su devoción temprana fue admirada por la gente, sus compañeros y maestros, y los sacerdotes locales2.
Con el tiempo, logró reunir los fondos necesarios para sus estudios y se trasladó a Viena, donde cursó teología y filosofía1. Durante este período, adoptó el nombre de Clemente María y se sintió profundamente atraído por la espiritualidad y los escritos de San Alfonso María de Ligorio, fundador de la Congregación del Santísimo Redentor1.
Ordenación y Labor en Varsovia
En 1785, tras un viaje a Italia, Clemente María fue ordenado sacerdote redentorista1. Fue enviado a Austria con la misión de establecer una nueva comunidad de su orden1. Sin embargo, su labor más significativa en sus primeros años de sacerdocio se desarrolló en Varsovia, donde residió durante veinte años1. En esta ciudad, Clemente María trabajó incansablemente para difundir la Congregación del Santísimo Redentor, logrando fundar nueve comunidades y atrayendo a numerosos candidatos1. Sus misiones populares tuvieron un impacto profundo en la vida religiosa de la época, sirviendo como una respuesta al anticlericalismo imperante y al movimiento josefinista que buscaba someter la Iglesia al poder político en el Imperio Austríaco1.
Persecución y Regreso a Viena
La labor de San Clemente María Hofbauer no estuvo exenta de grandes desafíos y persecuciones. Sus esfuerzos por renovar la fe y las costumbres de sus compatriotas, así como su defensa de la Sede Apostólica, generaron la hostilidad de los enemigos del catolicismo, quienes lo denunciaron ante las autoridades2. En 1808, el emperador Napoleón Bonaparte, debido a las actividades culturales y sociales de los redentoristas, ordenó su expulsión y la dispersión de la congregación1,3.
Clemente María y sus hermanos fueron encarcelados en la fortaleza de Cüstrin3. Sin embargo, su influencia fue tal que incluso en prisión, lograron impactar a otros prisioneros y a la gente que se congregaba para escuchar sus himnos, lo que llevó a las autoridades a temer demasiadas conversiones y a decidir la disolución de la comunidad3. Se les ordenó regresar a sus países de origen3.
San Clemente, no obstante, decidió establecerse en Viena con la esperanza de fundar una casa religiosa allí, anticipando una posible derogación de las leyes de José II3. A pesar de enfrentar nuevas dificultades, incluyendo otro encarcelamiento en la frontera austríaca, logró llegar a la ciudad donde viviría y trabajaría los últimos doce años de su vida3.
Últimos Años y Legado en Viena
En Viena, San Clemente María Hofbauer continuó su labor apostólica con gran celo. Inicialmente, trabajó discretamente en el barrio italiano, pero pronto fue nombrado capellán de las monjas Ursulinas y rector de la iglesia pública anexa a su convento3. Desde este centro, pudo predicar, confesar y ejercer plenamente sus deberes sacerdotales, infundiendo un nuevo vigor en la vida religiosa de Viena3.
Su confesionario era asediado no solo por los pobres y humildes, sino también por ministros de estado y profesores universitarios3. A pesar de no haber tenido una amplia formación intelectual, su santidad y sabiduría le valieron ser considerado un oráculo por líderes políticos y literatos de su tiempo3.
Entre sus logros más destacados en Viena se encuentran:
Defensa de la Iglesia: Junto a sus amigos y penitentes, como el Príncipe Luis de Baviera, fue fundamental para frustrar en el Congreso de Viena el intento de establecer una iglesia nacional alemana independiente del Papa3.
Promoción de la buena literatura: Se interesó especialmente en la difusión de obras que promovieran la fe y la moral3.
Fundación de un colegio católico: Esta institución fue de inestimable valor para Viena, formando a numerosos sacerdotes, monjes y laicos bien instruidos que más tarde ocuparon importantes cargos cívicos3.
San Clemente también se caracterizó por su profunda devoción a los enfermos, a quienes visitaba con frecuencia, y se dice que estuvo presente en dos mil lechos de muerte3. Nunca rehusó una llamada, ya fuera de ricos o pobres3. Fue un gran amigo de los monjes armenios mekhitaristas que se habían establecido en Viena3. En sus interacciones con protestantes, demostró una comprensión de que la Reforma en Alemania se mantuvo no por herejes o filósofos, sino por aquellos que sinceramente buscaban una religión interior3.
A pesar de sus buenas obras, Clemente María fue objeto de frecuentes persecuciones3. Falleció en Viena el 16 de marzo de 18201. Un mes después de su muerte, el emperador Francisco I de Austria, a instancias del Papa Pío VII, firmó el decreto que autorizaba nuevamente la actividad de los redentoristas1.
Veneración
La santidad de Clemente María Hofbauer fue reconocida rápidamente después de su muerte. Su tumba en Enzersdorf se convirtió en un lugar de peregrinación, donde personas de todas las condiciones acudían a venerarlo, decorando su sepulcro con flores y llevando consigo tierra y hierbas como reliquias2. Incluso algunos expresaron el deseo de ser sepultados junto a sus restos2.
En 1862, sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de Santa María Scalaris en Viena, en medio de una gran concurrencia de fieles2. Durante este traslado, se registró un milagro: una mujer que padecía una enfermedad pulmonar, desahuciada por los médicos, recuperó la salud de forma repentina2. Este evento aumentó la devoción hacia el santo y las muestras de honor en su nuevo sepulcro2.
La fama de su santidad y los milagros atribuidos a su intercesión llevaron a la apertura de su causa de beatificación y canonización2.
Beatificación: Fue beatificado por el Papa León XIII el 29 de enero de 18881,2.
Canonización: Fue canonizado por el Papa Pío X el 20 de mayo de 1909 en la Basílica Vaticana1,2.
Patronazgo: En 1914, el Papa Pío X lo proclamó santo patrono de la ciudad de Viena y de los panaderos1.
Su festividad se celebra el 15 de marzo1.
Virtudes y Legado
El Papa Pío X, en su bula de canonización Ineffabili Dei, destacó la constancia y fortaleza heroicas de San Clemente María Hofbauer2. A pesar de ver los frutos de sus largos trabajos destruidos por la malicia de los hombres, nunca se quebrantó ni perdió el ánimo, confiando siempre en Dios2. Expulsado de un lugar, se dirigía a otro, retomando sus labores para la salvación de las almas2.
San Clemente María Hofbauer es recordado como un renovador de la vida religiosa y social, un apóstol que se opuso a la indiferencia del siglo de la Ilustración4. Su ejemplo y celo son una inspiración para los cristianos de hoy, invitándolos a comprometerse en la renovación de la Iglesia y la sociedad, ofreciendo la contribución que les ha sido confiada por Dios y el Evangelio4.
Citas
Resumen biográfico, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Clemente Maria Hofbauer (1751-1820) - Biografía (1909). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18
Ineffabili Dei (13 de junio de 1909), Papa Pío X. Ineffabili Dei (13 de junio de 1909) (1909). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 618. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18
Papa Juan Pablo II. 23 de junio de 1988: Celebración de las Vísperas en la Catedral de Viena - Homilía, § 7 (1988). ↩ ↩2