San Edmundo Campion

Edmundo Campion fue un jesuita inglés y mártir, nacido en Londres en 1540 y ejecutado en Tyburn el 1 de diciembre de 1581. Reconocido por su brillantez intelectual y su elocuencia, Campion inicialmente prosperó en la Universidad de Oxford bajo el patrocinio de la Reina Isabel I. Sin embargo, sus crecientes dudas sobre el anglicanismo y su inclinación hacia el catolicismo lo llevaron a renunciar a una prometedora carrera en Inglaterra. Tras un período en Irlanda y Douai, ingresó en la Compañía de Jesús en Roma y fue ordenado sacerdote. Regresó clandestinamente a Inglaterra como parte de la Misión jesuita, dedicándose a la evangelización y al fortalecimiento de la fe católica en un tiempo de intensa persecución. A pesar de los esfuerzos del gobierno para desacreditarlo y torturarlo, Campion mantuvo su lealtad a la Iglesia Católica hasta su martirio, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia católica en la Inglaterra isabelina. Fue beatificado por el Papa León XIII en 1886 y canonizado por el Papa Pablo VI en 1970.
Tabla de contenido
Primeros años y educación
Edmundo Campion nació en Londres el 25 de enero de 1540, hijo de un librero católico que, junto con su esposa, mantuvo su fe hasta el reinado de la Reina Isabel I1,2. Desde temprana edad, Campion mostró un talento excepcional. A los diez años, fue admitido en la «Bluecoat School» gracias al interés de la Grocers' Company1. Su inteligencia fue evidente cuando, siendo aún un colegial, fue elegido para dar un discurso de bienvenida en latín a la Reina María Tudor a su entrada en Londres2.
A los quince años, recibió una beca para el St. John’s College de Oxford, recientemente fundado por Sir Thomas White1. Dos años más tarde, Campion fue nombrado junior fellow (miembro joven) de la universidad1. Durante sus doce años en Oxford, se labró una gran reputación como orador y fue muy popular, siendo una figura influyente entre sus discípulos, comparable a John Henry Newman dos siglos y medio después1,2. Pronunció oraciones destacadas en el nuevo entierro de Lady Amy Dudley (Robsart) y en el funeral de Sir Thomas White. En 1566, tuvo el honor de hablar ante la Reina Isabel I durante su visita a Oxford1. Sus talentos y personalidad le valieron el favor y el patrocinio de la reina, así como de figuras influyentes como William Cecil y Robert Dudley, Conde de Leicester. Cecil llegó a referirse a él como «uno de los diamantes de Inglaterra»1,2.
Conflicto religioso y conversión
A pesar de su éxito y el apoyo de la corte, Campion se encontraba en un período de profunda lucha interior. Había prestado el juramento de supremacía real, reconociendo a la monarca como cabeza de la Iglesia de Inglaterra1. Aunque su lealtad al protestantismo se vio seriamente cuestionada por su lectura de los Padres de la Iglesia, fue persuadido por el Dr. Cheney, Obispo de Gloucester, a recibir el diaconado de la Iglesia Anglicana1.
Sin embargo, la ordenación en una iglesia sobre la cual tenía serias dudas comenzó a atormentarlo. Al finalizar su mandato como junior proctor de la universidad en 1569, y ante la preocupación de la Grocers' Company por sus «tendencias papistas», Campion decidió marcharse a Dublín1. Allí, esperaba la reapertura de la Universidad de Dublín, una antigua fundación papal que estaba temporalmente extinta2. Durante su estancia en Irlanda, escribió una breve historia del país1.
Campion había dejado Oxford «lleno de remordimiento de conciencia y detestación de sí mismo» por haber sido ministro anglicano, y no ocultó sus sentimientos1. Tras la publicación de la bula del Papa San Pío V contra Isabel I, se encontró en peligro como persona sospechosa1. En 1571, regresó a Inglaterra disfrazado y presenció el juicio de San Juan Storey en Westminster Hall1,2. Este evento, junto con la influencia de figuras como Gregory Martin, le ayudó a reconocer su verdadera vocación2.
Ingreso en la Compañía de Jesús
Campion se dirigió a Douai, donde fue detenido por no llevar pasaporte, pero logró escapar tras entregar su equipaje y dinero1. Una de sus primeras acciones en Douai fue enviar una «epístola vehemente» a su antiguo mentor, el Dr. Cheney, quien tenía fuertes inclinaciones católicas1. En Douai, obtuvo su bachillerato en Divinidad y fue ordenado subdiácono1.
En 1573, viajó a Roma y fue admitido en la Compañía de Jesús1,2. Fue el primer novicio recibido por Mercurianus, el cuarto general de la orden2. Dado que aún no existía una provincia inglesa, fue asignado a la de Bohemia. Realizó su noviciado en Brno y luego enseñó en el colegio de Praga, donde también escribió un par de dramas sacros1,2. En 1578, fue ordenado sacerdote en Praga2. Durante su estancia en Brno, Campion tuvo una visión en la que la Virgen María le predijo su martirio2. Sus compañeros en Praga incluso prepararon un pergamino con la inscripción «P. Edmundus Campianus Martyr» y pintaron una guirnalda profética de rosas en su celda2.
La Misión en Inglaterra
A finales de 1579, los Padres Edmundo Campion y Robert Persons fueron elegidos como los primeros jesuitas en ser enviados a Inglaterra para la Misión3. La noche antes de partir de Praga, uno de los padres, impulsado por una «irresistible intuición», escribió sobre la puerta de la celda de Campion: P. Edmundus Campianus, Martyr3.
Partieron de Roma en la primavera de 1580, y su viaje estuvo lleno de aventuras3. En Ginebra, un bastión protestante, Campion se hizo pasar por un sirviente irlandés llamado Patrick3. En Saint-Omer, Persons se disfrazó de soldado que regresaba de los Países Bajos, mientras Campion se hizo pasar por un mercader de joyas, acompañado por su sirviente, el hermano coadjutor Ralph Emerson3.
La llegada de los jesuitas no fue bien recibida por todos los católicos ingleses, muchos de los cuales temían que la presencia de la «temible Sociedad» pudiera acarrearles nuevos problemas3. Por ello, Campion y Persons tuvieron que declarar bajo juramento que «su venida era puramente apostólica, para tratar asuntos de religión con verdad y simplicidad, y para dedicarse a la salvación de almas sin ninguna pretensión o conocimiento de asuntos de estado»3.
A pesar de estas precauciones, el gobierno estaba al tanto de su llegada3. Los jesuitas pronto tuvieron que abandonar Londres, y Campion se dedicó a trabajar en Berkshire, Oxfordshire y Northamptonshire, donde logró notables conversiones3. En una carta al padre general en Roma, Campion escribió sobre la gran necesidad espiritual: «Cabalgo por alguna parte del país todos los días. La cosecha es maravillosamente grande… No podré escapar mucho tiempo de las manos de los herejes»3. Para evadir a sus perseguidores, a menudo cambiaba de vestimenta y de nombre, e incluso leía cartas que anunciaban su propia captura, lo que, según él, le quitaba todo miedo3.
Después de reunirse con Persons en Londres, donde la persecución era intensa, Campion se dirigió a Lancashire. Allí predicó casi a diario con notable éxito, y sus sermones eran recordados incluso cincuenta años después3. Constantemente perseguido por espías, estuvo a punto de ser capturado en varias ocasiones3.
Durante este tiempo, Campion escribió un tratado en latín titulado Decem Rationes (Diez Razones), en el que exponía diez argumentos por los cuales desafiaba a los protestantes más eruditos a debatir abiertamente sobre religión3. La impresión de esta obra fue un gran desafío, pero finalmente se logró en una imprenta secreta en la casa de Dame Cecilia Stonor, en Stonor Park, Berkshire3. El 27 de junio de 1581, en el día de la «Conmemoración», se distribuyeron cuatrocientas copias del tratado en los bancos de la iglesia universitaria de Oxford3. La publicación causó una «tremenda sensación» y redobló los esfuerzos del gobierno para capturar a su autor3.
Arresto, tortura y juicio
Tres semanas después de la publicación de Decem Rationes, Edmundo Campion fue capturado3. El 16 de julio de 1581, se encontraba en la casa de la Sra. Yate en Lyford, cerca de Wantage, donde unas cuarenta personas se habían reunido para asistir a Misa y escuchar su predicación4. Un traidor, George Eliot, un antiguo mayordomo de la familia Roper, lo delató2,4. En las siguientes doce horas, la casa fue registrada tres veces, y en el último registro, Campion fue encontrado junto con otros dos sacerdotes escondidos sobre la entrada4.
Fueron llevados a la Torre de Londres. Desde Colnbrook en adelante, Campion fue inmovilizado y etiquetado como «Campion, el jesuita sedicioso»4. Fue desfilado de manera burlesca por las calles de Londres, atado de pies y manos, montado al revés y con un papel en su sombrero que lo identificaba como «jesuita sedicioso»2.
Inicialmente, fue arrojado a la celda de «Little Ease»4,2. Tras tres días, fue interrogado por los Condes de Bedford y Leicester, y se dice que la propia reina intentó sobornarlo para que apostatara4. Al fracasar estos intentos, fue sometido a tortura, incluyendo el potro4,2. Se le acusó falsamente de haber delatado a quienes lo habían albergado, lo que llevó a varias detenciones4,2.
Aun estando quebrantado por la tortura, Campion fue confrontado en cuatro ocasiones por dignatarios protestantes en la capilla normanda de la Torre4,2. A pesar de que se le negó la oportunidad de preparar su defensa y estaba severamente torturado, respondió a sus preguntas, objeciones e insultos con espíritu y eficacia4,2. Permaneció de pie durante las cuatro largas conferencias sin silla, mesa ni notas, y se mantuvo invicto2. Su firmeza inspiró a Philip Howard, Conde de Arundel, a regresar al servicio de Dios2.
El consejo privado, desesperado por la falta de pruebas de su «traición» puramente espiritual, ideó un complot para impugnar su lealtad, utilizando a Eliot y Munday como acusadores2. El 14 de noviembre, Campion fue acusado formalmente en Westminster Hall, junto con Ralph Sherwin, Thomas Cottam, Luke Kirby y otros, bajo el cargo fabricado de haber conspirado en Roma y Reims para levantar una rebelión en Inglaterra y de haber entrado en el reino con ese propósito4.
Durante el juicio, Campion estaba tan debilitado por la tortura que no podía levantar su brazo derecho. Uno de sus compañeros, besándole la mano, se la levantó por él para que pudiera declararse inocente4,2. Campion condujo la defensa con gran habilidad, tanto la suya como la de los demás, protestando su lealtad a la reina, desmantelando las pruebas, desacreditando a los testigos y demostrando que su única ofensa era su religión4,2. A pesar de su elocuencia, el jurado, que estaba amañado, los declaró «culpables», aunque tardaron una hora en decidirse4.
Antes de la sentencia de muerte, San Edmundo se dirigió al tribunal, declarando: «…Al condenarnos, condenáis a todos vuestros propios antepasados… Ser condenados con estas viejas luces —no solo de Inglaterra, sino del mundo— por sus descendientes degenerados es para nosotros gozo y gloria. Dios vive. La posteridad vivirá. Su juicio no es tan susceptible de corrupción como el de quienes ahora nos sentencian a muerte»4.
Martirio y legado
El 1 de diciembre de 1581, un día húmedo y embarrado, Campion, Sherwin y Briant fueron arrastrados juntos a Tyburn4,2. En el camino, al pasar por el arco de Newgate, Campion se levantó como pudo para saludar la estatua de Nuestra Señora que aún permanecía allí2. Fueron ejecutados con las «barbaridades habituales»4. En el cadalso, Campion se negó nuevamente a dar su opinión sobre la bula del Papa Pío V contra Isabel I, y en su lugar, oró públicamente por ella: «vuestra reina y mi reina, a quien deseo un largo reinado con toda prosperidad»4,2.
El martirio de San Edmundo Campion tuvo un impacto profundo. Se dice que la sangre de este hombre, «admirable, sutil, exacto y de dulce disposición», salpicó a un joven caballero llamado Henry Walpole, quien estaba presente4. Este incidente inspiró a Walpole a convertirse también en jesuita y mártir4,2. Historiadores de todas las escuelas coinciden en que las acusaciones contra Campion fueron una farsa completa2. Alaban su alta inteligencia, su hermosa alegría, su energía fogosa y su gentileza caballerosa2. Había renunciado a una carrera deslumbrante en un mundo de hombres poderosos2.
San Edmundo Campion fue beatificado por el Papa León XIII el 9 de diciembre de 1886 y canonizado por el Papa Pablo VI en 19702. Sus reliquias se conservan en Roma y Praga, así como en Londres, Oxford, Stonyhurst y Roehampton2. La fiesta de San Edmundo Campion se celebra no solo por la Compañía de Jesús, sino también por las diócesis de Northampton, Portsmouth, Brno y Praga5.
Su vida y martirio son un testimonio de fe y resistencia en tiempos de persecución, y su figura sigue siendo una inspiración para los católicos.
Citas
Bto. Edmund Campion, mártir (a.D. 1581), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 470. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19
Sto. Edmund Campion, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sto. Edmund Campion. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 471. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 472. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20
Bto. Alexander Briant, mártir (a.D. 1581), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 473. ↩