San Eliseo

Eliseo, cuyo nombre significa «Dios es salvación», fue un profeta fundamental del Antiguo Testamento, sucesor de Elías y figura central en la lucha por mantener la fe en Yahvé en Israel durante un período de sincretismo religioso. Su ministerio se caracterizó por numerosos milagros y una profunda conexión con la voluntad divina, lo que lo convirtió en un instrumento poderoso para la restauración del culto al Dios verdadero. La Iglesia Católica lo venera como santo, reconociendo su papel crucial en la historia de la salvación.
Tabla de contenido
Llamada y Sucesión de Elías
La vocación de Eliseo se narra en el Primer Libro de los Reyes, donde es presentado como un labrador de Abel-Meholá. El profeta Elías, siguiendo las instrucciones divinas recibidas en el Monte Horeb, encontró a Eliseo arando con doce yuntas de bueyes y le echó su manto encima1. Este gesto simbólico representaba la transmisión del espíritu profético y la elección de Eliseo como su sucesor. Eliseo comprendió de inmediato el significado de este llamado, sacrificó sus bueyes, quemó el arado y siguió a Elías, convirtiéndose en su fiel discípulo y compañero inseparable1.
Ministerio Profético
El ministerio de Eliseo se desarrolló en un período de gran agitación política y religiosa en el Reino del Norte de Israel. La reina Jezabel, bajo la influencia tiria, había introducido el culto a Baal en Samaria, persiguiendo a los profetas de Yahvé y poniendo en peligro la fe de Israel1,2. Eliseo continuó la obra de Elías, luchando contra la idolatría y guiando al pueblo de vuelta a la adoración del Dios verdadero2.
El Espíritu de Elías
Antes de la ascensión de Elías al cielo en un carro de fuego, Eliseo le pidió una «doble porción» de su espíritu2. Este deseo no era por una mayor cantidad de espíritu, sino por la porción del hijo primogénito, indicando su deseo de ser el principal heredero espiritual de Elías1. La petición le fue concedida, y tras la milagrosa ascensión de Elías, Eliseo dividió las aguas del Jordán con el manto de su maestro, demostrando que el espíritu de Elías reposaba sobre él1,3.
Milagros y Prodigios
Eliseo es conocido por la gran cantidad de milagros que realizó, muchos de los cuales reflejan y superan los de Elías, mostrando la plenitud del espíritu que había recibido1,3. Estos milagros no solo afirmaron su autoridad profética, sino que también manifestaron el poder de Dios en medio de su pueblo.
Purificación de las aguas de Jericó: Las aguas de Jericó eran insalubres y causaban esterilidad en la tierra. Eliseo purificó el manantial arrojando sal en él, haciendo que las aguas fueran potables y fértiles1.
Juicio sobre los jóvenes de Betel: Un grupo de jóvenes se burló de Eliseo, gritándole: «¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!». Eliseo los maldijo en el nombre del Señor, y dos osas salieron del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de ellos1. Este evento subraya la santidad del profeta y el respeto debido a los enviados de Dios.
Multiplicación del aceite de la viuda: Una viuda, a punto de perder a sus hijos por deudas, acudió a Eliseo. El profeta le indicó que pidiera vasijas prestadas y derramara en ellas el poco aceite que tenía. El aceite se multiplicó milagrosamente hasta llenar todas las vasijas, permitiéndole pagar sus deudas y vivir de lo restante1. Este milagro es paralelo al de Elías con la viuda de Sarepta1,4.
Resurrección del hijo de la sunamita: Una mujer sunamita, que había mostrado gran hospitalidad a Eliseo, concibió un hijo por su intercesión. Años después, el niño murió. La mujer buscó a Eliseo, quien, a través de la oración y la imposición de manos, resucitó al niño1,4,3. Este es uno de los milagros más conmovedores de Eliseo, comparado con la resurrección de Lázaro y la hija de Jairo por Jesús4.
Curación de Naamán el sirio: Naamán, el jefe del ejército sirio, padecía lepra. Por recomendación de una joven esclava israelita, acudió a Eliseo. El profeta le ordenó que se bañara siete veces en el río Jordán. A pesar de su inicial indignación, Naamán obedeció y fue curado milagrosamente1. Este episodio destaca la universalidad de la salvación de Dios, que no se limita solo a Israel.
Multiplicación de panes: En Gilgal, Eliseo alimentó a cien hombres con veinte panes de cebada y algunas espigas, sobrando incluso alimento1. Este milagro prefigura la multiplicación de los panes por Jesús4.
Flotación del hacha: Un discípulo de los profetas perdió el hacha en el Jordán mientras talaba un árbol. Eliseo hizo que el hierro flotara, recuperando la herramienta1.
Ceguera de los sirios: Cuando el rey de Siria intentó capturar a Eliseo, el profeta oró para que el ejército sirio fuera cegado y luego los condujo a Samaria, donde fueron desarmados y tratados con clemencia1.
Relación con los Reyes de Israel
Eliseo tuvo una influencia significativa en la política de Israel, actuando como consejero y mensajero divino para varios reyes.
Con Joram, rey de Israel: Eliseo acompañó a Joram, rey de Israel, y a Josafat, rey de Judá, en una campaña contra Moab. Cuando el ejército se quedó sin agua, Eliseo intercedió y Dios proveyó agua milagrosamente1.
Unción de Jehú: Eliseo envió a uno de sus discípulos a ungir a Jehú como rey de Israel, con la misión de exterminar la casa de Acab y la adoración a Baal. Jehú cumplió esta profecía, eliminando a Jezabel y a los profetas de Baal1,2.
Muerte y Legado
Eliseo murió de una enfermedad durante el reinado de Joás, rey de Israel. Incluso después de su muerte, su poder profético se manifestó: cuando un cadáver fue arrojado en su tumba, el hombre revivió al tocar los huesos de Eliseo1,3.
Eliseo es considerado uno de los profetas más importantes del Antiguo Testamento, no solo por sus milagros, sino también por su inquebrantable celo por Yahvé y su papel en la preservación de la fe en Israel. Su figura es recordada en el Nuevo Testamento como un ejemplo de la oración efectiva y la fidelidad a Dios1,5. En la Transfiguración de Jesús, Elías y Moisés aparecieron junto a Él, y en el Nuevo Testamento, Elías es visto como la personificación del siervo de Dios, lo que también subraya la importancia de su sucesor, Eliseo1.
Veneración en la Iglesia Católica
La Iglesia Católica honra a San Eliseo como un santo, reconociendo su vida de santidad y su poderosa intercesión. Su festividad se celebra el 14 de junio en el rito latino. Los monjes carmelitas, si bien no tienen una sucesión ininterrumpida hasta Elías, lo veneran como una figura patriarcal y un modelo de vida contemplativa y celo por Dios1.
El legado de Eliseo es un testimonio del poder de Dios obrando a través de sus siervos. Su vida nos recuerda la importancia de la fe, la obediencia al llamado divino y la confianza en la providencia de Dios en medio de las adversidades.
Citas
Elías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Elías. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21
Profecía, profeta y profetisa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Profecía, Profeta y Profetisa. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sirácides 48. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Aphrahat/Aphraates. Demostración 21 (Sobre la Persecución), § 14 (344). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2582. ↩