San Enrique
La Iglesia Católica venera a varios santos con el nombre de Enrique, cada uno con una historia y un legado únicos. Entre los más destacados se encuentran San Enrique II, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y Patrono de los oblatos benedictinos; San Enrique de Treviso, un humilde obrero conocido por su piedad y milagros; San Enrique de Cocket, un anacoreta inglés; y San Enrique de Ossó y Cervelló, un sacerdote español fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Este artículo explorará la vida y el impacto de estos santos, destacando sus contribuciones a la fe y la sociedad. También se mencionarán brevemente a otros individuos notables con el nombre de Enrique en la historia eclesiástica.
Tabla de contenido
San Enrique II, Emperador
San Enrique II, nacido en 972, fue hijo del duque Enrique II de Baviera (conocido como «el Pendenciero») y de Gisela de Borgoña1,2. Desde joven, fue destinado al sacerdocio y recibió una educación literaria, lo que le familiarizó tempranamente con los intereses eclesiásticos1.
Ascenso al Trono y Gobierno
En 995, Enrique II sucedió a su padre como duque de Baviera2. Tras la muerte de su primo Otón III en 1002, fue elegido emperador1,2. Enrique II retomó la política de Otón I, tanto en asuntos internos como externos1. Su reinado se caracterizó por una combinación de piedad, prudencia, energía y conciencia1. A pesar de su devoción, utilizó las instituciones eclesiásticas como pilares de su poder, siguiendo la visión de Otón el Grande1,2.
En Italia, Enrique II intervino para contrarrestar la oposición local y nacional al universalismo del rey alemán, especialmente contra Arduin de Ivrea, quien se había coronado rey de Lombardía en 10021,2. En 1004, cruzó los Alpes y logró restaurar el prestigio del imperio en el norte y centro de Italia1,2. Fue coronado emperador el 14 de febrero de 1014 en Roma por el Papa Benedicto VIII1,2.
Relación con la Iglesia
Aunque se le atribuyen rasgos ascéticos, como un supuesto matrimonio virginal con su esposa Cunegunda, estas leyendas no tienen una base sólida1,3. Sin embargo, Enrique II fue un promotor de la reforma eclesiástica, prestando gran atención a los nombramientos episcopales y apoyando a monjes prominentes como San Odilón de Cluny y Ricardo de Saint-Vanne4.
Un ejemplo notable de su política eclesiástica fue la fundación de la sede de Bamberg en 1007, una iniciativa propia a pesar de la fuerte oposición del obispo de Wurzburgo1,2. El objetivo principal de este nuevo obispado era la germanización de las regiones del Alto Meno y el Regnitz, habitadas por los wendos1,2. Bamberg se convirtió en un centro cultural importante gracias a sus prósperas escuelas1,4.
Enrique II reparó y restauró generosamente varias sedes episcopales, como Hildesheim, Magdeburgo, Estrasburgo y Meersburg, y realizó donaciones a iglesias como las de Aquisgrán y Basilea2. También apoyó los esfuerzos de San Esteban de Hungría para la conversión de su pueblo2.
Muerte y Canonización
San Enrique II falleció el 13 de julio de 1024 en su palacio de Grona, en Gotinga1,2. Fue canonizado por el Beato Eugenio III en 11461,4,5. Su esposa, Santa Cunegunda, fue canonizada en 12001,3. Juntos, son considerados un ejemplo de cómo vivir como cristianos en el mundo y moldearlo según el espíritu de Cristo6. El Papa Pío X lo declaró patrón de los oblatos benedictinos4.
San Enrique de Treviso
Conocido en Italia como San Rigo, el Beato Enrique de Treviso nació en Bolzano, en el Trentino, de padres muy humildes y nunca aprendió a leer ni escribir7.
Vida de Piedad y Caridad
De joven, se trasladó a Treviso, donde trabajó como jornalero. A pesar de sus escasos ingresos, secretamente donaba a los pobres todo lo que podía ahorrar7. Su vida estuvo dedicada al servicio de Dios. Asistía a Misa diariamente, comulgaba con frecuencia y se confesaba todos los días, no por escrupulosidad, sino para mantener una conciencia pura7. El tiempo que no dedicaba al trabajo o a sus deberes necesarios lo pasaba en oración, ya sea en la iglesia o en privado. Sus instrumentos de penitencia, como un cilicio, un tronco de madera que usaba como almohada y unas cuerdas y paja que le servían de cama, fueron conservados en la catedral después de su muerte7.
Enrique de Treviso era conocido por su extraordinaria ecuanimidad. A menudo era objeto de burlas y molestias por parte de personas insensatas y niños, pero nunca se resintió ni respondió, salvo para rezar por ellos7. Cuando ya no pudo trabajar, un ciudadano llamado James Castagnolis le ofreció una habitación en su casa y, cuando era necesario, alimento. Sin embargo, el Beato Enrique solía subsistir de las limosnas de los caritativos, las cuales compartía con otros mendigos, sin guardar nada para el día siguiente7. Ni siquiera la extrema debilidad física en su vejez le impedía ir a la casa de Dios y visitar todas las iglesias a poca distancia de Treviso7.
Muerte y Culto
Falleció el 10 de junio de 13157. Inmediatamente después de su muerte, su pequeña habitación fue visitada por multitudes ansiosas de venerarlo y obtener alguna reliquia de sus posesiones7. Se presenciaron escenas extraordinarias después de que su cuerpo fuera trasladado a la catedral. La gente irrumpió en la basílica por la noche, y el obispo y el podestà tuvieron que proteger su cuerpo con una empalizada de madera7. Se registraron no menos de 276 milagros atribuidos a sus reliquias en pocos días, documentados por notarios designados por los magistrados7. Su culto fue confirmado por el Papa Benedicto XIV7.
San Enrique de Cocket
San Enrique de Cocket fue un anacoreta inglés que vivió en la isla de Cocket, en la costa de Northumberland, cerca de la desembocadura del río del mismo nombre8. Esta isla había sido hogar de anacoretas desde los tiempos de San Beda8.
Enrique era originario de Dinamarca y, desde su juventud, se dedicó al servicio divino. Cuando alcanzó la edad adulta, navegó al norte de Inglaterra y se estableció en Cocket para llevar una vida eremítica8. Su única comida diaria consistía en pan y agua, que tomaba después del atardecer. Ganaba este pan cultivando un pequeño jardín8.
Falleció en su ermita el 16 de enero de 1127 y fue sepultado por los monjes de Tynemouth en su iglesia8. Aunque se ha impreso una vida suya por Capgrave en los Acta Sanctorum, no parece haber evidencia de culto público formal8.
San Enrique de Ossó y Cervelló
Enrique de Ossó y Cervelló fue un sacerdote español nacido en 1840 y fallecido en 18969. Fue beatificado el 14 de octubre de 1979 y canonizado el 16 de junio de 1993 por el Papa Juan Pablo II en Madrid, España9. Su fiesta se celebra el 27 de enero9.
Vida y Apostolado
Desde niño, Enrique de Ossó mostró una devoción entusiasta por Santa Teresa de Ávila9. La vida y doctrina de la santa, que asimiló mediante la lectura constante de sus obras, inspiraron su vida espiritual y su apostolado. Su fe viva, su amor ardiente a Jesús y María, y su inquebrantable adhesión a la Iglesia y al Papa fueron los pilares de su obra9.
Fue un sacerdote según el corazón de Dios, un verdadero contemplativo que combinó de manera equilibrada un ideal apostólico abierto a las posibilidades de los nuevos tiempos9. No escatimó sacrificios ni se amedrentó ante las oposiciones, anunciando valientemente el Evangelio con su palabra, sus escritos y su vida en una época especialmente hostil a la Iglesia9.
Como profesor de Matemáticas y Física en el Seminario, no dejó de dedicarse con ardor a la catequesis, uno de los grandes amores de su vida9. En 1871, organizó una escuela metódica de catecismo en doce iglesias de Tortosa y escribió una «Guía práctica» para catequistas, lo que lo convirtió en uno de los sacerdotes más populares de la España de su tiempo9. Para fortalecer la piedad, reunió a los fieles en asociaciones, especialmente a los jóvenes, quienes se veían amenazados por la revolución y las nuevas corrientes anticatólicas9.
Fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús
Con el fin de proveer a la formación de las jóvenes, fundó la Sociedad de Santa Teresa de Jesús9. San Enrique deseaba que sus hijas, llenas del espíritu de Teresa de Ávila, se comprometieran a «extender el reino de Cristo por todo el mundo», «formando a Cristo en la inteligencia de los niños y jóvenes por medio de la instrucción y en su corazón por medio de la educación»9.
También soñó con la institución de «Hermanos Josefinos» y una congregación de «Misioneros Teresianos» que, viviendo santamente su sacerdocio en intimidad con Cristo y al servicio total de la Iglesia, siguiendo las huellas de Teresa, fueran los apóstoles de los nuevos tiempos9. Aunque este proyecto no se materializó en vida, un grupo de jóvenes mexicanos se prepara al sacerdocio con el mismo espíritu teresiano de Ossó9. Hacia el final de su vida, fue removido de la congregación que fundó y pasó sus últimos años en un convento de los Frailes Menores9.
Otros Enriques Notables en la Historia de la Iglesia
Además de los santos mencionados, existen otras figuras históricas con el nombre de Enrique que tuvieron un impacto en la Iglesia:
Enrique Henríquez (1536-1608): Teólogo jesuita portugués, conocido por su erudición en filosofía y teología. Enseñó en los colegios jesuitas de Córdoba y Salamanca, donde tuvo entre sus alumnos a Francisco Suárez y Gregorio de Valencia. Escribió la Theologiæ Moralis Summa y De pontificis romani clave, libri VI. Esta última obra fue casi completamente quemada por el nuncio apostólico de Madrid debido a opiniones que otorgaban demasiado poder al rey sobre los eclesiásticos10.
Enrique Flórez (1701-1773): Teólogo, arqueólogo e historiador español, miembro de la Orden de San Agustín. Es conocido por su monumental obra La España Sagrada, ó teatro geográfico-histórico de la Iglesia de España, una historia de la Iglesia en España con biografías de obispos y documentos antiguos. Flórez escribió y publicó veintinueve de los cincuenta y un volúmenes de la obra, siendo el resto completado por otros agustinos después de su muerte11.
Crisóstomo Henríquez (1594-1632): Religioso cisterciense de la Congregación Española, nacido en Madrid. A los trece años ingresó en el monasterio cisterciense de Huerta. Destacó por su aptitud para la investigación histórica y, siendo aún estudiante, publicó su primera obra, la Historia del Monasterio de Meyra. Posteriormente, por encargo de sus superiores, escribió la historia de la Orden Cisterciense, para lo cual visitó numerosos monasterios flamencos12.
Conclusión
El nombre Enrique ha sido llevado por diversas personalidades que, a lo largo de la historia, han dejado una huella significativa en la Iglesia Católica. Desde emperadores que moldearon la relación entre el poder temporal y espiritual, hasta humildes trabajadores que vivieron una vida de caridad y piedad, pasando por anacoretas dedicados a la vida contemplativa y sacerdotes apostólicos comprometidos con la educación y la evangelización. Cada uno, a su manera, encarna diferentes aspectos de la santidad y el servicio a Dios y a la humanidad, ofreciendo ejemplos inspiradores para los fieles. Sus vidas nos recuerdan la diversidad de caminos hacia la santidad y la constante presencia del espíritu de Cristo en la historia de la Iglesia.
Citas
San Enrique II, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Enrique II. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16
B15: San Enrique Emperador (d.C. 1024), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 109. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Papa Inocencio III. Bulla de canonizatione S. Cunegundis (Papa Inocencio III), § 1. ↩ ↩2
Santiago, obispo de Nisibis (d.C. 338), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 110. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Bamberg, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Bamberg. ↩
Papa Benedicto XVI. Carta con motivo del primer milenio de la Catedral Imperial de Bamberg (3 de mayo de 2012) (2012). ↩
Beato Enrique de Treviso (d.C. 1315), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 524. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
San Enrique de Cocket (d.C. 1220), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 118. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Enrique de Ossó (1840-1896) - Biografía (1993). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
Enrique Henríquez, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Enrique Henríquez. ↩
Enrique Flórez, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Enrique Flórez. ↩
Crisóstomo Henríquez, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Crisóstomo Henríquez. ↩