San Francisco Javier

San Francisco Javier, nacido Francisco de Jaso y Azpilicueta, fue un misionero jesuita navarro, cofundador de la Compañía de Jesús y una figura central en la evangelización de Asia en el siglo XVI. Es reconocido como uno de los más grandes misioneros desde los Apóstoles, dedicando su vida a la difusión del Evangelio en la India, las Islas Molucas, Japón y, finalmente, intentando llegar a China. Su incansable celo apostólico, su profunda vida de oración y los milagros atribuidos a su intercesión lo convierten en un modelo de entrega y fe para la Iglesia Católica.
Tabla de contenido
Primeros Años y Formación
Francisco Javier nació el 7 de abril de 1506 en el Castillo de Javier, cerca de Sangüesa, en Navarra1. Tras completar sus estudios iniciales en su tierra natal, se trasladó a París en 1525 para ingresar en el Collège de Sainte-Barbe1. Fue en este prestigioso colegio donde conoció a Pierre Favre y entabló una profunda amistad con él1. En 1529, San Ignacio de Loyola, quien ya concebía la fundación de la Compañía de Jesús, se hospedó en el mismo colegio1. Ignacio pronto ganó la confianza de Favre y Javier, quienes, junto con otros cuatro compañeros (Laínez, Salmerón, Rodríguez y Bobadilla), hicieron el célebre voto de Montmartre el 15 de agosto de 1534, comprometiéndose al servicio de Dios1.
Después de finalizar sus estudios en París y ejercer como profesor durante un tiempo, Javier partió de la ciudad con sus compañeros el 15 de noviembre de 1536, dirigiéndose a Venecia1. Allí, demostró un gran celo y caridad al atender a los enfermos en los hospitales1. El 24 de junio de 1537, recibió las Órdenes Sagradas junto con San Ignacio1. Al año siguiente, viajó a Roma, donde realizó labor apostólica durante varios meses1. En la primavera de 1539, participó en las conferencias que San Ignacio celebró con sus compañeros para preparar la fundación definitiva de la Compañía de Jesús1.
Misión en Oriente
La Compañía de Jesús fue aprobada verbalmente el 3 de septiembre de 15391. Antes de la aprobación escrita, que se obtuvo un año después, Francisco Javier fue designado para evangelizar las Indias Orientales, a petición del rey Juan III de Portugal1.
Viaje a la India
Francisco Javier partió hacia la India el 7 de abril de 1541, el día de su trigésimo quinto cumpleaños2. El rey Juan III le entregó cartas del Papa que lo constituían como nuncio apostólico en Oriente2. Rechazó cualquier regalo del rey, excepto algunas vestimentas y libros, y se negó a llevar sirvientes, afirmando que «el mejor medio para adquirir verdadera dignidad es lavar la propia ropa y cocer la propia olla, sin deber nada a nadie»2.
El viaje en barco fue arduo y duró trece meses, el doble del tiempo habitual en esa época2. Durante la travesía, Xavier cuidó de los enfermos, predicó cada domingo y convirtió su cabina en una enfermería, a pesar de sufrir mareos severos al principio2. Se enfrentó a la tarea de mediar en disputas, calmar quejas y frenar juramentos y juegos entre la tripulación y los pasajeros2. Cuando estalló el escorbuto, él y sus dos compañeros jesuitas fueron los únicos que pudieron atender a los enfermos2. Llegaron a Goa, la capital portuguesa en la India, el 6 de mayo de 15422.
Evangelización en la India y las Molucas
En Goa, Francisco Javier estableció su base, pero no se quedó allí3. Se dedicó a evangelizar a los pescadores pobres de la costa sur de la India, enseñando el catecismo y oraciones a los niños, bautizando y cuidando a los enfermos3. Observó con preocupación la laxitud moral y la falta de práctica religiosa entre muchos portugueses en Goa, donde la ambición, la avaricia, la usura y la depravación habían extinguido su fe2,4.
Movido por un impulso apostólico, sintió la necesidad de ir más allá de la India3. Dejó el trabajo iniciado en buenas manos y se embarcó valientemente hacia las Islas Molucas, las islas más distantes del archipiélago indonesio3. Allí, tradujo el catecismo a la lengua local y enseñó a la gente a cantarlo, facilitando así su aprendizaje3. En sus cartas, Xavier expresaba la profunda alegría espiritual que encontraba en su misión, a pesar de los peligros y las incomodidades: «Todos estos peligros e incomodidades, cuando se soportan por amor a nuestro Señor Jesucristo, son tesoros llenos de consolaciones celestiales, tanto que […] uno podría perder la vista de tanto llorar las más dulces lágrimas de alegría»3,4.
Misión en Japón
En 1547, la vida de Francisco Javier dio un nuevo giro al encontrarse con un fugitivo japonés llamado Anjiro, quien deseaba convertirse al cristianismo5,4. Este encuentro despertó en Xavier el deseo de llevar el Evangelio a la «Tierra del Sol Naciente»5.
En abril de 1549, San Francisco partió hacia Japón, acompañado por un sacerdote jesuita, un hermano laico, Anjiro (ya bautizado como Pablo) y otros dos conversos japoneses4. Desembarcaron en Kagoshima, en Kyushu, en la fiesta de la Asunción4. A pesar de que la pena de muerte estaba en vigor para quienes administraban el sacramento del Bautismo, Xavier logró establecer una comunidad de cientos de fieles en sus tres años en Japón3,5. Sus años allí fueron difíciles debido al clima, la oposición y su desconocimiento del idioma, pero las semillas plantadas dieron grandes frutos3.
El Sueño de China y Muerte
Mientras estaba en Japón, Francisco Javier comprendió que el país decisivo para su misión en Asia era China, debido a su cultura, historia y tamaño, que le otorgaban una influencia dominante en esa parte del mundo3. Regresó a Goa y, poco después, se embarcó nuevamente con la esperanza de entrar en China3.
En abril de 1552, partió de Goa con la intención de llegar a China1. En Malaca, la expedición encontró dificultades debido a la oposición de influyentes portugueses, pero Xavier logró superarlas1. En el otoño, llegó en un barco portugués a la pequeña isla de Sancian (Shangchuan), cerca de la costa de China1,6. Mientras planeaba la mejor manera de llegar al continente, cayó enfermo1. El movimiento del barco agravó su condición, por lo que fue trasladado a tierra, donde se le construyó una humilde cabaña para resguardarlo1.
El 21 de noviembre, una fiebre lo invadió6. El comerciante chino que había contratado para llevarlo clandestinamente a Cantón nunca apareció6. En estas precarias condiciones, San Francisco Javier falleció en la madrugada del 3 de diciembre de 1552, a la edad de 46 años1,3,5. Murió en total abandono, con solo un hombre chino a su lado para cuidarlo3,6. Sus últimas palabras fueron el nombre de Jesús6.
Legado y Veneration
El cuerpo de San Francisco Javier fue enterrado inicialmente en una caja llena de cal en Sancian6,5. Sin embargo, dos años después, su cuerpo fue trasladado, íntegro e intacto, a Goa, donde se venera actualmente en la Iglesia del Buen Jesús5. En 1614, por orden del General de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva, el brazo derecho del santo fue separado a la altura del codo y llevado a Roma, donde se conserva en la iglesia del Gesù1,5.
Francisco Javier fue beatificado por el Papa Pablo V el 25 de octubre de 16195. Fue canonizado junto con San Ignacio de Loyola por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, aunque la bula de canonización se publicó al año siguiente debido al fallecimiento del pontífice1,5.
Es considerado el más grande misionero desde los tiempos de los Apóstoles1. En el corto espacio de diez años (desde el 6 de mayo de 1542 hasta el 2 de diciembre de 1552), visitó numerosos países, atravesó mares, predicó el Evangelio a muchas naciones y convirtió a innumerables personas1. Su incomparable celo apostólico y los milagros que Dios obró a través de él explican esta maravilla sin igual1.
Fiesta Litúrgica y Patronazgos
La Iglesia Católica celebra la fiesta de San Francisco Javier el 3 de diciembre5.
Es proclamado patrono de Oriente en 1748, de la Obra de la Propagación de la Fe en 1904 y de todas las Misiones (junto con Santa Teresa de Lisieux) en 19275. Su ejemplo continúa inspirando los esfuerzos misioneros de la Iglesia en todo el mundo.
Citas
San Francisco Javier, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Francisco Javier. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23
Alban Butler. Butler’s Vidas de los Santos: Volumen IV, § 479. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Catequesis. La pasión por la evangelización: El celo apostólico del creyente. 13. Testigos: San Francisco Javier, Papa Francisco. Audiencia General del 17 de mayo de 2023 - Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 13. Testigos: San Francisco Javier (2023). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Alban Butler. Butler’s Vidas de los Santos: Volumen IV, § 482. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Francesco Saverio (1506-1552) - Biografía (1622). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Alban Butler. Butler’s Vidas de los Santos: Volumen IV, § 484. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6