San Gregorio de Nacianzo

San Gregorio de Nacianzo, también conocido como Gregorio Nazianzeno o el Teólogo, fue un Padre de la Iglesia, obispo y Doctor de la Iglesia del siglo IV, célebre por su defensa de la fe trinitaria en el contexto de las controversias arianas. Nacido alrededor del año 329 en Arianzus, en Capadocia, hijo del obispo Gregorio el Viejo y de la santa Nonna, recibió una educación excepcional en las principales escuelas del mundo antiguo, forjando una profunda amistad con san Basilio de Cesarea. Ordenado sacerdote contra su voluntad inicial, desempeñó un papel clave en la restauración de la ortodoxia en Constantinopla, donde pronunció sus famosas Oraciones teológicas. Presidió brevemente el Concilio de Constantinopla I en 381, pero renunció al episcopado por amor a la paz eclesial. Retirado en Nazianzo, dejó un legado literario inmenso en oraciones, poemas y cartas, que influyeron en la teología patrística y en autores posteriores como san Juan Crisóstomo y san Gregorio Magno.1,2,3
Tabla de contenido
Biografía temprana
Nacimiento y familia
San Gregorio de Nacianzo nació circa el año 329 en Arianzus, una localidad cercana a Nazianzo, en la provincia romana de Capadocia (actual Turquía). Provenía de una familia cristiana distinguida: su padre, Gregorio el Viejo, había sido inicialmente seguidor de la secta herética de los ipsistas, pero se convirtió al catolicismo gracias a la influencia de su esposa, santa Nonna, una mujer de profunda piedad cuya vida virtuosa mereció ser santificada por la Iglesia.2,3 Nonna consagró a Gregorio al Señor desde su nacimiento, aunque no recibió el bautismo en la infancia, práctica común en la época por temor a los pecados postbautismales.1
Junto a sus hermanos, Cesario (médico de emperadores) y Gorgonia (esposa y madre ejemplar), Gregorio creció en un ambiente de fe y cultura. Su padre fue ordenado sacerdote y luego obispo de Nazianzo durante cuarenta y cinco años, lo que marcó la vocación eclesial del joven.2
Formación académica y amistad con Basilio
Gregorio recibió una educación privilegiada, típica de la élite romana. Estudió primero en Cesarea de Capadocia, donde conoció a san Basilio, iniciando una amistad que duraría toda la vida y que sería fundamental para la teología capadocia.1,3 Prosiguió en Cesarea de Palestina, Alejandría —donde admiró la figura de san Atanasio— y finalmente en Atenas, centro de la retórica pagana, bajo maestros como Himerio y Proaeresio.1,2
En Atenas, Gregorio coincidió nuevamente con Basilio y con Juliano el Apóstata, futuro emperador hereje, cuya superficialidad disgustó al serio joven capadocio.1,3 Durante el viaje por mar desde Alejandría, una tempestad lo llevó a reflexionar sobre la muerte y su alma no bautizada, posiblemente recibiendo el sacramento entonces o años después.1 A los treinta años, Gregorio regresó a Nazianzo, versado en retórica, filosofía y derecho, pero con el corazón inclinado a la vida ascética.2
Vida sacerdotal y episcopal
Ordenación sacerdotal y huida inicial
De regreso en Nazianzo, Gregorio aspiraba a la vida monástica, pero su padre, ya anciano obispo, lo reclamó para ayudarlo en la diócesis. En Navidad del 361, con el apoyo de la comunidad, Gregorio fue ordenado sacerdote «más o menos por fuerza», según sus palabras.1,4 Abrumado por la responsabilidad —considerándose indigno de la dignidad sacerdotal—, huyó a Pontus para reunirse con Basilio en su eremitismo junto al río Iris.1,3
Allí, los amigos compilaban extractos de Orígenes y esbozaban el modelo monástico oriental que influiría en san Benito y Occidente.1 Tras diez semanas, Gregorio retornó, convencido de una llamada divina. Pronunció su primera homilía en Pascua y compuso la Oration 2, una apología de su huida que se convirtió en tratado seminal sobre el sacerdocio, inspirando obras de Crisóstomo y Gregorio Magno.1,4
Administración en Nazianzo y obispo de Sasima
En Nazianzo, Gregorio auxilió a su padre en la reconciliación con católicos escandalizados por su adhesión temporal al concilio hereje de Rímini. Su tacto evitó un cisma, y pronunció oraciones fúnebres por su hermano Cesario (369) y hermana Gorgonia.1,3
En 372, Basilio, arzobispo de Cesarea, lo consagró obispo de Sasima, un villorrio fronterizo infestado de arianos, para fortalecer su posición metropolitana. Gregorio aceptó a regañadientes, pero nunca tomó posesión ante la hostilidad del gobernador.5,3 Herido por las reprimendas de Basilio, la amistad se enfrió, aunque se reconciliaron. Permaneció como coadjutor hasta la muerte de su padre en 374, administrando Nazianzo pese a su deseo de soledad.5
Su salud se resintió en 375, retirándose cinco años a Seleucia de Isauria.5
Misión en Constantinopla
Tras la muerte del emperador arriano Valens (378), Gregorio fue invitado a Constantinopla, capital arrasada por treinta años de arianismo.5,3 El «recluso sensible» dudó ante el «remolino de intrigas», pero aceptó restaurar la fe nicena.5
Vestido humildemente, fue recibido con hostilidad. Convirtió la casa de parientes en la iglesia Anastasia («Resurrección»), donde predicó a un puñado de fieles. Allí pronunció las cinco Oraciones teológicas (27-31), defendiendo la Trinidad con rigor lógico y belleza retórica, ganándose el título de «el Teólogo».5,6 Su audiencia creció; atrajo a santos como Evagrio y Jerónimo, pese a persecuciones arianas: invasiones, pedradas y calumnias.5
Concilio de Constantinopla y renuncia
En 380, el emperador Teodosio I, recién bautizado ortodoxo, lo instaló en la catedral de Santa Sofía.7 Sin embargo, intrigas —incluida la elección de Máximo el Cínico— y disputas sobre Antioquía llevaron a Gregorio a renunciar en 381 para evitar derramamiento de sangre: «Como Jonás, me lanzo al mar para calmar la tempestad».7,6
Presidió brevemente el Concilio de Constantinopla I, pero su renuncia facilitó la paz.8
Últimos años y muerte
Regresó a Nazianzo, administrando hasta 383, cuando colocó a su primo Eulalio como obispo. Retirado en su finca, practicó austeridades —sin zapatos ni fuego— y compuso poemas biográficos como De vita sua.7 Murió en 390, con reliquias trasladadas a Roma (San Pedro).7
Obra teológica y literaria
Oraciones teológicas y predicación
La obra de Gregorio destaca por su elocuencia: 45 oraciones doctrinales, panegíricas y fúnebres. Las Oraciones teológicas exponen la divinidad de Cristo y el Espíritu Santo con «lógica divina», refutando arianos y apolinaristas.5,6 Su estilo une helenismo y cristianismo, influyendo en la liturgia bizantina.3
Poemas, cartas y tratados
Autor de poemas religiosos (unos 400), incluyendo autobiográficos y dogmáticos, y cientos de cartas, Gregorio admiraba la condescendencia divina: «Admira la bondad de Dios, que acepta nuestros deseos como un gran valor».7 Su tratado sobre el sacerdocio enfatiza la dignidad y cargas del ministerio.4
Culto y legado
Doctor de la Iglesia y patronazgo
Proclamado Doctor de la Iglesia por su defensa nicena, Gregorio es «el Teólogo» junto a san Juan. Su fiesta es el 9 de enero (calendario romano) y 25 de enero (bizantino). Es patrono de poetas y teólogos.9,6
Iconografía y veneración
Representado como obispo con libro de oraciones, sus manuscritos miniados del siglo IX ilustran su vida. Su culto perdura en Oriente y Occidente, con biografías de Newman y Benedicto XVI destacando su sensibilidad.9,6
En resumen, san Gregorio de Nacianzo encarna la síntesis de fe, cultura y humildad, restaurador de la ortodoxia en tiempos turbulentos, cuyo legado teológico ilumina la Iglesia eterna.
Citas
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 260. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
B9: San Gregorio Nacianceno, obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia (390 d.C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 259. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
San Gregorio Nacianceno, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Gregorio Nacianceno. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Gregorio Nacianceno. Discurso 2, §Prefacio (380). ↩ ↩2 ↩3
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 261. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 8 de agosto de 2007: San Gregorio Nacianceno (1). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 262. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Gregorio Nacianceno, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Gregorio Nacianceno. ↩
San Beato (112 d.C.?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 263. ↩ ↩2
