San Guillermo
San Guillermo es un nombre compartido por varios santos venerados en la Iglesia Católica, cada uno con su propia historia de vida, obras y legado. Entre los más destacados se encuentran San Guillermo de Maleval, un eremita del siglo XII, y San Guillermo de Bourges, obispo del siglo XIII. Otros santos con este nombre incluyen a San Guillermo Pinchon, obispo de Saint-Brieuc, y San Guillermo de Montevergine. Sus vidas, aunque diversas en sus caminos vocacionales, comparten un compromiso común con la fe, la penitencia, el servicio a Dios y al prójimo, y la búsqueda de la santidad.
Tabla de contenido
San Guillermo de Maleval (f. 1157)
San Guillermo de Maleval, también conocido como San Guillermo el Grande, fue un eremita que vivió en el siglo XII1,2. Se cree que era de origen francés y que en su juventud fue soldado, llevando una vida de disipación1.
Conversión y Peregrinaciones
Los primeros relatos definitivos sobre San Guillermo lo presentan como un penitente que emprendió una peregrinación a Roma1,2. Allí, solicitó al Beato Eugenio III que le impusiera una penitencia, y el Papa le encomendó una peregrinación a Jerusalén en el año 11451,2. El santo dedicó ocho años a esta y otras peregrinaciones1.
Vida Eremítica y Fundación de los Gulielmitas
A su regreso a la Toscana alrededor de 1153, San Guillermo buscó la soledad, primero en un bosque cerca de Pisa, luego en Monte Pruno, y finalmente, en septiembre de 1155, en el valle desolado de Stabulum Rodis, conocido más tarde como Maleval, en el territorio de Siena1,2. Inicialmente, su único refugio era una cueva, y durante los primeros cuatro meses, su única compañía fueron los animales salvajes, alimentándose de las hierbas que estos comían1.
En Maleval, se le unió un discípulo llamado Alberto, quien convivió con él hasta su muerte, trece meses después1,2. Fue Alberto quien registró los últimos acontecimientos de la vida de San Guillermo1. Poco antes de su fallecimiento, un médico llamado Renaldo también se unió a ellos1. San Guillermo instruyó a sus discípulos en los caminos de la penitencia y la perfección, enseñándoles de manera más efectiva con su propio ejemplo, un ejemplo tan trascendente que era más para ser admirado que imitado1. Se le atribuyeron los dones de profecía y milagros1.
Después de su muerte, Alberto y Renaldo sepultaron el cuerpo de San Guillermo en el jardín y continuaron viviendo según su regla1. Con el tiempo, otros se unieron a su pequeña comunidad, construyendo una capilla sobre la tumba del fundador y una ermita para sus propias necesidades1. Este fue el origen de los Gulielmitas, o Eremitas de San Guillermo, que se extendieron por Italia, Francia, Flandes y Alemania1. Posteriormente, muchos de ellos se unieron a los frailes ermitaños agustinos1.
San Guillermo de Maleval falleció el 10 de febrero de 1157 y fue beatificado en 12022.
San Guillermo de Bourges (f. 1209)
San Guillermo de Bourges fue un obispo cuya vida estuvo marcada por la santidad y el servicio a su grey3.
Elección y Consagración
El 23 de noviembre de 1200, fue elegido obispo, un nombramiento que lo abrumó3. Solo accedió a aceptar el cargo después de recibir una doble orden de obediencia: una del Papa Inocencio III y otra de su superior, el Abad de Cîteaux3. Dejó su vida de soledad con lágrimas y poco después fue consagrado3.
Vida Episcopal y Obras
En su nueva dignidad, la principal preocupación de San Guillermo fue elevar su vida exterior e interior al más alto nivel posible, consciente de que la primera tarea de un hombre es honrar a Dios en su propia alma3. Redobló sus austeridades, afirmando que ahora le incumbía hacer penitencia tanto por los demás como por sí mismo3. Siempre vestía un cilicio bajo su hábito religioso y nunca alteraba su vestimenta, independientemente de la estación3. Tampoco comía carne, aunque la ofrecía a sus invitados3.
Su atención a su rebaño fue igualmente notable, especialmente en la asistencia espiritual y corporal a los pobres, a quienes consideraba su principal misión3. Fue muy gentil con los pecadores arrepentidos, pero inflexible con los impenitentes, aunque se negó a recurrir al poder civil contra ellos, un remedio común en aquella época3. A muchos de ellos los recuperó finalmente con su dulzura y caridad3.
San Guillermo defendió vigorosamente los derechos de su Iglesia contra grandes hombres que abusaban de su indulgencia, incluso contra el propio rey, a pesar de las amenazas de confiscar sus tierras3. Por humildad y paciencia, superó en más de una ocasión la oposición de su cabildo y otros clérigos3. Convirtió a muchos herejes albigenses y se estaba preparando para una misión entre ellos cuando lo asaltó su última enfermedad3. Sin embargo, persistió en predicar un sermón de despedida a su pueblo, lo que aumentó su fiebre hasta el punto de que se vio obligado a posponer su viaje y guardar cama3.
Fallecimiento y Canonización
La noche siguiente, al percibir que su última hora estaba cerca, deseó anticipar los Nocturnos, que se rezan a medianoche3. Sin embargo, después de hacer la señal de la cruz en sus labios y pecho, no pudo pronunciar más que las dos primeras palabras3. Luego, a una señal que hizo, fue acostado sobre cenizas, y así San Guillermo murió poco después de la medianoche del 10 de enero de 12093. Su cuerpo fue sepultado en su catedral y, siendo honrado por muchos milagros, fue entronizado en 12173. Al año siguiente, fue canonizado por el Papa Honorio III3.
Otros Santos Guillermo
Además de los mencionados, la Iglesia Católica venera a otros santos con el nombre de Guillermo:
San Guillermo Pinchon, Obispo de Saint-Brieuc (f. 1234): De este santo se tiene una vida corta atribuida a Godefrid Calvus4.
San Guillermo de Montevergine (f. 1142): Fundador de la Congregación Benedictina de Montevergine. Falleció en Guglietto el 25 de junio de 11425. No dejó constituciones escritas, pero un código de regulaciones que conformaban la orden a la regla benedictina fue elaborado por el tercer abad general, Roberto5.
Legado y Reverencia
La vida de los santos Guillermo, aunque con diferencias en sus trayectorias, subraya la diversidad de caminos hacia la santidad dentro de la Iglesia. Desde la vida eremítica y penitencial de San Guillermo de Maleval hasta el celo pastoral y la defensa de la fe de San Guillermo de Bourges, cada uno de ellos ofrece un ejemplo inspirador de fidelidad a Cristo y servicio a la Iglesia. Sus vidas continúan siendo un testimonio de la gracia de Dios y un estímulo para los fieles en su propia búsqueda de la perfección cristiana.
Citas
San Guillermo de Maleval (1157 d.C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 310. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16
San Guillermo de Maleval, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Guillermo de Maleval. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Beato Gregorio X, papa (1276 d.C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 81. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20
San Guillermo Pinchon, obispo de Saint-Brieuc (1234 d.C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 216. ↩
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 640. ↩ ↩2