San Hipólito

San Hipólito de Roma fue un presbítero, teólogo y mártir cristiano del siglo III, cuya vida y obra estuvieron marcadas por controversias doctrinales y un cisma con la Iglesia de Roma, del cual se reconcilió antes de su muerte. Es considerado uno de los escritores teológicos más importantes de la Iglesia romana en la era precostantiniana, a pesar de que gran parte de su obra se ha perdido o solo se conserva en fragmentos y traducciones antiguas. Su fiesta se celebra el 13 de agosto, y es venerado como mártir por la Iglesia Católica.
Vida y Contexto Histórico
Hipólito fue un presbítero de la Iglesia de Roma a principios del siglo III1. Se ha sugerido que pudo haber sido discípulo de San Ireneo, ya sea en Roma o en Lyon1,2. También se menciona que Orígenes pudo haber asistido a una homilía de Hipólito alrededor del año 212 en Roma1. San Jerónimo lo describió como un hombre «santísimo y elocuente»2.
Durante el pontificado del Papa Ceferino (198-217), Hipólito entró en conflicto con el pontífice y con la mayoría de la Iglesia de Roma1. Estas controversias se debieron principalmente a sus opiniones cristológicas. Hipólito había combatido herejías como las de Teodoción y los Alogos, y de manera similar se opuso a las doctrinas de Noeto, Epígono, Cleómenes y Sabelio, quienes enfatizaban la unidad de Dios de forma unilateral (Monarquianismo) y veían en los conceptos de las Personas divinas una simple modalidad1.
Acusó al Papa Calixto I, sucesor de Ceferino, de haber caído en la herejía de Teodoción y luego en la de Sabelio, y de haber relajado la disciplina eclesiástica, especialmente la penitencial, por avaricia1,2. Hipólito mismo defendía un rigorismo excesivo1. Esta oposición lo llevó a establecerse como antipapa durante los pontificados de los sucesores inmediatos de Calixto: Urbano (222/223-230) y Ponciano (230-235)1,2.
Exilio y Reconciliación
En el año 235, durante la persecución del emperador Maximino, Hipólito fue desterrado a la inhóspita isla de Cerdeña junto con el Papa Ponciano1,2. Fue en este período, poco antes o poco después de su destierro, que se reconcilió con el obispo legítimo y la Iglesia de Roma1,3.
Tanto Ponciano como Hipólito murieron en Cerdeña, y sus restos mortales fueron trasladados a Roma el mismo día, 13 de agosto (posiblemente en el año 236 o en uno de los años siguientes)1. Ponciano fue sepultado en la cripta papal de la catacumba de Calixto, y Hipólito en un lugar de la Vía Tiburtina1,2. Ambos fueron igualmente venerados como mártires por la Iglesia romana, lo que es una prueba de que Hipólito había hecho las paces con la Iglesia antes de su muerte1. Con su muerte, el cisma llegó a un rápido fin1.
Obras Teológicas
Hipólito fue el teólogo más importante y el escritor religioso más prolífico de la Iglesia romana en la era precostantiniana1,2. Escribió en griego, lo que explica por qué sus obras fueron más leídas y lo hicieron famoso en Oriente, mientras que en Roma, una vez que el griego dejó de entenderse, se perdió el interés en sus escritos1.
A pesar de la gran cantidad de sus escritos, la mayoría se han perdido o solo se conocen a través de fragmentos dispersos1. Muchos han sobrevivido únicamente en antiguas traducciones a lenguas orientales y eslavas, y otros han sido interpolados1.
Sus obras abarcan diversas ramas de la teología, incluyendo numerosos tratados exegéticos con comentarios sobre varios libros del Antiguo y Nuevo Testamento1. La Philosophumena, descubierta en 1851, es una de sus obras más importantes, la cual permitió esclarecer el período más significativo de su vida1,4. Otra obra fundamental atribuida a él es la Tradición Apostólica, que ha sido reconocida como un documento fundacional de las Constituciones Apostólicas y ofrece una visión crucial de la liturgia y la disciplina eclesiástica temprana4.
Veneration y Leyendas
La fiesta de San Hipólito se celebra el 13 de agosto1,5. La gran veneración que se le tenía se evidencia en que es mencionado en el canon de la Misa Ambrosiana de Milán4.
En 1551, se descubrió en el cementerio de San Hipólito, en la Vía Tiburtina, una estatua de mármol del siglo III que lo representa sentado en una silla1,4. En los lados de la silla están grabadas sus tablas para calcular la Pascua y un catálogo de sus obras1,4. Esta estatua se conserva actualmente en el Museo Lateranense1,4.
Martirio y Confusiones Legendarias
El Martirologio Romano del 13 de agosto menciona a Hipólito como un mártir que confesó gloriosamente la fe bajo el emperador Valeriano5. Según una leyenda, fue atado por los pies a caballos salvajes y arrastrado cruelmente por zarzas y espinos, lo que laceró todo su cuerpo hasta que entregó su espíritu2,5. El mismo día, su nodriza, Santa Concordia, y otros diecinueve miembros de su casa fueron martirizados2,5.
Esta historia del martirio por caballos salvajes es considerada un romance o una invención2,4. Se cree que es una reminiscencia del destino del Hipólito de la mitología griega, hijo de Teseo, quien fue despedazado por caballos2. Prudencio, un autor posterior, aunque confundió a este Hipólito con otro mártir, testificó que había un fresco del incidente pintado sobre su tumba4.
La confusión entre el presbítero Hipólito y otras figuras con el mismo nombre es notable1,6. Por ejemplo, en los Hechos de San Lorenzo, se menciona a un oficial llamado Hipólito que, junto con su nodriza Concordia y diecinueve miembros de su casa, fue ejecutado por la fe2,6. Este Hipólito es sin duda el mismo presbítero y mártir, cuya tumba está cerca del cementerio de San Lorenzo, y quien fue conectado por la leyenda con San Lorenzo para completar el ciclo laurenciano2,6.
También se le confundió con un mártir de Porto, cuya fiesta se celebra el 22 de agosto1,6. Algunos autores griegos posteriores lo llamaron obispo de Roma, mientras que otros lo identificaron como obispo de Porto1. Sin embargo, la teoría de que fue obispo de Porto es insostenible1.
Legado y Relevancia
A pesar de las complejidades y controversias de su vida, San Hipólito es reconocido por su inmensa contribución teológica. Su ejemplo de santidad, culminado en el martirio junto al Papa Ponciano, es un motivo de aliento y esperanza para los fieles3. La Iglesia lo venera como un mártir que, a pesar de sus errores doctrinales y cismáticos iniciales, se reconcilió con la Iglesia antes de su muerte, demostrando un supremo gesto de amor a Cristo y a su Vicario en la tierra1,3.
La parroquia romana de San Hipólito, visitada por los Papas Pablo VI y Juan Pablo II, es un testimonio de su continua veneración7,3. En estas visitas, se ha destacado la importancia del patrono y la comunidad de fieles que se reúne en su nombre, reflejando la Iglesia universal7,3.
Citas
San Hipólito de Roma, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Hipólito de Roma. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29
B13: San Hipólito, mártir (c. 235 d.C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 319. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
Papa Juan Pablo II. 12 de febrero de 1984: Visita a la parroquia romana de San Hipólito - Homilía, § 7 (1984). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
San Casiano de Imola, mártir (fecha desconocida), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 320. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
B13 de agosto, Papa Benedicto XIV. El Martirologio Romano, § 13 de agosto (1749). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Santos Hipólitos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Santos Hipólitos. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Visita a la parroquia romana de San Hipólito - Primer domingo de Cuaresma, Papa Pablo VI. 12 de febrero de 1967: Visita a la Parroquia Romana de San Hipólito - Primer Domingo de Cuaresma (1967). ↩ ↩2