San Honorio
San Honorio fue una figura prominente en la Iglesia primitiva, con al menos dos individuos notables que llevaron este nombre y dejaron una huella significativa en la historia católica: el Papa Honorio I y San Honorio de Canterbury. Este artículo explorará las vidas y contribuciones de ambos, destacando sus roles en la expansión y consolidación del cristianismo, así como los desafíos y controversias que enfrentaron. Se examinará su legado en el contexto de sus respectivos pontificados y episcopados, y cómo sus acciones influyeron en la doctrina, la disciplina y la evangelización.
Tabla de contenido
Papa Honorio I
Honorio I fue Papa desde el año 625 hasta el 12 de octubre de 6381. Su pontificado se caracterizó por esfuerzos en la evangelización y la consolidación de la fe, pero también por una controversia teológica que afectaría su reputación póstumamente.
Primeros Años y Elección
Aunque no se dispone de mucha información sobre los primeros años de Honorio I, su elección al papado en el año 625 lo colocó en una posición de inmensa responsabilidad en un período de cambios significativos para la Iglesia1.
Papado y Contribuciones
Durante su tiempo como obispo de Roma, Honorio I se dedicó a la organización eclesiástica y a la promoción de la unidad. Un epitafio dedicado a un obispo Honorio, posiblemente el Papa Honorio I, lo describe como un «gran pastor» que «mantiene la sede apostólica por sus méritos» y «revoca a los dispersos, obteniendo óptimas ganancias»2. Este pasaje sugiere un liderazgo activo en la reconciliación y la guía espiritual. El mismo epitafio también menciona que, bajo su influencia, la región de Istria, que había estado afectada por un cisma, regresó a los estatutos de los Padres, y la «perfidia de la nación judía» fue vencida, unificando el «rebaño piadoso del Señor»2. Esto resalta su celo por la ortodoxia y la unidad eclesiástica.
En el ámbito de la disciplina eclesiástica, se le atribuye una carta que establece normas para las vírgenes que se habían comprometido a permanecer en la virginidad pero que no habían recibido el velo sagrado. Si tales vírgenes se casaban, debían hacer penitencia por un tiempo, ya que su promesa a Dios era vinculante3. Esta directriz subraya la seriedad con la Iglesia consideraba los votos y promesas espirituales.
Controversia Monotelita
La controversia más significativa de su pontificado fue su implicación en el monotelismo, una doctrina cristológica que sostenía que Cristo tenía una sola voluntad (divina), aunque poseía dos naturalezas (divina y humana). Honorio I intercambió correspondencia con Sergio, el Patriarca de Constantinopla, sobre esta cuestión. En sus cartas, Honorio I buscó la paz y la unidad, pero sus formulaciones fueron interpretadas posteriormente como una aceptación tácita de la doctrina monotelita.
Esta posición llevó a su condena póstuma en el Tercer Concilio de Constantinopla (680-681) y por papas posteriores, quienes lo anatemizaron por haber «fomentado la herejía»1. Es importante señalar que la interpretación de sus cartas ha sido objeto de debate histórico, con algunos defendiendo que Honorio I no pretendía adherirse a la herejía, sino más bien evitar nuevas divisiones al prohibir el uso de ciertos términos teológicos. No obstante, la condena conciliar es un hecho histórico innegable.
San Honorio de Canterbury
San Honorio fue el quinto Arzobispo de Canterbury, sucediendo a San Justo. Su episcopado fue fundamental para la consolidación del cristianismo en Inglaterra.
Origen y Misión en Inglaterra
Honorio era un monje romano y discípulo de San Gregorio Magno4,5. Se cree que llegó a Inglaterra como parte de la misión gregoriana para evangelizar a los anglosajones, ya sea con San Agustín en el año 596 o con el segundo grupo de misioneros en el año 6014,5. Su vida de «ferviente piedad» tuvo un impacto significativo en la conversión de los habitantes de Kent4.
Elección y Consagración
Fue elegido Arzobispo de Canterbury tras la muerte de San Justo en el año 6274,5. Fue consagrado en Lincoln por San Paulino de York en el año 6284,5. Recibió el palio del Papa Honorio I, junto con una carta en la que se establecía que, para evitar los largos y peligrosos viajes a Roma, en caso de vacante en las sedes metropolitanas de Canterbury o York, el obispo superviviente tendría la autoridad para consagrar al sucesor debidamente elegido4,5. Esta disposición facilitó la estabilidad y el crecimiento de la jerarquía eclesiástica en Inglaterra.
Episcopado y Evangelización
El episcopado de San Honorio se extendió por aproximadamente veinticinco años, durante los cuales mostró un gran celo y energía en la administración de su diócesis4,5. Uno de sus actos más importantes fue el envío de San Félix, a quien consagró obispo de Dunwich, para evangelizar a los anglos orientales. Esta misión fue un «éxito completo»4,5.
También brindó refugio a San Paulino de York después de la devastación de Northumbria por Cadwallon de Gales y Penda de Mercia en el año 6334,5. Honorio nombró a Paulino para la sede vacante de Rochester. Tras la muerte de Paulino en el año 644, Honorio consagró a San Itamar, un nativo de Kent, como su sucesor, siendo el primer obispo inglés4,5. Años más tarde, consagró a Tomás para suceder a Félix en Anglia Oriental, y alrededor del año 652, a Beretgils (Bonifacio) para suceder a Tomás4.
Fallecimiento y Legado
San Honorio falleció el 30 de septiembre del año 653 y fue sepultado en la iglesia abacial de los Santos Pedro y Pablo en Canterbury4,5. Es conmemorado en el Martirologio Romano y en las diócesis de Southwark y Nottingham5. Su vida se dedicó al «vigoroso ejercicio de los deberes de su cargo y a la fiel observancia de la regla de su maestro, San Gregorio»4. Su labor fue crucial para el establecimiento y la expansión del cristianismo en Inglaterra, sentando las bases para una Iglesia anglosajona fuerte y organizada.
Conclusión
La figura de San Honorio nos presenta dos hombres de fe que, en diferentes roles y contextos, contribuyeron al desarrollo de la Iglesia Católica. El Papa Honorio I, a pesar de la controversia teológica que ensombreció su legado, fue un pastor activo en la promoción de la unidad y la disciplina. San Honorio de Canterbury, por su parte, fue un pilar fundamental en la evangelización de Inglaterra, consolidando la fe en la isla y estableciendo una jerarquía eclesiástica sólida. Ambos nombres, aunque asociados a diferentes historias, reflejan el compromiso con la misión de la Iglesia y la difusión del Evangelio.
Citas
Papa Honorio I, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa Honorio I. ↩ ↩2 ↩3
Papa Donus. Epitaphium (Papa Donus), § 1. ↩ ↩2
Epístola I, Innocentii Papae I ad Anysium Thessalonicensem Episcopum. Anysio Innocentius eam in Illyrici Ecclesias potestatem confirmat, quam Anastasius ejusque decessores ipsi concesserant. , Papa Inocencio I. Epistolae et decreta (Papa Inocencio I), § 1. ↩
San Honorio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Honorio. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
San Honorio, arzobispo de Canterbury (653 d.C.), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 699. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11