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San Jerónimo de Estridón

San Jerónimo de Estridón
Original, Francisco de Zurbarán, CC0

San Jerónimo de Estridón (ca. 347-420), también conocido como San Jerónimo, fue un padre de la Iglesia, sacerdote, teólogo, traductor y Doctor de la Iglesia católica. Nacido en Stridón, en la frontera entre Dalmacia y Panonia (actuales Croacia y Eslovenia), destacó por su profunda devoción a las Escrituras Sagradas, que tradujo al latín en la Vulgata, versión auténtica de la Biblia para la Iglesia latina. Su vida ascética, marcada por el estudio riguroso, el eremitismo y controversias doctrinales, lo convirtió en un modelo de erudición cristiana. Vivió entre Roma, el desierto de Calcis y Belén, donde fundó comunidades monásticas junto a santa Paula y Eustojio, y defendió la fe contra herejías como el pelagianismo. Su legado perdura en la exégesis bíblica y la espiritualidad cristiana.1,2,3

Tabla de contenido

Biografía

Nacimiento y primeros años

San Jerónimo nació alrededor del año 347 en Stridón (o Estridón), una localidad situada en la frontera entre Dalmacia y Panonia, regiones que hoy corresponden aproximadamente a partes de Croacia y Eslovenia.1,2,3 Provenía de una familia cristiana acomodada que le proporcionó una sólida educación inicial. En aquella época, era común el bautismo de adultos, por lo que Jerónimo no recibió este sacramento en su infancia, sino durante su estancia en Roma, entre los años 358 y 364, mientras estudiaba retórica bajo los mejores maestros de la ciudad.1,4

Desde joven, mostró una gran pasión por la literatura clásica latina, devorando obras de Cicerón y otros autores paganos, lo que más tarde generaría un conflicto interior en su camino espiritual.1,2 Esta formación humanística lo preparó para su futura labor como traductor y exegeta, aunque inicialmente lo alejó de la simplicidad de las Escrituras.5

Formación y viajes por Europa

Tras sus estudios en Roma, Jerónimo emprendió un viaje por Galos, llegando hasta Trier (actual Tréveris, Alemania), centro intelectual del Imperio romano. Allí conoció el monacato oriental gracias a la influencia de san Atanasio, lo que despertó en él un anhelo por la vida ascética.1,3 Regresó a Aquilea, donde se unió a un grupo de cristianos fervientes alrededor del obispo Valeriano, formando una comunidad que él mismo describió como un «coro de bienaventurados».1,2

Este período de vida común fortaleció su vocación, pero alrededor del 374, tras pasar por Antioquía, decidió retirarse al desierto de Calcis, al sur de Alepo (Siria), en busca de una ascesis más radical.1,2,3 En este aislamiento, dedicó tiempo al estudio intensivo de las lenguas bíblicas: primero el griego y luego el hebreo, bajo la guía de un judío convertido. El desierto se convirtió en un lugar de decisiones existenciales profundas, donde enfrentó pruebas interiores, descubrió la importancia de las lágrimas de arrepentimiento y experimentó la misericordia divina.1,6

La visión en el desierto y conversión decisiva

Un momento clave en su vida fue una visión profética durante la Cuaresma del 375, posiblemente en fiebre. En ella, se vio arrastrado ante el Juicio divino y acusado de ser «ciceroniano, no cristiano», ya que prefería la elegancia de los clásicos latinos a la rudeza de la Biblia.1,2,5 Este sueño lo impulsó a una conversión radical: abandonó por completo la literatura profana para consagrarse al servicio de la Palabra de Dios, redirigiendo sus talentos al bien de la Iglesia.1

En el desierto, Jerónimo comprendió su debilidad humana y la necesidad de depender totalmente de Dios, como ilustra una anécdota apócrifa en la que Cristo le pide sus pecados para perdonarlos de nuevo.1

Estancia en Roma y servicio al papa Dámaso

Ordenado sacerdote en Antioquía, Jerónimo viajó a Constantinopla (380-381), donde entabló amistad con san Gregorio Nacianceno.3,7 En 382, regresó a Roma como secretario y consejero del papa Dámaso I, quien lo animó a revisar la traducción latina de la Biblia por razones pastorales y culturales.2,3 Su fama como asceta atrajo a nobles romanas como Paula, Marcela, Asela y Lea, quienes lo eligieron como guía espiritual y aprendieron griego y hebreo bajo su dirección.2

Sin embargo, su carácter fuerte y críticas acerbas le granjearon enemigos. Tras la muerte de Dámaso en 384, fue expulsado de Roma en 385.3

Fundación monástica en Belén y últimos años

Jerónimo se instaló definitivamente en Belén en 386, cerca de la gruta de la Natividad. Con la ayuda de santa Paula y su hija Eustojio, fundó tres monasterios femeninos y uno masculino, que servían también como hospicios para peregrinos y escuela monástica.3,7,8 Allí continuó su vida de estudio y oración hasta su muerte el 30 de septiembre de 420, a los 73 años, agotado por la penitencia y el trabajo.1,3,8 Fue enterrado junto a Paula y Eustojio bajo la iglesia de la Natividad; sus restos se trasladaron más tarde a Santa María la Mayor en Roma.8

En sus últimos años, enfrentó invasiones bárbaras (saco de Roma en 410) y persecuciones pelagianas, que incendiaron sus monasterios.8

Obras principales

La Vulgata: traducción de la Biblia

La obra cumbre de san Jerónimo es la Vulgata, nueva traducción latina de la Biblia directamente del hebreo y griego, iniciada por encargo de Dámaso y completada entre 390 y 405.2,3,9 Inicialmente valoró la Septuaginta como inspirada, pero sus estudios hebraicos lo llevaron a priorizar los textos originales.3 El Concilio de Trento la declaró texto auténtico de la Iglesia latina.8

Trabajó en libros como Samuel, Reyes, Job, Proverbios, Eclesiastés, Esdras y Paralipómenos (390-394); Isaías, Daniel, Ezequiel y Jeremías en sus últimos años.3

Comentarios bíblices y exégesis

Jerónimo escribió abundantes comentarios a libros bíblicos, compilando interpretaciones de predecesores con su propio juicio. Destacan los de Oseas, Joel, Amós (406); Daniel (408); Isaías (408-410); Ezequiel (410-415); Jeremías (415-420); y más tempranos como Gálatas, Efesios (387-388).3 Su método enfatizaba la necesidad del Espíritu Santo para entender las Escrituras.6

Otras obras exegéticas incluyen Quaestiones hebraicae in Genesim y tratados sobre nombres hebreos.3

Polémicas teológicas y otras composiciones

Defendió la ortodoxia en controversias contra Rufino, Joviano, Vigilancio y pelagianos (Dialogi contra Pelagianos, 415).3,8 Escribió vidas de santos como Hilarión y Malco, De viris illustribus (historia literaria cristiana) y numerosas cartas espirituales.3,7

Su producción fue prolífica, alternando traducción, comentarios y predicación.3

Legado doctrinal y espiritual

Doctor de la Iglesia y amor a las Escrituras

Proclamado Doctor de la Iglesia, san Jerónimo es el «Gran Doctor» en comprensión bíblica, con un «afectus scripturae sacrae» (amor vivo por las Sagradas Escrituras).1,9 Enseñó que el estudio bíblico requiere preparación ascética, humildad y oración al Espíritu Santo.5,6 Su ejemplo inspira a clérigos y fieles a profundizar en la Palabra de Dios.4,9

Influencia en la Iglesia y controversias

Aunque controvertido por su temperamento, su defensa de la verdad cristiana fue impetuosa y valiente.2 Influyó en la liturgia (oración en su memorial: «levante nuestros corazones a las enseñanzas sagradas»).10 Enfrentó herejías como el apolinarismo y pelagianismo.7

Iconografía y culto litúrgico

En el arte, se le representa como cardenal (por su servicio a Dámaso), con león (leyenda de extraer espina, transferida de san Gerasimo) o en el desierto con calavera.8 Su memoria litúrgica es el 30 de septiembre.10

La Iglesia lo venera como patrono de traductores, bibliotecarios y estudiosos bíblicos. Su Vulgata sigue siendo pilar de la tradición católica.8

Citas

  1. De Roma a Belén, Papa Francisco. Scripturae sacrae affectus. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  2. San Jerónimo (I), Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 7 de noviembre de 2007: San Jerónimo (I). 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  3. San Jerónimo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Jerónimo. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  4. Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus, § 2 (1920). 2

  5. Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus, § 34 (1920). 2 3

  6. Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus, § 35 (1920). 2 3

  7. Jerónimo, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Jerónimo. 2 3 4

  8. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 696. 2 3 4 5 6 7 8

  9. Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus (1920). 2 3

  10. Propio de los santos - 30 de septiembre - San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia - Memoria, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. El Misal Romano (Traducción al inglés según la tercera edición típica), §Propio de los Santos. 2