San Juan de Licópolis

San Juan de Licópolis fue un santo cristiano del siglo IV, originario de la antigua ciudad egipcia de Licópolis (actual Siut o Asyut), en la Tebaida Superior. Celebrado como uno de los ciudadanos más ilustres de su urbe, es conocido principalmente por su intervención providencial ante el emperador Teodosio el Grande, que salvó a la ciudad de la destrucción tras una guerra fratricida. Su figura encarna la virtud de la intercesión pacífica y la fe arraigada en la tradición cristiana egipcia primitiva.1
Tabla de contenido
Contexto histórico de Licópolis
Licópolis, también conocida como Siut o Siaut, fue una ciudad de relevancia en la historia antigua de Egipto, situada en la Tebaida Prima. Tras la caída de la sexta dinastía, sus príncipes alternaron la sumisión a los reyes de Heracleópolis o Tebas, consolidándose como capital del Principado de Terebinthos y luego del nomo homónimo. Su principal deidad pagana era el chacal Apouaitou, de donde deriva su nombre griego Lycopolis, o «ciudad del lobo».1
En el ámbito cristiano, Licópolis adquirió importancia como sede episcopal titular, sufragánea de Antinoë. Entre sus obispos antiguos destacan figuras como Alejandro, autor de un tratado contra los maniqueos; Melecio, origen del cisma meletiano y opositor de Pedro de Alejandría; y Volusiano, participante en el Concilio de Nicea en 325. La ciudad albergó controversias eclesiales significativas, como el cisma de Melecio, quien fue depuesto por ordinar fuera de su diócesis durante las persecuciones, violando las normas canónicas.2,3,4 Pedro de Alejandría, sucesor de la línea apostólica desde san Marcos, condenó estas acciones, destacando la unidad eclesial frente a la «nefasta temeridad» de Melecio.2
Bajo el dominio romano y posterior bizantino, Licópolis prosperó, pero enfrentó tensiones internas. En el siglo IV, tras una guerra fratricida —conflicto entre hermanos o facciones locales—, el emperador Teodosio I (379-395) amenazó con arrasar la ciudad como castigo. Fue en este momento crítico cuando san Juan de Licópolis emergió como intercesor.1
Vida y santidad de san Juan
Aunque las fuentes históricas sobre la biografía detallada de san Juan son escasas, su reputación como santo y ciudadano eminente lo sitúa en el siglo IV, contemporáneo de los grandes emperadores cristianos y el florecimiento del monacato egipcio. Licópolis, con su tradición cristiana consolidada —evidenciada por la presencia de obispos en concilios ecuménicos—, fue cuna de figuras espirituales destacadas. San Juan se erige como modelo de virtud ciudadana y fe, alineado con la vita apostólica de los cristianos egipcios primitivos.1,5
No se conservan tratados ni escritos directos suyos, a diferencia de otros contemporáneos como Alejandro de Licópolis, filósofo neoplatónico que combatió el maniqueísmo. Sin embargo, su santidad se manifiesta en la acción concreta: la intercesión humilde y eficaz ante el poder imperial, recordando las exhortaciones de Pedro de Alejandría a la unidad y la resistencia pacífica frente a las divisiones.2,5
La intervención milagrosa ante Teodosio el Grande
El episodio culminante de la vida de san Juan se produjo durante el reinado de Teodosio el Grande, emperador romano conocido por su fervor cristiano y la convocatoria del Concilio de Constantinopla I (381). Tras una guerra fratricida que devastó Licópolis, Teodosio decretó la destrucción total de la ciudad como represalia. Este castigo, común en la praxis imperial romana para sofocar rebeliones, ponía en riesgo no solo la urbe pagana residual, sino su vibrante comunidad cristiana.1
San Juan, descrito como «uno de sus ciudadanos más celebrados», intervino directamente. Su mediación —posiblemente a través de una embajada, oración o audiencia personal— logró conmover al emperador, quien revocó la orden destructiva. Este acto de clemencia preservó Licópolis, permitiendo su continuidad como centro provincial bajo los árabes posteriores, donde se convirtió en capital de Said y punto de caravanas.1
Este milagro de intercesión evoca las intervenciones de otros santos egipcios, como los Padres del Desierto, y subraya el rol de los laicos santos en la historia de la salvación local. La tradición católica lo venera como protector de la ciudad, símbolo de la misericordia divina a través de los fieles.1
Licópolis en la era cristiana posterior
Tras la intervención de san Juan, Licópolis mantuvo su estatus eclesial. Hoy es sede de un obispo copto cismático, con una minoría católica. Su necropolis antigua, cementerio árabe y bazar la convierten en sitio de interés histórico. Filósofos como Plotino (nacido en Siut) y controversias como el cisma meletiano —condenado en Nicea, donde se invalidaron las ordenaciones de Melecio y se restringió su autoridad— marcan su legado.1,3,4
El Concilio de Nicea (325) abordó el cisma, decretando que Melecio retuviera su título pero sin jurisdicción, y que sus ordenados recibieran nueva imposición de manos de obispos legítimos como Alejandro de Alejandría. Este contexto de unidad eclesial en Egipto enriquece la figura de san Juan como baluarte de la fe ortodoxa.4
Veneración y legado en la Iglesia católica
San Juan de Licópolis es honrado en el santoral católico como intercesor por la paz y la reconciliación civil. Su fiesta no está universalmente fijada en el calendario romano general, pero se le invoca en tradiciones locales egipcias y en el contexto de sedes titulares. En la Catholic Encyclopedia, se le reconoce explícitamente como santo, integrándolo en la hagiografía de la Iglesia primitiva.1
Su ejemplo resuena en la doctrina católica sobre la santidad laical: todo bautizado puede ser instrumento de Dios en la historia, como enseña el Concilio Vaticano II. En España y la Iglesia universal, su memoria invita a la oración por las ciudades en conflicto, recordando que la fe transforma las amenazas en bendiciones.1
Para los fieles contemporáneos, san Juan modela la intercesión audaz ante los poderes, alineada con la tradición patrística egipcia de Pedro de Alejandría, quien fortaleció la unidad contra cismas.2
Citas
Licópolis, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Licópolis. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Pedro de Alejandría. Las Actas de Pedro de Alejandría (250). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Egipto, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Egipto. ↩ ↩2
Melecio de Licópolis, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Melecio de Licópolis. ↩ ↩2 ↩3
Alejandro de Licópolis, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Alejandro de Licópolis. ↩ ↩2
