San Justino Mártir

San Justino Mártir fue un influyente apologista cristiano del siglo II, nacido alrededor del año 100 en Flavia Neápolis (actual Nablus) en Samaria. Después de una extensa búsqueda de la verdad a través de diversas escuelas filosóficas griegas, encontró la verdadera filosofía en el cristianismo, al cual se convirtió cerca del año 130. Se dedicó a defender y explicar la fe cristiana en Asia Menor y en Roma, donde fundó una escuela. Sus obras más importantes que han llegado hasta nosotros son sus dos Apologías y el Diálogo con Trifón, en las que argumenta la racionalidad del cristianismo y su conexión con la filosofía y las profecías del Antiguo Testamento. Justino sufrió el martirio en Roma alrededor del año 165 bajo el prefecto Rústico, junto con seis de sus discípulos, dejando un legado duradero como pionero en la integración del pensamiento filosófico con la doctrina cristiana.
Tabla de contenido
Vida Temprana y Búsqueda de la Verdad
Justino, hijo de Prisco y nieto de Bacqueio, nació en Flavia Neápolis, en la Siria Palestina, alrededor del año 100 d.C.1. Su ciudad natal, fundada por Vespasiano en el 72 d.C., estaba habitada principalmente por paganos, y los nombres de su padre y abuelo sugieren un origen pagano1. Justino se describe a sí mismo como incircunciso1.
Desde joven, Justino se embarcó en una profunda búsqueda de la verdad, explorando varias escuelas de la tradición filosófica griega2. Él mismo relata este viaje en los primeros capítulos de su Diálogo con Trifón. Después de estudiar con diversas corrientes filosóficas, como los estoicos, peripatéticos y pitagóricos, encontró insatisfacción en cada una de ellas3. Finalmente, se sintió atraído por el platonismo, creyendo haber encontrado en él una vía para contemplar a Dios3.
Su conversión al cristianismo, alrededor del año 130, fue un momento crucial en su vida1. Según su propio relato, un anciano misterioso que conoció a orillas del mar lo llevó a una crisis filosófica, mostrándole la imposibilidad de que el ser humano satisfaga su aspiración a lo divino únicamente con sus propias fuerzas2. Este anciano le señaló a los antiguos profetas como la fuente para encontrar el camino hacia Dios y la verdadera filosofía2. Justino relata que incluso antes de su conversión, se sentía atraído por la valentía de los cristianos frente a la muerte, lo que le hizo dudar de las acusaciones de inmoralidad que se les imputaban3.
Conversión y Ministerio Apologético
Tras su conversión, Justino adoptó el cristianismo como la única filosofía segura y provechosa2,4. Mantuvo el manto de filósofo, simbolizando su convicción de que la fe cristiana era la culminación de la búsqueda filosófica3. Se dedicó a enseñar y defender la religión cristiana, primero en Asia Menor y luego en Roma1. En Roma, fundó una escuela donde instruía a sus alumnos gratuitamente en la nueva religión2.
Justino fue un escritor prolífico y significativo1. Sus obras apologéticas tenían una doble finalidad: defender el cristianismo de las acusaciones de paganos y judíos, y explicar la doctrina cristiana en un lenguaje comprensible para sus contemporáneos2.
Obras Principales
Las obras de Justino que han sobrevivido hasta hoy son dos Apologías y el Diálogo con el judío Trifón1,2,3.
Primera Apología: Dirigida al Emperador Antonino Pío, a sus hijos, al Senado y al pueblo romano, esta obra protesta contra la condena de los cristianos basándose únicamente en su religión o en acusaciones sin fundamento3. Justino defiende a los cristianos de las acusaciones de ateísmo e inmoralidad, argumentando que son súbditos pacíficos cuya lealtad al emperador se basa en las enseñanzas de Cristo5,3. En esta apología, Justino también describe los ritos del bautismo y los servicios dominicales, incluyendo la Eucaristía y la distribución de limosnas3. Explica que los cristianos creen en un solo Dios creador y en su Hijo, Jesucristo, quien es el Salvador y Juez de la humanidad6.
Segunda Apología: Considerada un apéndice de la primera, en ella, Justino anticipa su propio martirio, mencionando que espera ser perseguido y crucificado por aquellos a quienes ha nombrado, o por Crescente, el filósofo cínico1.
Diálogo con Trifón: Esta obra presenta una vindicación del cristianismo en contraste con el judaísmo, en forma de diálogo con un judío llamado Trifón1,3. En ella, Justino busca ilustrar el plan divino de creación y salvación que se cumple en Jesucristo, el Logos, la Razón eterna y creativa2. Sostiene que cada persona, como ser racional, participa del Logos y lleva dentro de sí una «semilla» de la verdad, percibiendo destellos de ella2. Así, el mismo Logos que se reveló a los hebreos en la Antigua Ley también se manifestó parcialmente, en «semillas de verdad», en la filosofía griega2,4. Justino concluye que, dado que el cristianismo es la manifestación histórica y personal del Logos en su totalidad, «todas las cosas que fueron dichas correctamente entre todos los hombres son propiedad nuestra los cristianos»2.
Justino también menciona un «Tratado contra la herejía» y San Ireneo cita un «Tratado contra Marción», que podría haber sido parte del anterior1.
Martirio
Justino fue condenado a muerte por el prefecto Rústico alrededor del año 165 d.C., durante el reinado del emperador Marco Aurelio1,2. Se cree que las intrigas del filósofo cínico Crescente, a quien Justino había refutado públicamente, contribuyeron a su arresto y condena1,7,8,9,10.
El relato auténtico de su martirio, las Actas de los Mártires, describe su interrogatorio1. El prefecto Rústico le ordenó a Justino y a sus compañeros sacrificar a los dioses1. Justino respondió: «Nadie en su sano juicio abandona la piedad por la impiedad»1,6. Ante la amenaza de tortura sin piedad, Justino replicó: «Ese es nuestro deseo, ser torturados por Nuestro Señor, Jesucristo, y así ser salvados, porque eso nos dará salvación y firme confianza ante el tribunal universal más terrible de Nuestro Señor y Salvador»1,11. Sus compañeros mártires —Caritón, Carito, Evelpisto, Peón, Hierax y Liberiano— se unieron a su confesión, declarando: «Somos cristianos, y no sacrificamos a los ídolos»1,6.
Rústico pronunció la sentencia: «Aquellos que no deseen sacrificar a los dioses y obedecer al emperador serán flagelados y decapitados según las leyes»1. Los santos mártires, glorificando a Dios, fueron llevados al lugar acostumbrado, donde fueron decapitados, consumando su martirio y confesando a su Salvador1,6. Algunos fieles recogieron sus cuerpos en secreto y los enterraron en un lugar adecuado6.
Legado y Veneración
San Justino Mártir es considerado el apologista más importante del siglo II2. Su obra marcó una fuerte opción de la Iglesia antigua por la filosofía y la razón, en contraste con la religión pagana, que los primeros cristianos rechazaron enérgicamente como idolatría2.
El Papa Juan Pablo II describió a San Justino como un «pionero del compromiso positivo con el pensamiento filosófico —aunque con cauteloso discernimiento—»2. Justino demostró que la filosofía griega, con sus «semillas del Verbo», podía ser vista como una preparación para el Evangelio2. Su enfoque de apertura y respeto hacia la cultura humana ha sido continuado por la Iglesia a través de los Padres y Teólogos, hasta el Concilio Vaticano II4.
La Iglesia Católica conmemora a San Justino Mártir el 14 de abril1,3. El Papa León XIII compuso una Misa y un Oficio en su honor1. Su figura sigue siendo un faro para aquellos que buscan armonizar la fe con la razón y la cultura.
Citas
Catholic Encyclopedia, St. Justin Martyr ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21
General Audience, 21 March 2007: Saint Justin, Philosopher and Martyr ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16
Butler’s Lives of the Saints: Volume II, page93 ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
To European intellectuals (December 15, 1983) - Speech ↩ ↩2 ↩3
The First Apology ↩
Butler’s Lives of the Saints: Volume II, page94 ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Church History (Eusebius of Caesarea), Book IV. Chapter 16. 1 ↩
Church History (Eusebius of Caesarea), Book IV. Chapter 16. 7 ↩
De Viris Illustribus (On Illustrious Men), 23 ↩
Church History (Eusebius of Caesarea), Book IV. Chapter 16. 9 ↩
The Martyrdom of Justin, Chapter 4 ↩