San Marcelino
San Marcelino es el nombre bajo el cual la tradición católica reconoce a varios santos y beatos que, a lo largo de la historia, han ofrecido su vida por la fe cristiana. El artículo aborda al papa mártir San Marcelino del siglo IV, cuya veneración se consolidó en la Antigüedad tardía, y al beato Marcelino Sánchez Fernández, mártir español del siglo XX. Se examinan sus biografías, el contexto histórico de sus persecuciones, la transmisión de sus reliquias, la liturgia que les celebra y su legado patrónico.
Tabla de contenido
Índice
San Marcelino, papa y mártir (c. 304‑313)
San Marcelino nació en Roma, hijo de un ciudadano llamado Projectus, y fue elegido pontífice el 30 de junio de 296 d.C.1. Su pontificado coincidió con la persecución de Diocleciano (303‑311), durante la cual muchos clérigos fueron ejecutados. La tradición romana afirma que Marcelino fue arrestado, obligado a ofrecer incienso a los dioses paganos y, tras una breve recaída, se arrepintió públicamente, recibiendo la sentencia de muerte por decapitación1.
Aunque algunos escritos de los siglos V y VI relatan una posible «lapse» (cisma) del papa, la Catálogus Liberianus y el Martyrologium de Beda lo incluyen como mártir, lo que sugiere que la Iglesia primitiva reconoció su sacrificio como auténtico1. La Enciclopedia Católica señala que su tumba fue situada en la catacumba de Priscila, en la vía Salaria, y que su sepultura fue venerada desde los primeros siglos del cristianismo1.
Culto y veneración en la Iglesia primitiva
La Martyrologio Romano de 1749 menciona a San Marcelino como «papa y mártir, decapitado por la fe de Cristo» y lo asocia con los mártires Claudius, Cyrinus y Antoninus, indicando la magnitud de la persecución de Maximiano en Roma2.
Los primeros cristianos de Roma guardaron su tumba con devoción, y la Liber Pontificalis registra una «itineraria» del siglo VII que describe la ubicación exacta de su sepultura en la catacumba de Priscila1. La veneración se extendió a través de la difusión de su «passio» (relato de la pasión) en el Martyrologio de Beda y en los Acta Sanctorum, lo que consolidó su culto en la liturgia medieval.
Festividad litúrgica y calendario martyrológico
El día de su conmemoración oficial es el 26 de abril, según la Martyrologio Romana y la Liber Pontificalis1. En el Martyrologio de 1749, la entrada del 26 de abril incluye a San Marcelino junto a otros santos, subrayando la práctica de rezar a los mártires como intercesores2.
En la liturgia contemporánea, la fiesta de San Marcelino se celebra con una Misa y un Oficio que recuerdan su valentía y su arrepentimiento, siguiendo la tradición de los mártires del siglo IV.
Reliquias y lugares de peregrinación
Las reliquias de San Marcelino fueron trasladadas en el siglo VIII por el Papa Gregorio IV a la iglesia de Santa María en la Via Lata, según el Martyrologio de agosto 83. Posteriormente, su cuerpo permaneció en la catacumba de Priscila, donde los peregrinos podían venerar su tumba bajo la protección de los santos mártires.
Los restos de los mártires acompañantes —Claudio, Cyrinus y Antoninus— también fueron conservados y trasladados, reforzando la devoción colectiva a los mártires de la persecución de Diocleciano.
Beato Marcelino Sánchez Fernández (1910‑1936)
Vida y contexto histórico
Marcelino Sánchez Fernández nació el 30 de diciembre de 1910 en Santa María del Rey, provincia de León, España. Ingresó en la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada y tomó sus votos perpetuos el 28 de agosto de 19354.
Durante la Guerra Civil española, fue arrestado el 15 de octubre de 1936 y encarcelado primero en el modelo de Madrid y luego en la prisión de Sant’Antonio. El 28 de noviembre del mismo año fue ejecutado en Paracuellos de Jarama, convirtiéndose en mártir del siglo XX por su fidelidad a la fe católica frente a la persecución anticlerical4.
Proceso de beatificación
El Beato Marcelino fue declarado beato por el Papa Juan Pablo II el 9 de noviembre de 2003, y su fiesta litúrgica se celebra el 17 de marzo5. La causa de su beatificación destacó su testimonio de caridad y su disposición a morir por Cristo, siguiendo el ejemplo de los mártires de la antigüedad.
Veneración actual
Su tumba se encuentra en el convento de los Oblatos de María Inmaculada en Madrid, donde los fieles acuden a rezar por su intercesión. La comunidad oblata celebra su memoria con actos de caridad y obras de misericordia, emulando su «espíritu de compasión y perdón»6.
Patronazgo y legado espiritual
San Marcelino (papa) es invocado como patrón de los obispos y de los que sufren persecución por la fe, debido a su ejemplo de liderazgo cristiano bajo la presión del imperio romano.
Beato Marcelino Sánchez Fernández es considerado patrón de los religiosos y de los perseguidos por la fe en el mundo contemporáneo, inspirando a los fieles a mantener la esperanza y la caridad en situaciones de conflicto.
Ambos santos comparten la virtud de la confesión valiente, la reconcilación con el pecado y la ofrenda de su vida por Cristo, ofreciendo modelos de santidad que trascienden los siglos.
Bibliografía y notas al pie
Citas
Papa San Marcelino, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Papa San Marcelino. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
B26 de abril, Papa Benedicto XIV. El Martirologio Romano, § 26 de abril (1749). ↩ ↩2
B8 de agosto, Papa Benedicto XIV. El Martirologio Romano, § 8 de agosto (1749). ↩
Dicasterio para las Causas de los Santos. Mártires Españoles Misioneros Oblatos de María Inmaculada: Los mártires (17 de diciembre de 2011), § 21 (2011). ↩ ↩2
Dicasterio para las Causas de los Santos. Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno: Biografía (9 de noviembre de 2003), §Resumen (2003). ↩
Dicasterio para las Causas de los Santos. Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno: Biografía (9 de noviembre de 2003), §Biografía (2003). ↩