San Martín de Porres

San Martín de Porres Velázquez (1579-1639) fue un hermano lego dominico peruano, reconocido por su profunda humildad, caridad incansable y dedicación a los más necesitados. A pesar de las dificultades derivadas de su origen mestizo e ilegítimo en la sociedad colonial de Lima, Martín abrazó la vida religiosa y se entregó al servicio de Dios y del prójimo, ejerciendo sus conocimientos médicos para cuidar a los pobres y enfermos. Su vida, marcada por la oración, la penitencia y el amor, lo convirtió en un faro de virtud y un ejemplo de justicia social, siendo canonizado en 1962 por el Papa Juan XXIII y venerado como patrón de la justicia inter-racial, los barberos y peluqueros.
Tabla de contenido
Primeros Años y Orígenes
Martín de Porres nació en Lima, Perú, el 9 de diciembre de 15791. Fue bautizado en la parroquia de San Sebastián1. Era hijo natural de Juan de Porres (o Porras), un caballero español, y de Ana Velázquez, una mujer negra liberada originaria de Panamá2. Martín heredó los rasgos y la tez oscura de su madre, lo que inicialmente fue motivo de disgusto para su padre noble, aunque este reconoció al niño y a su hermana como sus hijos2. Finalmente, Juan de Porres dejó a Martín al cuidado de su madre2.
Cuando Martín tenía doce años, su madre lo puso como aprendiz de barbero-cirujano, una profesión que le proporcionó conocimientos sanitarios que más tarde utilizaría en su vida religiosa2,3.
Vocación Religiosa y Vida en el Convento
A los quince años, Martín recibió el hábito de la tercera orden de Santo Domingo y fue admitido en el convento del Rosario de los Frailes Predicadores en Lima, donde eventualmente profesó como hermano lego2. Debido a su condición de mestizo, inicialmente fue aceptado en la Orden Dominicana solo como terciario y luego como hermano cooperador4,3. Martín aceptó esta condición con máxima humildad, irradiando amor en su existencia4,3.
En una ocasión, al ver las finanzas del convento en mal estado, Martín llegó a proponer seriamente a sus superiores que lo vendieran como esclavo para saldar las deudas: «Solo soy un pobre mulato; soy propiedad de la orden: véndanme»4,1. Sin embargo, los dominicos, al reconocer su profunda energía interior, lo elevaron de su condición subalterna, acogiéndolo en la Orden como hermano cooperador4.
Dentro del convento, Martín desempeñó múltiples oficios, siendo barbero, cirujano, encargado del guardarropa e enfermero2. Un compañero, el Hermano Fernando de Aragones, atestiguó que Martín realizaba todas estas tareas con gran liberalidad, prontitud y esmero, sin sentirse agobiado por ninguna de ellas, lo que le hizo comprender que «en que se aferraba a Dios en su alma, todas estas cosas eran efectos de la gracia divina»2.
Martín de Porres fue un amigo cercano de Santa Rosa de Lima y del Beato Juan Macías, quien también fue hermano lego en el priorato dominico de Santa María Magdalena en la misma ciudad1,5.
Caridad y Servicio a los Pobres
La caridad de San Martín de Porres fue extraordinaria y se extendió a todos los que encontró, sin distinción de raza o condición social4,6. Se dedicó con abnegación a los pobres y a los enfermos, brindándoles cuidados sanitarios gracias a sus conocimientos previos como barbero-cirujano4,3. Extendió su cuidado a los enfermos de la ciudad y fue fundamental en la creación de un orfanato y un hospital para niños expósitos, junto con otras instituciones caritativas2.
Se le confió la tarea de distribuir las limosnas diarias de comida del convento a los pobres, las cuales, según se dice, a veces aumentaba milagrosamente2. También se hizo cargo de los esclavos que eran traídos a Perú desde África, quienes sufrían en condiciones miserables2. Su caridad abarcaba incluso a los animales, a quienes cuidaba y alimentaba, excusando las depredaciones de ratas y ratones con el argumento de que «las pobres cositas estaban insuficientemente alimentadas»1. Mantenía un «hogar para gatos y perros» en la casa de su hermana1.
Martín fue eminentemente práctico en sus obras de caridad, utilizando el dinero y los bienes que recolectaba de manera cuidadosa y metódica1. Por ejemplo, en tres días consiguió la dote para su sobrina, al mismo tiempo que obtenía mucho más para los pobres1. También compró un sirviente negro para trabajar en la lavandería y se ocupó de quienes necesitaban mantas, camisas, velas, dulces, milagros o oraciones1. Era considerado el procurador tanto del priorato como del público1.
El Papa Francisco, en un discurso de 2019, destacó que Martín de Porres aceptó su condición de mestizo y hermano cooperador viviendo una existencia de máxima humildad, irradiada por el amor, y dedicándose con abnegación a los pobres y enfermos3.
Vida Espiritual y Virtudes
Martín de Porres llevó una vida de gran simplicidad y humildad, irradiada por el amor, la oración, el ayuno y la penitencia4. Deseaba fervientemente ir a alguna misión extranjera para obtener la corona del martirio, pero al serle imposible, hizo de su propio cuerpo un mártir a través de sus mortificaciones2. Su dulzura y delicadeza de vida santa conmovieron los corazones de todos, incluso de personas de diferentes razas y orígenes, tanto durante su vida como después de su muerte6.
Para Martín, la Eucaristía era el centro de su vida espiritual. Vivió de la adoración del Señor presente en la Eucaristía, pasando noches enteras en oración ante el Señor crucificado en el sagrario7. Este encuentro con Cristo en la Eucaristía lo impulsó a servir incansablemente a los enfermos y a los marginados sociales, con quienes se identificaba por sus propios orígenes mestizos7. La Congregación para la Doctrina de la Fe lo menciona como un ejemplo de santo eucarístico y social, comparándolo con la Madre Teresa de Calcuta, quien también priorizaba la presencia del tabernáculo en sus casas de servicio7.
El Papa Juan XXIII lo comparó con Santa Catalina de Siena, otra brillante estrella de la familia dominicana, señalando que mientras Catalina sobresalió por su claridad de doctrina y firmeza de ánimo, Martín adaptó sus actividades a los preceptos cristianos a lo largo de toda su vida6.
Milagros y Dones Sobrenaturales
La vida de San Martín de Porres estuvo acompañada de numerosos dones sobrenaturales y milagros. Se habla de sus vuelos aéreos (levitación), bilocaciones y otros dones extraordinarios2.
Los milagros son considerados por la Iglesia como una evidencia de la santidad de una persona y un motivo para su veneración6. El Papa Sixto IV, en la bula Superna Caelestis de 1482, ya había señalado que, aunque la perseverancia en la fe podría bastar para creer en la santidad, los muchos y grandes milagros que siguieron a la muerte de los santos ofrecen una evidencia cierta de su santidad6.
Beatificación y Canonización
Martín de Porres falleció en Lima el 3 de noviembre de 16394,1. Fue llevado a su tumba por prelados y nobles1.
Fue beatificado el 29 de octubre de 1837 por el Papa Gregorio XVI, después de largas demoras en el proceso4,1. Finalmente, fue canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII en la Basílica Vaticana4,1. El Papa Juan XXIII consideró muy oportuno que Martín de Porres fuera contado entre los santos en el año en que se celebraría el Concilio Vaticano II, viendo en su camino de santidad y en el resplandor de sus virtudes frutos saludables para la Iglesia Católica y para toda la humanidad6.
Patronazgos
San Martín de Porres es el patrón de los barberos y peluqueros4. Además, ha sido adoptado en América y en otras partes del mundo como patrón del trabajo por la justicia inter-racial y la armonía1. El Papa Pío XII lo nombró Patrono de todas las instituciones sociales de la República del Perú en 19456.
Su festividad se celebra el 3 de noviembre4.
Legado y Relevancia Actual
La figura de San Martín de Porres sigue siendo un modelo inspirador de humildad, caridad y justicia. Su vida demuestra que la santidad es accesible a todos, independientemente de su origen o posición social. Su dedicación a los marginados y su lucha contra la discriminación racial lo convierten en un santo de gran relevancia para los desafíos sociales contemporáneos. Su ejemplo nos recuerda la importancia de ver a Cristo en los más vulnerables y de servirles con amor desinteresado, un mensaje que resuena profundamente en la enseñanza social de la Iglesia.
Citas
Beato Gomidas Keumurgian, mártir (d.C. 1707), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 274. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
San Martín de Porres (d.C. 1639), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 273. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Papa Francisco. Martino de Porres (1579 - 1639) - Discurso del Papa Francisco (2019) (1962). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Martino de Porres (1579 - 1639) - Biografía (1962). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Juan Macías (1585-1645) - Biografía (1975). ↩
Papa Juan XXIII. Martino de Porres (1579 - 1639) - Homilía (1962). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
B2. «communio» - Martín de Porres, Madre Teresa, Congregación para la Doctrina de la Fe. Eucaristía, comunión y solidaridad, § 2 (2002). ↩ ↩2 ↩3