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San Óscar Romero

San Óscar Romero
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez en 1978 durante una visita a Roma. Fotografía publicada por primera vez en la República de Italia el mismo año. También fue utilizada por la Oficina para la Causa de Canonización de Romero de la Arquidiócesis de San Salvador. Dominio Público.

Óscar Arnulfo Romero Galdámez fue un arzobispo salvadoreño que se convirtió en un símbolo global de la defensa de los derechos humanos y la justicia social. Su vida y martirio son un testimonio de su inquebrantable fe y su compromiso con los más pobres y oprimidos de El Salvador. Canonizado por la Iglesia Católica, su legado perdura como un faro de esperanza y un modelo de pastoreo según el corazón de Cristo.

Tabla de contenido

Primeros años y formación sacerdotal

Óscar Arnulfo Romero Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, El Salvador1. Fue bautizado el 11 de mayo de 19191. Su padre trabajaba como telegrafista, y su familia poseía una modesta propiedad1. Desde joven, mostró una profunda religiosidad, ingresando al Seminario Menor de San Miguel a la edad de doce años1.

En 1937, a los veinte años, continuó su formación en el Seminario Mayor de San Salvador1. Debido a su prometedor desempeño, su obispo lo envió a Roma para sus estudios superiores, donde permaneció desde 1937 hasta 19431. Durante su estancia en la Universidad Gregoriana en Roma, Romero experimentó la universalidad de la fe cristiana y desarrolló una profunda admiración por el papado, en particular por la resistencia de Pío XI a los totalitarismos1. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942, aunque tuvo que regresar a El Salvador en 1943 debido a la guerra, antes de completar su doctorado en teología1.

Durante más de veinte años, sirvió como párroco en la diócesis de San Miguel1. En este período, se destacó por su integridad de conducta, su respeto por la tradición, su actitud ascética y su asiduidad y pasión en el trabajo pastoral1. Su dedicación y compromiso con la Iglesia lo llevaron a ser nombrado Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador el 8 de junio de 1967, lo que implicó su traslado de San Miguel a San Salvador1.

Ministerio Episcopal y compromiso con los pobres

El 23 de mayo de 1970, Óscar Romero fue nombrado obispo auxiliar del Arzobispo de San Salvador2. Eligió como lema episcopal «Sentir con la Iglesia»2. Aunque ocupó cargos administrativos y burocráticos, como el de Rector del Seminario Mayor en 1973, su verdadera vocación pastoral lo llevó a aceptar con alegría su nombramiento como Obispo de Santiago de María el 15 de octubre de 19742. En esta diócesis rural, fue muy apreciado por su humildad, su cercanía a los pobres y su predicación popular2.

El 3 de febrero de 1977, Monseñor Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador, un ministerio al que se dedicaría hasta su muerte2. Su nombramiento coincidió con un período de grave crisis política en El Salvador, marcado por una dictadura militar-oligárquica y una creciente oposición revolucionaria2. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia se deterioraron, ya que la Iglesia, al defender los derechos humanos de los campesinos pobres, era acusada de activismo político2.

Romero era inicialmente un hombre moderado, con un gran sentido de la legalidad y alejado de la política2. Sin embargo, poseía un firme sentido de la independencia de la Iglesia frente a los poderes públicos, una convicción que había consolidado en Roma al admirar a Pío XI2. Le indignaba profundamente la violencia contra los débiles, la explotación de los más pobres y el desprecio de la ley por parte de las autoridades militares, que en ese momento servían más a la oligarquía que al bien común2.

El asesinato del Padre Rutilio Grande

Un punto de inflexión en la vida de Romero fue el asesinato del padre Rutilio Grande, un sacerdote jesuita salvadoreño, el 12 de marzo de 19773. El padre Grande había dejado la enseñanza universitaria para servir como párroco de los campesinos oprimidos y marginados3. Este trágico evento conmovió profundamente al arzobispo Romero, quien lloró a su sacerdote como una madre a su hijo3. Se dirigió inmediatamente a Aguilares para la Misa de sufragio, pasando la noche en vigilia, oración y llanto por las tres víctimas inocentes: el padre Rutilio y los dos campesinos que lo acompañaban3. Los campesinos se habían quedado huérfanos de su «buen padre», y Romero decidió ocupar su lugar3.

Frente a la violencia que afectaba a los pobres y a quienes los apoyaban, Romero sintió la necesidad de asumir una actitud de fortaleza pastoral2. Dos días después del asesinato del padre Grande, se produjo la ruptura pública entre Romero y las autoridades militares, cuando el Arzobispo comprendió que el presidente no tenía intención de esclarecer el crimen2.

Defensor de los pobres y profeta de la justicia

Monseñor Romero era un hombre de oración, que tomaba decisiones importantes solo después de larga meditación ante el Crucifijo4. Aunque se sentía incómodo con el papel público al que las necesidades del país lo empujaban, y ante la ausencia de una clase dirigente que no fuera la militar-oligárquica, se vio obligado a asumir una suplencia política en nombre de la justicia y la no violencia4. A pesar de su carácter inicialmente incierto, que lo llevaba a consultar a varios confesores para asegurarse de no equivocarse, una vez convencido de la voluntad de Dios a través de la oración, se mostraba firme y resuelto4.

Desde joven, Romero había demostrado una gran capacidad oratoria4. Sus palabras cautivaban, convertían y consolaban, y su autoridad como Arzobispo hizo que el pueblo lo considerara la voz de la verdad4. Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica3. Su caridad se extendía incluso a sus perseguidores, a quienes predicaba la conversión al bien y aseguraba el perdón3. Era conocido por su misericordia y su generosidad munífica, total y desbordante al dar a quienes le pedían3. En una ocasión, comentó que si le devolvieran todo el dinero que había distribuido, se encontraría millonario3.

Con su caridad pastoral, infundió una fuerza extraordinaria3. A un sacerdote que era continuamente amenazado de muerte y criticado diariamente por los periódicos, Romero le dijo con una sonrisa: «Esto no me desanima. Al contrario, me siento más valiente, porque estos son los riesgos del párroco. Debo seguir adelante. No guardo rencor a nadie»3.

Martirio y Legado

Óscar Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Santa Misa5. Este acto coronó con sangre su ministerio, que se caracterizó por su particular solicitud hacia los más pobres y marginados5. Su muerte fue un supremo testimonio y se convirtió en un símbolo del tormento de un pueblo, pero también en un motivo de esperanza para un futuro mejor5. Juan Pablo II, en 1983, al visitar la tumba de Romero, exclamó: «Romero es nuestro»3,6.

El Papa Francisco lo describió como un «obispo y mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del Reino de Dios, Reino de justicia, de fraternidad y de paz»3,7. Romero no es un símbolo de división, sino de paz, concordia y hermandad3. Su martirio es una bendición para El Salvador, para las familias, los jóvenes, los niños, los pobres y también para los ricos; en resumen, para todos aquellos que buscan serenidad, alegría y felicidad3.

Proceso de Beatificación y Canonización

El proceso de beatificación de Monseñor Romero enfrentó algunas demoras. El 3 de marzo de 1998, la Congregación para la Doctrina de la Fe solicitó un estudio profundo de sus homilías, lo que llevó a la suspensión del proceso hasta la conclusión de dicho estudio8. Finalmente, el 24 de abril de 2013, por decisión del Papa Benedicto XVI, la causa se reanudó8.

El 8 de enero de 2015, el Congreso peculiar super martyrio de los Consultores Teólogos dio un resultado positivo, y el 3 de febrero siguiente, la Sesión Ordinaria de Cardenales y Obispos también fue favorable8. Ese mismo día, el Papa Francisco autorizó la promulgación del Decreto sobre el martirio del Siervo de Dios8.

Óscar Arnulfo Romero Galdámez fue proclamado Beato el 23 de mayo de 2015, en una emotiva ceremonia litúrgica al aire libre en San Salvador, con la presencia de quinientas mil personas9,10. En la homilía de beatificación, el Cardenal Angelo Amato destacó que Romero pertenece al «impetuoso viento de santidad que sopla sobre el continente americano»3.

Para su canonización, la Postulación presentó una investigación diocesana sobre la curación considerada milagrosa de una mujer que padecía de «preeclampsia grave en paciente con abortos espontáneos recurrentes por Síndrome de Anticuerpos Antifosfolípidos, complicada por Síndrome HELLP tipo 1»11. La curación, ocurrida en 2015 en la diócesis de San Salvador, fue considerada completa, duradera y no explicable por los conocimientos científicos actuales11. Los Consultores Teólogos, Cardenales y Obispos, en sus respectivas reuniones en 2017 y 2018, se pronunciaron unánimemente a favor de atribuir el feliz resultado del embarazo a la intercesión del Beato11. El Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto super miraculo11.

San Óscar Romero fue canonizado por el Papa Francisco, convirtiéndose en un santo de la Iglesia Católica, reconocido por su vida dedicada a Dios y a los hermanos, y por su sacrificio martirial7. Su festividad se celebra el 24 de marzo, el día de su martirio.

Citas

  1. Vida y obra - Formación y vida sacerdotal, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, § 1 (2018). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  2. Vida y obra - Obispo, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, § 2 (2018). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  3. Cardenal Angelo Amato. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Homilía de beatificación (2018). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

  4. Vida y obra - Defensor de los pobres, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, § 3 (2018). 2 3 4 5

  5. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 25 de marzo de 1981: A los estudiantes de varias escuelas de Roma e Italia (1981). 2 3

  6. Papa Juan Pablo II. Visita a la Catedral de San Salvador (6 de marzo de 1983) - Discurso (1983).

  7. Papa Francisco. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Carta del Santo Padre (2018). 2

  8. «iter» de la causa - A) en vista de la beatificación, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, §a (2018). 2 3 4

  9. Vida y obra - El sacrificio de la vida, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, § 4 (2018).

  10. Dicasterio para las Causas de los Santos. Irene Stefani: Oración Reina del Cielo (2015).

  11. «iter» de la causa - B) en vista de la canonización, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Óscar Arnolfo Romero Galdámez (1917-1980) - Biografía, §b (2018). 2 3 4