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San Quirico

San Quirico es el nombre de varios mártires venerados en la Iglesia Católica, siendo el más conocido San Quirico de Tarso, martirizado junto a su madre, Santa Julita, durante las persecuciones de Diocleciano. Su historia, aunque rodeada de elementos legendarios, ha sido una fuente de inspiración y devoción a lo largo de los siglos, especialmente en la antigüedad cristiana y la Edad Media. Este artículo explorará la vida y el culto de los santos Quirico, distinguiendo entre las diferentes figuras con este nombre y profundizando en la tradición de San Quirico de Tarso.

Tabla de contenido

San Quirico de Tarso y Santa Julita

La figura más prominente con el nombre de Quirico es el niño mártir, San Quirico de Tarso, quien sufrió el martirio junto a su madre, Santa Julita1,2. Su veneración fue generalizada en la Iglesia primitiva, tanto en Oriente como en Occidente1.

Historia del Martirio

Según los relatos de su martirio, que surgieron en una fecha posterior, Julita huyó de Licaonia con su hijo Quirico, de apenas tres meses (o tres años según otras versiones), cuando estalló la persecución de Maximiano1,3,2. Se dirigieron primero a Isauria y luego a Tarso, en Cilicia, donde finalmente sufrieron el martirio1,2.

En Tarso, Julita fue arrestada y llevada a juicio ante el gobernador Alejandro3,2. A pesar de su noble linaje y sus vastas posesiones en Iconio, ella solo se declaró cristiana3. Fue condenada a ser torturada y azotada. Durante este proceso, Quirico fue separado de su madre, pero el niño, descrito como muy atractivo, solo tenía ojos y oídos para ella3. Clamaba «¡Soy cristiano también!» mientras su madre era torturada y exclamaba «¡Soy cristiana!»3. En un intento desesperado por liberarse y llegar a su madre, el niño pateó al gobernador y le arañó la cara3. En un arrebato de furia, Alejandro lo arrojó por las escaleras del tribunal, fracturándole el cráneo y matándolo en el acto3,2. Lejos de mostrar angustia, Julita glorificó a Dios por conceder a su hijo la corona del martirio3. Posteriormente, ella misma fue decapitada, después de que sus costados fueran desgarrados con ganchos3,2.

Los cuerpos de Quirico y Julita fueron rescatados por dos sirvientas y enterrados en secreto en un campo cerca de la ciudad3. Cuando Constantino concedió la paz a la Iglesia, su lugar de entierro fue revelado, y los fieles acudieron en masa a venerar a los mártires3.

Culto y Reliquias

La veneración de San Quirico y Santa Julita se extendió tempranamente en Occidente, como lo demuestra una capilla dedicada a ellos en la Iglesia de Santa María Antiqua en Roma1. Se dice que sus reliquias fueron llevadas al monasterio de Saint-Amand (Elnonense monasterium) en la Diócesis de Tournai1.

En Francia, el culto a San Quirico (conocido como San Cir) se hizo extenso, especialmente después de que se afirmara que el obispo San Amador de Auxerre trajo reliquias del santo desde Antioquía en el siglo IV3. Sin embargo, los bolandistas modernos consideran que no hay evidencia para conectar a los históricos Santos Julita y Quirico con Antioquía3.

Su fiesta se celebra el 16 de junio en el Martirologio Romano, aunque en los sinaxarios de Constantinopla se fija el 15 de julio1,3,2.

Valor Histórico de las Actas

Es importante señalar que las «Actas de Quirico y Julita» fueron proscritas en el decreto de Pseudo-Gelasio sobre libros que no debían ser recibidos3. Aunque esta ordenanza no provino del Papa San Gelasio, posee la autoridad de la alta antigüedad y la aceptación general3. Esto sugiere que, si bien la devoción a los mártires es antigua, los detalles narrados en sus actas son en gran parte legendarios o ficticios3. No obstante, la existencia de su culto desde los primeros siglos es un testimonio de su veneración en la Iglesia.

Otros Santos con el Nombre Quirico

El nombre Quirico (o sus variantes como Quirino, Cyricus) aparece en relación con otros mártires en los martirologios antiguos4.

San Quirino de Siscia

Otro mártir importante es San Quirino, obispo de Siscia (actualmente Sisak, Croacia)5. Fue martirizado bajo el emperador Diocleciano. Cuando el gobernador Máximo le exigió que sacrificara a los dioses, Quirino respondió que el sufrimiento sería su gloria y fue golpeado5. A pesar de la oferta de ser sacerdote de Júpiter si sacrificaba, él afirmó: «Estoy ejerciendo mi sacerdocio aquí y ahora ofreciéndome a Dios»5. Fue sentenciado a muerte por el gobernador Amancio y arrojado al río Raab con una piedra al cuello5. Su cuerpo fue rescatado por cristianos y, en el siglo V, sus reliquias fueron llevadas a Roma, donde descansaron en la Catacumba de San Sebastián5. Su fiesta se celebra el 4 de junio5.

San Quirino de Roma

También se menciona un mártir romano llamado Quirino (Cyrinus) enterrado en la Catacumba de Ponciano, cuya fiesta se celebra el 25 de marzo4. Podría ser el mismo Quirino al que se refiere el «Martyrologium Hieronymianum» el 24 de marzo4. En el siglo VIII, sus reliquias fueron trasladadas a la abadía benedictina de Tegernsee en Baviera4.

Otro mártir romano con el nombre de Quirino fue enterrado en la Catacumba de Pretextato en la Vía Apia4. Su nombre aparece en el catálogo de mártires romanos del siglo IV bajo la fecha del 30 de abril, que es el día que le asigna el Martirologio de Jerónimo4. Se le introduce en las actas legendarias de los Santos Alejandro y Balbina, donde se dice que fue un tribuno4.

Además, un subdiácono llamado Quirino es mencionado en relación con el entierro de los cuerpos de los mártires Abdon y Sennen en Roma6.

La Importancia del Culto a los Mártires

La veneración de los mártires, incluido San Quirico, es un aspecto fundamental de la fe católica. Los mártires son testigos de la fe que, a través de su sacrificio, dan testimonio de Cristo hasta la muerte7. Su ejemplo inspira a los fieles a vivir con mayor fidelidad al Evangelio y a perseverar en la fe, incluso en medio de las dificultades. La Iglesia los honra como modelos de virtud y como intercesores ante Dios8. La vida de estos santos, aunque a veces adornada con elementos legendarios, sirve para recordar la perseverancia en la fe y la esperanza en la vida eterna que se alcanza a través de Cristo7.

Conclusión

San Quirico, especialmente el niño mártir de Tarso junto a Santa Julita, representa un poderoso testimonio de fe y valentía en la tradición católica. A pesar de la naturaleza legendaria de algunos detalles de su martirio, la devoción a estos santos ha perdurado por siglos, inspirando a generaciones de creyentes. La existencia de varios santos con este nombre subraya la riqueza de la hagiografía cristiana y la profunda reverencia por aquellos que entregaron sus vidas por amor a Cristo. Sus historias nos recuerdan la importancia de la fe inquebrantable y la esperanza en la promesa de la vida eterna.

Citas

  1. Ss. Quirico y Julita, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ss. Quirico y Julita. 2 3 4 5 6 7

  2. B16 de junio, Papa Benedicto XIV. El Martirologio Romano, § 16 de junio (1749). 2 3 4 5 6 7

  3. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 557. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  4. Ss. Quirino, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ss. Quirino. 2 3 4 5 6 7

  5. San Metrofanes, obispo de Bizancio (c. 325 d. C.), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 477. 2 3 4 5 6

  6. B30: Ss. Abdón y Senén, mártires (303 d. C.?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 217.

  7. Ss. Julio y sus compañeros, mártires (302 d. C.?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 409. 2

  8. Papa Juan Pablo II. Encuentro con el mundo del trabajo en el hipódromo de Fiorano (4 de junio de 1988) - Discurso, § 2 (1988).