San Rufino

El nombre Rufino ha sido llevado por numerosos santos venerados en la Iglesia Católica, incluyendo mártires y confesores, a lo largo de diversas épocas y regiones. Entre los más destacados se encuentran Rufino de Asís, obispo y mártir, y Rufina de Roma, una de las dos mártires romanas, Rufina y Secunda, cuyo culto se extendió ampliamente. También es importante mencionar a Rufino de Aquileya, un presbítero y teólogo conocido por sus traducciones y escritos, aunque no se le venera como santo en el mismo sentido que los mártires. Este artículo explorará la vida y el legado de varios santos con este nombre, destacando sus contribuciones a la fe y su lugar en la tradición católica.
Tabla de contenido
Mártires y Confesores Rufino
El Martirologio Romano registra al menos once santos con el nombre de Rufino, lo que indica la popularidad de este nombre en la antigüedad cristiana y la diversidad de individuos que lo llevaron1.
Rufino de Asís
Uno de los Rufinos más conocidos es San Rufino de Asís, quien, según la leyenda, fue obispo de esta ciudad y sufrió el martirio1. Se le considera el primer predicador del Evangelio en Asís, alrededor de mediados del siglo III2. Fue nombrado obispo de Asís por el Papa San Fabián alrededor del año 235 y sufrió el martirio aproximadamente en el 2362. Sus Actas de martirio son consideradas puramente legendarias1. Es posible que sea el mismo episcopus Marsorum mencionado el 11 de agosto1. En la diócesis de Asís, San Rufino es una figura central, y la catedral de la ciudad lleva su nombre2.
Rufino y Valerio de Soissons
El 14 de junio, se conmemora a los mártires Valerio y Rufino, quienes sufrieron en Soissons, Francia, durante la persecución de Diocleciano1. Sus nombres aparecen en el Martyrologium Hieronymianum1.
Otros Mártires Rufino
Además de los mencionados, el Martirologio Romano incluye a otros mártires Rufino en diferentes fechas:
28 de febrero: Un mártir romano Rufino con varios compañeros1.
21 de junio: Rufino, quien sufrió el martirio con Martia en Siracusa1.
4 de septiembre: Un mártir Rufino con sus compañeros en Ancira, Galacia1.
9 de septiembre: Rufino y Rufiniano, sin más detalles1.
16 de noviembre: Un mártir Rufino en África con varios compañeros1.
También se menciona a un mártir Rufino de Alejandría el 22 de junio1.
Confesores Rufino
Además de los mártires, se registran confesores con este nombre:
Santas Rufina
El nombre Rufina también ha sido llevado por varias santas mártires, destacando su firmeza en la fe.
Rufina y Secunda de Roma
El 10 de julio, se celebra a Santas Rufina y Secunda, mártires romanas3. Según las Actas legendarias, sufrieron en el año 287 durante la persecución de Aureliano3,4. Su lugar de sepultura se encontraba en el noveno hito de la Vía Cornelia3. El Papa Dámaso erigió una iglesia sobre su tumba, y la localidad que surgió en ese lugar, llamada en honor a las santas, se convirtió en la sede de una de las diócesis suburbicarias, posteriormente unida a Porto3,5. La ciudad de Santa Rufina creció alrededor de la basílica de los Santos Mártires Rufina y Secunda en la Vía Aurelia, a catorce millas de Roma5. Esta basílica, que se dice fue iniciada por Julio I y terminada por San Dámaso, fue destruida por los sarracenos en el siglo IX, quedando solo vestigios y una capilla5. Sus reliquias fueron trasladadas en 1154 a la basílica de Letrán4.
Las actas de estas mártires las describen como hermanas, hijas de Asterio, un hombre de rango senatorial en Roma. Estaban comprometidas con dos hombres cristianos, Armentario y Verino. Sin embargo, cuando la persecución del emperador Valeriano azotó la Iglesia, sus prometidos apostataron. Las hermanas se negaron a seguir su ejemplo y huyeron de Roma. Fueron capturadas y llevadas ante el prefecto Junio Donato. Tras ser torturadas de diversas maneras, fueron decapitadas. Una dama pagana llamada Plautilla les dio sepultura, y ella misma se convirtió al cristianismo por su ejemplo. El lugar de su entierro, antes conocido como Silva Nigra (Bosque Negro), cambió su nombre a Silva Candida (Bosque Blanco) o Santa Rufina en honor a ellas4.
Justa y Rufina de Sevilla
El 19 de julio, se conmemora a Justa y Rufina, mártires en Sevilla (Hispalis) en España3. Aunque solo Santa Justa es mencionada en el Martyrologium Hieronymianum, las martirologías históricas también incluyen a Rufina, y se considera que ambas son mártires históricas de la Iglesia española3.
Otras Santas Rufina
Otras santas con este nombre incluyen:
31 de agosto: Teodoto, Rufina y Ammia, de quienes se dice que los dos primeros fueron los padres del célebre mártir Mamas (Mammes), venerado en Cesarea de Capadocia3.
24 o 25 de agosto: Rufina y Eutique, mártires en Capua, Campania3.
Rufino de Aquileya: Presbítero y Teólogo
Aunque no se le venera con el título de «San» en el mismo sentido que los mártires, Tyrannius Rufinus, conocido como Rufino de Aquileya o Rufino de Concordia, fue una figura eclesiástica de gran importancia en el siglo IV y principios del V6,7. Nació en Concordia Sagittaria (Venecia), a unos 60 km de Aquileya, y fue bautizado en Aquileya alrededor del 370-3717.
Vida y Formación
Rufino completó sus estudios en Roma y luego se unió a la vida ascética en Aquileya7. Posteriormente, viajó a Egipto (c. 372-380), donde estudió durante ocho años con Dídimo el Ciego, un destacado intérprete de las ideas de Orígenes7. Esta experiencia lo convirtió en un erudito y traductor de las obras de Orígenes7. En Egipto, también documentó la vida de los monjes, traduciendo o escribiendo la Historia Monástica7.
Alrededor del 382, Rufino se estableció en una comunidad monástica masculina en Jerusalén, donde se dedicó a la traducción, especialmente de manuscritos de San Jerónimo7.
Relación con San Jerónimo y Controversia Origenista
Rufino fue amigo y corresponsal de San Jerónimo, quien le dedicó varias de sus obras8,9. Sin embargo, su relación se vio empañada por la controversia origenista. Rufino fue acusado de ser seguidor de Orígenes, junto con el obispo Juan y Paladio, y fue denunciado como hereje por Epifanio de Salamina alrededor del 3947.
En el año 399, Rufino fue acusado de introducir herejías en la Iglesia romana a través de su traducción del Peri Archon de Orígenes10. Aunque el Papa Anastasio I desaprobó fuertemente la traducción de Orígenes, dejó a Rufino a su propia conciencia10. Rufino se defendió en su Apologia ad papam Anastasium (400) y en la Apologia contra Hieronymum (401), donde refutó las acusaciones de los amigos romanos de Jerónimo7.
A pesar de la disputa, San Cromacio de Aquileya, obispo de la ciudad, intentó mediar entre Jerónimo y Rufino, manteniendo la comunión eclesiástica con este último y animándole a no responder a los últimos ataques de Jerónimo, sino a dedicarse a nuevas obras literarias8,9.
Contribuciones Literarias y Teológicas
Rufino fue un prolífico traductor y escritor, abriendo gran parte de la literatura griega al mundo de habla latina11. Entre sus traducciones más importantes se encuentran11:
Obras de Basilio de Cesarea y Gregorio Nacianceno.
Las Recognitiones Clementis (Reconocimientos de Clemente de Roma), una obra que, según él, le fue encomendada por la virgen Silvia y posteriormente solicitada por el obispo Gaudencio12,13.
La Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, a la cual añadió los libros décimo y undécimo12,11. Esta traducción fue realizada a instancias de San Cromacio, con el propósito de distraer las mentes de los hombres de las calamidades de las invasiones bárbaras12.
Las Sentencias de Sixto y las Sentencias de Evagrio11. Sin embargo, Jerónimo criticó a Rufino por atribuir las Sentencias de Sixto, un filósofo pitagórico pagano, a Sixto, un mártir y obispo romano, sin mencionar a Cristo, profetas o apóstoles en la obra14.
La obra de Pánfilo Mártir Contra los matemáticos11. Jerónimo también señaló que Rufino atribuyó el primer libro de los seis libros en defensa de Orígenes, escritos por Eusebio de Cesarea (considerado arriano), al santo mártir Pánfilo, para hacer más aceptables las obras de Orígenes a los oídos latinos14.
Además de sus traducciones, Rufino escribió obras originales, incluyendo una Exposición del Credo de los Apóstoles (Expositio symboli)11,7. Esta obra es de considerable valor por su testimonio sobre el estado del Credo en las iglesias locales a principios del siglo V, especialmente sus variaciones, y por mostrar la adaptación de las ideas orientales a la teología occidental15. El Credo de Aquileya, sobre el cual Rufino hizo su comentario, incluía las frases «invisible e impasible» para Dios Padre y «la resurrección de esta carne» en lugar de «la resurrección de la carne»16. También escribió sobre la bendición de Jacob a los patriarcas en un sentido histórico, moral y místico, y varias epístolas de exhortación, destacando las dirigidas a Proba11.
Últimos Años y Muerte
Rufino pasó un período fructífero en la comunidad monástica de Pineto, cerca de Terracina, después de regresar de Oriente. Sin embargo, la presión de los bárbaros sobre Roma lo obligó a huir hacia el sur, llegando a Sicilia7. En el prólogo de sus homilías sobre el Libro de los Números, relata haber presenciado los incendios en Reggio causados por los bárbaros en septiembre del 4107. Murió repentinamente, y su significativa contribución literaria fue, en parte, eclipsada por la ira de Jerónimo hacia él7.
Legado
La Iglesia de Aquileya, donde Rufino vivió y trabajó, fue un centro ferviente de vida cristiana, con una gloriosa historia de fidelidad al Evangelio y una fuerte resistencia a la herejía arriana6,17. San Cromacio, obispo de Aquileya, fue un amigo y mentor de Rufino, y lo animó en sus trabajos de traducción8,9. La obra de Rufino fue fundamental para la difusión del pensamiento griego en el Occidente latino, enriqueciendo la teología y la erudición de la Iglesia.
Conclusión
El nombre Rufino, tanto en su forma masculina como femenina, resuena en la historia de la Iglesia Católica a través de las vidas de numerosos santos y figuras eclesiásticas. Desde los mártires que dieron testimonio de su fe con su sangre, como Rufino de Asís y Rufina de Roma, hasta el erudito presbítero Rufino de Aquileya, cuyas traducciones y escritos enriquecieron la tradición latina, cada uno a su manera contribuyó a la edificación del Cuerpo de Cristo. Sus historias nos recuerdan la diversidad de vocaciones dentro de la santidad y la perdurable influencia de la fe a lo largo de los siglos.
Citas
Ss. Rufino, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ss. Rufino. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
Asís, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Asís. ↩ ↩2 ↩3
Ss. Rufina, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ss. Rufina. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Ss. Rufina y Secunda, vírgenes y mártires (d.C. 257?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 68. ↩ ↩2 ↩3
Diócesis de Porto y Santa-Rufina, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Diócesis de Porto y Santa-Rufina. ↩ ↩2 ↩3
San Cromacio de Aquileya, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 5 de diciembre de 2007: San Cromacio de Aquileya (2007). ↩ ↩2
Rufino de Concordia, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Rufino de Concordia (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
San Cromacio, obispo de Aquileya (c. d.C. 407), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 475. ↩ ↩2 ↩3
San Cromacio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Cromacio. ↩ ↩2 ↩3
Introducción, Tiranio Rufino (Rufino de Aquileya). Apología, § Introducción (400). ↩ ↩2
Genadio de Marsella. Suplemento a De Viris Illustribus, §Capítulo 17 (480). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
La peroración de Rufino adjunta a su traducción del comentario de Orígenes sobre la epístola a los Romanos - Dirigida a Heraclio en Aquileya, probablemente alrededor del 407, Tiranio Rufino (Rufino de Aquileya). Prefacios - Rufino de Aquileya (397). ↩ ↩2 ↩3
Clemente de Roma. Reconocimientos de Clemente, §Prefacio (300). ↩
Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 133 - A Ctesifonte (415). ↩ ↩2
Introducción, Tiranio Rufino (Rufino de Aquileya). Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, § Introducción (404). ↩
El Credo de Aquileya, Tiranio Rufino (Rufino de Aquileya). Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, §El Credo de Aquileya (404). ↩
Papa Juan Pablo II. Al pueblo de Aquileya (30 de abril de 1992) - Discurso (1992). ↩