San Sulpicio
San Sulpicio es un nombre que ha sido llevado por varios santos venerados en la Iglesia Católica, destacándose principalmente dos obispos de Bourges: San Sulpicio el Severo y San Sulpicio el Pío (o el Débonnaire). Además, existe un Sulpicio Severo, un escritor eclesiástico y amigo de San Martín de Tours, que a menudo se confunde con los obispos. Este artículo explorará la vida, obra y legado de estos importantes personajes, distinguiendo sus contribuciones a la historia de la Iglesia y su veneración.
Tabla de contenido
San Sulpicio el Severo (Obispo de Bourges)
El primero de los obispos de Bourges con este nombre fue San Sulpicio el Severo, quien fue elevado a la sede episcopal en el año 5841. A menudo se le ha identificado erróneamente con Sulpicio Severo, el historiador de San Martín1. San Gregorio de Tours lo describió como un hombre de noble cuna, uno de los principales senadores de la Galia, dotado de gran talento oratorio y experto en ritmos poéticos1.
Su elección como obispo de Bourges se produjo tras la vacante dejada por la muerte de Remigio. A pesar de que varios candidatos ofrecieron regalos al rey Gontrán para asegurar su favor, el monarca rechazó estas prácticas simoníacas y apoyó la elección de Sulpicio, quien fue ordenado y consagrado obispo1.
Poco después de su consagración, Sulpicio celebró un concilio en Auvernia para resolver una disputa entre dos de sus sufragáneos, Inocencio, obispo de Rodez, y Ursicino, obispo de Cahors, sobre la posesión de ciertas parroquias. El concilio dictaminó que el obispo de Cahors debía conservar las parroquias en cuestión, ya que el obispo de Rodez no había podido probar una posesión prolongada por parte suya o de sus predecesores1.
San Sulpicio el Severo también asistió al Concilio de Mâcon en 5851. Falleció en el año 591, y su fiesta se celebra el 29 de enero en el Martirologio Romano1.
San Sulpicio el Pío (o el Débonnaire) (Obispo de Bourges)
El segundo obispo de Bourges con este nombre fue San Sulpicio el Pío, también conocido como el Débonnaire2,1. Nació en Vatan, en la Diócesis de Bourges, de padres nobles, antes de finales del siglo VI1. Desde su juventud, se dedicó a las buenas obras y al estudio de la Sagrada Escritura1.
El obispo Austregisilo de Bourges lo ordenó clérigo de su iglesia, luego diácono, y finalmente lo nombró director de su escuela episcopal1. El rey de los francos, Clotario II, al enterarse de sus méritos, lo convocó y lo nombró capellán de sus ejércitos1. Sin embargo, a la muerte del obispo Austregisilo alrededor del año 624, Sulpicio fue llamado de nuevo a Bourges para ocupar su lugar como obispo1.
Como obispo, Sulpicio trabajó con gran celo y éxito para restablecer la disciplina eclesiástica, aliviar a los pobres y lograr la conversión de los judíos1. De hecho, por la fuerza de su ejemplo y sus exhortaciones, toda la población judía de Bourges se convirtió al cristianismo2.
Asistió al Concilio de Clichy en 626 o 6272,1 y celebró otros concilios con los obispos de su provincia, aunque no se conservan registros de estos últimos1. Intervino ante el rey Dagoberto en favor de su grey, a la que se le exigía un impuesto demasiado elevado1. A petición del mismo rey, consagró como obispo de Cahors a su tesorero, San Didier, quien era su amigo personal, y se conservan tres cartas que le dirigió1.
La vida de San Sulpicio el Pío se caracterizó por una notable austeridad. Pasaba gran parte de la noche en oración, ayunaba continuamente y recitaba todo el salterio cada día2. Se le atribuyeron varios milagros durante su vida, como la extinción de un gran incendio haciendo la señal de la cruz sobre él2.
Hacia el final de su vida, al darse cuenta de que ya no podía dedicar la misma cantidad de tiempo al cuidado de los pobres y afligidos a quienes amaba, Sulpicio obtuvo permiso del rey para nombrar a otro obispo en su lugar. Esto le permitiría tener más tiempo para sus obras de caridad2.
Falleció el 17 de enero de 6461 o 6472. Su muerte fue seguida por escenas extraordinarias, según su biógrafo, quien las comparó con el estruendo de un trueno debido al clamor y las lamentaciones de la gente2. La vasta multitud de personas, que se arrojaba al suelo en su dolor y desesperación, hizo casi imposible el paso durante sus exequias2. En su honor, se construyó la iglesia que lleva su nombre en París, de la cual la Sociedad de San Sulpicio toma su nombre1.
Sulpicio Severo (Escritor Eclesiástico)
Sulpicio Severo fue un escritor eclesiástico nacido de padres nobles en Aquitania alrededor del año 360 y falleció entre 420 y 4253. La información sobre su vida proviene principalmente de los escritos de su amigo Paulino de Nola y de Gennadio3. Disfrutó de una excelente educación, estudió jurisprudencia y fue reconocido como un elocuente abogado3.
Su matrimonio con la hija de una rica familia consular parecía asegurar su felicidad terrenal. Sin embargo, su esposa falleció prematuramente, y poco después del año 390, Severo renunció a su brillante carrera y siguió a su amigo Paulino al retiro monástico3. Este cambio repentino en su vida le valió el disgusto de su padre, pero fue alentado en su determinación por su suegra3.
Se convirtió en amigo personal y discípulo entusiasta de San Martín de Tours, viviendo cerca de Eauze, en Toulouse y Luz, en el sur de Francia3. Su ordenación al sacerdocio está atestiguada por Gennadio, aunque no se tienen detalles de su actividad sacerdotal3. Según el mismo Gennadio, Sulpicio Severo fue seducido por el pelagianismo hacia el final de su vida. Al descubrir su error, se sometió a un silencio de por vida en expiación por su imprudencia al hablar4,3.
Sus obras genuinas incluyen:
La Crónica (Chronicorum Libri duo o Historia sacra): Esta obra abarca desde la creación del mundo hasta el año 400 d.C., omitiendo los eventos históricos registrados en los escritos del Nuevo Testamento. Fue publicada en o después del 403 y es una fuente de gran importancia para la historia del priscilianismo y la controversia arriana5,3.
Vida de San Martín: Esta biografía fue escrita durante la vida del santo, pero publicada después de su muerte. Al igual que sus diálogos, abunda en eventos milagrosos y fue muy popular durante la Edad Media5,3.
Dos diálogos (anteriormente divididos en tres): En uno de estos diálogos, Sulpicio Severo actuó como mediador y juez en un debate sobre la vida de los monjes orientales y de San Martín4.
Tres cartas: Además de estas, se le han atribuido otras siete cartas, aunque su autenticidad es debatida por algunos críticos3.
Sulpicio Severo ha sido justamente llamado el Salustio cristiano por su dicción elegante, especialmente en la Crónica, que recuerda la era clásica3.
Otros Santos de Nombre Similiar
Es importante distinguir a los Sulpicios mencionados de otros santos con nombres parecidos o celebrados en fechas cercanas:
San Sabino, Obispo de Piacenza (c. 420): Amigo de San Ambrosio, conocido por su erudición y por haber intervenido en los Concilios de Aquileia (381) y Milán (390) contra los arrianos y jovinianos, respectivamente. Una leyenda narra que detuvo una inundación del río Po2.
San Simpliciano, Obispo de Milán (c. 400): Un sacerdote romano que fue amigo y mentor de San Agustín, desempeñando un papel crucial en su conversión. Sucedió a San Ambrosio como obispo de Milán6.
Santos Simplicio, Faustino y Beatriz, Mártires (c. 304): Mártires romanos cuyas reliquias fueron trasladadas por el Papa San León II. Sus historias, aunque con detalles legendarios, confirman la autenticidad de su culto7.
Beato Nunzio Sulprizio (1817-1836): Un joven laico italiano, cuyo nombre también es «Nunzio Sulprizio», que fue beatificado por su piedad, castidad, paciencia y trabajo con espíritu cristiano, a pesar de una vida de sufrimientos y orfandad8.
Legado y Veneración
Los santos Sulpicios, especialmente los obispos de Bourges, dejaron un legado duradero en la Iglesia. San Sulpicio el Pío, en particular, es recordado por su celo pastoral, su dedicación a los pobres y su éxito en la evangelización2,1. La existencia de una iglesia en París y la Sociedad de San Sulpicio que lleva su nombre son testamento de su influencia continua1.
La vida de estos santos ofrece ejemplos de fe inquebrantable, dedicación al servicio de Dios y del prójimo, y valentía frente a las adversidades, sirviendo de inspiración para los fieles a lo largo de los siglos.
Citas
Sulpicio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sulpicio. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22
San Sabino, obispo de Piacenza (d.C. 420), Alban Butler. Las vidas de los santos de Butler: Volumen I, § 126. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Sulpicio Severo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sulpicio Severo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12
Genadio de Marsella. Suplemento a De Viris Illustribus, §Capítulo 19 (480). ↩ ↩2
Alban Butler. Las vidas de los santos de Butler: Volumen IV, § 316. ↩ ↩2
San Simpliciano, obispo de Milán (d.C. 400), Alban Butler. Las vidas de los santos de Butler: Volumen III, § 321. ↩
Ss. Simplicio, Faustino y Beatriz, mártires (d.C. 304?), Alban Butler. Las vidas de los santos de Butler: Volumen III, § 210. ↩
Papa Juan Pablo II. Nunzio Sulprizio (1817-1836) - Carta apostólica (2018). ↩