San Teobaldo

San Teobaldo es un nombre que ha sido llevado por varios santos venerados en la tradición católica, cada uno con una vida distintiva de piedad y servicio a Dios. Este artículo explorará las vidas de los santos más prominentes conocidos como Teobaldo, incluyendo a San Teobaldo de Provins (también conocido como Teobaldo el Carbonero), San Teobaldo de Alba (o Roggeri), San Teobaldo de Marly, y el Arzobispo Teobaldo de Canterbury. A través de sus historias, veremos cómo dedicaron sus vidas a la oración, la penitencia, el servicio a los demás y la promoción de la fe, dejando un legado duradero en la Iglesia.
Tabla de contenido
San Teobaldo de Provins (1017-1066)
San Teobaldo de Provins, también conocido como San Teobaldo el Carbonero, nació en 1017 en Provins, en la provincia de Champaña, Francia, en el seno de una familia noble1,2. Desde joven, se sintió profundamente atraído por la vida de los Padres del desierto, anhelando imitar su auto-negación, contemplación y búsqueda de la perfección cristiana2.
Vida de Ermitaño y Peregrinaciones
En 1054, Teobaldo, junto con su amigo Walter, dejó su hogar sin el conocimiento de sus padres para abrazar una vida de ermitaños1,2. Inicialmente, se establecieron en Suxy, en las Ardenas, y luego en el bosque de Pettingen (hoy Pettingen) en Luxemburgo, donde construyeron pequeñas celdas para vivir en soledad1,2. Para sostenerse, dado que no eran hábiles en trabajos como la cestería, se empleaban diariamente en pueblos cercanos como albañiles o trabajadores agrícolas, realizando tareas como cargar piedras, mover carros o hacer carbón para las forjas2. Con sus salarios, compraban pan tosco, que constituía toda su alimentación2. A pesar del trabajo manual, sus corazones permanecían en la oración, y pasaban largas noches cantando alabanzas divinas2.
La creciente fama de su santidad los llevó a buscar un lugar donde pudieran vivir en mayor oscuridad2. Emprendieron una peregrinación a Compostela en España y luego a Roma, visitando todos los lugares santos en Italia1,2. A su regreso, deseaban viajar a Palestina a través de Venecia, pero Walter enfermó cerca de Salanigo, en la diócesis de Vicenza, Italia1,2. Decidieron establecerse en un lugar solitario allí1,2. Después de dos años, Walter falleció1,2.
Sacerdocio y Últimos Años
Tras la muerte de Walter, Teobaldo redobló sus austeridades, interpretando la pérdida de su amigo como una señal de su propia mortalidad2. Un gran número de discípulos, deseosos de salvación, se reunieron a su alrededor1,2. El obispo de Vicenza lo ordenó sacerdote para que sus seguidores pudieran beneficiarse más de su dirección espiritual1,2.
Sus padres, al descubrir que su hijo estaba vivo y que el ermitaño de Salanigo, de quien se contaban historias de santidad y milagros, era Teobaldo, viajaron a Italia para verlo2. Su madre, Gisela, obtuvo el consentimiento de su esposo para pasar el resto de su vida cerca de su hijo, quien le construyó una pequeña cabaña a cierta distancia de la suya1,2. Poco antes de su muerte, Teobaldo fue afectado por una enfermedad dolorosa y repulsiva, que soportó con gran paciencia2. Ingresó en la Orden Camaldulense, haciendo su profesión ante un abad de los ermitaños camaldulenses1,2. Falleció el 30 de junio de 10661,2,3.
Numerosos milagros se atribuyen a él, tanto antes como después de su muerte1. El Papa Alejandro II (1061-1073) permitió su veneración pública, y su culto se extendió por Italia, Francia, Bélgica y Luxemburgo1,3. Es el patrono de los carboneros1,3.
San Teobaldo de Alba (c. 1150)
San Teobaldo Roggeri de Alba es venerado en todo el Piamonte como el patrono de los zapateros y porteadores4. Nació en Vico, cerca de Mondovi, y pasó la mayor parte de su vida en Alba, donde es especialmente venerado4.
Teobaldo provenía de una familia acomodada que le brindó una buena educación. Sin embargo, consideró que el respeto que se le tenía a su familia era incompatible con la humilde condición a la que un cristiano está llamado4. Dejó su hogar y se dirigió a Alba, donde se puso bajo la tutela de un zapatero para aprender el oficio4. Demostró ser tan confiable y competente que su maestro, en su lecho de muerte, le sugirió que se casara con su hija y se hiciera cargo del negocio4. Teobaldo dio una respuesta evasiva, ya que había hecho voto de celibato4. Tras el entierro de su maestro, se despidió de la viuda, entregándole todas sus ganancias para que las distribuyera entre los pobres4.
Sin dinero, emprendió una peregrinación a Compostela4. A su regreso a Alba, en lugar de reanudar su oficio de zapatero, se empleó como porteador, cargando sacos de grano y otras mercancías4. En su trabajo, entró en contacto con personas que sufrían de todo tipo, a quienes servía como un «ángel ministrador», entregando dos tercios de sus ganancias a los pobres4. A pesar de la naturaleza extenuante de su trabajo, practicaba ayunos severos y otras austeridades, y hasta el día de su muerte descansaba en el suelo desnudo4. Para expiar una maldición que había proferido bajo provocación, se comprometió por el resto de su vida a barrer la catedral de San Lorenzo y cuidar las lámparas4.
Se reportaron varios milagros en su tumba, lo que llevó a un gran desarrollo de su culto4. A pesar de la veneración que aún perdura en la diócesis de Alba, los materiales fiables sobre su vida son escasos. Los Bolandistas se vieron obligados a imprimir una traducción latina de un relato compilado en italiano en 1626 por D. Passoni, quien afirmaba haber tenido acceso a documentos auténticos que, misteriosamente, perecieron poco después. Por lo tanto, su narrativa es vista con considerable sospecha4.
San Teobaldo de Marly (c. 1247)
San Teobaldo de Marly fue un monje cisterciense y abad, miembro de la ilustre familia de Montmorency en Francia5. Nació en el castillo de Marly y recibió una educación acorde a su noble cuna, siendo entrenado en armas y pasando un tiempo en la corte del Rey Felipe Augusto II5.
Sin embargo, Teobaldo mostró una fuerte inclinación por la vida de retiro, dedicando gran parte de su tiempo a la oración y frecuentando la iglesia del convento de Port Royal5. En 1220, tomó el hábito cisterciense en Vaux-de-Cernay y fue elegido abad en 12355. Vivió entre sus hermanos como el sirviente de todos, destacando en su amor por la pobreza, el silencio y la oración5. Fue conocido y muy venerado por San Luis5.
Teobaldo de Marly falleció el 8 de diciembre de 1247, aunque los cistercienses celebran su fiesta el 27 de julio5. Aunque no se sabe mucho sobre él, existe material biográfico impreso por André Duchesne y en artículos especializados5.
Teobaldo, Arzobispo de Canterbury (d. 1161)
Teobaldo de Canterbury fue un arzobispo de Canterbury de ascendencia normanda, fallecido el 18 de abril de 11616. Se convirtió en monje benedictino en Bec a finales del siglo XI o principios del XII6. Fue nombrado prior en 1127 y abad en 11376. El 28 de diciembre de 1138, fue elegido arzobispo y consagrado el 8 de enero siguiente6. Viajó a Roma para recibir su palio y participó en el Segundo Concilio de Letrán6.
Demostró ser un prelado sabio y capaz, devoto en su vida privada, caritativo y amante del aprendizaje6. Durante la guerra civil, apoyó al Rey Esteban, a quien coronó, aunque por un tiempo estuvo en la corte de la Emperatriz Matilde y siempre trabajó por la sucesión angevina6.
En su casa, reunió a muchos jóvenes talentosos, incluyendo a su sucesor, Santo Tomás de Canterbury, y fomentó la formación de eruditos y estadistas de un nuevo tipo6. Fue el primero en introducir el derecho civil en Inglaterra y fundó una escuela de derecho en Canterbury, invitando al famoso jurista Roger Vacarius a dar conferencias allí6. La introducción del derecho romano tuvo efectos importantes en el derecho común de Inglaterra y llevó al establecimiento de los Inns of Court para mantener el cuerpo legal nacional frente al nuevo código6.
Teobaldo enfrentó numerosas dificultades debido al nombramiento de su obispo sufragáneo, Enrique de Winchester, como legado6. Entre estas dificultades estuvo el nombramiento de San Guillermo de York como arzobispo de esa sede, a lo que Teobaldo se opuso6. El Papa Celestino II no volvió a nombrar a Enrique de Blois como legado, y finalmente en 1150, o posiblemente antes, Teobaldo fue nombrado legado por el Beato Eugenio III, probablemente por recomendación de San Bernardo6.
Cuando el Papa convocó a los obispos ingleses a un concilio en Reims, el rey les prohibió ir, pero Teobaldo desafió al rey y asistió6. Aunque salvó al rey de la excomunión, sus propiedades fueron confiscadas y fue desterrado6. El Papa entonces puso a Inglaterra bajo interdicto, que fue ignorado excepto en Canterbury, y finalmente el rey y el arzobispo se reconciliaron en 11486. En 1151, Teobaldo celebró un concilio legatino en Londres6. Al año siguiente, actuando bajo autoridad papal, se negó a coronar a Eustaquio, el hijo del rey, y nuevamente se vio obligado a huir6. Mientras estaba en Normandía, reconcilió a Enrique de Anjou con Esteban, lo que resultó en el Tratado de Wallingford en 1153, que puso fin a la Guerra Civil6. A la muerte de Esteban, Teobaldo coronó a Enrique II6. Durante el resto de su vida, a pesar de la ansiedad por el futuro de la Iglesia, mantuvo buenas relaciones con la Corte, especialmente con su antiguo discípulo Tomás, quien se había convertido en canciller6. Expresó a Juan de Salisbury su esperanza de que Tomás lo sucediera6. A lo largo de su pontificado, tuvo continuos problemas con los monjes de Christchurch, pero en cada caso su acción fue finalmente justificada6. Fue enterrado en la Catedral de Canterbury, donde dieciocho años después su cuerpo fue encontrado incorrupto6.
Conclusión
El nombre Teobaldo resuena en la historia de la Iglesia a través de las vidas de hombres de fe que, en diferentes épocas y circunstancias, buscaron la santidad y sirvieron a Dios y a su prójimo. Desde el ermitaño de Provins que encontró la santidad en la soledad y el trabajo manual, hasta el arzobispo de Canterbury que defendió los derechos de la Iglesia y fomentó el aprendizaje, cada San Teobaldo nos ofrece un ejemplo de dedicación cristiana. Sus historias nos recuerdan la diversidad de caminos hacia la santidad y la constante llamada a la fe, la caridad y la perseverancia en la vida de cada creyente.
Citas
San Teobaldo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Teobaldo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
San Teobaldo, o Thibaud, de Provins (d.C. 1066), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 682. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20
Beato Arnulfo de Villers (d.C. 1228), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 683. ↩ ↩2 ↩3
San Teobaldo de Alba (d.C. 1150), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 447. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14
San Teobaldo de Marly, abad (d.C. 1247), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 202. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Teobaldo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Teobaldo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24