Sanación sacramental
La sanación sacramental en la Iglesia Católica se refiere principalmente a la obra de curación y salvación de Cristo continuada a través de los sacramentos, especialmente el Sacramento de la Penitencia y Reconciliación y el Sacramento de la Unción de los Enfermos. Estos sacramentos están diseñados para fortalecer a los fieles que experimentan la enfermedad, el sufrimiento y el pecado, ofreciendo gracia espiritual, perdón de los pecados y, en ocasiones, restauración de la salud corporal. La Iglesia, como comunidad de sanación, hace presente el amor redentor de Cristo a través de estos ritos sagrados, encomendando a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para su alivio y salvación, y uniéndolos a la pasión de Cristo para el bien del Pueblo de Dios.
Tabla de contenido
Los Sacramentos de Sanación: Una Introducción
Jesucristo, a quien los Evangelios presentan como médico tanto de almas como de cuerpos, manifestó una profunda compasión por los enfermos y los afligidos durante su ministerio terrenal1,2. Sus numerosos milagros de curación no solo restauraban la salud física, sino que también eran signos de la salvación que deseaba ofrecer a la humanidad, a menudo vinculando la curación corporal con el perdón de los pecados2,3. Esta obra de sanación y salvación es continuada por la Iglesia, bajo el poder del Espíritu Santo, a través de lo que se conocen como los Sacramentos de Sanación1.
Dentro de la economía sacramental de la Iglesia, los sacramentos son necesarios para la salvación de los creyentes, y la gracia sacramental es la gracia del Espíritu Santo que sana y transforma a quienes la reciben, conformándolos al Hijo de Dios4. Los principales sacramentos de sanación son el Sacramento de la Penitencia (o Reconciliación) y el Sacramento de la Unción de los Enfermos1,5. Sin embargo, la gracia sanadora por excelencia que el Señor ha dado a su Iglesia es la Eucaristía, donde se expresa el amor sanador y redentor de Cristo, y la sanación se logra al restablecer la comunión con Dios y con los hermanos y hermanas5.
El Sacramento de la Penitencia y Reconciliación
El Sacramento de la Penitencia, también conocido como el Sacramento de la Reconciliación o Confesión, es el medio a través del cual los bautizados pueden reconciliarse con Dios y con la Iglesia después de haber pecado6,7. Este sacramento es una victoria que Dios nos concede sobre nuestro pecado personal y el pecado del mundo8.
Naturaleza y Efectos
La confesión de nuestra miseria y la misericordia de Dios son el punto de partida de nuestra petición en este sacramento9. A través de la Penitencia, se nos ofrece el perdón de los pecados, lo que constituye una sanación espiritual fundamental. La gracia de este sacramento no solo remite los pecados, sino que también restaura la relación con Dios que se había roto por el pecado. En el contexto de la sanación sacramental, el perdón de los pecados es una forma profunda de curación, ya que el pecado es una enfermedad del alma que nos separa de Dios10.
El Sacramento de la Unción de los Enfermos
El Sacramento de la Unción de los Enfermos está especialmente destinado a fortalecer a aquellos que están siendo probados por la enfermedad11. La Iglesia ha celebrado este sacramento para sus miembros, encomendando a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y salve12,11.
Origen y Fundamento Bíblico
El fundamento de este sacramento se encuentra en la profunda solicitud y cuidado de Jesús por los enfermos2. Los Evangelios relatan cómo Jesús trataba con gran amor y compasión a los enfermos y afligidos, realizando innumerables curaciones milagrosas que eran signos de la salvación que quería ofrecer2.
La teología católica ha identificado en la Carta de Santiago (5, 14-15) el fundamento bíblico de la Unción de los Enfermos13,14: «“¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que oren sobre él, ungiéndole con óleo en el Nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados”»11,13. Este texto subraya los elementos esenciales del sacramento: el sujeto (un fiel gravemente enfermo), el ministro (solo un sacerdote), la materia (la unción con óleo bendecido), la forma (la oración del ministro) y los efectos (gracia salvífica, perdón de los pecados y alivio del enfermo)13.
Ministros del Sacramento
La Iglesia enseña que el ministro de la Unción de los Enfermos es omnis et solus sacerdos (todo y solo el sacerdote)13,15. Esto significa que solo los sacerdotes (obispos y presbíteros) pueden administrar válidamente este sacramento15. Las palabras griegas de la Carta de Santiago (5, 14), que la Vulgata traduce como «presbyteros Ecclesiae», se refieren a esa categoría específica de fieles que, mediante la imposición de manos, el Espíritu Santo había ordenado para pastorear la Iglesia de Dios13.
Rito y Significado
La celebración del sacramento consiste principalmente en la imposición de manos por parte de los presbíteros de la Iglesia, la oración de la fe, y la unción de los enfermos con óleo bendecido por Dios12. Este rito significa y confiere la gracia del sacramento12. Durante la unción, el sacerdote dice: «Por esta santa Unción, y por su piadosísima misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te salve y te alivie propicio»16.
La oración de la Iglesia durante la bendición del óleo pide que sea un remedio para todos los que sean ungidos con él, que los sane en cuerpo, alma y espíritu, y los libre de toda aflicción11,14.
Efectos del Sacramento
El Sacramento de la Unción de los Enfermos produce varios efectos significativos:
Gracia del Espíritu Santo: Otorga al enfermo la gracia del Espíritu Santo, que ayuda a toda la persona para la salvación. Eleva la confianza en Dios y la fortalece contra las tentaciones del maligno y la angustia de la muerte, permitiendo al enfermo soportar valientemente los males e incluso combatirlos12.
Perdón de los Pecados: Si es necesario, también proporciona el perdón de los pecados y la consumación de la Penitencia cristiana12. La unción borra los pecados, si los hay, que aún necesitan ser expiados, y las secuelas del pecado, alivia y fortalece el alma del enfermo, excitando en él una gran confianza en la misericordia divina17.
Sanación Corporal: Aunque no es el propósito esencial del sacramento, a veces también produce la curación corporal, si conviene a la salvación espiritual del enfermo10,12,11. Cuando se produce, esta curación manifiesta la salvación procurada por Cristo en la abundancia de su caridad y misericordia10. La oración de la Iglesia implora la restauración de la salud, pero siempre para que la curación corporal pueda llevar a una mayor unión con Dios mediante el aumento de la gracia14.
Unión con la Pasión de Cristo: El sacramento permite al enfermo unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyendo así al bien del Pueblo de Dios12,15. De esta manera, el cristiano ungido se consagra para dar fruto mediante la configuración con la Pasión redentora del Salvador15.
El sacramento de la Unción de los Enfermos es para el beneficio de la persona en su totalidad, siendo una fuente de fortaleza tanto para el alma como para el cuerpo14.
La Eucaristía como Sacramento de Sanación
Aunque la Penitencia y la Unción de los Enfermos son los «sacramentos de sanación» designados, la Eucaristía es la gracia sanadora por excelencia que el Señor ha dado a su Iglesia5. En la Sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, a saber, Cristo mismo5. La celebración de la Santa Misa, especialmente en centros de tratamiento y lugares de sufrimiento humano, es esencial para pedir al Divino Médico salud y salvación para todos5. La Eucaristía nutre y fortalece a los fieles, y es el viático para los moribundos, preparándolos para el encuentro con Dios vivo18.
La Iglesia como Comunidad Sanadora
La Iglesia, inspirada por el ejemplo de Jesús, está llamada a ser una comunidad presente, acogedora, que cuida y sana5. Esto se manifiesta en la dedicación de sus miembros —sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos— al servicio de los enfermos y en la obra de la capellanía8. La Iglesia está presente al lado de aquellos que se enfrentan a la prueba de la enfermedad, ofreciendo respuestas a las preguntas sobre el sentido de la vida, el sufrimiento y la muerte, que la sociedad secular a menudo no puede proporcionar8.
El acompañamiento pastoral de quienes sufren angustia psicológica debe entrelazarse con la catequesis sobre el poder terapéutico y salvífico de los sacramentos de la Iglesia, que permiten el encuentro con Cristo, «medicina corporal y espiritual»5. La fe, que debe acompañar la unción, expresa la confianza de los creyentes en el Señor, quien no se detiene ante nada para llevarnos a su Reino y concede nuestras súplicas con todo lo que necesitamos para que, participando en su muerte, también participemos en su resurrección3.
Conclusión
La sanación sacramental en la Iglesia Católica es una expresión profunda y multifacética del amor y la misericordia de Dios hacia la humanidad sufriente. A través del Sacramento de la Penitencia, se ofrece la curación del alma mediante el perdón de los pecados. El Sacramento de la Unción de los Enfermos proporciona gracia espiritual, fortaleza, perdón y, en ocasiones, sanación física, uniendo al enfermo a la Pasión redentora de Cristo. La Eucaristía, como fuente y cumbre de la vida cristiana, es la medicina divina que sostiene a los fieles en su camino hacia la salvación. En conjunto, estos sacramentos, administrados por la Iglesia, continúan la misión sanadora de Jesucristo, ofreciendo consuelo y esperanza en medio del sufrimiento humano y preparando a los fieles para la vida eterna.
Citas
Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1421. ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 29 de abril de 1992, § 2 (1992). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Capítulo XII - Unción de los enfermos - 92. El significado del sacramento, Congregación para las Iglesias Orientales. Instrucción para la aplicación de las prescripciones litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, § 92 (1996). ↩ ↩2
Sección primera la economía sacramental, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1129. ↩
La Iglesia: Una comunidad llamada a estar presente, a acoger, a cuidar y a sanar - Acompañamiento, Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Acompañar a las personas con sufrimiento psicológico en el contexto de la pandemia de COVID-19, § V (2020). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 980. ↩
Sección primera la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1856. ↩
Papa Juan Pablo II. A los Obispos franceses de la Región Midi en su visita ad Limina (27 de marzo de 1987) - Discurso (1987). ↩ ↩2 ↩3
Sección segunda la Oración del Señor, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2839. ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 29 de abril de 1992, § 5 (1992). ↩ ↩2 ↩3
I. Aspectos doctrinales - 3. El «carisma de la curación» en el Nuevo Testamento, Congregación para la Doctrina de la Fe. Instrucción sobre las oraciones de curación, § 2000 (2000). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
II. De sacramentis infirmis conferendis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de la Unción y el Viático), § 11. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Comentario, Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota sobre el Ministro del Sacramento de la Unción de los Enfermos (2005). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa Juan Pablo II. Unción de los Enfermos en la Catedral de Southwark (28 de mayo de 1982) - Discurso, § 4 (1982). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Unción de los enfermos y realismo sacramental, Romanus Cessario, O.P. Unción de los Enfermos: La Santificación del Sufrimiento Humano, § 4. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sacra unctio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de la Unción y el Viático), § 32. ↩
Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (Cuidado Pastoral de los Enfermos: Ritos de la Unción y el Viático), § 6. ↩
Sección segunda los Diez Mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2299. ↩