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Santa Felicidad

Santa Felicidad
Mártir Perpetua, mártires Satiro, Revocato, Satornilo, Segundo y mártir Felicidad. Miniatura del Menologio de Basilio II. Constantinopla. 985. Biblioteca Vaticana. Roma. Dominio Público.

Santa Felicidad es el nombre de al menos dos mártires cristianas veneradas en la Iglesia Católica, cada una con su propia historia y festividad. La más conocida es Santa Felicidad de Roma, martirizada con sus siete hijos, cuya festividad se celebra el 23 de noviembre. La otra es Santa Felicidad de Cartago, quien sufrió el martirio junto a Santa Perpetua y otros compañeros el 7 de marzo. Ambas figuras son ejemplos de fe inquebrantable y valentía ante la persecución, y sus historias han sido una fuente de inspiración a lo largo de los siglos.

Tabla de contenido

Santa Felicidad de Roma y sus Siete Hijos

La historia de Santa Felicidad de Roma es una de las más conmovedoras del martirologio cristiano, celebrada el 23 de noviembre1. Se la recuerda por su fe inquebrantable y el martirio que compartió con sus siete hijos durante el reinado del emperador Antonino Pío, probablemente alrededor del año 162 d.C.1.

El Arresto y el Juicio

Según los relatos, Felicidad era una noble viuda romana que, junto con sus hijos, practicaba activamente la fe cristiana y realizaba obras de caridad1. Su piedad y la conversión de muchos a través de su ejemplo provocaron la ira de los sacerdotes paganos, quienes la denunciaron al emperador. Argumentaron que su negativa a sacrificar a los dioses romanos era una afrenta a la divinidad y una amenaza para el imperio2.

El prefecto Publio fue el encargado de interrogar a Felicidad y sus hijos2. En un primer intento, el prefecto intentó persuadir a Felicidad con promesas y amenazas, instándola a mostrar piedad por sus hijos y a preservar sus vidas. Sin embargo, Felicidad se mantuvo firme, declarando que el Espíritu de Dios en ella la haría victoriosa sobre cualquier asalto. Ella respondió a Publio que su «piedad era impiedad» y sus palabras «crueles»2.

Al día siguiente, Publio volvió a interrogarla, suplicándole que tuviera compasión por sus hijos, quienes estaban en la flor de la juventud. Pero Felicidad, volviéndose hacia ellos, los exhortó con valentía: «Hijos míos, mirad al Cielo, donde Jesucristo con sus santos os espera. Sed fieles en su amor y luchad valientemente por vuestras almas»2. Esta admonición enfureció a Publio, quien ordenó que la golpearan por su insolencia2.

El Martirio de los Siete Hermanos

Tras el interrogatorio de la madre, el prefecto llamó a cada uno de los hijos individualmente, intentando persuadirlos con promesas y amenazas para que adorasen a los dioses paganos2. Sin embargo, todos se negaron rotundamente, inspirados por el ejemplo y las palabras de su madre. Después de ser azotados, fueron devueltos a prisión2.

El prefecto Publio presentó el caso al emperador, quien ordenó que los hermanos fueran enviados a diferentes jueces y condenados a distintas formas de muerte para intentar quebrantar la resolución de la familia y sembrar el terror entre los cristianos2.

Los siete hijos de Santa Felicidad, cuyos nombres eran Januario, Félix, Filipo, Silvano, Alejandro, Vidal y Marcial, sufrieron el martirio de diversas maneras:

Finalmente, la misma sentencia de decapitación fue ejecutada sobre la madre, Felicidad, quien fue la última en morir2.

Reflexiones de los Padres de la Iglesia

El martirio de Santa Felicidad y sus hijos tuvo un profundo impacto en la Iglesia primitiva y fue objeto de admiración y predicación por parte de grandes santos.

San Agustín comentó sobre la muerte de Santa Felicidad: «Maravillosa es la visión puesta ante los ojos de nuestra fe. Hemos oído con nuestros oídos y visto con nuestras mentes a una madre eligiendo para sus hijos terminar su curso antes que ella misma, contrario a los instintos humanos. Pero ella no despidió a sus hijos, los envió; los vio comenzar la vida, no terminarla. Renunciaron a una vida en la que tenían que morir, y comenzaron a vivir la vida sin fin. No fue suficiente que ella tuviera que mirar; nos asombramos aún más de que los animara. Fue más fructífera en su valor que en su vientre: viéndolos luchar, ella luchó, y en la victoria de cada uno, ella fue victoriosa»2.

San Gregorio Magno también pronunció una homilía sobre la festividad de Santa Felicidad en la iglesia construida sobre su tumba en la Vía Salaria. En ella, afirmó que esta santa, «teniendo siete hijos, temía tanto dejarlos atrás en la tierra como otras madres temen sobrevivir a los suyos. Fue más que una mártir, pues al ver a sus siete hijos martirizados ante sus ojos, fue en cierto modo una mártir en cada uno de ellos. Fue la octava en el orden del tiempo, pero estuvo desde el primero hasta el último en la angustia, comenzando su martirio en el mayor y terminándolo en su propia muerte. Recibió una corona no solo para sí misma, sino también para todos sus hijos. Viéndolos en tormentos, permaneció constante, sintiendo su agonía por naturaleza como su madre, pero regocijándose por ellos en su corazón por la esperanza»2. San Gregorio también señaló cómo la fe de Felicidad fue victoriosa sobre la carne y la sangre, contrastándola con la debilidad de la fe en muchas personas que no logran controlar sus pasiones o desapegarse del mundo2.

Culto y Veneración

La tumba de Santa Felicidad fue posteriormente ampliada en una capilla subterránea, redescubierta en 18851. Un fresco del siglo VII aún visible en la pared trasera de esta capilla representa a Felicidad y sus siete hijos, con la figura de Cristo sobre ellos otorgándoles la corona eterna1.

Existen referencias históricas a Santa Felicidad y sus hijos que datan de antes de los Hechos escritos sobre su martirio, como un sermón del siglo V de San Pedro Crisólogo y un epitafio métrico atribuido al Papa Dámaso I o compuesto poco después de su tiempo1. Estos testimonios confirman una antigua tradición romana de que Felicidad sufrió el martirio con sus hijos, aunque no detallan los nombres de los hijos1. Es probable que la tradición identificara a los hijos de Felicidad con los siete mártires venerados el 10 de julio, lo que pudo haber formado la base de los Hechos existentes1,3.

La festividad de Santa Felicidad de Roma se celebra el 23 de noviembre1.

Santa Felicidad de Cartago

Otra mártir importante con el nombre de Felicidad es Santa Felicidad de Cartago, quien sufrió el martirio el 7 de marzo del año 203 d.C. junto a Santa Perpetua y otros compañeros4,5. Su historia es una de las más detalladas y conmovedoras de los primeros siglos del cristianismo, gracias a los Hechos de los Mártires Perpetua y Felicidad, un relato contemporáneo y en parte escrito por las propias mártires4.

El Contexto de la Persecución

El martirio de Felicidad de Cartago tuvo lugar durante la persecución del emperador Septimio Severo (193-211 d.C.), quien emitió un edicto prohibiendo a sus súbditos convertirse al cristianismo bajo severas penas4. En este contexto, cinco catecúmenos de Cartago fueron arrestados: Vibia Perpetua, una joven noble casada; la esclava Felicidad; su compañero esclavo Revocato; Saturnino y Secundulo4,5. A ellos se unió Saturus, quien se declaró cristiano voluntariamente4,5.

Felicidad en Prisión

Felicidad estaba embarazada de ocho meses cuando fue arrestada4,6. Esta situación le causaba una gran angustia, ya que la ley romana prohibía la ejecución de mujeres embarazadas4,7,6. Temía que, debido a su embarazo, no se le permitiera sufrir el martirio al mismo tiempo que sus compañeros, lo que significaría que su sangre sagrada no se derramaría junto a la de ellos6. Sus compañeros mártires también estaban entristecidos por la posibilidad de dejar a una amiga tan excelente sola en el camino de la misma esperanza6.

Tres días antes de la fecha prevista para los juegos en los que serían ejecutados, todos se unieron en oración por Felicidad7,6. Inmediatamente después de su oración, le sobrevinieron los dolores de parto6. Con la dificultad natural de un parto de ocho meses, dio a luz a una niña7,6. Un guardia, al ver su sufrimiento, le preguntó cómo soportaría a las bestias si ahora padecía tanto. Felicidad respondió: «Ahora soy yo quien sufre lo que sufro; pero entonces habrá otro en mí, que sufrirá por mí, porque yo también voy a sufrir por Él»6. Su hija fue adoptada por una mujer cristiana4,7. Este acontecimiento le permitió unirse a sus compañeros en el martirio.

El Martirio en el Anfiteatro

El 7 de marzo, los cinco confesores (Perpetua, Felicidad, Revocato, Saturnino y Saturus, ya que Secundulo había muerto en prisión) fueron llevados al anfiteatro4. A petición de la multitud pagana, primero fueron azotados4,7. Luego, los hombres fueron expuestos a un jabalí, un oso y un leopardo, mientras que las mujeres, Perpetua y Felicidad, fueron atacadas por una vaca salvaje4,7.

Perpetua fue lanzada primero y cayó de espaldas, pero se levantó y se arregló la túnica rasgada, recogiéndose el cabello para no parecer que estaba de luto8. Luego fue a ayudar a Felicidad, quien también había sido embestida8. Juntas, una al lado de la otra, esperaron otro ataque, pero la multitud gritó que ya era suficiente8.

Heridos por los animales salvajes, los mártires se dieron el beso de paz4,7. Finalmente, fueron ejecutados por los gladiadores4,7. Perpetua, con gran valor, guio la espada de su nervioso verdugo hacia su propia garganta, ya que este había fallado en el primer golpe8.

Legado y Veneración

Los cuerpos de estos mártires fueron enterrados en Cartago4. Su festividad fue solemnemente conmemorada incluso fuera de África. Sus nombres aparecen en el calendario filocaliano de Roma del año 354, que lista a los mártires venerados públicamente en el siglo IV4,8.

Se erigió una magnífica basílica sobre su tumba, la Basílica Majorum, cuya ubicación ha sido confirmada por el descubrimiento de una antigua inscripción con los nombres de los mártires4. La festividad de estos santos se sigue celebrando el 7 de marzo4.

Distinción entre las Santas Felicidades

Es importante notar que las dos Santas Felicidades son figuras distintas en la tradición católica:

Aunque comparten el nombre y la experiencia del martirio por la fe, sus historias y los detalles de sus sufrimientos son diferentes. Ambas, sin embargo, representan la fortaleza y la fidelidad de los primeros cristianos.

Significado de su Ejemplo

La vida y el martirio de las Santas Felicidades ofrecen un poderoso testimonio de fe y amor a Cristo. Ambas mujeres, en contextos diferentes, demostraron una valentía extraordinaria frente a la persecución, eligiendo la muerte antes que renunciar a su fe.

En el caso de Santa Felicidad de Roma, su ejemplo destaca la fuerza de la fe materna y el sacrificio total por Dios. Su capacidad para exhortar a sus hijos a abrazar el martirio, superando el instinto natural de protección, es vista como un acto de profunda fe en la vida eterna2. Como dijo San Agustín, ella fue «más fructífera en su valor que en su vientre»2.

Santa Felicidad de Cartago, por su parte, ilustra la providencia divina y la solidaridad de la comunidad cristiana. Su preocupación por no ser martirizada con sus compañeros y el milagro de su parto en prisión, seguido de la adopción de su hija por una hermana en la fe, subrayan la interconexión y el apoyo mutuo entre los creyentes en tiempos de prueba6,7. Su historia también resalta la idea de un «segundo bautismo» a través del martirio, lavando el dolor del parto con la sangre de su sacrificio7.

Ambas santas son patronas de parroquias y han sido una fuente de inspiración para los fieles, recordándonos que el amor de Dios es una fuerza poderosa que impulsa a la santidad, incluso hasta el martirio9. Sus vidas nos animan a seguir el camino del Evangelio «sin dudar y sin compromiso»9.

Conclusión

Las historias de Santa Felicidad de Roma y Santa Felicidad de Cartago, aunque distintas en sus detalles, convergen en un mensaje central de fe, coraje y devoción inquebrantable a Cristo. Ambas mártires, junto con sus compañeros y descendientes, se erigen como pilares de la Iglesia primitiva, cuyas vidas y muertes continúan inspirando a los católicos a vivir con fidelidad y valentía en su propia fe. Sus testimonios nos recuerdan que la verdadera felicidad se encuentra en la unión con Dios, incluso a través del sufrimiento, y que la promesa de la vida eterna es una recompensa que supera cualquier tribulación terrenal.

Citas

  1. S. Felicidad, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §S. Felicidad. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  2. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 67. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18

  3. Ss. Rufina y Secunda, vírgenes y mártires (d. C. 257?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 68.

  4. Ss. Felicidad y Perpetua, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ss. Felicidad y Perpetua. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

  5. B6: Ss. Perpetua, Felicidad y sus compañeros, mártires (d. C. 203), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 508. 2 3

  6. Argumento. Secúndulo muere en la prisión. Felicidad está embarazada, pero con muchas oraciones da a luz en el octavo mes sin sufrimiento, el coraje de Perpetua y de Sátiro inquebrantables, Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). La Pasión de las Santas Mártires Perpetua y Felicidad, §Capítulo 5. 2 (203). 2 3 4 5 6 7 8 9

  7. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 512. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  8. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 513. 2 3 4 5

  9. Visita pastoral a la parroquia de «Santa Felicita e Figli Martiri», Roma, Papa Benedicto XVI. 25 Marzo 2007: Visita pastoral a la Parroquia de «Santa Felicita e Figli Martiri», Roma (2007). 2