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Santa Mechtilde

Santa Mechtilde de Hackeborn fue una mística benedictina alemana del siglo XIII, conocida por sus profundas experiencias espirituales y su papel fundamental en el monasterio de Helfta. Fue maestra de novicias y chantre, y sus revelaciones místicas, recogidas en el Liber Specialis Gratiae (Libro de la Gracia Especial), influyeron significativamente en la espiritualidad de su época, especialmente en la devoción al Sagrado Corazón. Su vida estuvo marcada por una profunda humildad, una amabilidad excepcional y un celo incansable por la alabanza divina, lo que le valió el sobrenombre de «ruiseñor de Cristo». Se la considera una figura clave en el misticismo femenino alemán y, según algunos comentaristas, pudo haber inspirado el personaje de Matelda en la Divina Comedia de Dante.

Tabla de contenido

Vida Temprana y Entrada al Monasterio

Mechtilde nació en el castillo ancestral de Helfta, cerca de Eisleben, Sajonia, entre 1240 y 12411. Pertenecía a una de las familias más nobles y poderosas de Turingia, los Hackeborn, y era hermana de la ilustre abadesa Gertrudis de Hackeborn1. Al nacer, su fragilidad era tal que se temió por su vida, y fue bautizada apresuradamente por un sacerdote que, según se relata, profetizó que la niña no moriría, sino que se convertiría en una religiosa santa en quien Dios obraría maravillas1.

A la edad de siete años, durante una visita a su hermana mayor Gertrudis, quien ya era monja en el monasterio de Rodardsdorf, Mechtilde quedó tan cautivada por la vida en el claustro que sus piadosos padres, reconociendo la obra de la gracia, le permitieron ingresar al alumnado1. En el monasterio, Mechtilde demostró ser excepcionalmente dotada tanto en mente como en cuerpo, progresando notablemente en virtud y aprendizaje1.

El Monasterio de Helfta

Diez años después, en 1258, Mechtilde siguió a su hermana, la abadesa Gertrudis, cuando esta trasladó el monasterio a una propiedad en Helfta, donada por sus hermanos Luis y Alberto1. Helfta se convirtió en un renombrado centro de ascetismo y misticismo en Alemania bajo la dirección de la abadesa Gertrudis de Hackeborn, quien fomentaba la educación de sus monjas en las artes liberales y el estudio de la Sagrada Escritura1,2.

Como monja, Mechtilde se distinguió rápidamente por su humildad, fervor y una amabilidad extrema que la caracterizó desde la infancia1. Desde muy joven, se convirtió en una valiosa colaboradora de la abadesa Gertrudis, quien le confió la dirección del alumnado y el coro1.

Maestra y «Ruiseñor de Cristo»

En 1261, Dios confió a Mechtilde el cuidado de una niña de cinco años destinada a dar lustre al monasterio de Helfta: Santa Gertrudis la Grande1,3. Mechtilde se convirtió en la maestra y guía espiritual de Gertrudis, influyendo profundamente en su vida mística1,3,4.

Mechtilde poseía una hermosa voz y un talento especial para la música sacra, presidiendo el coro como domna cantrix durante toda su vida con celo infatigable1. La alabanza divina era el eje de su existencia, y a pesar de sus continuos y severos sufrimientos físicos, nunca se cansó de ella1. Por esta razón, Cristo en sus revelaciones la llamaba su «ruiseñor»1.

Su personalidad era agraciada y encantadora, y aunque estaba ricamente dotada natural y sobrenaturalmente, se esforzaba por mantener oculta su maravillosa vida1. Sin embargo, muchas almas sedientas de consuelo o en busca de luz acudían a ella en busca de consejo, e incluso dominicos eruditos la consultaban sobre asuntos espirituales1.

Revelaciones y el Liber Specialis Gratiae

Las experiencias místicas y las revelaciones de Santa Mechtilde fueron de una naturaleza tan profunda que disiparon cualquier duda sobre su origen divino en la mente de su confesor5. Sin embargo, no fue hasta que cumplió cincuenta años que Mechtilde se enteró de que dos monjas, en quienes había confiado especialmente, habían estado anotando los favores que le habían sido concedidos, y que Santa Gertrudis ya había casi terminado un libro sobre el tema1,6.

Inicialmente, Mechtilde se sintió muy turbada por esto y recurrió a la oración1,6. Tuvo una visión de Cristo, quien sostenía en su mano el libro de sus revelaciones y le dijo: «Todo esto ha sido puesto por escrito por mi voluntad e inspiración; y, por lo tanto, no tienes motivo para preocuparte por ello»1,6. Cristo también le indicó que, así como Él había sido tan generoso con ella, ella debía corresponderle de igual manera, y que la difusión de las revelaciones haría que muchos aumentaran en su amor1. Además, deseaba que este libro se llamara «El Libro de la Gracia Especial» (Liber Specialis Gratiae), porque resultaría de gran gracia para muchos1,6.

Al comprender que el libro contribuiría a la gloria de Dios, la santa dejó de preocuparse e incluso corrigió ella misma el manuscrito1,6. Inmediatamente después de su muerte, el libro fue hecho público y las copias se multiplicaron rápidamente, principalmente debido a la amplia influencia de los frailes predicadores1. Boccaccio relata cómo, pocos años después de la muerte de Mechtilde, el libro de sus revelaciones fue llevado a Florencia y popularizado bajo el título de La Laude di donna Matelda, y los florentinos acostumbraban a repetir diariamente ante sus imágenes sagradas las alabanzas aprendidas del libro de Santa Mechtilde1.

El Liber Specialis Gratiae es una fuente principal de información sobre la vida y las actividades literarias de Santa Mechtilde7. En él se recogen sus confidencias, especialmente las relacionadas con las fiestas del Señor, los santos y la Santísima Virgen8. La capacidad de Mechtilde para vivir los elementos de la Liturgia y aplicarlos a la vida diaria del convento es destacable, revelando su habilidad como maestra y educadora8.

Devoción al Sagrado Corazón

Tanto Santa Mechtilde como Santa Gertrudis la Grande compartieron una profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que era un tema recurrente en sus experiencias místicas6,9. Esta devoción, que anticipó el renacimiento posterior de la comunión frecuente, se manifestaba en visiones y comunicaciones divinas6. En el caso de Gertrudis, se relata que en visión reposó su cabeza dos veces sobre el pecho de nuestro Señor y escuchó el latido de su corazón6.

Relación con Dante Alighieri

Una de las curiosidades más notables relacionadas con Santa Mechtilde es la hipótesis de que pudo haber sido la inspiración para el personaje de Matelda en el Purgatorio de Dante Alighieri1,6. Los críticos han debatido durante mucho tiempo la identidad de este personaje. Después de ascender siete terrazas de la montaña del Purgatorio, Dante encuentra a una dama solitaria, hermosa y amable, quien lo inicia en secretos que Virgilio no puede penetrar1. Beatriz luego se refiere a ella con las palabras: «Ruega a Matilde que te enseñe esto»1.

Aunque la mayoría de los comentaristas han identificado a Matelda con la condesa guerrera de Toscana, Matilde de Canossa, muchos coinciden en que, más allá del nombre, las dos tienen poco o nada en común1. La atmósfera serena, la modestia virginal y la dignidad sencilla de la Matelda de Dante parecen apuntar más a la reclusa de Helfta que a la severa heroína de Canossa1.

Esta interpretación se ve reforzada por el hecho de que Santa Mechtilde, en su Libro de la Gracia Especial (parte I, capítulo XIII), describe el lugar de purificación bajo la misma figura de una montaña de siete terrazas1. La coincidencia del símil y del nombre, Matelda, difícilmente puede ser accidental1. Además, las revelaciones concedidas a los místicos de Helfta parecen haber sido, en más de un lugar, la inspiración del poeta florentino1. Dante, como un verdadero poeta de su época, no pudo haber sido ajeno a un libro tan popular entre sus conciudadanos en Florencia, donde el libro de Mechtilde fue bien recibido y popularizado1.

Muerte y Legado

Santa Mechtilde de Hackeborn falleció en el monasterio de Helfta el 19 de noviembre de 12981,6. Cristo la llamó a Sí mismo, y ella le ofreció su corazón, sumergiéndolo en el Suyo6. Nuestro Señor tocó su corazón con el Suyo, otorgándole la gloria eterna6.

Aunque Santa Mechtilde nunca ha sido canonizada formalmente, su fiesta está permitida en numerosas casas de monjas benedictinas6. Su cuerpo, junto con el de Santa Gertrudis, probablemente aún reposa en Old Helfta, aunque se desconoce el lugar exacto1. Su fiesta se celebra el 26 o 27 de febrero en diferentes congregaciones y monasterios de su orden, con permiso especial de la Santa Sede1.

Mechtilde es recordada como una figura clave en el misticismo medieval alemán, cuyo Liber Specialis Gratiae continúa siendo una fuente de inspiración espiritual. Su vida de profunda oración, su don para la música y su papel como mentora de Santa Gertrudis la Grande la consolidan como una de las «cuatro grandes mujeres» de Helfta, que contribuyeron a la gloria del monacato alemán8.

Citas

  1. Santa Matilde, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Santa Matilde. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36

  2. Gertrudis de Hackeborn, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Gertrudis de Hackeborn.

  3. B16: Ss. Gertrudis la Grande y Matilde, vírgenes (d.C. 1302 y 1298), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 355. 2

  4. Santa Gertrudis la Grande, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 6 de octubre de 2010: Santa Gertrudis la Grande (2010).

  5. Matilde de Magdeburgo, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Matilde de Magdeburgo.

  6. Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 356. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  7. San Euquerio, obispo de Lyon (d.C. 449), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 357.

  8. Santa Matilde de Hackeborn, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 29 de septiembre de 2010: Santa Matilde de Hackeborn (2010). 2 3

  9. Santa Gertrudis la Grande, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Santa Gertrudis la Grande.