Santa Priscila

Santa Priscila, también conocida como Prisca, fue una figura prominente en la Iglesia primitiva, recordada por su profunda fe, hospitalidad y colaboración activa con San Pablo en la difusión del Evangelio. Junto con su esposo Aquila, formó una pareja misionera ejemplar, cuya casa se convirtió en un centro vital para la comunidad cristiana en varias ciudades del Imperio Romano. Su compromiso con Cristo y su valentía en tiempos de persecución los convierten en modelos de vida conyugal y apostólica para los fieles de todas las épocas.
Tabla de contenido
Orígenes y Primeros Encuentros con San Pablo
Priscila y su esposo Aquila eran judíos de origen, aunque sus nombres son latinos1. Aquila era natural del Ponto, una región en la actual Turquía, mientras que Priscila probablemente era de Roma1. Se dedicaban al oficio de fabricar tiendas o grandes cortinajes para uso doméstico2,3.
Su camino se cruzó con el de San Pablo en Corinto a principios de los años 50 d.C.2. La razón de su llegada a Corinto fue un edicto del emperador Claudio, que ordenó la expulsión de todos los judíos de Roma alrededor del año 49 o 50 d.C.1,4. El historiador romano Suetonio menciona que los judíos fueron expulsados debido a disturbios causados por «Chrestus», una referencia confusa a Cristo, lo que sugiere que ya existían divisiones internas en la comunidad judía romana sobre la cuestión de si Jesús era el Mesías2. Es probable que Priscila y Aquila ya hubieran abrazado la fe cristiana en la década de los 402.
Cuando Pablo llegó a Corinto, se asoció con ellos debido a que compartían el mismo oficio de fabricantes de tiendas, y fue acogido en su hogar4,2. Este primer encuentro marcó el inicio de una profunda colaboración y amistad que perduraría a lo largo de los años2.
Colaboración Misionera y la «Iglesia Doméstica»
La casa de Priscila y Aquila no solo fue un lugar de residencia para San Pablo, sino que se convirtió en un verdadero centro de la vida cristiana primitiva2,5. San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios, envía saludos de «Aquila y Prisca, junto con la iglesia que se reúne en su casa» (1 Corintios 16:19)2. Este pasaje, junto con otros similares, destaca el papel crucial de las casas de los creyentes como lugares donde los primeros cristianos se reunían para escuchar la Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía2,5.
El término griego «ekklesìa», que significa «convocación, asamblea, reunión», se aplicaba a estas comunidades domésticas2. Así, la casa de Priscila y Aquila en Corinto, y más tarde en Éfeso y Roma, se transformó en una verdadera «Iglesia»2. San Juan Crisóstomo subraya que Pablo no llamaba «Iglesias» a cualquier casa, sino a aquellas donde había mucha piedad y un profundo temor de Dios5.
Éfeso: Formación y Catequesis
Después de un año y medio en Corinto, Pablo partió con Priscila y Aquila hacia Éfeso, en Asia Menor2,3. Allí, la pareja desempeñó un papel decisivo en la formación cristiana del judío alejandrino Apolo. Apolo, aunque «poderoso en las Escrituras», solo conocía la fe superficialmente a través de algunos discípulos de Juan el Bautista. Priscila y Aquila «lo tomaron consigo y le expusieron más exactamente el camino de Dios» (Hechos 18:26)2,6. Este acto de catequesis es un testimonio de su profundo conocimiento de la fe y su habilidad para instruir a otros.
Durante la tercera expedición misionera de San Pablo, su casa en Éfeso sirvió como su cuartel general6. La comunidad cristiana continuó reuniéndose en su hogar, reafirmando su papel como domus ecclesiae3.
Regreso a Roma y Reconocimiento Apostólico
Posteriormente, Priscila y Aquila regresaron a Roma, donde continuaron su preciosa función de anfitriones de la comunidad cristiana2. En su Carta a los Romanos, San Pablo los saluda con un elogio extraordinario: «Saludad a Prisca y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que por mi vida expusieron sus cuellos; a quienes no solo yo doy gracias, sino también todas las Iglesias de los gentiles; saludad también a la iglesia que se reúne en su casa» (Romanos 16:3-5)2,3.
Este reconocimiento de Pablo los identifica como verdaderos e importantes colaboradores de su apostolado2. La mención de que «expusieron sus cuellos» por la vida de Pablo sugiere que intervinieron a su favor durante alguna de sus estancias en prisión, quizás en Éfeso2. La gratitud de Pablo, unida a la de «todas las Iglesias de los gentiles», indica la vasta influencia de su acción y su impacto positivo en la difusión del Evangelio2.
A pesar de sus frecuentes cambios de residencia, probablemente debido a las persecuciones (la expulsión de judíos de Roma bajo Claudio, y posiblemente la persecución de Nerón)1, su compromiso con la fe y la comunidad nunca flaqueó2. Finalmente, se sabe que regresaron a Éfeso, donde Pablo les envió saludos en su Segunda Carta a Timoteo (2 Timoteo 4:19)1,6.
El Legado de Santa Priscila: Modelos de Fe y Servicio
La vida de Priscila y Aquila ofrece varias lecciones importantes para los católicos de hoy:
La Importancia del Matrimonio Cristiano
Este matrimonio demuestra la importancia de la acción de los cónyuges cristianos2. Cuando están sostenidos por la fe y una fuerte espiritualidad, su compromiso valiente por la Iglesia y en la Iglesia se vuelve natural2. El compartir diario de su vida se prolonga y se sublima en la asunción de una responsabilidad común en favor del Cuerpo Místico de Cristo2. El Papa Benedicto XVI los presenta como «modelos de vida conyugal responsablemente comprometida al servicio de toda la comunidad cristiana»2.
El Papa Francisco también ha destacado a Priscila y Aquila como ejemplos de esposos itinerantes que evangelizaron, transmitiendo su pasión por el Señor y el Evangelio a través de gestos prácticos de cercanía, acogida y cuidado hacia los más necesitados7. Su ejemplo nos recuerda que el cristianismo llegó a nuestra generación gracias a la fe y el compromiso apostólico de fieles laicos, de familias y de matrimonios como el suyo2.
El Hogar como «Iglesia Doméstica»
Su ejemplo enseña que cada hogar puede transformarse en una pequeña iglesia2. Esto no solo significa que en ellos debe reinar el amor cristiano, hecho de altruismo y cuidado recíproco, sino que toda la vida familiar, basada en la fe, está llamada a girar en torno a la singular señoría de Jesucristo2. San Pablo, en la Carta a los Efesios, compara la relación matrimonial con la comunión nupcial entre Cristo y la Iglesia, sugiriendo que la vida de toda la Iglesia se modela indirectamente en la de la familia2.
El Papa Juan Pablo II, al visitar una parroquia dedicada a los Santos Aquila y Priscila en Roma, los exhortó a imitar a sus protectores, haciendo de sus casas abiertas a la acogida una «iglesia doméstica»8.
Colaboradores Laicos en la Evangelización
Priscila y Aquila son un testimonio del papel activo y de gran valor de los laicos en la historia del cristianismo2. Su compromiso con el trabajo manual (fabricantes de tiendas) junto con San Pablo, y su dedicación a la evangelización y la catequesis, demuestran cómo la vida ordinaria y el trabajo pueden ser santificados y puestos al servicio del Reino de Dios3. El Papa Francisco ha señalado que «el cristianismo fue predicado por laicos desde el principio» y que los laicos son responsables, por su bautismo, de llevar la fe adelante3.
Veneración y Conmemoración
El Martirologio Romano conmemora a Santa Priscila y San Aquila el 8 de julio1. En Roma, existe una iglesia dedicada a Santa Prisca en el Monte Aventino, cerca de las Catacumbas de Priscila en la Via Salaria, perpetuando así la memoria de esta mujer activa y valiosa en la historia del cristianismo romano2. Aunque la tradición hagiográfica posterior ha dado una importancia singular a Priscila, y existe un debate sobre su posible identificación con una mártir del mismo nombre, su legado como colaboradora de San Pablo y modelo de vida cristiana es innegable2,6.
En resumen, Santa Priscila, junto con su esposo Aquila, personifica la fe viva y el compromiso apostólico de los primeros cristianos laicos. Su hospitalidad, su labor catequética y su valentía al servicio del Evangelio la convierten en una figura inspiradora para todas las generaciones de creyentes.
Citas
Priscila y Aquila, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 7 de febrero de 2007: Priscila y Aquila (2007). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Aquila y Priscila, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Aquila y Priscila. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30
Juan Crisóstomo. Homilía 30 sobre Romanos (391). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Hechos 18. ↩ ↩2
Aquila y Priscila, Papa Francisco. Audiencia General del 13 de noviembre de 2019 (2019). ↩ ↩2 ↩3
San Procopio, mártir (a.D. 303), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 43. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Francisco. Inauguración del Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana (2020). ↩
Papa Juan Pablo II. 15 de noviembre de 1992: Visita a la parroquia de los Santos Aquila y Priscila en Roma - Homilía (1992). ↩