Santa Prudencia

La prudencia, una de las cuatro virtudes cardinales, es fundamental para la vida cristiana, guiando la razón práctica para discernir el bien verdadero en cada circunstancia y elegir los medios adecuados para alcanzarlo. Aunque no es exclusiva de los cristianos, siendo parte de la sabiduría antigua, la Iglesia la considera un pilar para una vida integrada de fe, esperanza y caridad. En la tradición católica, la Virgen María es venerada como «Virgo prudentissima» (Virgen prudentísima), y santos como Padre Pío son ejemplos de su ejercicio.
Tabla de contenido
La Virtud Cardinal de la Prudencia
La prudencia es una virtud cardinal que dispone la razón práctica a discernir el verdadero bien en cada circunstancia y a elegir los medios correctos para lograrlo1,2,3. No debe confundirse con la timidez, el miedo, la duplicidad o la disimulación2. San Agustín y Santo Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, la describieron como la «recta razón en acción» (recta ratio agibilium)4,2,5. Esta virtud es esencial para la vida cristiana, ya que guía las otras virtudes, estableciendo reglas y medidas para su ejercicio2,5.
Naturaleza y Función de la Prudencia
La prudencia no es simplemente cautela o indecisión, sino una capacidad que pone la acción humana en manos de la inteligencia y la libertad4. La persona prudente es creativa, razona, evalúa, y busca comprender la complejidad de la realidad sin dejarse abrumar por las emociones o las presiones4. Su función principal es señalar qué curso de acción tomar en cualquier situación concreta, indicando el justo medio en el que reside la esencia de toda virtud5.
La prudencia se considera la «auriga virtutum» o «auriga de las virtudes», porque dirige a las demás virtudes morales, como la justicia, la fortaleza y la templanza, asegurando que se apliquen correctamente4,2,5. Sin prudencia, la valentía puede volverse temeridad, la misericordia debilidad, y la templanza fanatismo5.
Elementos de la Prudencia
Santo Tomás de Aquino, en la estela de Aristóteles, identificó varios actos que componen la prudencia, incluyendo la toma de consejo (consiliari), el juicio (iudicare), y el mando (praecipere)6.
Toma de consejo (consiliari): Implica deliberar y considerar diversas opciones. Requiere una memoria imparcial del pasado, inteligencia del presente, perspicacia para considerar el resultado futuro, razonamiento que compara una cosa con otra, y docilidad para aceptar las opiniones de otros6,7. Este acto a menudo implica una interacción social, ya que el consejo se toma mejor en conferencia con otros6.
Juicio (iudicare): Es la capacidad de formar un juicio correcto y certero sobre lo que debe hacerse6.
Mando (praecipere): Es el acto principal de la prudencia, que consiste en aplicar a la acción lo que ha sido aconsejado y juzgado6. La razón práctica se dirige a la acción, y este acto de mando es el que más se acerca al fin de la razón práctica6.
La prudencia presupone la verdad de la recta razón y especifica la acción según el apetito recto, de modo que ambos se preserven8. Requiere tanto la verdad práctica como un apetito rectificado; si falta uno de ellos, la prudencia es deficiente8.
La Prudencia en la Vida Cristiana
Jesús, en sus parábolas, a menudo animó a sus discípulos a ejercitar esta virtud, como el hombre que construye su casa sobre roca o las vírgenes sabias que llevan aceite para sus lámparas4. También instruyó a sus discípulos a ser «prudentes como serpientes e inocentes como palomas» (Mt 10,16), indicando que Dios desea «santos inteligentes»4.
La prudencia también enseña que «lo perfecto es enemigo de lo bueno». Un exceso de celo puede causar desastres, arruinar construcciones que requieren gradualidad, generar conflictos o incluso violencia4. La persona prudente sabe preservar la memoria del pasado, no por miedo al futuro, sino porque reconoce que la tradición es un patrimonio de sabiduría4.
Ejemplos de Prudencia en la Tradición Católica
La Santísima Virgen María: «Virgo Prudentissima»
La Santísima Virgen María es venerada como la «Virgen prudentísima» (Virgo prudentissima)9. Su vida es un espejo de todas las virtudes, incluyendo la prudencia, la modestia y la pureza10. La estatua de la «Virgo prudentissima» se erige para recordar la necesidad de la prudencia, no solo como virtud sobrenatural, sino también como deber cívico fundado en el respeto al prójimo9.
San Padre Pío de Pietrelcina
San Padre Pío de Pietrelcina, cuyo nombre de nacimiento fue Francesco Forgione, ejerció la virtud de la prudencia de manera ejemplar, actuando y aconsejando a la luz de Dios11.
Otros Ejemplos Bíblicos y Santos
El Catecismo de la Iglesia Católica señala que los patriarcas, profetas y otras figuras del Antiguo Testamento han sido y siempre serán honrados como santos en todas las tradiciones litúrgicas de la Iglesia12. Si bien no se les atribuye específicamente el título de «San Prudencia» o «Santa Prudencia», sus vidas a menudo ejemplifican esta virtud. Por ejemplo, la sabiduría de Salomón o la previsión de José en Egipto pueden verse como manifestaciones de prudencia.
Figuras Históricas con el Nombre «Prudencia» o «Prudentius»
Aunque la virtud de la prudencia es ampliamente reconocida, la existencia de una «Santa Prudencia» como figura histórica venerada en el calendario litúrgico universal no es tan común como otras santas con nombres más tradicionales. Sin embargo, hay figuras históricas que llevaron nombres relacionados con la prudencia.
San Prudencio, Obispo de Troyes (siglo IX)
Existe un San Prudencio, Obispo de Troyes, que vivió en el siglo IX (fallecido el 6 de abril de 861)13. Fue un prelado erudito de la Iglesia galicana, nacido en España con el nombre de Galindo. Se destacó en la controversia sobre la predestinación, aunque su posición fue algo fluctuante debido a la dificultad del tema. Estuvo dispuesto a aceptar el veredicto de la Iglesia, incluso si contradecía sus propias conclusiones13. San Prudencio trabajó arduamente por la disciplina de la Iglesia y la reforma de las costumbres. Su fiesta se sigue celebrando en Troyes, pero no está conmemorado en el Martirologio Romano ni incluido por los Bolandistas en sus Acta Sanctorum13.
Otras menciones
En algunos textos, se hace referencia a «prudentes vírgenes» o se elogia la prudencia de ciertas mujeres santas, pero no como un nombre propio de una santa específica10. La Iglesia permite la veneración pública solo de aquellos siervos de Dios que han sido registrados en la lista de los santos o beatos por la autoridad de la Iglesia14. La canonización o beatificación implica un proceso riguroso que evalúa la vida, las virtudes y los milagros atribuidos a la persona15,16,17.
Conclusión
La prudencia, definida como la «recta razón en acción», es una virtud cardinal indispensable que guía la inteligencia y la libertad para discernir el verdadero bien y elegir los medios adecuados para alcanzarlo4,1. No se trata de timidez o indecisión, sino de una capacidad creativa y previsora que permite afrontar la complejidad de la realidad con sabiduría, aprendiendo del pasado y anticipando el futuro4. La Iglesia Católica, a través de sus enseñanzas y el ejemplo de figuras como la Virgen María y San Padre Pío, subraya la importancia de esta virtud para una vida cristiana plena e integrada11,9. Aunque no existe una «Santa Prudencia» universalmente reconocida en el calendario litúrgico como nombre propio, la virtud misma es un pilar fundamental de la santidad y la vida moral, inspirando a los fieles a ser «santos inteligentes» en su camino hacia el Reino celestial4.
Citas
Sección uno la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1835. ↩ ↩2
Sección uno la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1806. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Parte I - formando conciencias para una ciudadanía fiel: la reflexión de los obispos de EE. UU. sobre la enseñanza católica y la vida política - ¿cómo ayuda la Iglesia a los fieles católicos a hablar sobre cuestiones políticas y sociales? - la virtud de la prudencia, Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Formando Conciencias para una Ciudadanía Fiel, § 19 (2015). ↩
Ciclo de catequesis. Vicios y virtudes. 12. La prudencia, Papa Francisco. Audiencia General del 20 de marzo de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 12. La prudencia (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Prudencia, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Prudencia. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Reinhard Hütter. La Conciencia «Verdaderamente Llamada Así» y Su Falsificación: John Henry Newman y Tomás de Aquino sobre Qué Es la Conciencia y Por Qué Importa, § 26. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Vincent Wargo. Theia Mania: Antropología Filosófica de Josef Pieper, § 14. ↩
Sebastian Walshe, O.Praem. La Formación y el Ejercicio de la Conciencia en Asuntos Privados y Públicos, § 9. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. A los miembros de la junta ejecutiva y empleados del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), de la Compañía Italiana de Autopistas y al pueblo de la ciudad italiana de Orte (Orte, 17 de septiembre de 1989) - Discurso, § 3 (1989). ↩ ↩2 ↩3
Oficina de Prensa de la Santa Sede. San Padre Pío de Pietrelcina (2002). ↩ ↩2
Sección uno «creo» - «creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 61. ↩
Sto. Prudencio, obispo de Troyes (d.C. 861), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 46. ↩ ↩2 ↩3
Título IV. La veneración de los santos, las imágenes sagradas y las reliquias, Código de Derecho Canónico, § 1187 (1983). ↩
William Diem. La Infalibilidad de las Canonizaciones: Una Historia Revisionista de los Argumentos, § 30. ↩
Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 9. ↩
Bta. Clara de Rímini, viuda (d.C. 1346), Alban Butler. Las Vidas de los Santos de Butler: Volumen I, § 312. ↩