Santa Tecla
Santa Tecla es una figura venerada en la tradición cristiana, especialmente en las Iglesias Orientales, donde es honrada como «protomártir entre las mujeres e igual a los Apóstoles»1. Aunque su existencia histórica es debatida, su leyenda, narrada principalmente en los apócrifos Hechos de Pablo y Tecla, ha tenido una profunda influencia en la devoción y el arte cristiano desde el siglo II1,2. Este artículo explorará la vida de Santa Tecla según la tradición, su culto, las controversias históricas y su legado.
Tabla de contenido
La Leyenda de Santa Tecla de Iconio
La figura más prominente de Santa Tecla es la de Tecla de Iconio, discípula del Apóstol Pablo1. Su historia se encuentra en los Hechos de Pablo y Tecla, un texto apócrifo que data de aproximadamente el año 1801,2,3. Aunque la Iglesia primitiva lo consideró apócrifo (Tertuliano menciona que fue escrito por un presbítero de Asia que fue depuesto por usar falsamente el nombre de San Pablo), el relato gozó de una inmensa y persistente popularidad a lo largo del período patrístico y la Edad Media2,4.
Conversión y Voto de Virginidad
Según los Hechos, Tecla era una joven virgen de Iconio, comprometida para casarse con un hombre llamado Tamiris2. Su vida cambió drásticamente al escuchar la predicación de San Pablo en la casa de Onesíforo. Pablo hablaba sobre la importancia de la virginidad y la castidad, y sus palabras conmovieron profundamente a Tecla, quien decidió dedicar su vida a la virginidad perpetua1,2.
Esta decisión provocó la indignación de sus padres y de su prometido, Tamiris, quienes intentaron disuadirla con halagos, súplicas y amenazas. Sin embargo, Tecla, fortalecida por la fe, se mantuvo firme en su propósito2.
Persecuciones y Milagros
Tamiris, furioso, denunció a San Pablo ante el magistrado, acusándolo de persuadir a las doncellas a no casarse. Pablo fue azotado y expulsado de la ciudad2. Tecla fue condenada a ser quemada en la hoguera por su obstinación. Sin embargo, una tormenta celestial extinguió el fuego, y ella escapó milagrosamente1,2.
Después de su escape, Tecla siguió a San Pablo a Antioquía de Pisidia. Allí, el siríarca Alejandro intentó secuestrarla. En su defensa, Tecla le arrancó el manto y arrojó su corona al polvo, humillándolo públicamente2. Como castigo, fue condenada a ser arrojada a las fieras en el anfiteatro1,2.
Antes de su ejecución, fue acogida por la reina Trifena, una figura histórica, cuya hija fallecida se le apareció en un sueño pidiéndole que adoptara a Tecla para que esta orara por ella y pudiera ser trasladada al lugar de los justos2.
En el anfiteatro, los leones, en lugar de atacarla, se acostaron a sus pies y los lamieron, mientras otras bestias luchaban entre sí2. Viendo una zanja llena de agua, Tecla se bautizó a sí misma en el nombre de Jesucristo. Los sellos en el agua murieron, y una nube de fuego la rodeó, protegiéndola de los animales y ocultando su desnudez2. Cuando Alejandro sugirió que se usaran toros para su ejecución, el fuego consumió las cuerdas que la ataban. La reina Trifena se desmayó, y el gobernador, por ser Trifena pariente del César, detuvo los juegos y liberó a Tecla2.
Vida Misionera y Muerte
Tras ser liberada, Tecla, disfrazada de muchacho, se reunió con San Pablo en Myra de Licia. Pablo la comisionó para enseñar la palabra de Dios2. Ella regresó a Iconio para evangelizar a su madre y luego se retiró a vivir en una cueva en Seleucia durante setenta y dos años, realizando muchas curaciones2,3.
Cerca del final de su vida, se difundió el rumor entre los médicos griegos de Seleucia de que Tecla, siendo virgen y sirviendo a Artemisa (una interpretación errónea de su fe), poseía poderes curativos. Celosos de su éxito, enviaron a un grupo de jóvenes para asesinarla o ultrajarla2,3. Tecla, orando al Señor, fue protegida cuando la roca se abrió para recibirla, y así fue llevada al Cielo2,3. Otra versión de los Hechos dice que encontró un pasaje dentro de la roca que la llevó a Roma, donde encontró que San Pablo ya había fallecido. Después de un breve tiempo allí, «descansó en un sueño glorioso» y fue enterrada cerca de la tumba de su maestro Pablo5,3.
Según los Hechos, Tecla fue arrojada al fuego a los diecisiete años y a las fieras a los dieciocho. Vivió setenta y dos años como asceta en la cueva, sumando noventa años de vida. Su conmemoración se celebra el 24 de septiembre3.
El Culto a Santa Tecla
La veneración a Santa Tecla se extendió rápidamente por toda la Cristiandad, especialmente en Oriente1,5. En la Iglesia Griega, se la llama «protomártir entre las mujeres e igual a los Apóstoles»1. Su culto fue particularmente fuerte en ciudades orientales como Seleucia (donde se creía que estaba enterrada), Iconio y Nicomedia1.
En Occidente, su culto también apareció muy temprano, especialmente en las regiones donde prevalecía la Liturgia Gálica, con pruebas directas de su veneración en el siglo IV1. Su nombre se menciona en el Martirologio Jeronimiano en varias fechas (22 de febrero, 25 de febrero, 12 de septiembre, 23 de septiembre y 17 de noviembre), y se cree que en todas estas fechas se refiere a la misma Santa Tecla, discípula de San Pablo1. El actual Martirologio Romano la conmemora el 23 de septiembre1.
Su nombre también se incluye en el canon de la Misa Ambrosiana5. La oración en el Rituale Romanum para la recomendación de un alma que parte hace referencia a ella: «Y como libraste a la bienaventurada virgen y mártir Tecla de tres tormentos crudelísimos, así dígnate librar el alma de este tu siervo y haz que se alegre contigo en la felicidad celestial»5.
Otras Santas Llamadas Tecla
Es importante señalar que, además de Tecla de Iconio, existen otras santas con el mismo nombre en la tradición martirológica, lo que a veces ha generado confusión1.
Tecla de Gaza
Se tienen relatos históricamente precisos del martirio de una cristiana de Gaza en Palestina llamada Tecla1. Según Eusebio, fue condenada a muerte en el segundo año de la gran persecución (304-305 d.C.) junto con un cristiano llamado Agapio. Fue horriblemente despedazada por las fieras a las que fue arrojada1,6. El actual Martirologio Romano da la fiesta de esta santa el 19 de agosto1.
Tecla de Roma
El Martirologio Jeronimiano menciona una Tecla junto con Zósimo entre los mártires cuya fiesta se celebraba el 1 de junio en Antioquía1. También se menciona una catacumba de Santa Tecla en la Vía Ostiense, cerca del lugar de entierro de San Pablo en Roma, con una iglesia en ese lugar donde se decía que descansaba el cuerpo de la santa. Por ello, Santa Tecla debe ser considerada una mártir romana1. Otra mártir romana con el mismo nombre podría haber sido enterrada en la Vía Aurelia, mencionada el 31 de mayo junto a Tertulla, Lupo y Justa1.
Otras menciones
El Martirologio Jeronimiano también registra varias Teclas entre los mártires africanos el 10 de mayo, 13 y 14 de junio1. En la leyenda de los doce hermanos mártires, Donato, etc., los padres son llamados Bonifacio y Tecla, y se les conmemora el 30 de agosto en el Martirologio Romano, aunque se sabe poco de ellos fuera de la leyenda1. Finalmente, una Santa Tecla de Aquileya se menciona en los legendarios Hechos de San Hermágoras, con su fiesta el 3 de septiembre1.
Controversia Histórica
La existencia histórica de la Tecla de Iconio, discípula de San Pablo, es incierta1,7. San Jerónimo reconoció los Hechos de Pablo y Tecla como apócrifos2,7. Sin embargo, la posibilidad de que existiera una virgen cristiana de Iconio con ese nombre, convertida por San Pablo y dedicada al servicio de la Iglesia, no se descarta1,7,4.
A pesar de las dudas sobre los detalles de su leyenda, padres de la Iglesia como San Metodio de Olimpo, San Agustín, San Epifanio y San Ambrosio mencionaron a Tecla, destacando su piedad y su amor por la virginidad inspirados por la predicación de San Pablo7. San Gregorio de Nisa la describe como alguien que se sacrificó a sí misma por una vida muerta a los sentidos, donde solo la razón y el espíritu permanecían vivos7.
La popularidad de los Hechos de Pablo y Tecla se explica por su narrativa romántica y enérgica, que, a pesar de su carácter apócrifo, mantuvo un freno a la imaginación fértil del autor y se distinguió por su simplicidad, claridad y vigor4. La obra, sin embargo, ha sido criticada por su énfasis en la abstención del matrimonio, lo que sugiere una posible influencia de ideas encratitas, una secta herética que reprobaba el matrimonio5,4.
Legado y Significado
Independientemente de la historicidad de los detalles de su vida, Santa Tecla ha sido una figura inspiradora para innumerables cristianos a lo largo de los siglos. Su historia ha simbolizado la fortaleza en la fe, la perseverancia en la virginidad y el testimonio audaz del Evangelio frente a la persecución2. Su título de «protomártir entre las mujeres» y «igual a los Apóstoles» en Oriente subraya su importancia como modelo de discipulado y celo misionero1,7.
Su leyenda ha influido en la iconografía cristiana, representándola a menudo en escenas de martirio y liberación milagrosa, y su nombre sigue siendo invocado como protectora en momentos de dificultad y tentación5. La veneración de Santa Tecla es un recordatorio de la profunda fe de los primeros cristianos y de la capacidad de Dios para obrar milagros en aquellos que confían en Él.
Citas
Santa Tecla, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Santa Tecla. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 628. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20
Autor desconocido. Los Hechos de Pablo y Tecla (180). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Apócrifos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Apócrifos. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
San Adamnán, o Eunan, abad de Iona (d.C. 704), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 629. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Santos Timoteo, Agapio y Tecla, mártires (d.C. 304), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 359. ↩
B23: San Lino, papa y mártir (c. d.C. 79?), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 627. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6