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Santo Grial

El Santo Grial es un legendario recipiente sagrado que ha sido objeto de numerosos romances medievales y mitos, variando en su descripción desde el cáliz utilizado por Jesús en la Última Cena hasta un plato o incluso una piedra con poderes milagrosos. Aunque la Iglesia Católica ha honrado el sacramento de la Eucaristía, que incluye el cáliz del vino consagrado, la leyenda del Santo Grial en sí misma no forma parte de la doctrina oficial de la Iglesia y, de hecho, fue ignorada por los escritores clericales y la institución eclesiástica durante la Edad Media debido a sus orígenes apócrifos y a ciertas implicaciones que contradecían la autoridad de Roma.

Tabla de contenido

Orígenes y Significado del Nombre

El término «Santo Grial» se refiere a un vaso sagrado legendario que ha sido identificado de diversas maneras en los romances medievales, a menudo como el cáliz de la Eucaristía o el plato del cordero pascual1. La naturaleza exacta del Grial en estas narrativas es frecuentemente vaga y, en algunas obras como el poema de Chrétien de Troyes sobre Perceval, queda sin explicación1.

El significado de la palabra «Grial» ha sido objeto de varias interpretaciones. La explicación más aceptada proviene del cronista cisterciense Helinandus (fallecido alrededor de 1230), quien, bajo la fecha de aproximadamente 717, relata una visión de un ermitaño sobre el plato usado por Nuestro Señor en la Última Cena1. Helinandus explica que en francés, «Gradalis» o «Gradale» significa un plato hondo y ancho en el que se sirven manjares costosos a los ricos por grados (gradatim), un bocado tras otro en diferentes hileras1. En el habla popular, también se le llamaba «greal» porque era agradable (grata) y aceptable para quien comía de él1. La palabra latina medieval «gradale» se convirtió en el antiguo francés «graal», «greal» o «greel», de donde deriva el inglés «grail»1. Otras teorías etimológicas, como las que lo derivan de «garalis» o «cratalis» (crater, un cuenco para mezclar), también apuntan a su significado como plato1. La interpretación de «San Greal» como «sang real» (sangre real) no se popularizó hasta la Baja Edad Media1.

La Leyenda en los Romances Medievales

La mayor parte de los romances del Grial surgieron entre los años 1180 y 1240, sin que se añadiera mucho nuevo a la leyenda después del siglo XIII1. Aunque la mayoría de estos romances son franceses, existen versiones en alemán, inglés, noruego, italiano y portugués1. Estos romances se pueden dividir en dos categorías principales: aquellos que se centran en la búsqueda del Grial y en las aventuras del héroe que lo busca, y aquellos que se ocupan principalmente de la historia del propio vaso sagrado1.

Versiones de la Búsqueda del Grial

Entre las obras de la primera clase se encuentra el Conte del Graal de Chrétien de Troyes y sus continuadores, una vasta compilación poética de unos 60.000 versos compuesta entre 1180 y 12401. El poema épico alemán Parzival de Wolfram von Eschenbach, escrito entre 1205 y 1215, también pertenece a esta categoría, basándose supuestamente en un poema francés de un tal Kyot de Provenza, cuya existencia es dudosa1. También se incluyen los cuentos populares galeses o Mabinogion y el poema inglés Sir Percyvelle del siglo XV1.

En el poema de Chrétien, Perceval visita el castillo del Grial y ve un Graal llevado por una doncella, acompañado de una lanza que sangra y un plato de plata1. Este vaso precioso, engastado con joyas, era tan resplandeciente que eclipsaba las luces del salón, y todos los caballeros presentes le mostraban reverencia1. Perceval, recordando una advertencia de no preguntar demasiado, no indaga sobre el significado de lo que ve, incurriendo así en culpa y reproche1. Chrétien no llegó a terminar su historia, y en su versión, el Graal no tiene un carácter religioso pronunciado1.

Versiones de la Historia Temprana del Grial

Las versiones de la historia temprana del Grial, por otro lado, invisten al recipiente con la mayor santidad1. La trilogía métrica de Robert de Boron, compuesta entre 1170 y 1212, es una de las más antiguas de esta clase, aunque solo se conservan la primera parte, el Joseph d’Arimathie, y una porción de la segunda, el Merlin1. Existe una versión en prosa completa en el manuscrito Didot1. La historia más detallada del Grial se encuentra en el Grand St. Graal, un extenso romance en prosa francés de la primera mitad del siglo XIII, donde se dice que Cristo mismo presentó a un piadoso ermitaño el libro sobre esta historia1. Otros romances en prosa franceses del siglo XIII, aunque se centran en la búsqueda, también relatan la historia del vaso sagrado, siendo el más notable la Queste del St. Graal, incorporada casi por completo en la Morte d’Arthur de Malory1.

En estas versiones, el Grial se explica como el plato del que Cristo comió el cordero pascual con sus discípulos, que pasó a manos de José de Arimatea1. José lo utilizó para recoger la Preciosa Sangre de Nuestro Salvador cuando su cuerpo fue bajado de la Cruz, y así el Grial se identifica con el Cáliz de la Eucaristía1. La lanza se explica como la que Longino usó para perforar el costado de Nuestro Señor, y el plato de plata se convierte en la patena que cubre el cáliz1.

La búsqueda en estas versiones adquiere un carácter muy sagrado, y la atmósfera de aventura caballeresca del poema de Chrétien da paso a un ascetismo militante, que insiste no solo en la pureza del buscador, sino, en algunas versiones, en su virginidad1. En la Queste y el Grand St. Graal, el héroe no es Perceval, sino el caballero-doncella Galaad, aunque otros caballeros de la Mesa Redonda también participan en la búsqueda1.

Conexión con José de Arimatea

La historia temprana del Grial está íntimamente ligada a la figura de José de Arimatea1. Según la leyenda, cuando José fue encarcelado por los judíos, Cristo se le apareció y le dio el vaso, a través del cual fue milagrosamente sustentado durante cuarenta y dos años hasta que fue liberado por Vespasiano1. El Grial fue luego llevado a Occidente, a Gran Bretaña, ya sea por José y su hijo Josephes, o por Alain, uno de sus parientes1. Galaad (o Perceval) logra la búsqueda, y después de la muerte de su guardián, el Grial desaparece1.

Es importante señalar que la Iglesia Católica reconoce a José de Arimatea como una figura bíblica verídica. Los evangelios canónicos lo describen como un hombre rico y justo, miembro del Sanedrín, que era discípulo de Jesús en secreto por miedo a los judíos2. No consintió en la condena de Jesús y, después de la crucifixión, pidió audazmente el cuerpo de Jesús a Pilato para darle sepultura en su propio sepulcro nuevo2. Por su papel en el entierro de Jesús, José de Arimatea es considerado el santo patrón de los directores de funerarias3. Sin embargo, los detalles adicionales sobre él en los Acta Pilati apócrifos y la leyenda de su llegada a la Galia y luego a Gran Bretaña para fundar un oratorio cristiano en Glastonbury son considerados fabulosos e indignos de crédito por la Iglesia2.

Diferentes Concepciones del Grial

A lo largo de las leyendas, la concepción del Grial varía significativamente:

La Eucaristía y el Cáliz en la Doctrina Católica

Mientras que el Santo Grial es una figura legendaria, el cáliz como vaso sagrado tiene un lugar central y real en la liturgia católica. El cáliz ocupa el primer lugar entre los vasos sagrados y, por metonimia, a menudo se usa como sinónimo de la Preciosa Sangre misma, como lo expresa San Pablo: «El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo?» (1 Corintios 10:16)4.

La Iglesia Católica enseña que los signos esenciales del sacramento eucarístico son el pan de trigo y el vino de uva, sobre los cuales se invoca la bendición del Espíritu Santo y el sacerdote pronuncia las palabras de consagración dichas por Jesús en la Última Cena: «Este es mi cuerpo que será entregado por vosotros…. Este es el cáliz de mi sangre….»5. Este pan y este vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, convirtiéndose en nuestro alimento y bebida espiritual6.

La doctrina de la transubstanciación del pan y el vino y de la Presencia Real son verdades de fe confirmadas por las Escrituras y los Padres de la Iglesia7. La Iglesia sostiene firmemente esta creencia en la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, no solo en su enseñanza sino también en su vida, rindiendo a este gran Sacramento la adoración de latría, que solo puede darse a Dios7. El dogma de la totalidad de la Presencia Real significa que en cada especie individual, Cristo entero —carne y sangre, cuerpo y alma, Divinidad y humanidad— está realmente presente8.

Por esta razón, la recepción de la Eucaristía bajo una sola especie es suficiente para obtener plenamente todos los frutos del sacramento8. Por lo tanto, el cáliz no necesita ser comunicado a los laicos, aunque la Iglesia a veces lo ha permitido, pero no como si fuera necesario8. Solo los obispos y sacerdotes debidamente ordenados tienen la capacidad de pronunciar las palabras de consagración con efecto sacramental, ya que solo a ellos Cristo comunicó el poder de la transubstanciación en el Santo Sacrificio de la Misa8.

No existe una tradición fiable sobre el vaso exacto utilizado por Cristo en la Última Cena4. Aunque en los siglos VI y VII se creía que el cáliz real se veneraba en la iglesia del Santo Sepulcro, y más tarde otros dos vasos en Génova y Valencia fueron venerados como el cáliz de la Última Cena, la tradición es considerada poco fiable y de fecha tardía4.

Actitud de la Iglesia Católica hacia la Leyenda

A pesar de los elementos distintivamente cristianos presentes en la leyenda del Grial, la Iglesia no la favoreció1. Con la excepción de Helinandus, los escritores clericales no mencionan el Grial, y la Iglesia ignoró por completo la leyenda1. Esto se debe a varias razones:

En resumen, la leyenda del Santo Grial, con sus ricas narrativas y su evolución a lo largo de la Edad Media, representa un fascinante capítulo en la historia cultural europea, pero no forma parte de la doctrina ni de la tradición oficial de la Iglesia Católica. La Iglesia, en cambio, se centra en la realidad del sacramento de la Eucaristía, donde el Cuerpo y la Sangre de Cristo están verdadera, real y sustancialmente presentes en el pan y el vino consagrados9.

Citas

  1. El santo grial, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §El Santo Grial. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42

  2. José de arimatea, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §José de Arimatea. 2 3

  3. Directores de funerarias - José de arimatea, Magisterium AI. Santos Patronos en la Iglesia Católica, §Directores de funerarias (2024).

  4. Cáliz, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Cáliz. 2 3

  5. Sección segunda los siete sacramentos de la iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1412.

  6. Parte I – la sagrada comunión: El cuerpo y la sangre del señor jesús - El misterio de la sagrada eucaristía, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Normas para la Distribución y Recepción de la Sagrada Comunión bajo Ambas Especies en las Diócesis de los Estados Unidos de América, § 4 (2015).

  7. A los participantes en la asamblea plenaria de la congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, Papa Benedicto XVI. A los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (13 de marzo de 2009) (2009). 2

  8. Teología dogmática, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Teología Dogmática. 2 3 4

  9. Eucaristía, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Eucaristía.