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Segundo libro de los Reyes

Segundo libro de los Reyes
Biblia de Carlos XII (1709) - 2 Reyes cap. 16-17. Dominio Público.

El Segundo Libro de los Reyes, también conocido en la tradición católica como el Cuarto Libro de los Reyes en la Vulgata, forma parte del Antiguo Testamento de la Biblia y narra la historia de los reinos de Israel y Judá desde la muerte del rey David hasta la caída de Jerusalén y el exilio babilónico. Este texto sagrado, escrito con un enfoque teológico que enfatiza la fidelidad a Dios como clave para la prosperidad o el castigo divino, cubre un período turbulento de aproximadamente tres siglos, destacando el rol de los profetas en la guía del pueblo elegido. En la perspectiva católica, este libro ilustra lecciones eternas sobre la obediencia a la ley divina y la misericordia de Dios, sirviendo como puente entre la monarquía davídica y el exilio que prepara el camino para la restauración mesiánica.

Tabla de contenido

Título y lugar en el canon bíblico

En la Biblia católica, el Segundo Libro de los Reyes se incluye en la sección de los Libros Históricos del Antiguo Testamento. Su denominación proviene de la Septuaginta y la Vulgata latina, donde se considera el cuarto de una serie de cuatro libros reales: el primero y segundo corresponden a los Libros de Samuel, y el tercero al Primer Libro de los Reyes. Esta estructura refleja la unidad narrativa de la historia monárquica de Israel, desde el establecimiento del reino hasta su disolución.

El libro ocupa una posición estratégica en el canon, inmediatamente después del Primer Libro de los Reyes, completando la crónica de los reyes. En las ediciones protestantes, se denomina 2 Reyes para alinearse con una numeración diferente, pero la tradición católica mantiene la distinción para preservar la integridad de los textos deuterocanónicos y la herencia patrística. San Jerónimo, en su traducción de la Vulgata, adoptó esta división para facilitar la lectura, influida por la versión griega de los Setenta.

La canonicidad del Segundo Libro de los Reyes no ha sido cuestionada en la Iglesia Católica desde los primeros concilios, como el de Hipona (393 d.C.) y el de Cartago (397 d.C.), que lo incluyeron en el canon inspirado. Su autenticidad se basa en la tradición apostólica y en referencias neotestamentarias, como las alusiones a los profetas Elías y Eliseo en el Evangelio de Lucas.

Contenido y estructura narrativa

El Segundo Libro de los Reyes se divide en veinticinco capítulos y abarca eventos históricos desde el año aproximado 853 a.C. hasta el 562 a.C., cubriendo el declive de los reinos divididos de Israel y Judá. Su narrativa es cronológica, pero con un énfasis selectivo en los aspectos religiosos, omitiendo detalles seculares para resaltar la intervención divina.

Primera parte: El ministerio de Elías y Eliseo (capítulos 1-8)

La obra comienza con la rebelión del rey Ochozías de Israel contra Dios, quien consulta oráculos paganos en lugar de al Señor. El profeta Elías interviene milagrosamente, prediciendo su muerte y ascendiendo al cielo en un carro de fuego, un evento que simboliza la continuidad de la profecía en Israel.1 Su sucesor, Eliseo, recibe una doble porción del espíritu de Elías y realiza numerosos milagros, como la multiplicación del aceite para una viuda, la resurrección del hijo de la sunamita y la curación de Naamán, el general sirio leproso.

Estos relatos no solo ilustran el poder de Dios a través de sus profetas, sino que también subrayan temas de fe y conversión. Naamán, un extranjero, se convierte al reconocer la superioridad del Dios de Israel, prefigurando la universalidad de la salvación en el Nuevo Testamento.

Segunda parte: Los reinos divididos y las guerras (capítulos 9-17)

Esta sección detalla la dinastía de Omrí en Israel, marcada por la idolatría, y la de David en Judá. Destaca la unción de Jehú como rey de Israel, quien extermina la casa de Acab y destruye los baales, cumpliendo las profecías de Elías. Sin embargo, la infidelidad persiste, llevando a la caída de Israel ante Asiria en el 722 a.C., bajo el rey Oseas. El autor explica este desastre como consecuencia de la idolatría y la desobediencia a la Alianza (2 Re 17:7-23), un pasaje clave que resume el deuteronomismo: la bendición por obediencia y la maldición por rebelión.

En Judá, reyes como Joás, Amazías y Ozías alternan periodos de reforma con apostasía, mientras profetas como Isaías y Miqueas llaman al arrepentimiento.

Tercera parte: El ocaso de Judá y el exilio (capítulos 18-25)

El clímax narrativo se centra en Ezequías, un rey piadoso que destruye los altares paganos y resiste a Senaquerib de Asiria, salvado por una intervención divina (2 Re 19). Su sucesor, Manasés, introduce idolatría masiva, provocando la profecía de juicio. Josías realiza una gran reforma tras descubrir el Libro de la Ley (probablemente el Deuteronomio), renovando la Alianza, pero su muerte en batalla marca el principio del fin.

El libro culmina con la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en 587 a.C., el exilio de Sedequías y la liberación de Joacim en Babilonia (2 Re 25:27-30). Este final deja al pueblo en esperanza implícita, preparando el terreno para los libros de Esdras y Nehemías.

Autoría y fecha de composición

La tradición judía y cristiana atribuye la redacción del Segundo Libro de los Reyes a un autor o grupo de autores conocido como el deuteronomista, influido por la teología del Libro del Deuteronomio. No se menciona un autor específico en el texto, pero la tradición talmúdica lo asocia al profeta Jeremías, quien vivió durante el exilio y podría haber compilado materiales históricos para consolar al pueblo cautivo.2

La composición se sitúa en el siglo VI a.C., durante o poco después del exilio babilónico (alrededor del 562 a.C.), como indica la mención de la liberación de Joacim. El autor utilizó fuentes como los «libros de las crónicas de los reyes de Judá e Israel», anales oficiales y profecías orales.3 Algunos estudiosos católicos sugieren revisiones posteriores, pero el núcleo es preexílico, con ediciones para enfatizar lecciones teológicas.

En la exégesis católica moderna, como en el Pontificio Instituto Bíblico, se reconoce una unidad literaria con el Primer Libro de los Reyes, formando un Corpus Regum que integra historia y teología.

Propósito teológico y mensaje espiritual

Desde la óptica católica, el Segundo Libro de los Reyes no es mera crónica histórica, sino una catequesis sobre la Alianza de Dios con su pueblo. El autor emplea un esquema deuteronomista: los reyes fieles prosperan (como Ezequías y Josías), mientras los infieles fracasan (como Acab y Manasés). Los profetas actúan como mediadores, recordando que la verdadera realeza pertenece a Dios, no a los monarcas humanos.

Este libro resalta la misericordia divina pese al pecado: Dios envía profetas una y otra vez, y el exilio no es el fin, sino un llamado al arrepentimiento. En la tradición patrística, San Agustín lo interpreta como alegoría de la Iglesia perseguida, y Santo Tomás de Aquino lo cita en la Suma Teológica para ilustrar la providencia.

Para los fieles católicos, ofrece lecciones prácticas: la oración en tiempos de crisis (como la de Ezequías) y la importancia de la reforma interior, temas relevantes en la liturgia, donde se lee en Cuaresma y Adviento.

Relación con otros libros bíblicos y fuentes históricas

El Segundo Libro de los Reyes complementa los Libros de las Crónicas, que ofrecen una perspectiva postexílica centrada en Judá y el Templo.1 Mientras Crónicas enfatiza la esperanza davídica, Reyes subraya el juicio por infidelidad. Juntos, forman una historiografía sagrada que influye en el Nuevo Testamento, como en la genealogía de Jesús (Mt 1).

Arqueológicamente, el libro se alinea con inscripciones asirias y babilónicas, como el Prisma de Senaquerib, que confirma el asedio de Jerusalén. Fuentes como los anales reales mencionados en el texto validan su precisión histórica, aunque el enfoque es teológico, no exhaustivo.

En la Vulgata y las Biblias católicas modernas (como la de Jerusalén o la NEO-Vulgata), se presenta con notas exegéticas que integran la tradición judía y cristiana.

Importancia en la tradición católica

En la Iglesia Católica, el Segundo Libro de los Reyes es fundamental para la comprensión de la historia de la salvación. Se lee en el Leccionario durante el ciclo litúrgico, especialmente en la fiesta de Elías y Eliseo (16 de julio). Catequesis como el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 709) lo referencia para explicar el rol profético en la preparación del Mesías.

Artistas y teólogos han inspirado obras en él: la Vida de Elías de San Juan Damasceno, o pinturas renacentistas de los milagros de Eliseo. Hoy, en contextos pastorales, se usa para reflexionar sobre la justicia social y la resistencia a la idolatría moderna.

En resumen, este libro invita a los creyentes a reconocer en la historia bíblica el plan amoroso de Dios, que culmina en Cristo, Rey eterno.

Citas

  1. Los libros de paralipómenos (crónicas), The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Los libros de Paralipómenos (Crónicas). 2

  2. Tercer y cuarto libros de los Reyes, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Tercer y Cuarto Libros de los Reyes.

  3. Primer y segundo libros de los Reyes, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Primer y Segundo Libros de los Reyes.