Segundo libro de Samuel

El Segundo Libro de Samuel forma parte del Antiguo Testamento de la Biblia católica y narra los eventos clave del reinado del rey David, desde su ascenso al trono unificado de Israel hasta sus últimos años, marcados por triunfos, pecados y promesas divinas. Este libro, que continúa directamente el Primer Libro de Samuel, destaca la figura de David como un rey elegido por Dios, explorando temas como la monarquía, la alianza eterna con Dios y las consecuencias del pecado humano. En la tradición católica, se considera un texto inspirado que prefigura la realeza de Cristo, el Mesías davídico, y ofrece lecciones sobre la providencia divina, la misericordia y la necesidad de obediencia. Su estructura se divide en relatos históricos y teológicos, con un enfoque en la construcción del reino y la relación íntima entre Dios y su pueblo, influyendo profundamente en la liturgia y la doctrina eclesial.
Tabla de contenido
Contexto histórico y literario
El Segundo Libro de Samuel se sitúa en el período de la monarquía unificada de Israel, aproximadamente entre los siglos XI y X a. C., durante la transición de las tribus israelitas hacia un reino centralizado. Históricamente, este libro refleja el paso de una confederación tribal a un estado monárquico, con David como figura pivotal que une a las doce tribus bajo un solo liderazgo. En la perspectiva católica, no se trata de una mera crónica histórica al estilo moderno, sino de una narración teológica que revela la acción salvífica de Dios en la historia de su pueblo.1
La tradición judía y cristiana atribuye la redacción final de este libro a fuentes proféticas, posiblemente compiladas durante o después del exilio babilónico (siglo VI a. C.), aunque incorpora materiales más antiguos. La Comisión Bíblica Pontificia enfatiza que los libros históricos como Samuel no buscan una objetividad cronológica absoluta, sino testificar la experiencia de Dios que salva a través de los eventos humanos.2 En la Vulgata latina, este libro se integra en los Libros de los Reyes, pero en la Septuaginta y las Biblias católicas modernas se distingue como Segundo de Samuel, manteniendo su unidad con el primero.
Desde el punto de vista católico, el libro subraya la inspiración divina de la Escritura, como enseña el Concilio de Trento, y su verdad se interpreta en armonía con la tradición eclesial. No es una historia profana, sino un testimonio de la fidelidad de Dios, que actúa en la historia para preparar la venida del Mesías.3
Autoría y datación
La autoría exacta permanece en el ámbito de la tradición, sin un consenso unánime entre los eruditos católicos. La tradición rabínica y patrística atribuye partes del libro a profetas como Natán y Gad, mencionados en 1 Crónicas 29:29, quienes habrían documentado los actos de David. San Gregorio Magno sugería una inspiración profética incluso para eventos posteriores a la muerte de Samuel, aunque esta visión se considera más teológica que histórica.4
La datación apunta a una composición en etapas: núcleos narrativos del siglo X a. C., con ediciones posteriores durante la monarquía dividida o el exilio. La Enciclopedia Católica destaca la unidad de plan en el relato de David, rechazando una autoría compuesta fragmentaria y enfatizando su propósito central: la promesa mesiánica.5 La Iglesia Católica, a través de la Dei Verbum del Concilio Vaticano II, afirma que estos textos son verdaderamente históricos en su núcleo, pero orientados a la revelación divina.
Estructura del libro
El Segundo Libro de Samuel consta de 24 capítulos, divididos en dos secciones principales: la narración del ascenso y consolidación del reino de David (capítulos 1-10) y los relatos de sus crisis personales y familiares (capítulos 11-24). Esta estructura no es rígida, sino que fluye como una biografía teológica, con énfasis en la providencia divina más que en una secuencia cronológica estricta.
Primera sección: El reinado de David (capítulos 1-10)
Esta parte comienza con la muerte de Saúl y el lamento de David (cap. 1), seguido de su unción como rey de Judá en Hebrón (cap. 2). La guerra civil contra Is-boset, hijo de Saúl, culmina en la unificación del reino (caps. 2-5). Un momento clave es la conquista de Jerusalén, que se convierte en la capital y en la «Ciudad de David» (2 Sam 5:6-10).
El libro detalla las victorias militares de David contra filisteos, moabitas y amonitas (caps. 8-10), consolidando el imperio. Sin embargo, el eje teológico es el capítulo 7, donde Dios promete a David una dinastía eterna: «Tu casa y tu reino durarán por siempre delante de mí» (2 Sam 7:16). Esta alianza davídica es interpretada por la Iglesia como profecía del reino eterno de Cristo.6
Segunda sección: Las pruebas y el legado de David (capítulos 11-24)
Aquí se narran los pecados de David, como el adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías (cap. 11), seguido del juicio profético de Natán (cap. 12). Las consecuencias incluyen la rebelión de Absalón (caps. 13-18), la muerte de este y el arrepentimiento de David (cap. 19). El libro concluye con un censo pecaminoso (cap. 24) y un himno de alabanza (Salmo 18, incorporado como cap. 22).
Esta división resalta el contraste entre el ideal divino y la fragilidad humana, un tema recurrente en la exégesis católica.
Contenido principal
El ascenso de David al trono
Tras la muerte de Saúl en el monte Gilboa, David es ungido rey de Judá (2 Sam 2:4). La narración enfatiza su piedad: llora por Saúl y Jonatán, mostrando lealtad pese a las persecuciones pasadas. La guerra contra Is-boset termina con el asesinato de este por dos de sus capitanes, y David condena el acto, consolidando su legitimidad (2 Sam 4).
La toma de Jerusalén de los jebuseos (2 Sam 5) marca el inicio de una era de prosperidad. David trae el Arca de la Alianza a la ciudad, estableciendo el centro cultual (2 Sam 6), un acto que simboliza la presencia de Dios en el reino.
La alianza davídica y las conquistas
El capítulo 7 es el corazón del libro: David desea construir un templo para el Arca, pero Dios, a través de Natán, revela que Él edificará una «casa» eterna para David, es decir, una dinastía perpetua. Esta promesa, «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo» (2 Sam 7:14), se cumple en Salomón, pero trasciende hacia el Mesías.7 En la homilía de Juan Pablo II, este pasaje se vincula al Adviento, como preparación para la encarnación de Cristo, el verdadero Hijo de David.8
Las campañas militares (2 Sam 8-10) ilustran la bendición divina, pero también la expansión del reino como medio para la adoración de Yahvé.
Pecados y redención de David
El punto álgido de drama es el pecado de David con Betsabé (2 Sam 11). El profeta Natán lo confronta con una parábola, llevando a David al arrepentimiento: «He pecado contra el Señor» (2 Sam 12:13). Este episodio, comentado por Santo Tomás de Aquino en sus obras, ejemplifica la misericordia divina y la necesidad de la confesión.9
La tragedia familiar sigue: incesto de Amnón con Tamar (cap. 13), asesinato por Absalón, exilio y rebelión de este (caps. 15-18). David huye, pero regresa victorioso, mostrando humildad. El libro cierra con plagas por el censo (cap. 24), resueltas por el sacrificio en el futuro sitio del Templo.
Temas teológicos
El Segundo Libro de Samuel es rico en temas que iluminan la fe católica. Central es la monarquía como teocracia: David reina no por derecho propio, sino como ungido de Dios (mesías en hebreo), prefigurando a Cristo Rey.10
Otro tema es el pecado y la misericordia: David, «un hombre conforme al corazón de Dios» (1 Sam 13:14), comete graves faltas, pero su arrepentimiento (Salmo 51) modela la contrición. La Iglesia ve aquí la doctrina del pecado original y la redención por gracia.
La alianza davídica profetiza el Nuevo Testamento: en Lucas 1:32-33, el ángel anuncia a María que Jesús heredará el trono de David. Temas como la oración (2 Sam 7:18-29) y la providencia divina subrayan que la historia humana está guiada por Dios.
En la visión de Hildegard de Bingen, David representa la lucha virtuosa contra el vicio, obteniendo premios divinos.11 La Comisión Bíblica rechaza interpretaciones que nieguen el origen davídico de salmos citados en Samuel, afirmando su autenticidad.12
Enseñanza católica e interpretación
En la doctrina católica, el libro enseña la soberanía de Dios sobre los reyes y la necesidad de justicia social en el gobierno. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 709) lo vincula a la preparación mesiánica, donde la casa de David anuncia la Iglesia como nuevo Israel.
Santo Tomás de Aquino, en su Comentario a los Hebreos, usa pasajes de Samuel para ilustrar la filiación divina y la confianza en Dios.13 La liturgia católica incorpora 2 Samuel en lecturas como la del Adviento (2 Sam 7), recordando la promesa eterna.14
Controversias exegéticas, como la historicidad de eventos, se resuelven priorizando la verdad salvífica sobre detalles arqueológicos, como indica la Pontificia Comisión Bíblica.15 La enseñanza clave es la humildad ante Dios: incluso el rey ungido debe someterse a su voluntad.
Influencia en la tradición católica
El Segundo Libro de Samuel ha inspirado arte, liturgia y teología. En la Basílica de San Pedro, mosaicos representan a David trayendo el Arca. En la espiritualidad, el Salmo 51 (Miserere) es oración penitencial por excelencia.
En homilías papales, como la de Juan Pablo II en 1987, se usa para meditar sobre la «casa de Dios» como la Iglesia.16 Hoy, en la Nueva Evangelización, se aplica a temas de liderazgo ético y reconciliación familiar.
En resumen, este libro no solo narra la vida de David, sino que revela el plan divino de salvación, culminando en Cristo, el Rey eterno de la casa davídica. Su mensaje perdura como llamada a la fidelencia en medio de las pruebas humanas.
Citas
Parte seconda - Ars praedicandi - III. Le domeniche di avvento - C. La IV domenica di avvento, Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio Homilético (29 de junio de 2014), § 99 (2015). ↩
Deuxième partie le témoignage rendu par les écrits bibliques à leur propre vérité, Comisión Bíblica Pontificia. La inspiración y verdad de la Sagrada Escritura, § 70 (2014). ↩
Papa Juan Pablo II. 20 de diciembre de 1987: Visita Pastoral a la Parroquia de «San Luigi Grignion de Montfort» de Roma - Homilía (1987). ↩
Mark Reasoner. Un estudio introductorio del Documento de 2014 de la Comisión Bíblica Pontificia: La inspiración y verdad de la Sagrada Escritura, § 8. ↩
Primer y segundo libro de los reyes, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Primer y Segundo Libro de los Reyes. ↩
Hildegard of Bingen. Libro de las obras divinas, § 107. ↩
Hildegard of Bingen. Libro de las obras divinas, § 93. ↩
Libro de las obras divinas, Hildegard of Bingen. Libro de las obras divinas, § 60. ↩
Segunda visión de la primera parte, Hildegard of Bingen. Libro de las obras divinas, § 137. ↩
Hildegard of Bingen. Libro de las obras divinas, § 99. ↩
Capítulo 2, Thomas Aquinas. Comentario a los Hebreos, § 2:13. ↩
Capítulo 2, Thomas Aquinas. Comentario a la Segunda Epístola a los Corintios, § 2:7. ↩
Capítulo 2, Thomas Aquinas. Comentario a los Efesios, § 2:12. ↩
Capítulo 2, Thomas Aquinas. Comentario a los Filipenses, § 2:22. ↩
Capítulo 7, Thomas Aquinas. Comentario a los Hebreos, § 7:12. ↩
Los autores y el tiempo de la composición de los salmos - Respuesta de la comisión bíblica, 1 de mayo de 1910, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3525. ↩
