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Sermón de la montaña

Sermón de la montaña
Dominio Público.

El Sermón de la Montaña es una de las enseñanzas más fundamentales y completas de Jesucristo, registrada principalmente en el Evangelio de Mateo (capítulos 5-7). Este discurso magistral no solo resume los aspectos esenciales del mensaje de Jesús, sino que también presenta una ética radicalmente nueva que desafía las normas mundanas y establece los principios del Reino de Dios. A través de las Bienaventuranzas, las antítesis sobre la Ley, y las enseñanzas sobre la oración, el ayuno, la limosna y la confianza en Dios, Jesús invita a sus discípulos a una vida de santidad y perfección que transforma el corazón y se manifiesta en obras de justicia y amor.

Tabla de contenido

Contexto y Estructura del Sermón

El Evangelio de Mateo presenta el Sermón de la Montaña como el primero y más extenso de los cinco grandes discursos de Jesús, que se entienden como un reflejo de los cinco libros de Moisés, la Torá judía1. Jesús es presentado como el nuevo profeta, superior a Moisés, que no viene a abolir la Ley y los Profetas, sino a darles cumplimiento2,1.

El Sermón se desarrolla en un escenario significativo: Jesús sube a una colina junto al lago, se sienta, y sus discípulos más cercanos se congregan a su alrededor, junto con una gran multitud2,3. Esta asamblea heterogénea es la que recibe por primera vez la enseñanza del «Padre Nuestro»3.

La estructura del Sermón de la Montaña abarca varios temas cruciales:

Las Bienaventuranzas: La Revolución del Evangelio

Las Bienaventuranzas (Mt 5:3-12) son el pórtico de entrada al Sermón de la Montaña y resumen el mensaje de Jesús3,8. En ellas, Jesús «corona de felicidad» a categorías de personas que, tanto en su tiempo como en el nuestro, no eran muy estimadas3. Se trata de una verdadera revolución del Evangelio, que invierte los valores históricos y mundanos3.

Las ocho Bienaventuranzas de Mateo son:

  1. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos»2,4. Se refiere a aquellos que, viviendo en una situación precaria, reconocen su total dependencia de Dios8.

  2. «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados»2,4. Son aquellos que no se encierran en sí mismos, sino que participan con compasión en las necesidades y sufrimientos de los demás8. Existe una continuidad entre el negarse a encontrar consuelo en las comodidades mundanas y recibir el consuelo de la recompensa eterna9.

  3. «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra»2,4. Son quienes no usan la violencia, sino que respetan a sus prójimos tal como son8.

  4. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados»2,4. Desean intensamente actuar según la voluntad de Dios, en espera del Reino8.

  5. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia»2,4. Ofrecen ayuda activa a los necesitados y están dispuestos a perdonar8.

  6. «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios»2,4. Buscan la voluntad de Dios con un compromiso íntegro e indiviso8.

  7. «Bienaventurados los que buscan la paz (pacíficos), porque ellos serán llamados hijos de Dios»2,4. Hacen todo lo posible por mantener y restablecer la comunión inspirada por el amor entre los seres humanos8.

  8. «Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos»2,4. Permanecen fieles a la voluntad de Dios a pesar de las dificultades8.

Estas virtudes y disposiciones corresponden a la enseñanza de Jesús en todos los Evangelios y reflejan su propio comportamiento8. Las Bienaventuranzas prometen la liberación futura de Dios y exhortan a una forma particular de vivir aquí y ahora, conectando la ética con la escatología9.

Jesús y el Cumplimiento de la Ley

Jesús declara solemnemente que no ha venido a abolir la Ley o los Profetas, sino a darles cumplimiento2,1. Esto significa que Él no transgrede la ley, sino que la perfecciona4. La base de este cumplimiento reside en que la nueva ley y la antigua poseen un telos común: establecer el Reino de Dios9. La nueva ley se entiende como la que «ordena una actividad prudente que constituye una participación más perfecta de la persona en el fin último buscado», incluso cuando manda un contenido material diferente al de la ley antigua9.

La nueva ley, como la gracia del Espíritu Santo, cumple la antigua ley al dotar a los seres humanos de la capacidad de vivir según la ley de maneras que antes eran imposibles9. Este mismo dinamismo se aplica al cumplimiento de la ley ceremonial, ya que los ritos ceremoniales de la antigua ley prefiguran a Cristo, y por ello pueden ser llevados a cumplimiento en los sacramentos de la nueva ley6.

En las «antítesis» (Mt 5:21-48), Jesús profundiza en la Ley mosaica, llevando sus mandamientos a su significado original y más radical:

El Sermón de la Montaña muestra que la justicia, es decir, las correctas relaciones de alianza, siempre se derivan de una «disposición del corazón, de la recta intención, del amor»10. Esta disposición del corazón es la que forma al discípulo como uno que da buenos frutos10. El amor, en esta nueva perspectiva, no tiene límites y puede extenderse incluso al enemigo3.

La Verdadera Piedad y la Búsqueda del Reino

Jesús también aborda la práctica de la piedad, como la limosna, la oración y el ayuno, corrigiendo la hipocresía y enfatizando la importancia de la intención6. Condena a aquellos que realizan estas obras para ser vistos por los hombres, y exhorta a hacerlas en secreto, para que el Padre que ve en lo secreto recompense2.

El Padre Nuestro, situado estratégicamente en el centro del Sermón de la Montaña, es la oración que Jesús enseña a sus discípulos3. Esta oración es una expresión de la conversión filial que está enteramente dirigida al Padre5.

Además, el Sermón exhorta a buscar primero el Reino de Dios y su justicia (Mt 6:33)2,6. Esta búsqueda de un objetivo último y singular debe informar todas las acciones más próximas del creyente6. La fe en la «gratuidad providente» de Dios excluye tanto la preocupación excesiva por la seguridad temporal como la inactividad presuntuosa6. En las relaciones interpersonales, la búsqueda del Reino invita a adoptar el «generoso y misericordioso estándar de Dios», dejando de lado la mezquindad, la venganza y la preocupación por la propia seguridad6.

Implicaciones para la Vida Cristiana

El Sermón de la Montaña no presenta ideales inaccesibles, sino que refleja las características de los hijos e hijas de Dios en la plenitud del Reino7. Las orientaciones dadas por Jesús tienen el valor de verdaderos imperativos morales y proporcionan una perspectiva fundamental para que el discípulo busque y encuentre formas similares de regular sus acciones y valores hacia la visión final del Evangelio7.

La enseñanza de Jesús en el Sermón de la Montaña es un desafío a ser «perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5:48)2,1. Esta perfección no es una meta inalcanzable, sino una invitación a vivir de una manera que refleja la futura realidad del Reino, mostrando compasión, no respondiendo a la violencia, evitando la explotación sexual, tomando la iniciativa en la reconciliación y amando a los enemigos7. La reconciliación, el perdón y el amor incondicional son centrales y orientan toda la ética del discurso7.

Los discípulos tienen la responsabilidad de vivir el Evangelio, ya que de lo contrario se crea un obstáculo a la calidad fundamental de vida querida por Dios, con el riesgo de consecuencias desastrosas7. A través de una serie de metáforas, como la puerta ancha o estrecha, el camino amplio o angosto, los profetas verdaderos o falsos, y los constructores sabios o necios, el lector es presentado con una elección entre dos alternativas7.

Conclusión

El Sermón de la Montaña es el corazón de la enseñanza moral de Jesús, un compendio de la ética del Reino de Dios que invita a una transformación profunda del corazón. Desde las Bienaventuranzas, que proclaman la felicidad en la humildad y la justicia, hasta las antítesis que elevan la Ley a un estándar de amor radical, Jesús llama a sus discípulos a ser sal y luz en el mundo. Sus enseñanzas sobre la piedad genuina y la confianza en la providencia divina culminan en la exhortación a buscar primero el Reino de Dios y a vivir una vida de santidad que refleje la perfección del Padre celestial. El Sermón no es un mero conjunto de preceptos, sino una invitación a encarnar los valores del Evangelio, anticipando la plenitud del Reino de Dios en el aquí y el ahora.

Citas

  1. Parte cuarta - Lectura del Nuevo Testamento, Conferencias Episcopales Católicas de Inglaterra y Gales, y de Escocia. El Don de la Escritura, § 50 (2005). 2 3 4

  2. La santa Biblia, La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Mateo 5 (1993). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23

  3. Sermón de la montaña (cf. 6:9-13), Papa Francisco. Audiencia General del 2 de enero de 2019 (2019). 2 3 4 5 6 7 8 9

  4. Los misterios de la vida de Cristo nuestro Señor - Del sermón que hizo Cristo en el monte, Íñigo López de Oñaz y Loyola (Ignacio de Loyola). Los Ejercicios Espirituales, §Los Misterios De La Vida De Cristo Nuestro Señor: Del Sermón Que Hizo Cristo En El Monte (1548). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  5. Sección primera: la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2608. 2 3 4

  6. Matthew J. Ramage, Andrew D. Swafford, et al. Reseñas (Nova et Vetera, vol. 17, n.º 2), § 36. 2 3 4 5 6 7

  7. B1. Criterios fundamentales - 1.1. Primer criterio fundamental, conformidad con el concepto bíblico de la naturaleza humana - 1.2.3. Implicaciones para el mundo de hoy, Pontificia Comisión Bíblica. La Biblia y la Moral: Raíces Bíblicas de la Conducta Cristiana, § 101 (2008). 2 3 4 5 6 7

  8. B3. La nueva alianza en Jesucristo como don final de Dios, y sus implicaciones morales - 3.1. La venida del Reino de Dios y sus implicaciones morales - 3.1.2. La proclamación del Reino de Dios y sus implicaciones morales - B. Las bienaventuranzas (disposiciones especialmente destacadas), Pontificia Comisión Bíblica. La Biblia y la Moral: Raíces Bíblicas de la Conducta Cristiana, § 47 (2008). 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  9. Matthew J. Ramage, Andrew D. Swafford, et al. Reseñas (Nova et Vetera, vol. 17, n.º 2), § 35. 2 3 4 5

  10. Justin Schembri, O.P. Sobre la Unidad de los Dos Testamentos: ¿En Qué Sentido Es la Torá una Ley para los Cristianos? , § 15. 2 3