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Solicitación (pecado)

La solicitación, entendida como la práctica de ofrecer o adquirir servicios sexuales a cambio de una remuneración, constituye una grave infracción de la dignidad humana y del sexto mandamiento. La enseñanza de la Iglesia Católica la considera un pecado grave que reduce a la persona a mero instrumento de placer, atenta contra la castidad prometida en el Bautismo y vulnera el carácter sagrado del cuerpo como templo del Espíritu Santo. El presente artículo expone su definición, fundamento bíblico‑doctrinal, gravedad moral, circunstancias atenuantes, implicaciones pastorales y su estrecha relación con la trata de personas.

Tabla de contenido

Definición y terminología

La solicitación se refiere al intercambio de actos sexuales por dinero u otro beneficio material. La Catecismo de la Iglesia Católica la describe como una injuria a la dignidad de la persona que se involucra, convirtiéndola en un instrumento de placer sexual1. No se limita a la mujer; también pueden involucrarse hombres, niños y adolescentes, agravando el pecado por el escándalo que generan1.

Fundamento bíblico y doctrinal

La Palabra de Dios

San Pablo exhorta a los cristianos a «huir de la fornicación» (1 Cor 6,18)2, identificando la prostitución como una forma extrema de fornicación que atenta contra la pureza del cuerpo, templo del Espíritu Santo (1 Cor 6,19‑20).

El Catecismo

Enseñanzas del Magisterio

El Concilio de Trento ya describía la impureza como «una falta grave» que hiere el cuerpo, miembro de Cristo, y que la unión con una harlota constituye una grave profanación del templo del Espíritu Santo5. El Pontífice Francisco ha reiterado que la compra de servicios sexuales es un «grave delito contra la dignidad humana» y llama a combatir la demanda como parte esencial de la lucha contra la trata6.

Clasificación moral

Pecado grave

La solicitación es pecado mortal cuando se cumple la tríada clásica: materia grave (violación del sexto mandamiento), plena conocimiento y deliberada consentición1. La gravedad se intensifica cuando se trata de menores, personas vulnerables o se produce bajo coacción.

Circunstancias atenuantes

El propio Catecismo reconoce que la imputabilidad puede disminuirse por destitución, chantaje o presión social1. Estas circunstancias pueden reducir la responsabilidad moral, aunque no eximen del pecado.

Consecuencias pastorales y sacramentales

Necesidad de reconciliación

Quienes han incurrido en solicitación deben buscar el Sacramento de la Penitencia, confesando el pecado con contrición sincera y recibiendo la absolución7. La Iglesia ofrece acompañamiento pastoral, grupos de apoyo y programas de rehabilitación para romper el ciclo de la explotación8.

Reparación y justicia

El magisterio insta a los fieles a denunciar la trata y la prostitución, colaborando con autoridades civiles para proteger a las víctimas y perseguir a los explotadores9. La reparación incluye compensación moral y solidaridad con quienes han sufrido la degradación del cuerpo y del alma.

Relación con la trata de personas

La trata de personas es la forma más extrema de explotación sexual, donde la solicitación se convierte en un negocio criminal que vulnera derechos humanos. La Dicastería para el Desarrollo Humano Integral subraya que la dignidad inalienable de cada ser humano es el punto de partida para combatir este flagelo9. El Papa Francisco ha señalado que «comprar servicios sexuales no tiene nada que ver con el amor; es un serio atentado contra la dignidad humana»6.

Pastoral y remedios

Enfoque integral

La pastoral católica aborda la solicitación desde tres dimensiones:

  1. Conversión personal: llamado a la confesión y a la reconciliación con Dios.

  2. Acompañamiento comunitario: grupos de apoyo, oración y acompañamiento espiritual.

  3. Acción social: colaboración con organizaciones civiles y autoridades para erradicar la demanda y proteger a las víctimas8,9.

Herramientas pastorales

Conclusión

La solicitación es una grave ofensa moral que viola la dignidad humana, el sexto mandamiento y el carácter sagrado del cuerpo. La Iglesia, a través del Catecismo, el Magisterio y la acción pastoral, condena este pecado, ofrece caminos de conversión y promueve la justicia social para proteger a los vulnerables y erradicar la trata. La respuesta cristiana combina penitencia personal, solidaridad comunitaria y compromiso con la ley para restaurar la dignidad que cada persona lleva por ser imagen de Dios.

Citas

  1. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2355. 2 3 4 5

  2. Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota sobre la banalización de la sexualidad. A propósito de algunas interpretaciones de «Luz del mundo» (2010).

  3. Reinhard Hütter. Pornografía y Acedia, § 4.

  4. Sección primera la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1858.

  5. Los diez mandamientos - El sexto mandamiento - La impureza es un pecado inmundo, Papa Pío V. Catecismo del Concilio de Trento, §Los Diez Mandamientos - El Sexto Mandamiento (1566).

  6. Comprender la trata de personas: Las causas - El aspecto de la demanda, Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Orientaciones Pastorales sobre la Trata de Personas (2019), § 2 (2019). 2

  7. III. Arrojar luz sobre el pecado de la pornografía, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Crea en mí un corazón puro: Una respuesta pastoral a la pornografía, § III.

  8. VI. La Iglesia como «hospital de campaña»: Misericordia, sanación y esperanza a través de Cristo, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Crea en mí un corazón puro: Una respuesta pastoral a la pornografía, § VI. 2

  9. Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Orientaciones Pastorales sobre la Trata de Personas (2019), § Introducción (2019). 2 3