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Sollicitudo Rei Socialis

Sollicitudo Rei Socialis (Latín: «La solicitud social de la Iglesia») es una encíclica social publicada por el Papa Juan Pablo II el 30 de diciembre de 1987, conmemorando el vigésimo aniversario de la encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI1,2. Este documento forma parte del corpus doctrinal de la enseñanza social de la Iglesia, que se ha desarrollado a lo largo de los años, comenzando con Rerum Novarum de León XIII3,4. La encíclica de Juan Pablo II reafirma la continuidad de la doctrina social de la Iglesia y su constante renovación, adaptándose a las cambiantes condiciones históricas2. Aborda los problemas del subdesarrollo y el «superdesarrollo», la división del mundo en bloques ideológicos, y la creciente pobreza, incluso en países desarrollados5,1,6. La encíclica introduce el concepto de «estructuras de pecado» y enfatiza la solidaridad y la opción preferencial por los pobres como caminos hacia la paz y el desarrollo auténtico5,7,6.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Propósito

La encíclica Sollicitudo Rei Socialis fue publicada en 1987, conmemorando dos décadas desde la emisión de Populorum Progressio de Pablo VI1,2. Este acto de conmemoración no fue aislado, sino que se inscribe en una tradición de la Iglesia de actualizar y enriquecer su doctrina social a través de aniversarios de documentos clave, como Rerum Novarum de León XIII4,8,9. El objetivo principal de Juan Pablo II era doble: por un lado, rendir homenaje al histórico documento de Pablo VI y a su enseñanza, y por otro, reafirmar la continuidad y la constante renovación de la doctrina social de la Iglesia2.

La doctrina social de la Iglesia, desde Rerum Novarum, se ha configurado como un «cuerpo doctrinal» actualizado que se construye gradualmente. La Iglesia, iluminada por la palabra de Cristo y la asistencia del Espíritu Santo, interpreta los acontecimientos históricos para guiar a las personas en su vocación como constructores responsables de la sociedad terrenal4. Sollicitudo Rei Socialis se sitúa en esta línea, ofreciendo «principios de reflexión», «criterios de juicio» y «directrices para la acción»10,11.

El contexto mundial en el que surgió Sollicitudo Rei Socialis estaba marcado por la división del mundo en bloques ideológicos opuestos y la persistencia del subdesarrollo5. La encíclica reconoce que la «cuestión social» había adquirido una dimensión global, un hecho ya señalado por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II6,12,13. Este reconocimiento llevó a una evaluación moral de la realidad, destacando la obligación moral de la solidaridad entre naciones y personas6.

Temas Centrales de la Encíclica

El Desarrollo Auténtico del Hombre

La encíclica subraya que el desarrollo auténtico no puede reducirse a la mera acumulación de riqueza o a la mayor disponibilidad de bienes y servicios. Debe considerar las dimensiones sociales, culturales y espirituales del ser humano6. Paul VI ya había insistido en la promoción del bien de cada hombre y de todo el hombre, entendiendo el desarrollo como la «transición de condiciones menos humanas a aquellas que son más humanas»9. Sollicitudo Rei Socialis retoma esta visión integral, enfatizando que la dignidad de la persona humana, imagen indestructible de Dios Creador, es el centro de todo desarrollo14,9.

La Iglesia, como «experta en humanidad», extiende su misión religiosa a todos los campos de la vida humana, incluyendo el desarrollo. Su contribución no es ofrecer soluciones técnicas o sistemas económicos y políticos específicos, sino proclamar la verdad sobre Cristo, sobre sí misma y sobre el hombre, aplicando esta verdad a las situaciones concretas10.

La Solidaridad como Virtud Moral y Cristiana

Uno de los conceptos clave en Sollicitudo Rei Socialis es la solidaridad. La encíclica la define como una virtud moral y cristiana que implica que los miembros de una sociedad se reconozcan mutuamente como personas5. Aquellos con mayores bienes y servicios deben sentirse responsables por los más débiles y estar dispuestos a compartir lo que poseen. Los más débiles, a su vez, no deben adoptar una actitud pasiva, sino buscar sus derechos legítimos y contribuir al bien común5. Los grupos intermedios deben respetar los intereses de los demás, evitando el egoísmo5.

A nivel internacional, la interdependencia debe transformarse en solidaridad, basada en el principio de que los bienes de la creación están destinados a todos5. Las naciones más fuertes y ricas tienen una responsabilidad moral hacia las demás, buscando establecer un sistema internacional basado en la igualdad y el respeto de las diferencias5. La solidaridad ayuda a ver al «otro» (persona, pueblo o nación) no como un instrumento, sino como un «prójimo» y un «ayudante», llamado a participar en el banquete de la vida al que todos están igualmente invitados por Dios5.

La solidaridad es también una virtud cristiana que va más allá de los lazos humanos y naturales, inspirada por la caridad. Busca la gratuidad total, el perdón y la reconciliación. El prójimo es visto como la imagen viva de Dios Padre, redimido por Cristo y bajo la acción del Espíritu Santo7. La encíclica conecta la solidaridad con la paz, afirmando que «Opus solidaritatis pax» – la paz es fruto de la solidaridad5.

La Opción Preferencial por los Pobres

Otro pilar de la enseñanza de Sollicitudo Rei Socialis es la opción o amor de preferencia por los pobres1. Esta opción es una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, testimoniada por toda la tradición de la Iglesia1. Afecta la vida de cada cristiano en su imitación de Cristo y se aplica a las responsabilidades sociales, al modo de vivir y a las decisiones sobre la propiedad y el uso de los bienes1.

Dada la dimensión mundial de la cuestión social, esta opción debe abrazar a las inmensas multitudes de hambrientos, necesitados, sin hogar, sin atención médica y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor1. Ignorar estas realidades sería como el «rico» que ignoró a Lázaro1. La encíclica reitera el principio fundamental de la doctrina social cristiana: los bienes de este mundo están originalmente destinados a todos1,15. El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero está bajo una «hipoteca social», lo que significa que tiene una función social intrínseca justificada por el principio del destino universal de los bienes1. La preocupación por los pobres también debe incluir a aquellos privados de derechos humanos fundamentales, como la libertad religiosa y la libertad de iniciativa económica1.

Estructuras de Pecado

Juan Pablo II introduce el concepto de «estructuras de pecado» para describir las situaciones y sistemas que perpetúan la injusticia y el subdesarrollo5. Estas estructuras son el resultado de la acumulación de muchos pecados personales y se oponen radicalmente a la paz y al desarrollo5. La superación de estas «estructuras de pecado» solo es posible mediante el ejercicio de la solidaridad humana y cristiana7.

Continuidad y Novedad en la Doctrina Social

Sollicitudo Rei Socialis se inscribe en la continuidad de la doctrina social de la Iglesia, que se remonta a Rerum Novarum4,3. La encíclica de Juan Pablo II se basa en las enseñanzas de sus predecesores, especialmente en Populorum Progressio de Pablo VI y Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II16,17. De hecho, Populorum Progressio ya había enfatizado la importancia del Concilio Vaticano II para la doctrina social17,18.

Al mismo tiempo, la encíclica presenta novedades al aplicar los principios perennes a las «cosas nuevas» del mundo contemporáneo2,19. La encíclica de Pablo VI ya había tenido el mérito de enfatizar el carácter ético y cultural de los problemas del desarrollo y la legitimidad de la intervención de la Iglesia en este campo11. Sollicitudo Rei Socialis profundiza en esta perspectiva, señalando que la cuestión social ha adquirido una dimensión mundial, lo que implica una obligación moral universal6.

La doctrina social no es una «tercera vía» entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, ni una ideología. Más bien, es una formulación precisa de los resultados de una reflexión cuidadosa sobre las realidades de la existencia humana, a la luz de la fe y la tradición de la Iglesia. Su objetivo es interpretar estas realidades, determinar su conformidad o divergencia con la enseñanza evangélica sobre el hombre y su vocación, y guiar el comportamiento cristiano. Por lo tanto, pertenece al campo de la teología moral10.

Llamada a la Acción

La encíclica concluye con un llamado a la acción dirigido a todos los hombres y mujeres de buena voluntad14. Se enfatiza el papel preeminente de los laicos, hombres y mujeres, quienes están llamados a animar las realidades temporales con un compromiso cristiano, siendo testigos y agentes de paz y justicia14. Juan Pablo II hace un llamado a la conversión personal y a la implementación de medidas inspiradas en la solidaridad y la opción preferencial por los pobres, tanto a nivel individual como familiar, cívico, económico y político14.

La Iglesia se siente profundamente involucrada en esta tarea de asegurar el desarrollo en paz y salvaguardar la naturaleza. La dignidad de la persona humana, confiada por el Creador, es el fundamento de esta responsabilidad14. La encíclica también extiende este llamado a los cristianos de otras denominaciones, al pueblo judío, a los musulmanes y a los seguidores de todas las grandes religiones del mundo, reconociendo que la paz y el desarrollo son también una cuestión religiosa y dependen de la fidelidad a la vocación como hombres y mujeres de fe14.

Legado

Sollicitudo Rei Socialis ha dejado un legado significativo en la doctrina social de la Iglesia. El énfasis en la solidaridad y la opción preferencial por los pobres ha sido un punto de referencia constante en encíclicas posteriores y en el magisterio social9. El documento contribuyó a una comprensión más profunda de la interdependencia global y la necesidad de una respuesta moral a los desafíos del desarrollo. La encíclica también fue reconocida y desarrollada en documentos posteriores, como Centesimus Annus de Juan Pablo II, que conmemoró el centenario de Rerum Novarum3. El compromiso de la Iglesia con la defensa de la dignidad humana frente a la explotación económica y los sistemas totalitarios ha continuado, y la encíclica reafirmó la necesidad de denunciar la pobreza y el subdesarrollo con claridad y franqueza20.

Citas

  1. V. Una lectura teológica de los problemas modernos, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 42 (1987). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  2. I. Introducción, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 3 (1987). 2 3 4 5

  3. Introducción, Papa Juan Pablo II. Centesimus Annus, § 2 (1991). 2 3

  4. I. Introducción, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 1 (1987). 2 3 4

  5. V. Una lectura teológica de los problemas modernos, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 39 (1987). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  6. II. Originalidad de la encíclica Populorum Progressio, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 9 (1987). 2 3 4 5 6

  7. V. Una lectura teológica de los problemas modernos, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 40 (1987). 2 3

  8. Introducción, Papa Juan Pablo II. Centesimus Annus, § 1 (1991).

  9. Jennifer E. Miller. La Virtud de la Sobriedad: Ecología Integral en su Pleno Florecimiento, § 3. 2 3 4

  10. V. Una lectura teológica de los problemas modernos, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 41 (1987). 2 3

  11. II. Originalidad de la encíclica Populorum Progressio, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 8 (1987). 2

  12. I. Introducción, Papa Juan Pablo II. Laborem Exercens, § 2 (1981).

  13. Introducción - Un problema para todos los hombres, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 3 (1967).

  14. VII. Conclusión, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 47 (1987). 2 3 4 5 6

  15. I. El desarrollo integral del hombre - Cuestiones y principios, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 22 (1967).

  16. IV. Auténtico desarrollo humano, Papa Juan Pablo II. Sollicitudo Rei Socialis, § 31 (1987).

  17. Capítulo uno - El mensaje de Populorum Progressio, Papa Benedicto XVI. Caritas in Veritate, § 11 (2009). 2

  18. B. De Rerum Novarum a nuestros días, Consejo Pontificio Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, § 96 (2004).

  19. I. Características de «Rerum Novarum», Papa Juan Pablo II. Centesimus Annus, § 5 (1991).

  20. VI. El hombre es el camino de la Iglesia, Papa Juan Pablo II. Centesimus Annus, § 61 (1991).