Tentación
La tentación es el incitamento al pecado que, ya sea por persuasión externa o por un impulso interno, busca desviar al ser humano de la voluntad divina. En la enseñanza católica la tentación no es pecado en sí misma; sólo se convierte en pecado cuando el individuo consiente el acto del mal. La Iglesia, a través de la Sagrada Escritura, el Catecismo y la tradición patrística, ofrece una comprensión profunda de su origen, su naturaleza y los medios para resistirla, presentando también ejemplos de santos que, con la gracia de Dios, vencieron sus propias pruebas.
Tabla de contenido
Definición y naturaleza
La tentación se entiende como «incitación al pecado» que puede manifestarse externamente, como ocurrió con Jesús en el desierto, o internamente, cuando el deseo concupiscente del corazón humano impulsa al pecador1. No es sinónimo de pecado; el pecado surge sólo cuando la voluntad consiente la propuesta del mal1.
Concupiscencia y pecado
La concupiscencia es la inclinación al mal que quedó como consecuencia del pecado original. Esta propensión no es en sí misma pecaminosa, pero se vuelve pecado cuando se entrega libremente al deseo (cf. 1 Jn 2,15‑17). La Iglesia enseña que la concupiscencia «se vuelve pecaminosa sólo cuando se cede libremente» y que, al resistirla con la ayuda de Dios, el creyente adquiere mérito espiritual2.
Orígenes bíblicos
La tentación de Cristo
Los Evangelios narran que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, donde el diablo le propuso tres tentaciones: convertir la piedra en pan, adorar al demonio a cambio de los reinos del mundo y lanzarse del templo para probar la protección divina3,4. En cada caso, Jesús respondió con la Palabra de Dios, mostrando que la verdadera victoria contra la tentación se logra mediante la Escritura y la confianza en el Padre.
Tentación como prueba
En el Antiguo Testamento, la tentación también se presenta como prueba de fe (por ejemplo, Abraham y Job). Sin embargo, la intención de Dios nunca es tentar al hombre al mal; más bien, permite la prueba para que el creyente pueda crecer en virtud5.
Doctrina de la Iglesia
El Catecismo y la moral cristiana
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) explica que poner a Dios a prueba constituye una forma de tentación que «herida la confianza que debemos al Creador» (CIC 2119)6. Asimismo, distingue entre pruebas (necesarias para el crecimiento del alma) y tentaciones que pueden conducir al pecado (CIC 2847)7.
El CIC también señala los medios para resistir la tentación: conocimiento de sí mismo, práctica de la ascetismo, obediencia a los mandamientos, ejercicio de las virtudes morales y fidelidad a la oración (CIC 2340)8. Además, invita a mortificar los deseos y a prevalecer sobre las seducciones del placer y del poder (CIC 2549)9.
Enseñanzas de los Padres y teólogos
San Tomás de Aquino, en su Explicación de la Oración del Señor, afirma que Dios no tienta al hombre al mal; la tentación proviene del demonio o de la propia concupiscencia humana5. La Enciclopedia Católica añade que la tentación puede ser combatida mediante evitación de ocasiones propicias, oración y humildad, y que la resistencia a la tentación es una fuente de mérito1.
El papel del demonio
El demonio actúa como «el tentador» que busca la ruina eterna del hombre (cf. Ef 6,10‑12). Su estrategia consiste en fomentar la imaginación con imágenes pecaminosas y estimular los poderes inferiores del alma para que ceda al deseo (Enciclopedia Católica, «Tentación»)1.
Tipos de tentación
Tentación de prueba: busca revelar la fortaleza o debilidad del creyente (p. ej., la prueba de Jesús).
Tentación de incitación al pecado: ofrece un bien aparente que, al aceptarlo, conduce al mal.
Tentación interna: surge del deseo concupiscente que impulsa al individuo a actuar contra la ley divina.
La distinción es importante porque solo la segunda y tercera requieren resistencia activa; la primera puede servir como oportunidad para crecer en virtud.
Medios de superación
Oración y vida sacramental
La oración es la primera defensa contra la tentación; la Iglesia recomienda la vigilancia espiritual y la humildad frente a la propia fuerza (Enciclopedia Católica «Tentación»)1. Los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía, fortalecen al fiel para resistir el pecado (Conferencia para la Educación Católica, 1983)10, y el Papa Francisco subraya que «la oración y la participación sacramental son esenciales para vencer las tentaciones”11.
Sacramentos de penitencia y comunión
El Sacramento de la Penitencia purifica y brinda gracia para superar la tentación (Pío XII, 1954)12. La Eucaristía, como «pan de vida», alimenta el alma y la protege contra los impulsos desordenados (Pío XII, 1948)13.
Practicar la virtud y la mortificación
El ejercicio de la virtud y la mortificación de los deseos son esenciales para «prevalecer sobre las seducciones de placer y poder» (CIC 2549)9. La ascetismo adaptado a cada situación ayuda a fortalecer la voluntad (CIC 2340)8.
Ejemplos de santos y su lucha contra la tentación
San Francisco de Sales
En Introducción a la vida devota (Parte IV, Cap. V) San Francisco de Sales advierte que las tentaciones pueden ser intensas y que la firmeza de la fe y la perseverancia en la oración son claves para no ceder14. En Sobre el amor de Dios (Libro IV) explica que la fe alerta permite reconocer y repeler las tentaciones disfrazadas de bienes aparentes15.
San Francisco de Asís
Según Dismantling the Cross (p. 8), San Francisco enfrentó una tentación de renunciar a los lazos familiares mediante una visión de su esposa e hijos hechos nieve, que lo invitaba a elegir solo a Dios. Su resistencia muestra que la entrega total a Cristo supera incluso los deseos más humanos16.
Otros ejemplos patrísticos
Los Padres del desierto, como Macario, aconsejaban a los monjes que, ante la tentación de abandonar la oración, permanecieran en la vigilia por amor a Cristo (St. Francis de Sales, citado en la obra de Liguori)17.
Conclusión
La tentación es una realidad inherente a la condición humana, pero no es un obstáculo insuperable. La Sagrada Escritura, el Catecismo, la Tradición y los santos nos enseñan que, mediante la oración, los sacramentos, la virtud y la gracia divina, el creyente puede transformar la prueba en victoria, creciendo en santidad y acercándose cada vez más al amor de Dios.
Citas
Tentación, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tentación. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Tentación de Cristo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tentación de Cristo. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Mateo 4. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 4. ↩
Petición 6 - ¿Qué es la tentación? , Tomás de Aquino. Explicación de la Oración del Señor (1273). ↩ ↩2
Sección dos Los Diez Mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2119. ↩
Sección dos La Oración del Señor, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2847. ↩
Sección dos Los Diez Mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2340. ↩ ↩2
Sección dos Los Diez Mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2549. ↩ ↩2
I. - Naturaleza, finalidad y medios de la educación sexual, Congregación para la Educación Católica. Orientaciones Educativas sobre el Amor Humano: Esquemas para la Educación Sexual, § 44 (1983). ↩
Ciclo de catequesis. Vicios y virtudes. 2. La lucha espiritual, Papa Francisco. Audiencia General del 3 January 2024 (2024). ↩
Papa Pío XII. Sacra Virginitas, § 63 (1954). ↩
Papa Pío XII. Mensaje radiofónico con motivo de la clausura del Congreso Interamericano de Educación Católica celebrado en La Paz, Bolivia (October 6, 1948) (1948). ↩
Parte IV. Que contiene consejos necesarios sobre algunas tentaciones ordinarias. - Capítulo V. Estímulo para el alma tentada, Francisco de Sales. Introducción a la Vida Devota, §Parte IV, Capítulo V (1609). ↩
Alfonso María de Ligorio. Conformidad con la Voluntad de Dios, § 21. ↩
