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Teología bíblica

La teología bíblica es una disciplina teológica que busca comprender la revelación divina en la Sagrada Escritura, examinando su desarrollo histórico y su unidad interna. A diferencia de la teología dogmática, que organiza las verdades de fe de manera sistemática, la teología bíblica se enfoca en cómo Dios se ha revelado a sí mismo a través de los eventos y textos de la historia de la salvación, desde el Antiguo Testamento hasta su plenitud en Jesucristo. Este enfoque católico subraya la complementariedad entre la Escritura y la Tradición, reconociendo que la interpretación auténtica de la Palabra de Dios reside en el Magisterio de la Iglesia.

Tabla de contenido

Fundamentos de la Teología Bíblica Católica

La teología bíblica no busca reemplazar la teología dogmática, sino complementarla, confiando en la interrelación entre la Escritura y la Tradición1. No se trata de una apologética de la sola scriptura, donde la Escritura deba probar el dogma de forma independiente, sino de una lectura que parte de la fe de la Iglesia y busca ver las verdades conocidas de una nueva manera en la Escritura1. El Concilio Vaticano II, en la Constitución Dogmática Dei Verbum, enfatizó la legitimidad y necesidad del método histórico-crítico, al mismo tiempo que afirmó el carácter teológico de la exégesis2.

La Complementariedad de Escritura y Tradición

La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición están intrínsecamente ligadas, fluyendo de la misma fuente divina y tendiendo hacia el mismo fin3. La Escritura es la palabra de Dios escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, mientras que la Tradición transmite la palabra de Dios confiada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles a sus sucesores en su pureza integral3. Por lo tanto, la Iglesia no deriva su certeza sobre todo lo revelado solo de la Sagrada Escritura3. Ambas deben ser aceptadas y veneradas con igual sentido de lealtad y reverencia3.

El Papel del Magisterio

La tarea de interpretar auténticamente la palabra de Dios, ya sea escrita o transmitida, ha sido confiada exclusivamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nombre de Jesucristo4. Este Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solo lo que ha sido transmitido, escuchándola devotamente, custodiándola escrupulosamente y explicándola fielmente con el encargo divino y la ayuda del Espíritu Santo4. La palabra final en la interpretación de la Escritura reside en la Iglesia a través de sus organismos institucionales2.

Metodología en la Teología Bíblica

La exégesis católica debe considerar tanto el nivel histórico-crítico como el teológico para ser una exégesis «digna de este libro»5,6. El Papa Benedicto XVI, en Verbum Domini, animó a los estudiosos y pastores a no descuidar los «pasajes oscuros» de la Biblia y a ayudar a los fieles a entenderlos «a la luz del misterio de Cristo»7.

El Método Histórico-Crítico y la Exégesis Teológica

Los exegetas católicos deben prestar la debida atención al carácter histórico de la revelación bíblica y, por lo tanto, utilizar el método histórico-crítico8. Sin embargo, no pueden otorgarle una validez exclusiva, ya que todos los métodos de interpretación de textos pueden contribuir a la exégesis de la Biblia8. La meta del exegeta no se limita a determinar fuentes, definir formas o explicar procedimientos literarios, sino a explicar el significado del texto bíblico como palabra de Dios para hoy8.

La Unidad de la Escritura y la Analogía de la Fe

Un principio fundamental para la comprensión teológica de la Biblia es la unidad de la Escritura2. Esto implica leer los textos individuales de la Biblia en el contexto de la totalidad9. La fe de la Iglesia es una clave interpretativa esencial, ya que sin esta «simpatía» de la fe, la Biblia permanecería como un libro cerrado2. La Iglesia insiste en varios criterios para una interpretación acorde con el Espíritu:

El Sentido Cristológico de los Textos Bíblicos

Los exegetas deben explicar el significado cristológico, canónico y eclesial de los textos bíblicos8. Aunque Cristo estableció la Nueva Alianza en su sangre, los libros de la Primera Alianza no han perdido su valor. Asumidos en la proclamación del Evangelio, adquieren y muestran su pleno significado en el «misterio de Cristo», iluminando múltiples aspectos de este misterio y siendo a su vez iluminados por él8. El Antiguo Testamento debe interpretarse a la luz de su cumplimiento en el Nuevo, y el Nuevo Testamento debe entenderse a la luz de las promesas del Antiguo11.

La Teología Bíblica como Rejuvenecimiento de la Fe

La teología bíblica contribuye a la maduración de la Iglesia y a la vitalidad de los fieles12. Al rearticular un misterio de la fe o un aspecto de la verdad revelada y mostrar su desarrollo dentro de la revelación, fortalece la disciplina y la práctica vivida de la teología cristiana12. Dei Verbum afirma que la teología sagrada se apoya en la palabra escrita de Dios, junto con la sagrada tradición, como su fundamento principal y perpetuo, siendo poderosamente fortalecida y constantemente rejuvenecida por esa palabra12,13.

La Palabra de Dios en la Vida de la Iglesia

La Sagrada Escritura es el alma de la teología sagrada13. El estudio de la página sagrada nutre de manera saludable y hace florecer el ministerio de la palabra, incluyendo la predicación pastoral, la catequesis y toda instrucción cristiana, con la homilía litúrgica ocupando el lugar principal13. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, busca una comprensión más profunda de las Sagradas Escrituras para nutrir a sus hijos con las palabras divinas14.

Conclusión

La teología bíblica católica es un campo vital que, lejos de ser un mero ejercicio académico, busca una comprensión profunda y viva de la Palabra de Dios en la Iglesia. Al integrar el rigor del método histórico-crítico con la luz de la fe y la Tradición, y bajo la guía del Magisterio, esta disciplina permite a los fieles y a la Iglesia entera acercarse a la revelación divina de manera que fortalezca la fe, inspire la predicación y nutra la vida cristiana. La unidad de la Escritura, centrada en Cristo, es el principio que guía este esfuerzo, asegurando que la verdad revelada sea siempre un manantial de vida y vigor para el Pueblo de Dios.

Citas

  1. James B. Prothro. Patrones de Penitencia y el Pecado de Caín: Aproximación a una Teología Bíblica Sacramental, § 4. 2

  2. A profesores, estudiantes y personal del Pontificio Instituto Bíblico, Papa Benedicto XVI. A Profesores, Estudiantes y Personal del Pontificio Instituto Bíblico (26 de octubre de 2009) (2009). 2 3 4

  3. Capítulo II - La transmisión de la revelación divina, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 9 (1965). 2 3 4

  4. Capítulo II - La transmisión de la revelación divina, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 10 (1965). 2

  5. James B. Prothro. Patrones de Penitencia y el Pecado de Caín: Aproximación a una Teología Bíblica Sacramental, § 3.

  6. James B. Prothro. Historia, Ilocución y Exégesis Teológica: Leyendo la Carta de Pablo a Filemón, § 2.

  7. Ryan N. S. Topping, P. Aidan Nichols, O.P., et al. Reseñas de Libros (Nova et Vetera, Vol. 14, No. 2), § 10.

  8. B1. Directrices principales, Pontificia Comisión Bíblica. La Interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993). 2 3 4 5

  9. Thomas G. Weinandy, O.F.M. Cap. Papa Benedicto XVI: Un Retrato Bíblico de Jesús, § 4.

  10. Joseph W. Koterski, S.J. Sobre el Cuádruple Sentido de la Escritura en Jesús de Nazaret, Volumen 1, § 7. 2 3

  11. B. Los fundamentos teológicos - I. Los fundamentos bíblicos - 2. Perspectivas hermenéuticas en la Escritura, Comisión Teológica Internacional. La Interpretación del Dogma, §B.I.2 (1989).

  12. James B. Prothro. Patrones de Penitencia y el Pecado de Caín: Aproximación a una Teología Bíblica Sacramental, § 5. 2 3

  13. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 24 (1965). 2 3

  14. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 23 (1965).