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Cruz

Tercera cruzada

Tercera cruzada
Philippe Augusto asedia Acre durante la tercera cruzada. Iluminación de las Grandes Crónicas de Francia, siglo XIV. París, Biblioteca Nacional de Francia, Departamento de Manuscritos, Francés 2813, folio 237 recto. Dominio Público.

La Tercera Cruzada (1189‑1192) fue la respuesta cristiana a la reconquista de Jerusalén por parte del sultán musulmán Saladino en 1187. Convocada por el papado y liderada por los monarcas europeos Ricardo Corazón de León de Inglaterra y Felipe II Augusto de Francia, junto al emperador Federico Barbarroja, la expedición buscó recuperar los lugares santos y restablecer la presencia latina en Tierra Santa. A pesar de los logros militares y de la firma de un tratado de paz con Saladino, la cruzada no logró su objetivo final de reconquistar Jerusalén, pero dejó una huella profunda en la historia de las relaciones entre cristianismo y mundo islámico.

Tabla de contenido

Antecedentes

La pérdida de Jerusalén (1187)

En 1187 Saladino, líder musulmán, recapturó Jerusalén y gran parte de los estados cruzados, provocando una gran consternación en la cristiandad occidental1. La caída de la ciudad santa motivó al papado a renovar el llamado a la guerra santa para defender los lugares sagrados.

La convocatoria papal

El papa Gregorio VIII, siguiendo la tradición de los papas que habían iniciado las cruzadas anteriores, emitió una bula que instaba a los reyes y nobles cristianos a tomar la cruz y marchar a Oriente para recuperar la Tierra Santa1. La iniciativa papal subrayó la dimensión espiritual y penitencial de la empresa, ofreciendo indulgencias a los participantes.

Principales protagonistas

Ricardo Corazón de León

Rey de Inglaterra, Ricardo I se distinguió por su valentía y habilidades militares. Su participación en la cruzada estuvo marcada por la captura de Acre y la firma de un tratado de tregua con Saladino tras la batalla de Arsuf2. La crónica de la época señala que «Saladin was a worthy opponent, but terrible acts of cruelty as well as of chivalry took place» durante los enfrentamientos entre ambos líderes2.

Felipe II Augusto

Rey de Francia, Felipe II acompañó a Ricardo al principio de la cruzada, aunque sus relaciones con el monarca inglés fueron conflictivas. Las tensiones surgieron por disputas territoriales y por la rivalidad de ambiciones políticas, lo que llevó a su retirada de Palestina en julio de 11913.

Federico Barbarroja

Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico I lideró una gran contingente de cruzados alemanes que cruzó Anatolia, pero murió ahogado en el río Selmo (Cilicia) en 1190, lo que provocó la dispersión de sus tropas4.

Desarrollo de la cruzada

Preparativos y marcha de los ejércitos

Los reyes de Inglaterra y Francia partieron de sus respectivos puertos en 1189, encontrándose en Messina, Sicilia. Allí esperaron la llegada de los cruzados alemanes y la consolidación de sus fuerzas antes de embarcar hacia Tierra Santa1. La expedición contó con el apoyo logístico de la orden de los Templarios y los Hospitalarios.

La muerte de Federico Barbarroja y el paso de los alemanes

La inesperada muerte de Federico dejó a los cruzados alemanes sin liderazgo. Muchos regresaron a Europa, mientras que otros continuaron bajo el mando de su hijo, Federico de Suabia, llegando a Acre en 11914.

El asedio y la toma de Acre (1191)

El asedio de Acre fue el punto de inflexión de la cruzada. Tras un prolongado asedio, la ciudad capituló el 12 de julio de 1191, marcando la primera gran victoria cristiana tras la pérdida de Jerusalén1. La toma de Acre sirvió como base para futuras operaciones militares.

El conflicto entre Ricardo y Felipe

A pesar de la victoria en Acre, la alianza entre los monarcas se deterioró rápidamente. Las disputas personales y la rivalidad por el control de los territorios cruzados provocaron la retirada de Felipe en julio de 1191, dejando a Ricardo como líder indiscutido de la cruzada1.

La campaña en Tierra Santa y la batalla de Arsuf

Ricardo dirigió una serie de campañas que incluyeron la batalla de Arsuf (7 de septiembre de 1191), donde sus tropas derrotaron a las fuerzas de Saladino, demostrando su destreza táctica2. Sin embargo, los intentos de reconquistar Jerusalén fracasaron debido a la resistencia musulmana y a la falta de apoyo logístico.

El tratado de Jaffa (1192)

Tras meses de negociaciones, Ricardo y Saladino firmaron el tratado de Jaffa en septiembre de 1192, que garantizaba a los peregrinos cristianos acceso seguro a los lugares sagrados y la tenencia de una franja costera alrededor de Jaffa, aunque Jerusalén permaneció bajo control musulmán2.

Consecuencias y evaluación histórica

Impacto político y eclesiástico

La Tercera Cruzada mostró la limitada capacidad del papado para unificar a los reyes cristianos, evidenciando rivalidades internas que minaron la eficacia de la empresa militar1. Aun así, el papado mantuvo su papel de promotor espiritual, otorgando indulgencias y legitimando la guerra como defensa de la fe5.

Resultados territoriales

Aunque la cruzada no recuperó Jerusalén, consolidó la posesión cristiana de Acre y otras costas, y estableció un breve período de coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes bajo el tratado de Jaffa. La experiencia influyó en posteriores cruzadas, como la Cuarta Cruzada, que tomó rutas diferentes y acabó desviándose del objetivo original4.

Legado en la tradición católica

En la historiografía católica, la Tercera Cruzada es recordada como un ejemplo de valentía cristiana y de la compleja interacción entre la fe y la política. La figura de Ricardo Corazón de León se ha convertido en un símbolo de la caballería cristiana, mientras que la diplomacia de Saladino ha sido citada como modelo de justa guerra y respeto mutuo, conceptos que siguen alimentando el diálogo interreligioso contemporáneo2.

Legado cultural y religioso

La cruzada inspiró numerosas obras literarias, crónicas y leyendas que resaltan la heroicidad y la crueldad de los combates. En la tradición católica, los relatos de la Tercera Cruzada sirven como recordatorio de la necesidad de unidad y paz en la defensa de la fe, valores reforzados por los documentos del Concilio Vaticano II y posteriores enseñanzas papales sobre el diálogo con el Islam6,7.

Citas

  1. Cruzadas, La Prensa Enciclopédica. Catholic Encyclopedia, §Cruzadas. 2 3 4 5 6

  2. Ricardo I, rey de Inglaterra, La Prensa Enciclopédica. Catholic Encyclopedia, §Ricardo I, Rey de Inglaterra. 2 3 4 5

  3. Felipe II (Augusto), La Prensa Enciclopédica. Catholic Encyclopedia, §Felipe II (Augusto).

  4. Cruzadas, las, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Cruzadas, Las (2015). 2 3

  5. Papa Celestino III, La Prensa Enciclopédica. Catholic Encyclopedia, §Papa Celestino III.

  6. Concilio Vaticano II. Nostra Aetate, § 3 (1965).

  7. Capítulo cuatro: La dimensión social de la evangelización - IV. El diálogo social como contribución a la paz - Diálogo interreligioso, Papa Francisco. Evangelii Gaudium, § 252 (2013).