Tertuliano
Tertuliano (Quintus Septimius Florens Tertullianus) fue un influyente escritor eclesiástico de los siglos II y III, nacido en Cartago alrededor del año 160. Es reconocido como el primer teólogo latino y una figura fundamental en el desarrollo del lenguaje teológico de la Iglesia occidental. Sus escritos abarcan apologética, dogmática y disciplina, y aunque su obra inicial fue profundamente católica, más tarde se adhirió al montanismo, una secta herética, y finalmente fundó su propia facción. A pesar de su posterior cisma, sus contribuciones a la teología, especialmente en la formulación de la doctrina trinitaria y cristológica, son innegables y tuvieron un impacto duradero en pensadores posteriores como San Cipriano y San Agustín.
Tabla de contenido
Vida y Conversión
Tertuliano nació probablemente en Cartago cerca del año 160, hijo de un centurión al servicio proconsular1. Antes de su conversión al cristianismo, fue un pagano que ejerció como abogado en los tribunales, lo que se evidencia en su profundo conocimiento del derecho romano1. Compartía los prejuicios paganos contra el cristianismo y, como muchos de su tiempo, se entregó a placeres mundanos1.
Su conversión a la fe cristiana ocurrió no más tarde del año 197, y posiblemente antes, abrazando el cristianismo con el ardor propio de su naturaleza impetuosa1. Se cree que se hizo sacerdote, probablemente de la Iglesia de Cartago, alrededor del año 200, aunque algunos de sus primeros escritos pudieron haber sido compuestos mientras aún era laico1.
Obras y Contribuciones Teológicas
La obra de Tertuliano es vasta y abarca diversos géneros literarios, desde la apologética hasta la dogmática y la moral. Su estilo es conocido por su vigor, precisión y el uso de un lenguaje incisivo y, a menudo, paradójico1,2.
Apologética
Tertuliano fue un apologista destacado, defendiendo el cristianismo contra las acusaciones paganas y las persecuciones2.
Apologeticus y Ad Nationes
En su obra Apologeticus (197 d.C.), Tertuliano argumenta contra la irracionalidad de la persecución de los cristianos, destacando la contradicción de las autoridades romanas que prohibían buscarlos pero los castigaban si eran encontrados3. Famosamente acuñó la frase «anima naturaliter Christiana» (el alma naturalmente cristiana), sugiriendo que el alma humana posee una inclinación innata hacia Dios1. También es conocido por la expresión «Semen est sanguis Christianorum» (La sangre de los cristianos es semilla), refiriéndose a cómo el martirio de los cristianos servía para propagar la fe1,4.
En Ad Nationes (197 d.C.), refutó calumnias populares contra los cristianos, como la acusación de adorar a un «Onocoetes» (una figura con cabeza de asno), devolviendo la crítica a los paganos por sus propias deidades zoomorfas5. También abordó las acusaciones de infanticidio y canibalismo, instando a los acusadores a investigar si realmente creían tales atrocidades6.
Dogmática
Las contribuciones de Tertuliano a la dogmática cristiana son de gran importancia, especialmente en el desarrollo del lenguaje teológico latino2.
Doctrina Trinitaria
Tertuliano dio un paso gigantesco en el desarrollo del dogma trinitario al introducir los términos «una sustancia» (una substantia) y «tres Personas» (tres Personae) en latín para expresar el misterio de la Santísima Trinidad2,7. Aunque su enseñanza trinitaria a veces muestra inconsistencias, fusionando la doctrina romana con la de San Justino Mártir, proporcionó la fórmula esencial que luego sería refinada en el Concilio de Nicea1. Sin embargo, también presentó una visión que, en su énfasis en el origen de las Personas, podría haber sido interpretada de manera que condujo a desarrollos arrianos posteriores, al sugerir que hubo un tiempo en que el Hijo no existía en su forma actual1.
Cristología
En cristología, Tertuliano fue puramente romano, sin influencia griega. Habló de dos Sustancias en una Persona (Cristo), unidas sin confusión y distintas en sus operaciones, anticipando así la condena de herejías como el nestorianismo y el monofisismo1.
El Espíritu Santo
Tertuliano es considerado uno de los primeros Padres en afirmar la divinidad del Espíritu Santo de manera clara y precisa7. En su obra Adversus Praxean, describe al Espíritu Santo como Dios, de la sustancia del Padre, y uno y el mismo Dios con el Padre y el Hijo, que procede del Padre a través del Hijo y enseña toda la verdad7.
Doctrina Eucarística
Su doctrina sobre la Eucaristía ha sido objeto de debate. Al explicar las palabras de Jesús, «Esto es mi Cuerpo», Tertuliano escribió: «Acceptum panem et distributum discipulis corpus suum illum fecit, hoc est corpus meum dicendo, id est, figura corporis mei» (Tomó el pan y, distribuyéndolo a sus discípulos, lo hizo su cuerpo, diciendo: «Esto es mi cuerpo», es decir, la figura de mi cuerpo)1. Si bien la frase «figura corporis mei» ha sido discutida, el contexto general de su obra implica la Presencia Real y, según algunos, incluso la transubstanciación, especialmente al mencionar la ansiedad de los fieles por no dejar caer ninguna migaja o gota de la Eucaristía1. También atestigua la práctica de la comunión diaria y la reserva de la Eucaristía por parte de los laicos1.
Sacramentos
Tertuliano describe los sacramentos de Bautismo, Unción, Confirmación, Órdenes y Eucaristía, enfatizando la relación entre el cuerpo y el alma en la recepción de la gracia divina: «Caro abluitur ut anima maculetur; caro ungitur ut anima consecretur; caro signatur ut et anima muniatur; caro manus impositione adumbratur ut et anima spiritu illuminetur; caro corpore et sanguine Christi vescitur ut et anima de Deo saginetur» (La carne es lavada para que el alma sea limpiada; la carne es ungida para que el alma sea consagrada; la carne es marcada [con la cruz] para que el alma también sea fortificada; la carne es sombreada con la imposición de manos para que el alma también sea iluminada por el Espíritu; la carne se alimenta del cuerpo y la sangre de Cristo para que el alma también se sacie de Dios)1.
Disciplina y Prácticas Eclesiásticas
Tertuliano documenta muchas costumbres observadas por tradición apostólica que no están explícitamente en la Escritura, como las renuncias bautismales, la alimentación con leche y miel después del bautismo, la comunión en ayunas, las ofrendas por los difuntos en sus aniversarios, la prohibición de ayunar o arrodillarse en el Día del Señor y entre Pascua y Pentecostés, y el uso constante de la Señal de la Cruz1,8.
También describe el sistema penitencial de la Iglesia de Cartago en su tiempo: los pecadores graves confesaban al obispo, quien los absolvía después de la penitencia. La penitencia pública, permitida solo una vez, podía durar mucho tiempo, incluso hasta la muerte, pero prometía el perdón y la restauración al final1.
El Cisma Montanista
Alrededor del año 206, Tertuliano se unió a la secta montanista, separándose definitivamente de la Iglesia hacia el año 211 o 2131. Los montanistas eran conocidos por su énfasis en las nuevas profecías y un rigorismo moral extremo, condenando, por ejemplo, los segundos matrimonios y defendiendo ayunos estrictos1.
Tertuliano comenzó a referirse a los católicos como «Psíquicos», en oposición a los montanistas «espirituales»1. Su obra De pudicitia se considera una protesta contra un decreto del Papa Calixto que ofrecía el perdón a adúlteros y fornicarios tras la debida penitencia, lo que Tertuliano consideraba una laxitud inaceptable1. San Jerónimo afirma que Tertuliano fue «impulsado por la envidia y el abuso del clero de la iglesia romana» a unirse a la doctrina de Montano9.
Después de escribir virulentamente contra la Iglesia, incluso más que contra paganos y perseguidores, Tertuliano se separó de los montanistas y fundó su propia secta, los tertulianistas. Un remanente de esta secta fue finalmente reconciliado con la Iglesia por San Agustín1.
Legado e Influencia
A pesar de su cisma, la influencia de Tertuliano en la teología latina es inmensa.
Padre del Latín Teológico
Tertuliano es considerado el inaugurador de la literatura cristiana en latín y el pionero de la teología en esta lengua2,10. Su temperamento fogoso y su desdén por los cánones literarios le llevaron a emplear un lenguaje preciso y vigoroso, introduciendo una gran cantidad de expresiones y palabras que se incorporaron al latín eclesiástico y perduran hasta hoy11. Muchas de estas palabras eran términos griegos latinizados (como baptisma, charisma, idolatria), términos legales o palabras latinas antiguas con un nuevo sentido (gratia, sacramentum), o neologismos derivados del latín (trinitas, vivificare)11.
Influencia en Padres Posteriores
San Cipriano, obispo de Cartago y mártir, valoraba enormemente los escritos de Tertuliano, al punto de que, según el secretario de San Cipriano, nunca pasaba un día sin leerlo y se refería a él como «el maestro»9. La teología de Tertuliano también influyó en otros autores latinos pre-nicenos como Lactancio12, y su obra fue seminal para el desarrollo teológico posterior de la Iglesia10.
Canon Bíblico
Tertuliano conocía y citaba la mayoría de los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento, y también el Libro de Enoc como inspirado1. En el Nuevo Testamento, conocía los Cuatro Evangelios, los Hechos, las Epístolas de San Pablo, 1 Pedro, 1 Juan, Judas y el Apocalipsis. Atribuyó la Epístola a los Hebreos a San Bernabé y rechazó el Pastor de Hermas1.
Conclusión
Tertuliano fue una figura compleja y controvertida en la historia de la Iglesia primitiva. Su intelecto agudo y su elocuencia lo convirtieron en un defensor formidable del cristianismo y en un innovador del lenguaje teológico latino. Sus formulaciones de la Trinidad y la cristología sentaron las bases para futuros desarrollos dogmáticos. Aunque su separación de la Iglesia a causa del montanismo empañó su legado personal, sus escritos siguen siendo una fuente invaluable para comprender la fe y las prácticas de la Iglesia en los siglos II y III, y su influencia en la teología occidental es innegable.
Citas
Tertuliano, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tertuliano. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24
Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 30 de mayo de 2007: Tertuliano (2007). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Apología (Apologeticus), §Capítulo 2 (197). ↩
Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Apología (Apologeticus), §Capítulo 50 (197). ↩
La vil calumnia sobre los onocetas replicada a los paganos por Tertuliano, Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Ad Nationes (A las Naciones), §Libro I. Capítulo 14 (197). ↩
Los paganos pervertían el juicio en el proceso de los cristianos. Serían más coherentes si prescindieran de toda forma de juicio. Tertuliano insta esto con mucha indignación, Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Ad Nationes (A las Naciones), §Libro I. Capítulo 2 (197). ↩
Espíritu Santo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Espíritu Santo. ↩ ↩2 ↩3
Quinto Septimio Florens Tertuliano (Tertuliano de Cartago). De Corona (La Guirnalda), §Capítulo 3 (211). ↩
B53. Tertuliano, Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). De Viris Illustribus (Sobre Hombres Ilustres), § 53 (392). ↩ ↩2
Kevin Raedy. ¿Qué le pasó a la Vulgata? Un análisis de Divino Afflante Spiritu y Dei Verbum, § 14. ↩ ↩2
Latín eclesiástico, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Latín Eclesiástico. ↩ ↩2