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Unción de David como Rey

La unción de David, narrada en los libros de 1 Samuel 16‑10, constituye uno de los momentos clave de la historia de Israel y del pensamiento cristológico sobre la autoridad real. Este artículo explora el contexto histórico, el rito de la unción, su significado teológico dentro de la tradición católica y su legado litúrgico actual, destacando la relación entre la unción del rey del Antiguo Testamento y la unción sacramental de los fieles en la Iglesia.

Tabla de contenido

Contexto histórico

Israel antes de la unción

En el siglo X a.C. el pueblo de Israel estaba dividido entre los reinos del norte y del sur. El rey Saúl había sido elegido por el profeta Samuel, pero sus repetidas desobediencias provocaron su rechazo divino, creando la necesidad de un nuevo monarca que restableciera la justicia y la paz1.

El papel del profeta Samuel

Samuel actúa como mediador entre Dios y el pueblo. En 1 Samuel 16:1‑3 recibe la misión de buscar «al que el Señor escoge» para ser rey1. Su autoridad profética le permite dirigir la selección del futuro rey, subrayando la dependencia del poder real del plan divino.

La unción en la Biblia

Significado del aceite y la unción

En la tradición bíblica el aceite simboliza la presencia del Espíritu Santo y la bendición divina. La unción con aceite es una señal visible de elección y consagración1,2.

El ritual de la unción de David

Samuel tomó un vaso de aceite, lo derramó sobre la cabeza de David y lo besó, declarando que el Señor lo había ungido como ruler sobre su pueblo2. Este acto marcó la elección divina y la consagración del futuro rey.

Proceso de selección y reconocimiento

Elección entre los hijos de Isaí

Samuel examinó a los hijos de Isaí, pero el Señor rechazó la apariencia externa y eligió al joven pastor por la integridad del corazón1. David, descrito como «ruddy, de hermosos ojos y atractivo» fue señalado como el elegido1.

Anuncio público y legitimidad

Tras la unción, Samuel proclamó a David como rey ante el pueblo, estableciendo la legitimidad de su mandato y la continuidad del pacto divino con Israel1.

Significado teológico en la tradición católica

Tipología cristológica

El Catecismo de la Iglesia Católica señala que la unción de David es un tipo de Cristo, el Rey eterno que trae la salvación3. El aceite derramado sobre David prefigura la unción de Jesús con el Espíritu Santo, que lo establece como el verdadero Mesías4.

Continuidad del pacto

El Salmo 89 declara que Dios «halló a su siervo David y con su santo aceite lo ungió», confirmando la promesa de un pacto eterno y la futura venida del rey prometido4. Esta continuidad se refleja en la unción de los fieles a través del crisma.

Función de la Iglesia

La Iglesia, como sucesora de la comunidad de Israel, utiliza la unción como símbolo de la consagración de los fieles al servicio de Dios. El crisma, bendecido por el obispo, representa la unción del Espíritu Santo en los sacramentos de iniciación y en la confirmación5.

Práctica litúrgica y simbolismo contemporáneo

La unción de los reyes en la tradición católica

El rito de la unción de los monarcas persiste como recuerdo de la autoridad divina sobre los gobernantes, vinculando la ceremonia antigua con la dignidad del poder terrenal bajo la guía del Señor6.

Uso del aceite en la Iglesia

El aceite bendecido, llamado crisma, se emplea en los sacramentos de bautismo, confirmación, ordenación sacerdotal y la unción de los enfermos. La Misa de la crisma es el momento principal en que el obispo consagra el aceite y lo distribuye a los sacerdotes, simbolizando la unión del pueblo con Cristo como sacerdote, profeta y rey7.

La unción como signo del Espíritu Santo

El crisma y los demás aceites litúrgicos son instrumentos de gracia que confieren el don del Espíritu Santo, haciendo presente la unción de Cristo en la vida de los fieles8.

Influencia patrística y magisterial

San Agustín y la unción real

San Agustín describió la unción de los reyes como una señal de la gracia divina que habilita al monarca a ejercer su autoridad bajo la guía del Espíritu Santo, una idea que se mantiene en la enseñanza magisterial actual9.

Declaraciones papales recientes

El Papa Juan Pablo II, en su homilía sobre la unción de los reyes, destacó la diferencia entre el reino temporal de David y el reino eterno de Cristo, subrayando la dimensión escatológica de la unción real10. El Papa Benedicto XVI, en la Misa de la crisma, recordó que el crisma es el mismo aceite que se usaba para ungir a los reyes, enlazando la tradición del Antiguo Testamento con la vida sacramental de la Iglesia11.

Conclusión

La unción de David como rey es un hito fundamental que une la historia de Israel con la teología cristiana. El aceite derramado sobre su cabeza simboliza la elección divina, la presencia del Espíritu Santo y la promesa de un Mesías eterno. La Iglesia perpetúa este símbolo mediante la bendición del crisma y la unción sacramental, recordando que cada fiel está llamado a participar del sacerdocio, profecía y realeza de Cristo.

Citas

  1. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Samuel 16. 2 3 4 5 6

  2. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § 1 Samuel 10. 2

  3. Sección dos, I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 695.

  4. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Salmo 89. 2

  5. Sección dos, los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1241.

  6. Óleos sagrados, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Óleos Sagrados.

  7. El Pontifical Romano. La Bendición de los Óleos y la Consagración del Crisma: Introducción, § 1 (2016).

  8. El Pontifical Romano. La Bendición de los Óleos y la Consagración del Crisma: Introducción, § 2 (2016).

  9. Capítulo XXIV - Una respuesta al argumento, por el cual ciertas personas se esfuerzan en probar que el defecto de una bendición o consagración solemne no impide a los archidiáconos o párrocos estar en estado de perfección, Tomás de Aquino. La Perfección de la Vida Espiritual (Liber de perfectione spiritualis vitae), §Capítulo 24 (1270).

  10. Papa Juan Pablo II. 26 de noviembre de 1995: Concelebración Eucarística para la apertura de la Asamblea Especial para el Líbano del Sínodo de los Obispos - Homilía (1995).

  11. Misa Crismal, Papa Benedicto XVI. 21 de abril de 2011: Misa Crismal (2011).