Ungüento santo
El ungüento santo, también conocido como óleo santo, es una sustancia consagrada en la Iglesia Católica que desempeña un papel fundamental en la vida sacramental y litúrgica. Compuesto principalmente de aceite de oliva, y en el caso del crisma, mezclado con bálsamo, este óleo es bendecido por el obispo durante la Misa Crismal. Simboliza la presencia del Espíritu Santo, la curación, el fortalecimiento y la consagración, y se utiliza en varios sacramentos como el Bautismo, la Confirmación, el Orden Sagrado y la Unción de los Enfermos, así como en diversas funciones eclesiásticas. Su uso refleja una profunda continuidad con las prácticas bíblicas de unción de reyes, sacerdotes y profetas, prefigurando a Cristo, el «Ungido del Señor»1,2.
Tabla de contenido
Origen y Significado Bíblico
La práctica de la unción con aceite tiene profundas raíces en el Antiguo Testamento, donde reyes, sacerdotes y profetas eran ungidos con aceite de consagración como un signo de su elección divina y de la infusión del Espíritu de Dios1,2. Esta práctica prefiguraba a Jesucristo, cuyo nombre mismo significa «el Ungido» o «Mesías»1,2. La humanidad de Jesús fue penetrada de manera única por el Espíritu Santo, y a través de Él, la unción se extiende a todos los cristianos, quienes son llamados a participar en su sacerdocio real y profético1,2.
El aceite, en sí mismo, es un símbolo de la bondad de Dios y de la presencia del Espíritu Santo2,3. En la antigüedad, el aceite se utilizaba para diversos fines: como alimento, medicina, para iluminar y para embellecer4,1. En el contexto religioso, estos usos se elevan a un plano espiritual, significando limpieza, fortalecimiento, curación, consuelo y consagración4,1.
El Ungüento Santo en la Tradición Católica
La liturgia cristiana adoptó y desarrolló la práctica de la unción con aceite, dándole un significado sacramental profundo1. La Iglesia Católica distingue principalmente tres tipos de óleos santos, todos ellos bendecidos por el obispo en la Misa Crismal, que se celebra generalmente el Jueves Santo5,6,7:
Óleo de los Catecúmenos (Oleum Catechumenorum): Este óleo se utiliza antes del Bautismo. Simboliza la limpieza y el fortalecimiento, preparando a los catecúmenos para renunciar al diablo y al pecado, y fortaleciéndolos para la nueva vida en Cristo4,1,6. También se usaba en la ordenación de sacerdotes y en la coronación de reyes y reinas6.
Óleo de los Enfermos (Oleum Infirmorum): Este óleo se emplea en el Sacramento de la Unción de los Enfermos. Su propósito es ofrecer curación y consuelo a quienes padecen enfermedades físicas o espirituales, fortaleciéndolos para soportar y luchar contra el mal, y obteniendo el perdón de los pecados4,1,6.
Santo Crisma (Sacrum Chrisma): Es una mezcla de aceite de oliva y bálsamo, consagrada por el obispo7,8. Es el más noble de los óleos eclesiales2. El crisma es el signo de la consagración y se utiliza en sacramentos que confieren el Espíritu Santo de manera especial, como la Confirmación, la ordenación sacerdotal y la ordenación episcopal4,5,2. También se usa en la consagración de iglesias, cálices, patenas y altares, y en la bendición solemne de campanas y agua bautismal7.
Uso Litúrgico y Sacramental
Los ungüentos santos son elementos centrales en la liturgia católica, manifestando la presencia de Dios a través de los elementos de la creación2. La unidad entre la creación y la redención se hace visible en los sacramentos, que son una expresión de la «fisicalidad» de la fe, abrazando a la persona entera, cuerpo y alma2.
La bendición y consagración de estos óleos es un acto solemne reservado al obispo, quien actúa como el sumo sacerdote de su rebaño5,6. La Misa Crismal es una de las principales manifestaciones de la plenitud del sacerdocio del obispo y un signo del estrecho vínculo de los sacerdotes con él5. Durante esta Misa, el obispo, concelebrando con los sacerdotes de la diócesis, consagra el Santo Crisma y bendice los otros óleos5.
El Proceso de Bendición y Consagración
La bendición y consagración de los óleos se realiza tradicionalmente el Jueves Santo durante la Misa Crismal6,7. Antiguamente, el crisma podía ser bendecido en cualquier día del año según la necesidad, pero ahora debe ser bendecido durante la Misa solemne del Jueves Santo7. Para la ceremonia completa, el prelado consagrante debe ser asistido por doce sacerdotes, siete diáconos y siete subdiáconos7.
Los óleos y el bálsamo se preparan en la sacristía de antemano y se llevan en procesión solemne al santuario después de la Comunión7. Primero se bendice el bálsamo, que se sostiene en una bandeja de plata, y de manera similar, el aceite de oliva, que se reserva en un recipiente de plata7. Después, el bálsamo se mezcla con el aceite7. Finalmente, el crisma, perfeccionado con una oración final, recibe el homenaje de todos los ministros sagrados presentes, quienes hacen una triple genuflexión hacia él, diciendo cada vez: «Ave sanctum chrisma»7. Después de la ceremonia, el crisma se lleva de vuelta a la sacristía y se distribuye entre los sacerdotes, quienes lo guardan de forma segura y reverente bajo llave7.
El Ungüento Santo en los Sacramentos
El ungüento santo acompaña a los cristianos a lo largo de sus vidas, desde el catecumenado y el Bautismo hasta el momento en que se preparan para encontrarse con Dios3.
Bautismo
En el Bautismo, se realizan dos unciones con óleo:
La unción pre-bautismal con el óleo de los catecúmenos simboliza la limpieza y el fortalecimiento, preparando al bautizando para la nueva vida4,1.
La unción post-bautismal con el Santo Crisma significa la consagración y la incorporación al misterio pascual de Cristo4,1. A través de esta unción, los cristianos participan en el sacerdocio real y profético de Cristo1.
Confirmación
El Sacramento de la Confirmación se administra mediante la unción con el Santo Crisma en la frente, acompañada de la imposición de manos4,7. Esta unción es el signo de la consagración y de la recepción del don del Espíritu Santo, que sella al cristiano y lo capacita para dar testimonio de Cristo y difundir el aroma de Cristo en el mundo4,1,2,8.
Orden Sagrado
El Santo Crisma también se utiliza en el Sacramento del Orden Sagrado. En la ordenación episcopal, se unge la cabeza y las manos del obispo, y en la ordenación sacerdotal, se ungen las manos del sacerdote7,2. Esta unción significa la participación en el sacerdocio de Cristo y la consagración para el ministerio sagrado2,3.
Unción de los Enfermos
El Sacramento de la Unción de los Enfermos se administra con el óleo de los enfermos1,9. Este sacramento está destinado a fortalecer a aquellos que están siendo probados por la enfermedad10. A través de la imposición de manos del sacerdote, la unción con aceite y las oraciones, se otorga una gracia especial del Espíritu Santo que trae salud al individuo, fomenta la confianza en Dios y da fuerza para resistir las tentaciones y la ansiedad ante la muerte11,12. La Iglesia ora para que este óleo sea un remedio para todos los que son ungidos con él, sanándolos en cuerpo, alma y espíritu, y librándolos de toda aflicción13,10,14. Aunque su propósito principal es espiritual, puede seguirse una recuperación de la salud física si es beneficiosa para la salvación de la persona enferma11,13. Este sacramento no es solo para los moribundos, sino para cualquiera que esté en peligro de muerte por enfermedad o vejez11.
El Ungüento Santo y la Medicina Espiritual
El óleo santo, especialmente en la Unción de los Enfermos, es considerado una «medicina de Dios»3. No solo busca la curación física, sino que también ofrece fuerza y consuelo, y apunta más allá del momento de la enfermedad hacia la curación definitiva, la resurrección3. La unción con aceite significa la medicina espiritual ofrecida por la divina misericordia al hombre afligido por las innumerables miserias de la vida14. Es un sacramento de fe, que expresa la confianza de los creyentes en el Señor, quien no se detiene ante nada para llevarnos a su Reino y concede nuestras súplicas con todo lo que necesitamos para que, participando en su muerte, también podamos participar en su resurrección14.
Conclusión
El ungüento santo es un elemento de profunda riqueza simbólica y sacramental en la Iglesia Católica. Desde sus raíces en el Antiguo Testamento hasta su papel central en los sacramentos de la Nueva Ley, el óleo sagrado es un signo visible de la acción invisible de Dios, de la unción del Espíritu Santo que consagra, fortalece, cura y une a los fieles con Cristo, el Ungido4,1,2. Su uso continuo subraya la creencia en la presencia activa de Dios en la vida de los creyentes, ofreciendo gracia y consuelo a través de los elementos de la creación2,3.
Citas
The Roman Pontifical, The Blessing of the Oils and the Consecration of the Chrism: Introduction, 2, 2016. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
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The Roman Pontifical, The Blessing of the Oils and the Consecration of the Chrism: Introduction, 1, 2016. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
The Encyclopedia Press, Catholic Encyclopedia, Holy Oils. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
The Encyclopedia Press, Catholic Encyclopedia, Chrism. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
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Pope John Paul II, Monday, 14 September 1987, Campus of the Arizona State University, Phoenix - MASS AND CELEBRATION OF THE SACRAMENT OF THE ANOINTING OF THE SICK, 8, 1987. ↩
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