Wikitólica

La enciclopedia y wiki católica en español

Cruz

Vida contemplativa

La vida contemplativa es una forma de vida cristiana dedicada principalmente a la oración y a la búsqueda de la unión con Dios, a menudo caracterizada por el retiro del mundo y el silencio. Se distingue por una profunda concentración del corazón en Dios, buscando conocerlo a través de la fe, la esperanza y la caridad. Esta forma de vida, que imita a Cristo en su oración solitaria y su relación con el Padre, es considerada un don de la gracia y una fuente de bendiciones espirituales para la Iglesia y el mundo.

Tabla de contenido

Origen y Fundamentos Bíblicos

Los orígenes de la vida contemplativa se remontan a los Padres del Desierto y han sido una parte integral de la tradición de la Iglesia desde sus inicios1. Jesús mismo es el modelo supremo de la vida contemplativa, ya que, en medio de su ministerio público, siempre encontraba tiempo para la oración solitaria y la comunión amorosa con su Padre celestial2,3. Momentos como su oración en el monte, o en lugares apartados, no accesibles a todos, sino solo a aquellos a quienes Él llamaba para estar con Él, demuestran este aspecto fundamental2.

La Escritura también ofrece fundamentos para esta vida. Por ejemplo, la figura de María de Betania, quien se sentó a los pies del Señor y escuchó atentamente sus palabras (cf. Lc 10,38), es un modelo para los contemplativos4. San Agustín, Guigo I y San Euquerio de Lyon, entre otros, han elogiado la vida solitaria y tranquila de contemplación, considerándola un medio para ponderar el tesoro divino lejos de todo clamor y un lugar donde Dios puede ser encontrado más fácilmente5.

Características Esenciales de la Vida Contemplativa

La vida contemplativa se caracteriza por varios elementos clave que facilitan la búsqueda de Dios y la unión con Él.

La Búsqueda de Dios y la Oración Asidua

El propósito central de la vida contemplativa es la búsqueda incesante de Dios4. Esto se logra a través de una oración asidua, que es la expresión del amor a Dios y a los hombres6. La oración contemplativa es un acto del corazón que fija la mirada en Jesús con fe, meditando silenciosamente su palabra y sus misterios salvíficos3. Como dijo un campesino de Ars al Santo Cura de Ars, «Yo lo miro y Él me mira a mí»3. Esta mirada amorosa purifica el corazón y permite ver la realidad desde la perspectiva de Cristo3.

El Silencio y la Soledad

El silencio es el elemento propio del alma contemplativa, ya que conversar con Dios y con los hombres al mismo tiempo es difícil7. La soledad, ya sea en el claustro o en la celda eremítica, es el hogar del silencio y su salvaguardia más segura7. Este retiro del tumulto y la confusión humana es crucial para invocar a Dios con un corazón puro e indiviso8,5. San Agustín, Guigo I y San Basilio han enfatizado la importancia de la tranquilidad y la serenidad para que el alma, como un manantial puro, no sea perturbada por palabras o imágenes externas, sino que contemple la belleza del Esposo5.

Santo Tomás de Aquino, un gran maestro de la vida contemplativa, consideraba el silencio de la recogida como una disposición fundamental para la oración. Para él, la oración es una «ascensión de la mente hacia Dios» que requiere una cierta libertad de la agitación interior y exterior8. Citando el Salmo 45:10, «Estad quietos y sabed que yo soy Dios», Tomás subraya la paz que conduce a la contemplación8. Las peticiones silenciosas son incluso más eficaces, pues «en el silencio y la esperanza estará vuestra fuerza» (Is 30:15)8.

La Austeridad y los Votos

La vida religiosa contemplativa es esencialmente una vida de abnegación y sacrificio7. Las reglas de las órdenes contemplativas están diseñadas para mortificar los instintos egoístas a través de vigilias, ayunos, austeridad en la comida y el vestido, y a menudo el trabajo manual. Estos medios ayudan a la carne a someterse y permiten que el alma se eleve sin obstáculos al pensamiento y al amor de Dios7.

Los votos de pobreza, castidad y obediencia son barreras fundamentales contra los males del mundo7.

La estabilidad, que el voto confiere al propósito del contemplativo, al establecerlo en un estado fijo con deberes y obligaciones, es también una ventaja inestimable, ya que lo salva de la inconsistencia natural7.

La Contemplación como Don de Gracia

La dimensión contemplativa es fundamentalmente una realidad de gracia, experimentada por el creyente como un don de Dios9. Permite a las personas conocer al Padre en el misterio de la comunión trinitaria y entrar en las profundidades de Dios (1 Cor 2:10)9. No se trata solo de un método, sino de una respuesta teologal de fe, esperanza y caridad, por la cual el creyente se abre a la revelación y comunicación del Dios vivo a través de Cristo en el Espíritu Santo9.

El Catecismo de la Iglesia Católica describe la oración contemplativa como una mirada sencilla a Dios en silencio y amor, un don de Dios y un momento de fe pura en el que el orante busca a Cristo, se entrega a la voluntad amorosa del Padre y se coloca bajo la acción del Espíritu Santo10. Santa Teresa de Ávila la define como un compartir íntimo de amistad, «en el que con frecuencia se toma tiempo para estar a solas con Dios a quien sabemos que nos ama»10.

La Importancia de la Vida Contemplativa en la Iglesia y el Mundo

Los institutos enteramente dedicados a la contemplación han tenido siempre un lugar de honor en el Cuerpo Místico de Cristo y son una fuente de gracias celestiales11. El Papa Juan Pablo II los describió como un motivo de orgullo para la Iglesia, imitando a Cristo en su oración en el monte, dando testimonio del señorío de Dios sobre la historia y anticipando la gloria venidera11.

La vida contemplativa, aunque oculta, está profundamente arraigada en el corazón de la Iglesia y del mundo4. Los contemplativos, hombres y mujeres inmersos en la historia humana y atraídos por el esplendor de Cristo, son un signo y una profecía de la Iglesia, virgen, esposa y madre4. Su vida es un testimonio vivo de la fidelidad con la que Dios sostiene a su pueblo4.

En un mundo secularizado, existe una gran demanda de espiritualidad y una renovada necesidad de oración12. La gran tradición mística de la Iglesia, tanto de Oriente como de Occidente, muestra cómo la oración puede progresar hasta el punto de que la persona sea totalmente poseída por el Amado divino, vibrando al toque del Espíritu y descansando filialmente en el corazón del Padre12.

La Dimensión Inefable de la Contemplación

La oración contemplativa, que no puede expresarse con palabras, es el grado más elevado de oración y un don del Espíritu Santo13. Es una experiencia directa de ver a Dios «cara a cara» (1 Cor 13:12) ya aquí en la tierra, aunque no con los ojos físicos, sino a través de una «visión» del Invisible13. Esta contemplación comienza en el silencio, cuando la persona deja de lado palabras, imágenes y concepciones13.

En la oración contemplativa, la persona experimenta más profundamente el Arquetipo divino según el cual fuimos creados, y al permanecer con Dios, llega a ver las cosas como Él las ve14. La mente humana es incapaz de contemplar a Dios mientras esté perturbada por pensamientos ansiosos, comparados con las olas en el mar que enturbian el agua; solo cuando el mar está en calma se puede ver hasta el fondo14.

Santo Tomás de Aquino, en sus últimos años, llegó a una realidad en la que el lenguaje teológico se volvió insuficiente para expresar el misterio que había encontrado, cesando de escribir la Summa Theologiae15. Esta experiencia de la presencia inefable de las personas divinas en el alma es una fuente de descanso espiritual y gozo15. San Juan de la Cruz confirma que el lenguaje más apropiado para quienes reciben tales favores es el silencio15.

Conclusión

La vida contemplativa es un camino de profunda unión con Dios, marcado por el silencio, la soledad, la austeridad y la oración constante. Es un don de gracia que nutre a toda la Iglesia y ofrece un testimonio poderoso de la primacía de Dios en un mundo a menudo distraído. A través de la entrega total a Cristo, los contemplativos se convierten en faros de la santidad de Dios, intercediendo por la humanidad y anticipando la gloria venidera.

Citas

  1. Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2687.

  2. Parte I - El significado y valor de la clausura de las monjas - En el misterio del Hijo en su comunión de amor con el Padre, Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Verbi Sponsa - Instrucción sobre la vida contemplativa y sobre la clausura de las monjas, § 3 (1999). 2

  3. Resumen de las palabras del Santo Padre:, Papa Francisco. Audiencia General del 5 de mayo de 2021 - Catequesis sobre la oración: 32. Oración contemplativa (2021). 2 3 4

  4. Papa Francisco. Vultum Dei quaerere, § 3 (2016). 2 3 4 5

  5. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Verbi Sponsa - Instrucción sobre la vida contemplativa y sobre la clausura de las monjas, §Notas a pie de página (1999). 2 3

  6. Papa Juan Pablo II. A los miembros de la Orden de Cistercienses Reformados (17 de diciembre de 1987) - Discurso, § 2 (1987).

  7. Vida contemplativa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Vida Contemplativa. 2 3 4 5 6 7 8 9

  8. Silencio de recogimiento y oración, Gabriel Mary Fiore, C.S.J. Silencio ante Dios en la vida y escritos de Santo Tomás de Aquino, § 13. 2 3 4

  9. La dimensión contemplativa en la vida religiosa - I. Descripción de la dimensión contemplativa, Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares. La Dimensión Contemplativa En la Vida Religiosa, § 1 (1980). 2 3

  10. Parte IV - La oración cristiana. Capítulo III - La vida de oración. Oración cristiana, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 571 (2005). 2

  11. Papa Juan Pablo II. A las Comunidades Monásticas de Belén, la Asunción de la Virgen y San Bruno (14 de marzo de 1998) - Discurso, § 2 (1998). 2

  12. III. Comenzar de nuevo desde Cristo - Oración, Papa Juan Pablo II. Novo Millennio Ineunte, § 33 (2001). 2

  13. Parte III - La vida de la Iglesia - II. La persona en Cristo como nueva creación - E. La oración en la vida espiritual - 1. Grados de oración - D. Oración contemplativa, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 808 (2016). 2 3

  14. Parte III - La vida de la Iglesia - II. La persona en Cristo como nueva creación - E. La oración en la vida espiritual - 1. Grados de oración - D. Oración contemplativa, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 809 (2016). 2

  15. Gabriel Mary Fiore, C.S.J. Silencio ante Dios en la vida y escritos de Santo Tomás de Aquino, § 15. 2 3