Wikitólica

La enciclopedia y wiki católica en español

Cruz

Viernes Santo

Viernes Santo
Procesiones de Semana Santa. Original, Bellina 09, CC BY-SA 4.0 📄

El Viernes Santo es el día en que la Iglesia Católica conmemora la Pasión y Muerte de Jesucristo en la cruz. Forma parte del Triduo Pascual, que comienza con la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo y concluye con las Vísperas del Domingo de Resurrección. Este día se caracteriza por la ausencia de la celebración eucarística, el ayuno, la penitencia y la profunda meditación sobre el sacrificio redentor de Cristo, centrando la liturgia en la adoración de la Cruz.

Tabla de contenido

Origen y Significado

El Viernes Santo, conocido en latín como Feria VI in Parasceve y en griego como he hagia kai megale paraskeue (el Viernes Santo y Grande), conmemora el aniversario de la crucifixión de Jesucristo1. La palabra «Parasceve» significa «preparación», refiriéndose a la preparación para el Sábado judío, aunque los latinos restringieron su uso a este Viernes en particular1. Desde los primeros tiempos del cristianismo, cada viernes se observaba como un día de conmemoración de la Pasión del Señor2,3. La razón de esta observancia es evidente, ya que el viernes marca el aniversario de la muerte de Cristo1.

Históricamente, los cristianos no observaban el Sábado judío ni las festividades judías, sino que el Domingo se convirtió en el Día del Señor, un día de alegría en honor a la Resurrección. Del mismo modo, el Viernes se consideró el día apropiado para recordar la Pasión y Muerte de Cristo, con reuniones de oración que se celebraban también los miércoles, conocidas como «estaciones»3.

La Liturgia del Viernes Santo

La celebración de la Pasión del Señor en la tarde del Viernes Santo, generalmente alrededor de las tres de la tarde, consta de tres partes principales: la Liturgia de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Sagrada Comunión4. Esta estructura se remonta a una antigua tradición de la Iglesia y debe observarse fiel y religiosamente5.

La Liturgia de la Palabra

En el Viernes Santo, la Iglesia no celebra la Eucaristía para enfatizar que es imposible, en el día en que se consumó el sangriento Sacrificio de Cristo en la Cruz, hacer presente ese Sacrificio de manera incruenta en el Sacramento6,7. En su lugar, la Liturgia Eucarística es reemplazada por el impresionante rito de la adoración de la Cruz6.

Durante la Liturgia de la Palabra, la comunidad eclesial medita el misterio de la muerte de Cristo a través de la proclamación del relato de la Pasión7,8,9. Los textos de la Sagrada Escritura y las oraciones litúrgicas nos sitúan en el Calvario para conmemorar la Pasión y Muerte redentora de Jesucristo10. Se lee la descripción detallada de Isaías sobre el «hombre de dolores», despreciado y rechazado, que cargó con el peso de nuestros sufrimientos6. También se evocan los «grandes clamores y lágrimas» de Cristo, como lo menciona el autor de la Carta a los Hebreos6.

La Adoración de la Cruz

El punto central de la liturgia del Viernes Santo es la Adoración de la Cruz11,9. La Cruz se presenta para ser adorada, no como un símbolo de muerte, sino como una fuente de vida auténtica y estandarte de esperanza para todos los que acogen su misterio con fe11. Al adorar la Cruz, los fieles reviven el camino del Cordero inocente sacrificado para la salvación10.

San Juan Crisóstomo observó que la Cruz, que antes representaba el desprecio y la condena, ahora es venerable y la esperanza de salvación12. Se ha convertido en una fuente de bienes infinitos, liberándonos del error, disipando las sombras, reconciliándonos con Dios y transformándonos de enemigos a miembros de su familia12. La Cruz es la destrucción de la enemistad, la fuente de la paz y el cofre de nuestro tesoro12. El Papa San León Magno, en el siglo V, afirmó que la Cruz de Cristo es la fuente de todas las bendiciones y gracias8.

La veneración cultual de la Cruz es especialmente adecuada para el Viernes Santo, aunque la piedad popular tiende a anticiparla a lo largo de la Cuaresma, donde cada viernes se dedica a la conmemoración de la Pasión del Señor2,13. Al contemplar al Salvador crucificado, los fieles comprenden más fácilmente el inmenso y justo sufrimiento de Jesús, el Santo e Inocente, por la salvación de la humanidad, y entienden el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio redentor2,13.

Sagrada Comunión

Después de la adoración de la Cruz, la comunidad recibe la Sagrada Comunión, consumiendo las especies consagradas reservadas de la Misa de la Cena del Señor del día anterior12,4. Aunque no se celebra la Eucaristía, la Comunión en el Viernes Santo tiene un significado particular, ya que el sacrificio de Cristo se ofrece por el perdón de los pecados de la humanidad14. Es un momento para recordar las palabras de Jesús en la Última Cena: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados»14,15.

La Eucaristía, recibida en este momento de «paso» hacia el Padre, es la semilla de la vida eterna y el poder de la resurrección, como dijo el Señor: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día»16.

La tradición cristiana ha desarrollado numerosas manifestaciones de piedad popular para revivir más intensamente la Pasión del Redentor12.

El Vía Crucis

Una de las prácticas piadosas más conocidas es el Vía Crucis (Camino de la Cruz), que permite a los fieles impresionar el misterio de la Cruz en sus mentes a lo largo del año, acompañando a Cristo en este camino y conformándose interiormente a Él12,17. El Vía Crucis nos enseña a «mirar a Jesús Crucificado con los ojos del corazón, a reconocer en su carne la nuestra propia»12. Al seguir las estaciones del Vía Crucis, se contemplan los trágicos momentos de la Pasión: Cristo cargando su Cruz, cayendo bajo su peso, agonizando en ella y, en la fase final de su sufrimiento, orando: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»6.

Procesiones de Viernes Santo

Las procesiones de Pasión son otra forma importante de piedad popular en el Viernes Santo18,17. Estas procesiones, especialmente la del «Cristo muerto», se realizan generalmente en un silencio austero, con oración y la participación de muchos fieles, que intuyen gran parte del significado del entierro del Señor18. Estas procesiones corresponden, a la manera de la piedad popular, a la pequeña procesión de amigos y discípulos que, habiendo bajado el cuerpo de Jesús de la Cruz, lo llevaron al lugar donde «había un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido aún sepultado»18.

La costumbre de honrar la Pasión de Nuestro Salvador en los lugares mismos de sus sufrimientos en Jerusalén, con demostraciones de emoción y lamento, influyó notablemente en Europa Occidental19. La introducción de ceremonias análogas a la moderna «adoración» de la Cruz en Viernes Santo, imitando la veneración de la reliquia de la Verdadera Cruz en Jerusalén, probablemente ocurrió poco después de que las reliquias de la Cruz fueran llevadas a todas las tierras cristianas19.

Reflexión Teológica y Espiritual

El Viernes Santo es un día de penitencia, ayuno y oración10. La meditación sobre la Cruz revela plenamente la misericordia del Padre11. La liturgia nos invita a rezar: «Cuando estábamos perdidos y no podíamos encontrar el camino hacia ti, nos amaste más que nunca: Jesús, tu Hijo, inocente y sin pecado, se entregó en nuestras manos y fue clavado en una cruz»11. La emoción que evoca este misterio es tan grande que el Apóstol Pedro exclamó: «Sabéis que fuisteis rescatados de vuestras vanas costumbres, heredadas de vuestros padres, no con cosas perecederas como plata u oro, sino con la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha ni tacha» (1 Pe 1, 18-19)11.

La Pasión y Muerte de Jesús en la Cruz es un misterio insondable para la razón humana14,15. Dios, hecho hombre, sufre para salvar al hombre, tomando sobre sí la tragedia de la humanidad14,15. La Cruz de Cristo muestra «la anchura y la longitud y la altura y la profundidad» del amor de Dios, un amor que supera todo conocimiento y nos llena «de toda la plenitud de Dios»8. En el misterio del Crucificado, se encuentra la culminación de ese volverse de Dios contra sí mismo en el que se entrega para levantar al hombre y salvarlo8. Este es el amor en su forma más radical8.

El Viernes Santo nos recuerda la constante sucesión de pruebas en la historia, incluyendo las tragedias de nuestro tiempo14. La Pasión del Señor continúa en el sufrimiento de la humanidad, especialmente en el martirio de sacerdotes, religiosos y laicos que sirven en la primera línea de la proclamación del Evangelio14. Ante la imagen de Dios crucificado, llevamos en oración a los muchos que están crucificados en nuestro tiempo, quienes solo de Él pueden recibir consuelo y sentido en su sufrimiento10.

Desde que Jesús tomó sobre sí las heridas de la humanidad y la muerte misma, el amor de Dios ha irrigado nuestros desiertos y ha iluminado nuestras tinieblas10. En la hora de su sacrificio supremo en la cruz, Jesús cumple la tarea que le fue encomendada por el Padre: entra en el abismo del sufrimiento y en las calamidades del mundo para redimir y transformar, y para liberarnos del poder de la oscuridad, del orgullo y de la resistencia a ser amados por Dios10. Por sus heridas hemos sido sanados, y por su muerte hemos renacido10. Gracias a Él, abandonado en la cruz, nadie estará solo en la oscuridad de la muerte10.

El cristiano debe aprender a llevar su cruz con humildad, confianza y abandono a la voluntad de Dios, encontrando en la Cruz de Cristo apoyo y consuelo en medio de las dificultades de la vida14. Es un día para meditar sobre el mal y el pecado que oprimen a la humanidad y sobre la salvación obrada por el sacrificio redentor de Cristo17.

Conclusión

El Viernes Santo es un día de profunda significación para la fe católica, un día para contemplar la Cruz en el Calvario y revivir los «misterios dolorosos» de la Pasión y Muerte de Jesús14. Es un día en que la Iglesia se reúne para meditar sobre el don que el Hijo ha hecho de sí mismo para la salvación de los hombres, revelando el amor infinito del Padre y tomando sobre sí todos los sufrimientos y humillaciones de la humanidad7. A través de la liturgia, las devociones populares y la reflexión personal, los fieles son invitados a mirar el corazón traspasado del Redentor y a comprender la inmensidad de su amor redentor8.

Citas

  1. Viernes Santo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Viernes Santo. 2 3

  2. Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo IV: El año litúrgico y la piedad popular - Cuaresma - La veneración de Cristo crucificado, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones, § 127 (2001). 2 3

  3. Liturgia africana, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Liturgia africana. 2

  4. El Sagrado Triduo Pascual - Viernes de la Pasión del Señor (Viernes Santo), Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. El Misal Romano (Traducción inglesa según la tercera edición típica), §El Sagrado Triduo Pascual (2011). 2

  5. Viernes Santo, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Paschale Solemnitatis - Carta circular sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales, § V. 64 (1988).

  6. Papa Juan Pablo II. Conclusión del «Vía Crucis», Viernes Santo (28 de marzo de 1997) - Discurso (1997). 2 3 4 5

  7. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 3 de abril de 1996 (1996). 2 3

  8. ¡De la oscuridad a la luz! , Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 12 de abril de 2006: ¡De la oscuridad a la luz! (2006). 2 3 4 5 6

  9. Liturgia de la Semana Santa, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 31 de marzo de 1999 (1999). 2

  10. Catequesis - El Triduo Pascual, Papa Francisco. Audiencia General del 31 de marzo de 2021: Catequesis - El Triduo Pascual (2021). 2 3 4 5 6 7 8

  11. Reflexión sobre el sagrado triduo, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 8 de abril de 1998, § 3 (1998). 2 3 4 5

  12. Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 4 de abril de 2007: El Triduo Pascual (2007). 2 3 4 5 6 7

  13. Parte seconda: Orientamenti per l’armonizzazione della pietà popolare con la liturgia - Capitolo IV: Anno liturgico e pietà popolare - La venerazione a Cristo crocifisso, Dicastery for Divine Worship and the Discipline of the Sacraments. Directory on Popular Piety and Liturgy (9 April 2002), § 127 (2002). 2

  14. Revivimos los acontecimientos salvíficos de la redención, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 26 de marzo de 1997, § 3 (1997). 2 3 4 5 6 7 8

  15. Santo Triduo Pascual, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 8 de abril de 2009: Santo Triduo Pascual (2009). 2 3

  16. Catecismo de la Iglesia Católica, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1524 (1992).

  17. Comentario sobre la lectura de la carta a los Filipenses (2, 8-9) Semana Santa, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 7 de abril de 2004, § 3 (2004). 2 3

  18. Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo IV: El año litúrgico y la piedad popular - Viernes Santo - Procesión del Viernes Santo, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones, § 142 (2001). 2 3

  19. Devoción a la Pasión de Cristo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Devoción a la Pasión de Cristo. 2