Virgen Peregrina

La Virgen Peregrina es una imagen de vestir de la escultura barroca española, atribuida a la artista Luisa Roldán (c. 1687). Conservada actualmente en el museo de las Madres Benedictinas de Sahagún (León), la talla ha sido venerada como patrona de la villa desde el siglo XVIII y constituye un importante referente de la devoción mariana en la tradición hispánica.
Historia
Orígenes y adquisición
La obra, compuesta por una cabeza y manos talladas en madera y policromadas, fue creada alrededor de 1687. En aquel momento sólo estaban terminados la cabeza y las manos; el resto consistía en un maniquí o candelero que serviría para vestir la figura1. La iniciativa de adquirirla surgió del fraile Francisco Salmerón, guardián del convento franciscano de Sahagún, quien, durante su visita al taller del escultor Pedro Roldán en Andalucía, descubrió la pieza sin armar1.
El alto costo impidió la compra inmediata, pero un generoso comerciante financió la adquisición y la donó a la comunidad franciscana. La imagen fue trasladada a Sahagún y, el 2 de julio de 1688, se celebró una solemne ceremonia de instalación1. Su popularidad creció rápidamente, lo que llevó a la construcción en 1744 de un camarín especial para su exposición1.
Patronazgo y reconocimiento eclesiástico
En 1758 la Sagrada Congregación de Ritos proclamó a la Virgen Peregrina como patrona de la villa de Sahagún1. A lo largo de los siglos la devoción se mantuvo viva pese a los conflictos históricos, como la Guerra de la Independencia y las desamortizaciones, que obligaron a trasladar la imagen entre distintas iglesias antes de asentarse definitivamente en el museo benedictino1.
Descripción artística
Características de la talla
La Virgen Peregrina es una imagen de vestir: sólo la cabeza y las manos están talladas, mientras que el cuerpo se compone de un maniquí que permite cambiar el atuendo según la liturgia o la devoción popular1. La escultura representa a una joven María que sostiene al Niño Jesús desnudo en su brazo izquierdo; el niño inclina la cabeza hacia su madre y levanta el brazo derecho para abrazarla1.
Los materiales y la técnica son de gran calidad: la policromía original conserva un brillo y pulido excepcionales, los ojos son de cristal y el cabello y las pestañas son de pelo natural1. El vestuario, elaborado por artesanos locales, incluye camisa de encaje, velo, corpiño, falda y manto de seda bordada con motivos vegetales, así como una esclavina de terciopelo1.
Símbolos peregrinos
Como representación de la Virgen peregrina, la imagen lleva un bordón de plata coronado con cruz y una concha (símbolo tradicional de los peregrinos) también de plata, ambas colgadas de la esclavina1. Además, cuelga un pequeño bolso de plata que evoca el zurrón de los caminantes1.
Devoción y culto popular
Festividad y vestiduras
El día de su fiesta, la Virgen es engalanada con numerosas joyas donadas a lo largo de los años, como anillos, pendientes, broches y coronas. En otras épocas del año se le viste con atuendos más modestos, denominados «de peregrina», que incluyen flores en la corona y un bordón de madera, prescindiendo de las joyas1.
Hermandad y difusión
La imagen pertenece a la Hermandad de la Virgen Peregrina, cuya actividad se ha visto reforzada recientemente por la colaboración del ayuntamiento de Sahagún, que promueve su difusión tanto a nivel local como internacional1. Copias de la talla, grabados y pinturas derivadas fueron llevadas por misioneros españoles a América, ampliando su influencia cultural1.
Restauración y conservación
En 2013 la Virgen Peregrina fue objeto de una importante restauración que incluyó la reparación de los dedos, severamente dañados por los numerosos viajes, y la recuperación del color original de la faz1. Actualmente la obra se conserva bajo estrictas condiciones de temperatura y humedad en el museo de las Madres Benedictinas, garantizando su preservación para futuras generaciones1.
Impacto cultural y artístico
La talla ha inspirado numerosas reproducciones en diferentes soportes, desde grabados del siglo XVIII (autor Ventura de Ágreda) hasta pinturas que acompañaron la evangelización en América1. Su singularidad como imagen de vestir la ha convertido en objeto de estudio para historiadores del arte, quienes la relacionan con otras obras de Luisa Roldán, aunque algunos expertos señalan que la pieza no aparece catalogada en la iconografía mariana tradicional de María Victoria García Olloqui1.