Virtudes cardinales
Las virtudes cardinales son un conjunto de cuatro virtudes morales fundamentales en la enseñanza católica: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Estas virtudes, arraigadas en la sabiduría antigua y perfeccionadas por la fe cristiana, actúan como pilares para una vida moralmente recta, guiando nuestras acciones, ordenando nuestras pasiones y conformando nuestra conducta a la razón y la fe. No solo son esenciales para la vida humana natural, sino que también son elevadas y vivificadas por las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, que nos orientan directamente hacia Dios.
Tabla de contenido
Origen y Significado
El concepto de las virtudes cardinales precede al cristianismo, encontrándose en la filosofía griega antigua, particularmente en Platón y Aristóteles1,2. La Iglesia Católica no reemplazó esta antigua sabiduría, sino que la integró, perfeccionó y elevó a la luz de la fe1. El término «cardinal» proviene del latín cardo, que significa «gozne» o «bisagra», indicando que estas virtudes son el eje alrededor del cual gira una vida moralmente buena1.
El Catecismo de la Iglesia Católica define las virtudes humanas como «disposiciones estables del intelecto y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe»3. Estas virtudes se agrupan en torno a las cuatro cardinales3.
Las Cuatro Virtudes Cardinales
Las cuatro virtudes cardinales son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Cada una de ellas perfecciona una facultad específica del alma humana4,2.
1. Prudencia
La prudencia es la virtud que inclina el intelecto a elegir lo más adecuado para alcanzar el fin último del hombre4. San Tomás de Aquino la describe como la «recta razón en la acción»5. Es la capacidad de discernir el verdadero bien en cada circunstancia y de elegir los medios correctos para alcanzarlo5. La prudencia gobierna el intelecto, regulando pensamientos, motivos, afectos y sentimientos4. Nos hace considerados y cautelosos en todo, para no engañarnos a nosotros mismos ni a los demás6.
En un sentido más profundo, la prudencia no solo se refiere a la sagacidad terrenal, sino que, en el contexto de la virtud heroica, puede coincidir con el «don de consejo», una percepción clara y divinamente asistida de la conducta correcta e incorrecta7.
2. Justicia
La justicia es la virtud moral que perfecciona la voluntad e inclina a dar a cada uno lo que le corresponde8. Regula las relaciones del hombre con Dios y con sus semejantes4. Mientras que la caridad nos impulsa a ayudar al prójimo por necesidad, la justicia nos enseña a dar a otro lo que le pertenece por derecho8. La justicia, en un sentido estricto, aplica a la virtud moral que inclina la voluntad a dar a los demás lo que es estrictamente debido4.
Entre las virtudes anexas a la justicia se encuentran: la religión, que regula las relaciones del hombre con Dios, disponiéndolo a rendir el culto debido a su Creador; la piedad, que dispone al cumplimiento de los deberes para con los padres y la patria; la gratitud; la liberalidad; y la afabilidad9. La justicia heroica se manifiesta en actos como el sacrificio de Jesús para dar a Dios lo que le es debido, o la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo por obediencia a la voluntad divina7.
3. Fortaleza
La fortaleza es la virtud moral que asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien, incluso ante las dificultades4. Nos capacita para superar el miedo, resistir las tentaciones y afrontar las pruebas9. La fortaleza infunde la capacidad de no temer ningún peligro, ni siquiera la muerte, por el servicio de Dios6. Su fuerza reside en la desconfianza en uno mismo y la confianza en Dios4.
Esta virtud es esencial para el camino hacia la plenitud de la vida, ya que nos da la fuerza para superar los obstáculos10. Virtudes como la magnanimidad, la munificencia, la paciencia y la constancia están estrechamente ligadas a la fortaleza, ayudando al hombre en tareas arduas y sosteniéndolo en el sufrimiento4. La fortaleza alcanza su punto álgido cuando supera obstáculos que para la virtud ordinaria serían insuperables, siendo el elemento heroico en la práctica de la virtud7.
4. Templanza
La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados9. Regula los placeres de los sentidos, especialmente los del paladar y la carne4. Nos ayuda a refrenar nuestros deseos desordenados6 y a mantener la moderación necesaria para no ser abrumados por los excesos1.
Las especies subordinadas de la templanza incluyen la abstinencia, que modera el uso de los alimentos; la sobriedad, que inclina a la moderación en el uso de bebidas alcohólicas; y la castidad, que regula el apetito en relación con los placeres sexuales9. La modestia también se reduce a la castidad9. San José y San Juan Bautista son ejemplos de templanza heroica7.
Relación con las Virtudes Teologales
Las virtudes cardinales son virtudes humanas o morales, lo que significa que pueden ser adquiridas y cultivadas por el esfuerzo humano, aunque los cristianos reciben una ayuda especial del Espíritu Santo para vivirlas plenamente1,11. Sin embargo, no están separadas de las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. De hecho, las virtudes teologales «informan y dan vida a las virtudes morales»12.
Mientras que las virtudes cardinales tienen como objeto formal las cosas creadas en sus relaciones morales, las virtudes teologales tienen a Dios directamente como su objeto formal11. La caridad, definida como «amistad con Dios», es la más grande de las virtudes teologales y hace que una acción humana sea «absolutamente buena», alcanzando el fin último del hombre10. La fe proporciona el conocimiento de que Dios es nuestro fin último, y la esperanza nos da la fuerza para superar los obstáculos en el camino hacia este fin superior10.
Las virtudes cardinales pueden abrirnos a las teologales: la prudencia puede abrirnos a la fe, la justicia a la caridad, y la fortaleza y la templanza a la esperanza10. Las virtudes teologales son infundidas en el alma con la gracia santificante y son inseparables de la caridad11,13.
Virtudes Cardinales y la Vida Cristiana
La Iglesia favorece la opinión de que, junto con la gracia y la caridad, las cuatro virtudes cardinales (y sus virtudes subsidiarias) son comunicadas a las almas de los justos como hábitos sobrenaturales, cuyo oficio es dar al intelecto y a la voluntad una dirección e inclinación sobrenatural en sus relaciones morales con las cosas creadas11.
Las virtudes cardinales son esenciales para ordenar nuestra conducta en la vida diaria y para vivir en sociedad7. Sin embargo, el hombre está llamado a ir más allá de su vida natural hacia una vida divina, a ser perfecto como el Padre celestial es perfecto7. Es por ello que se postulan grados de perfección en estas virtudes, desde las virtudes sociales (humanas), pasando por las virtudes purificadoras (en el alma que lucha por alejarse del pecado), hasta las virtudes del alma purificada (en aquellos que ya han alcanzado la semejanza divina y están firmemente unidos a Dios)7.
En resumen, las virtudes cardinales son los cimientos sobre los cuales se construye una vida moral sólida, tanto en el ámbito natural como en el sobrenatural, sirviendo como guía para el cristiano en su búsqueda de la santidad y la unión con Dios.
Citas
Ciclo de catequesis. Vicios y virtudes. 16. La vida de la gracia según el espíritu, Papa Francisco. Audiencia General del 24 de abril de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 16. La vida de la gracia según el Espíritu, §Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 16. La vida de la gracia según el Espíritu (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Virtudes cardinales, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Cardinal Virtues. ↩ ↩2
Sección primera la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1834. ↩ ↩2
Buenaventura. De Reductione Artium ad Theologiam, § 85. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Resumen de las palabras del Santo Padre, Papa Francisco. Audiencia General del 20 de marzo de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 12. La Prudencia (2024). ↩ ↩2
De las virtudes teologales y cardinales. - Declárame el oficio de estas virtudes, Roberto Belarmino. Doctrina Christiana, § 30 (1597). ↩ ↩2 ↩3
Virtud heroica, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Heroic Virtue. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Justicia, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Justice. ↩ ↩2
Virtud, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, § Virtue. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Tres virtudes absolutamente perfectas: Las virtudes teologales, R. E. Houser. Picking Up the Pieces of a Shattered Culture: Abandoning Sartre for Aquinas, § 16. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Gracia santificante, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Sanctifying Grace. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2095. ↩
Lección décima. Sobre los efectos de la redención, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore n.º 3), § 469 (1954). ↩